Serie One Shot:
Dedicatorias
Fandom: D. Gray Man y Fairy Tail
Autor(a): Stormy Night Rain92
Disclaimer:
D. Gray Man© Katsura Hoshino
Fairy Tail©Hiro Mashima
Tiempo: A.U. (Universo Alterno)
Summary:
Estar cerca de la muerte, puede hacer que miremos el mundo de otra forma y también descubramos otra realidad, una más allá de la nuestra...
Nota: Este fic nace en en dolor y la tristeza que suele golpear nuestros corazones, que en momentos de pérdida debemos dejar nuestra esperanza en Dios.
Kona~sama, lamento este momento por el que atraviesas y que aun en las adversidades aquí estamos afrontando de pie, viviendo por la oportunidad de dejar todo lo bueno que los que se han ido nos dejaron y tengo esperanza en Dios, que aún en la distancia ella tuvo la oportunidad de descansar en Dios.
Comunidad y grupo en facebook: Resurgiendo entre las cenizas
1
Dije Adiós
"Amargamente llora..."
Lamentaciones 1:2
El dolor se propagaba por su pecho, al ver los ataúdes de sus padres descender y ver a los otros vestidos del mismo fúnebre negro, el cielo en un frío gris que distaba de la usual alegría de sus padres.
«Tan diferente de como eran ellos » pensó, su cabello negro atado en un pulcro tomate era con la hermosa herencia y los ojos lilas de extranjeros, sentía las lágrimas escocer en sus pequeños ojos ocultos tras enormes pestañas que solían admirar.
Su piel, pálida comparada con la de su hermano parecía enfermiza y sus temblorosas manos, sostenían un tulipán blanco que sólo podría dar a la tierra un poco mas de color al horrible marrón que la arena daba a los oscuros féretros.
Dejó caer la pequeña flor, sintió las lágrimas deslizarse por su piel fría y luego escuchó las palabras de alguien a lo lejos, solo tenía fijos sus ojos en las personas que significaron algo en su vida.
—P-Papá y M-Mamá, ¿Volveran otra vez?—dijo ella, sintió deslizarse una de sus manos en las de su hermano que eran cálidas—comparadas con sus manos heladas— eran reconfortantes porque parecía ella alguien que atraía las desgracias.
—Ellos tenían fe, Lenalee—dijo Komui, su hermano acomodó sus lentes y miró con dureza al obispo que había traído con él, apretó los labios —Ellos están en un mejor lugar, así que no te desanimes ¿Ok?
Ella vio su usual sonrisa, esa que muchas veces la confortaba y que ahora solo le producía un extraño sentimiento de vacío e incluso mal sabor de boca y cada palabra, era para no creer nada pues su cuerpo decía otra cosa.
«¿Acaso lo que acababa de ver había cambiado la opinión que tenia de su hermano?»pensó ella.
Ella asintió, miraba ir y venir los "Sentidos pésames" de muchas personas que desconocía o que no recordaba, pero, en ese instante sintió golpear la realidad de su vida solitaria.
Su hermano trabajaba, sus padres eran su compañía junto al gato de la casa, sus estudios en la academia sólo daban cuenta de la distancia entre ella y su hermano.
Lenalee vio a su hermano, saludar a los demás mientras ella quedaba sola mirando las lápidas y sintiendo como toda calidez, todo sentimiento se escurría de su cuerpo.
Levantó la mirada y más allá vio a un albino, en cuclillas frente a una lapida y supuso que lo vería al igual que ella a ver los restos de su ser querido.
Cuando pudo ver su rostro con una sonrisa y extender una de sus manos en la lápida, se alejó del lugar donde quedaron solo los restos de sus amados padres; para ver su rostro con una cicatriz.
Estaba cerca, miro el lema sobre la lapida:
"Mana D' Campbell, Amado padre y hermano", escondida tras un árbol lo vio apartando las hojas y suspirar profundo para verle mirar el cielo que se extendía alto con tonos grises.
—Mana, he seguido caminando como tú me dijiste—el dijo, se meso el pelo y sonrió —Tu hermano, Neah es bastante gracioso y severo pero hay algo que el tiene razón: Tu ya no estas aquí, por ello en lo que he aprendido con los tíos es que debí aprovechar cuando estabas vivo y...
Ella vio que era algo íntimo, se volvió y por cosas del destino —Y el ruido de la rama que quebró—el chico albino se volvió para mirarla y el impacto de esos ojos azul grisáceo, fijos en ella con sorpresa.
—Lo lamento, no quería espiar...— dijo ruborizada, el viento arrastró las hojas secas y los pétalos de flores en el suelo mientras él mantenía su mirada fija en ella —Y-Yo...
Lenalee se sentía morir, sus mejillas parecían arder y no sabia a donde mirar.
—No te preocupes, por eso—dijo el albino, ella se volvió para mirarlo —cada uno de nosotros viene por su propio dolor, pero eso no significa que no buscamos esperanza en otros.
Una sonrisa cálida, se avistó en el rostro del albino y miró al grupo donde estaban un par de ataúdes, donde habían varias personas del cual pudo decir.
—Tal vez, Dios nos de la esperanza de ver de nuevo a quienes amamos—dijo el albino, se volvió para verla completamente —Muchas veces no apreciamos a esas personas y decimos "amarlos" y no es que no sea así, pero, sólo luchamos por ellos cuando se han ido.
Ella apretó los puños, era verdad lo que decía y había estado ocupada todo este tiempo que no había apreciado lo que tenía con su familia, solo cuando alguien moría el miedo se hacia presente recordando el poco tiempo en este mundo.
—¡Estupido chico!—grito un hombre, el albino suspiro y sonrió a la china —Bueno, ya he venido a decir Adiós y me encuentro diciendo "Hola"
El río con ganas, su sonrisa era contagiosa y la hizo reír, él extendió su mano enguantada.
—Allen Walker—dijo, su toque fue suave y masculino, dejó una tarjeta con un harlequin sobre sus manos —Espero volver a verte otro día.
Vio la espalda del muchacho, caminar hasta llegar a donde un hombre pelirrojo fumaba con una mala cara y al que el chico sonrió, ambos entraron al auto desapareciendo de su vista por el camino.
Volvió hasta las lápidas y pensó en lo que dijo el albino, sonrió dejando una resbaladiza lágrima, la limpio furiosamente.
—Hoy les digo adiós, para decirle hola al futuro que viviré de aquí en adelante—dijo ella, se soltó el cabello y dejando que el viento lo acariciara recordando los días en que su madre acariciaba e incluso la ayudaba a peinarse se llevó una mano al corazon—Gracias, a ambos, por habernos amado a mi y a mi hermano, por darnos valor para afrontar el futuro que viviremos sin ustedes aquí.
Ella se volvió para encontrarse con su hermano y sonreír, él arqueo una ceja por encima de sus lentes, entraron al auto de su hermano.
—¿Te sientes bien, Lenalee?—dijo el chino, volviéndose a ella.
Ella sonrió y asintió, el auto se puso en movimiento mientras ella apretaba su mano, donde reposaba la tarjeta con su numero.
~A veces la vida, nos cierra una puerta y Dios abre otra nueva, para darnos la esperanza de un futuro mejor~
