9 de Marzo de 2008
Era mi primera vez, sí. Y lo haría bien, claro, o si no sería una decepción, no para mi familia, para mí misma. La noche estaba helada y corría un viento que te hacía poner en alerta, solo por supervivencia propia.
Mis manos intentaban abrigarse en los bolsillos de mi chaqueta negra de cuero, tenía puesta la capucha para mantener el calor, al menos en mis orejas. La estaca estaba en la manga derecha, para hacer una maniobra y que cayera en mi mano en menos de un segundo.
Me quedé quieta debajo de un poste de luz y cerré los ojos. "Concéntrate, Adeline, no pienses en nada más que no sea cazar. Cazar, cazar, cazar."
En mi mente, además, tenía a ese estúpido chico del supermercado. "Oh, lo siento por empujarte", había dicho él, luego de que mis cereales y bebidas energéticas se cayeran. Lo miré de pies a cabeza, tenía unos bellos ojos de color verde y la piel blanca con unas facciones tan perfectas. "No te preocupes". Recogió amablemente mis bebidas y las barras de cereales. Finalmente, siguió su camino, y yo me quedé mirándolo como una boba.
Un ruido cerca de unos árboles. La calle estaba desierta, era una de las calles más peligrosas del pueblo, de hecho le habían llamado "Medianoche". Antiguas historias decían que a la medianoche ocurrían extraños asesinatos, esas historias nacieron de un hallazgo de la policía, cuando decidieron adentrarse al bosque al mediodía, encontraron más de 50 cuerpos enterrados en aquel bosque, y todo el pueblo lo supo en cuestión de días.
Ahora podía escuchar unos pasos rápidos y una respiración intranquila, venía hacia mí, eso estaba más que claro. Sabía que hacer, todos los pasos me los sabía de memoria. Abrí mis ojos y me puse frente al sonido tan horrible que venía.
Allí fue cuando una bestia asquerosa que desprendía saliva desde su boca atacó contra mí. Rápidamente lo estaqué en su corazón. Y todo se lo llevó el viento, solo cenizas de demonios.
Mi primera vez, exitosa, y solo a los 15 años.
