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Recuerdos Borrados
Capítulo 1: Tulipán
—¡No puede ser! ¡Se ha escapado! ¡A cruzado la barrera!
Un niño de cabello negro y ojos azules corría por un barrio de una ciudad que para él era desconocida. Un Tyipi de Leafania se había escapado al mundo de los humanos y sin duda si alguien veía una bolita de plumas rosada volando por ahí las cosas se iban a poner feas y quién recibiría el castigo sería él pues el animalito se había escapado mientras le tocaba patrullabar.
Hayate dobló en la esquina y se encontró con un parque, pero era demasiado tarde, para su mala suerte alguien ya había encontrado a Tyipi.
—Vaya eres muy raro y bonito —dijo una niña arrodillada en el pasto mientras observaba curiosa al Tyipi rosa que volaba frente a ella de un lado al otro.
Hayate esperó parado a unos metros detrás de ella observándola, la niña se percató poco tiempo después que alguien la miraba.
—Hola —dijo ella sonriéndole
Hayate nunca había visto nada igual, aquella niña le pareció muy risueña..
—¿Eres dueño de esta cosilla tan bonita? —Dijo poniéndose de pie.
—Algo así —contestó él dudoso
—Waaa es tan suave… —dijo acariciando a Tyipi.
La niña traía puesto un vestidito de curioso estampado en tulipanes amarillos, a Hayate le pareció que ella en sí parecía un tulipán, uno rojo, uno muy bonito.
Himeno se acercó a Hayate, lo miró de pies a cabeza y dio vueltas alrededor de él, le parecía que la ropa que usaba ese niño era rara.
—Bueno ¿Termina ya quieres? Adelante búrlate de mi ropa —dijo Hayate sonrojándose y bajando la mirada.
No era la primera vez que visitaba la tierra, ya había tenido más incidentes que lo obligaban a realizar pequeñas visitas y en aquellas ocasiones se topó con gente, incluso niños que lo miraban extrañados o se burlaban de su forma de vestir, y por eso los humanos no le agradaban.
—No me voy a burlar de ti, pienso que tu ropa es genial ¿Dónde la compraste?-
—Bueno yo…
—¡Himeno! —se oyó un grito cercano.
—¡Es mi papá! Me estaba escondiendo de él porque me comí el postre antes de la cena y me va a regañar —dijo Himeno jugando con su vestido—.Tengo que irme.
Hayate sintió un poco de tristeza, los humanos siempre eran así con él, primero se burlaban y luego desaparecían, por eso él solo tenía amigos en Leafania, amigos como él, nacidos como él.
—Mi nombre es Himeno —Dijo la niña tendiéndole la manita
—Hayate… —Dijo él un poco apenado tomando su mano.
—¿Vendrás mañana por aquí? Me imagino que vives cerca.
—¡Himeno! —se oía gritar a Kaoru a lo lejos
—Ven mañana a las 6 de la tarde, ven con tu mascota y juguemos, por favor.
Los ojos de Himeno brillaban radiantes de felicidad y emoción. Hayate se extrañó pero una cálida sensación invadió su cuerpecito.
—Lo… lo haré —le dijo sin pensar.
Himeno se echó a correr, dobló la esquina del parque y antes de desaparecer con su manita le dijo adiós a Hayate. El sol se puso a lo lejos y Hayate deseó poder encontrar un buen pretexto para salir del jardín de Leafe e ir a jugar con ese tulipán tan curioso al día siguiente.
.-.-.
Al día siguiente Hayate estaba muy ansioso, no se le ocurria ningún pretexto para ir nuevamente a la tierra y su única opción se estaba volviendo escapar.
Aún y dado que el día anterior nadie había sospechado de su desaparición ni le habían hecho preguntas, supuso que no tendrían por qué darse cuenta si se escabullía una vez más.
El jardín de Leafania era hermoso, lleno de creaturas y árboles extraños. Ese era su hogar, pero sentía que en ese lugar faltaba algo.
Los demás niños como el, futuros caballeros de Leafe se habían ido a patrullar diferentes puntos del jardín, pues era enorme. Hayate fue a buscar al Tyipi que Himeno había visto, no fue muy difícil encontrarlo, parecía que la criatura también lo buscaba y que sabía que regresarían a ver a esa niña humana.
Tyipi revoloteaba alrededor de él mientras Hayate avanzaba dentro del bosque buscando un lugar seguro en donde abrir el portal que lo llevaría con Himeno; el niño se ocultó tras unos matorrales altos y activó el camino de luz. Segundos después él y Tyipi se encontraban en aquel parque donde Himeno los esperaba sentada en una banca.
—¡Hola Hayate! —saludó animada la pequeña.
—H-Hola —dijo él saliendo de entre los arbustos.
Al principio ninguno d elos dos hablaban ya que se limitaban a seguir el revoleteo de Tyipi pero después Himeno comenzó a contarle cosas de su familia, de su papá y mamá, su escuela, y sus pocos amigos. Hayate se sorprendió cuando ella le dijo que los niños se burlaban de su cabello, al parecer los niños se burlaban de ambos
—Dicen que soy rara por el color de mis ojos y mi cabello
—Pero no tienen nada de raro, son bonitos.
—¿Tú crees?
Él se sonrojó y desvió la mirada.
Himeno habló otro rato, hasta que comenzó a hacerle preguntas, que Hayate dudaba si contestar o no.
—Tú no eres de aquí verdad… ¿De dónde vienes?-
Hayate guardó silencio mientras una lucha en su interior comenzaba, si le contaba de donde venía probablemente si se burlaría o lo creería un loco, pero si no le decía no sabría que inventarle pues que él no conocía la ciudad ni las calles no se podía inventar una vida en la tierra porque no la conocía y no quería mentirle.
—Te he visto salir de un túnel de luz ¿Acaso vienes de la luna? —preguntó ella curiosa
Hayate decidió arriesgarse
—Vengo de un lugar llamado Leafania —dijo esperando a que Himeno soltara la carcajada.
—¿Y eso dónde está? Hayate debes contarme, ¿Cómo es? ¿Hay muchas flores? ¿Hay más de estas cositas que vuelan? —preguntó la niña con gran interés.
Himeno dijo aquello con tanta emoción que Hayate no pudo ocultar su sonrisa. Entonces le explicó cómo era el jardín de Leafe, le contó que él cuando creciera un poco más seria un caballero que resguardara su tierra, le contó sobre los miles de Tyipis de colores y de sus demás compañeros.
—¿Puedo ir contigo?
—Algún día, quizás cuando estemos más grandes, por ahora no se nos permite llevar a nadie.
Los pequeños siguieron platicando hasta que el sol se puso como el día anterior pintando el cielo de naranja; Hayate sabía que debía volver.
—Tengo que irme —dijo dando un salto para pararse
—Vendrás mañana ¿verdad?
Él solo sonrió y desapareció entre la luz junto con Tyipi.
Hayate llegó a Leafania y fue directo a la casa que tenían los caballeros en medio del jardín. Abrió la puerta y se dirigió a su cuarto.
—¿En dónde has estado? —dijo una voz acusadora detrás de él.
—Estaba entrenando —contestó el futuro caballero del viento con tranquilidad.
Sasame lo miró serio.
—Te estuvimos buscando parte de la tarde, pero no te encontramos.
—No tengo porque darte explicaciones.
—Sabes que tenemos un deber, espero que no te metas en problemas Hayate.
El niño de cabello blanco salió de la habitación dejando a Hayate meditando "¿Se habría dado cuenta?" pensaba una y otra vez, pero se calmó diciéndose a sí mismo que de ser así se lo hubiera reclamado.
Aunque se sentía temeroso de algún castigo, Hayate era feliz yendo a visitar a Himeno, y si ya lo había hecho un par de veces, ¿qué más daba ir de nuevo?
.-.-.
—¿Qué haces hija? —La mamá de Himeno entró a la habitación de la niña, y la miraba esforzarse tallando un trocito de madera; cosa que le extrañó.
—Quiero darle algo a un amigo —Contestó Himeno mientras lijaba la madera
—¿Qué amigo Himeno?
—Se llama Hayate.
—Vaya, vaya —exclamó divertida su mamá al ver la sonrisa d ela niña —. ¿Y de dónde es? —quizo saber ya que nunca la había oido hablar del tal Hayate.
La niña se detuvo a meditar por un instante y después prosiguió su labor.
—No puedo decírtelo mamá, lo siento, es un secreto —dijo fiel a su decisión.
Ella rió al ver a su pequeña tan seria y concentrada
— cosas de niños —pensó.
—Bueno si no me vas a decir de donde es, déjame ayudarte, te puedes cortar.
—Está bien.
Ambas sonrieron. Al cabo de un par de horas terminaron el pequeño regalito. Himeno no quiso soltarlo, inclusive al meterse a la cama seguía contemplándolo, y poco a poco en la noche se fue quedando dormida con el trocito de madera en su mano.
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Princesa Saiyajin cabeza de Tulipán presentó
