Gira. Gira. Gira. Gira… Nada.
Gira. Gira. Gira. Gira… Nada.
Castle suspiró, frustrado, y dio un manotazo a la peonza con la que estaba jugando. Se suponía que debería estar escribiendo pero su inspiración se había ido y se había quedado en blanco. Castle se levantó, rodeó su mesa, se volvió a sentar... Nada. Sacudió la cabeza, desesperado. Fue a la cocina a por una cerveza, su mirada paseó por su despacho, estaba hecho un desastre: la basura rebosa pelotitas de papel, hay varias cajas de comida china, una o dos latas de cerveza arrugadas… y huele a humanidad. "Debería irme a los Hamptons: mar, soledad, tranquilidad… Es lo que necesito para escribir." Suspiró de nuevo (algo que últimamente hacía demasiado) y se agachó para empezar a recoger todo ese desorden un poco. Justo cuando iba a ir a coger una bolsa de basura sonó su móvil. "Salvadooo!" pensó, sonriendo:
- Richard Castle, escritor a tiempo parcial. ¿Dígame?
- ¿Señor Castle? – preguntó una voz insegura. Castle oyó ruido de gente hablando por el fondo.
- Hola, Brian. ¿Qué tal todo por el Old Haunt? – preguntó extrañado de que le llamara.
- Muy bien, señor. Pero, están aquí la señorita Beckett y su amiga la forense. La detective esta muy borracha, señor y su amiga esta ocupada con un… un "conocido".
Castle daba vueltas por el despacho, pensando por un momento si eso sería una broma:
- ¿La detective Beckett? ¿Estas seguro, Brian?
- Si, señor. Esa detective a la que acompaña a todos lados, esa que esta tan buen…
- Brian – dijo Castle enfadado.
- Lo siento, señor. La detective Beckett, Katherine Houghton Beckett – "¿¡Katherine QUE Beckett?!" pensó Castle – según su tarjeta, esta aquí y…. no en muy buenas condiciones, y como he visto que su amiga se iba a ir pensé que… no sabía a quien llamar.
- No pasa nada. Has hecho bien llamándome. Ahora voy a buscarla, intenta que beba agua.
- Esta bien, señor.
- Nos vemos en 10 minutos – y Castle colgó.
Cogió su Ferrari con un solo pensamiento en la cabeza: su musa… ¿Borracha? "Esto va a ser divertido…" pensó.
A los 10 minutos estaba saliendo de su Ferrari, aparcado delante del Old Haunt. Entró y vio una chica sentada en la barra con un vestido negro de encaje, con manga larga y un escote en la espalda de vértigo. Apartó la vista a duras penas y comenzó a buscar a la detective. Notó que un chaval con malas pintas se acercaba a la chica del vestido negro y pensó "No, chaval, desiste. Demasiada mujer para ti…" La chica apartó al tipo pero este seguía insistiendo, Castle no encontraba a Beckett por ningún lado y se estaba hartando del chavalín ese. Se acercó a ellos y al mirar a la chica del vestido se le escapó una exclamación de sorpresa:
- ¿¡Beckett?!
Oh, sí, estaba muy borracha pero también estaba IMPRESIONANTE. El chaval miró a Castle de arriba abajo y pasó de él.
- Venga, vamos, vente conmigo. Pasarás la mejor noche de tu vida.
Castle apretó los puños y, conteniéndose, le dijo:
- Oye, te ha dicho que no. Déjala en paz. – y se puso delante de Kate.
El chico se le acercó y estirándose para poder estar a mayor altura con respecto a Castle, que le sacaba una cabeza, le dijo:
- ¿Y quien me lo manda?
- El dueño de este bar, y si quieres volver, te aconsejo que te vayas… A-H-O-R-A – dijo Castle, pronunciando como si estuviese hablando con un niño pequeño.
El chico le volvió a mirar de arriba abajo, se lo pensó un momento y al cabo de un rato levantó las manos y dijo:
- Vale, tío, lo que tú digas… - y dando media vuelta se fue.
Castle miró a Beckett y le dijo:
- Kate, venga, vamos. Te voy a llevar a casa.
Ella asintió y se levantó, pero entre el alcohol y los taconazos que llevaba, perdió el equilibrio y Castle tuvo que sujetarla por la cintura. Beckett echó los brazos al cuello de Castle y se sujetó a él para no caerse. El escritor (a tiempo parcial) le acarició la mejilla y le dijo:
- ¿Se puede saber en que pensabas para beber tanto?
- Solo… solo quería divertirme un poco… Tú siempre lo haces mientras yo me quedo en casa pensando en t… Quería cambiar los papeles por una vez.
Castle apretó los labios, se había dado cuenta del arreglo que Beckett había intentado hacer sobre lo de pensar el él:
- Vamos, Kate, vayamos a tu casa.
Subieron al Ferrari, el viaje transcurrió en silencio. Castle podía sentir la mirada de Beckett en su cara, pero no hizo ni dijo nada. Llegaron al portal de Beckett y Castle le abrió la puerta para que bajara, entonces se dio cuenta de que se había quedado dormida; así que con mucho cuidado, le soltó el cinturón y la cogió en brazos. Beckett le abrazó y apoyó su cabeza en el hombro de Castle, suspirando.
Al llegar al loft de Beckett, Castle abrió la puerta y estaba entrando en la casa cuando sintió los labios de Beckett en su cuello.
- Kate… - murmuró – Kate, estás borracha.
La soltó lentamente, pero Beckett siguió besándole por el cuello.
- Solo un poco – susurró contra los labios del escritor.
Castle no pudo resistirse y la besó; con suavidad, disfrutando. Y cuando las manos de Beckett estaban ocupadas con los botones de su camisa, despertó del hechizo y, sujetando sus manos, la miró a los ojos y dijo:
- Kate, estas fatal. Vete a dormir, ¿vale?
Beckett comprendió que tenía razón y asintió. Castle la llevó a la cama, la ayudó con el vestido, le puso el pijama y la besó en la frente cuando ella ya estaba a punto de dormirse.
- Me voy a mi casa. Si necesitas algo no dudes en llamarme. – le susurró al oído.
Beckett murmuró algo y él salió de la habitación, pero antes de irse fue a su cocina a dejarle unas aspirinas encima de la encimera, las iba a necesitar al día siguiente. Cogió su iPhone y le mandó un whatsapp a Lanie: "Que buena amiga que te vas con un ligue y dejas a Beckett en el bar, sola y borrachísima." A los 5 segundos su pantalla se iluminó: "Sabvía qwue ioríass a ppor ella, eso sío chicco escritttor… Ponle la mano encxima y tye las verras con mi bisturíi" Castle se río, pensando "Hemos cambiado los papeles por una vez Beckett y yo, yo la rechazo como buena persona que soy, ¡y no paro de recibir amenazas!" "Lanie, duérmete que tu también vas buena…" Pin-pin "Estttoy prffecta, ¡es soklo la pantalla tactl!" Esta mujer, siempre tenía respuestas… "Seguro…" Bloqueó la pantalla tras mandar ese último mensaje al oír ruidos en la habitación de Beckett, Castle fue para allí y vio como Beckett salía corriendo de la cama, iba al baño y se ponía vomitar en el váter. Castle fue tras ella, le sujetó el pelo y cuando terminó le refrescó la cara.
- Rick… - dijo Beckett con la voz quebrada – Por favor, quédate conmigo…
- Ssshh, tranquila cariño – "¡mierda, está borracha no sorda, Castle!" pensó – Kate, no me voy a ningún lado.
- Solo esta noche, por favor – le dijo, mirándole con ojos suplicantes.
- Kate – el chico escritor cogió su cara entre sus manos – Kate, estoy aquí, ¿vale? Toda la noche y lo que haga falta.
- Gracias – dijo con una sonrisa cansada.
- Siempre – susurró Castle.
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Beckett despertó con la agradable sensación de unas manos acariciando su pelo y su cara, y con la muy desagradable sensación de un resacón enorme y sabor a vómito en la boca.
Abrió los ojos lentamente, y los cerró inmediatamente. Un rayo de sol le daba en toda la cara. Giró la cabeza, huyendo de la luz como si fuera un vampiro y de repente se quedó totalmente quieta, viendo que estaba en el suelo del baño y que su cabeza estaba en el regazo de alguien. Miró para arriba y vio a Castle sentado, con la espalda apoyada en la pared, mirándola con cariño. Otro rayo de sol le daba en toda la cara haciendo que sus ojos brillaran. Le sonrió y se incorporó, demasiado bruscamente. La sensación de mareo llegó a Beckett rápidamente, se le nublaron los ojos y se tambaleó. Sintió unas manos en su cintura y su espalda, sujetándola. La sensación desapareció y sonrió levemente a Castle, que estaba preocupado:
- Deberías ducharte… Voy a prepararte un café – dijo Castle, todavía con el ceño fruncido. Beckett asintió. Necesitaba esa ducha desesperadamente.
Entró en la cocina 15 minutos después, guiada por el olor a café recién hecho, y en un momento en el que Castle se giró para coger el azúcar, ella se quedó mirando un chupetón que tenía él en el cuello; preguntándose si se lo había hecho ella. Castle notó su mirada y dijo:
- Tranquila, intentaste algo anoche, estabas tan borracha que tuve que pararte.
Ella suspiró, aliviada pero apenada a la vez:
- Eres todo un caballero. – dijo medio sonriendo.
Castle le sonrió tristemente, se acercó a Kate y besándola levemente en la frente, contestó:
- Sí… Quizá fui un tonto…
Se giró y se marchó, dejando a Beckett apoyada en la encimera de la cocina, con su olor metido en la nariz y confusa por su comentario.
