Prologo…
Sus ojos estaban ciegos…
¿Cómo vivir como un inválido, cuando has tenido el mundo a tus pies? Terrence era un hombre privilegiado, un joven aristócrata a quien la vida sonreía. Por el amor de una mujer se embarcó en la guerra y acompañó al almirante William en su última batalla.
Ahora no es más que un inválido, incapaz de moverse en su propia casa sin chocar con los muebles, derribar espejos y romper jarrones. La compasión de su altiva familia le duele más que los golpes, y trata de evitar el contacto con los demás. Pero Candy, como comprueba pronto, es diferente.
Ella es la primera persona que vuelve a tratarlo como a un hombre, la primera que le devuelve las ganas de vivir. Una joven que mantiene el terreno cuando él la insulta y la escandaliza.
Terrence siente que se está enamorando, por primera vez en su vida… de la primera mujer a la que no puede ver. … Pero ¿lo estaba también su corazón?
Candice está dispuesta a que Terry vuelva a ser el guerrero orgulloso, el hombre seguro de sí mismo que una vez enamoró a las jóvenes de medio Londres. Un trabajo en el que tendrá que lidiar con la amargura de él, con el desdén de su familia y, lo que es más difícil, con sus propias emociones.
En la soledad de su mansión, en permanente penumbra, se alegra de que él no sea capaz de ver la expresión de su cara cuando sus cuerpos están cerca… porque empieza a sentir una atracción que muy poco tiene que ver con los cuidados por los que ha sido contratada.
Aunque ambos intentan disimular sus sentimientos a base de acaloradas discusiones, parece que la pasión será capaz de imponerse a la oscuridad. Pero sólo ella sabe que, en el momento de mayor alegría para Terry, ella tendrá que desaparecer de su vida para siempre.
Un poco tarde pero siento debo agregar este pequeño prologo. Gracias por leer!
Atte: Jennifer Hernandez
