Un AU, para esta pareja que me gusta tanto. Es medio rarito ¿No? Si yo se que si.
Disclaimer: Ni Invarsor Zim ni sus personajes me pertenecen.
Sangre. El olor a sangre inundaba el lugar.
Metalico, intenso, llenando cada rincon, cada lugar.
Estaban en el laboratorio especial del alien. Peleando, para variar.
Habian peleado mucho desde que Dib habia llegado a Irk, desde que la tierra habia sido destruida, desde que ellos se habian convertido en los mas altos.
¿Por que peleaban? Mera costumbre, quiza.
Cuando no estaban planeando la conquista de algun planeta, asignando alguna misión o comunicándose con sus invasores, tenian bastante tiempo libre.
Curioso. Hace solo cuatro años era su enemigo y no lo queria en ningun lado si no fuera una mesa de disección y ahora gobernaban y pasaban todo su tiempo juntos.
Cosas de la vida. Antes tenia una familia que no le hacia caso y se quejaba constantemente, ahora los extrañaba. No tenia a nadie, solo a Zim.
¿Porque peleaban? ¿Costumbre? No, era una forma de recordar, recordar como era la vida en la Tierra.
Ironico que un extraterrestre fuera lo unico que le quedaba de la Tierra.
Nunca lo admitiria, pero cuando tubo que elegir con quien dirigir Irk, no pudo pensar en otra persona que no fuera Zim.
El aroma a sangre, que no era sangre, fluido alienigena, a quemado, a sudor.
Un grupo de enemigos se habian infiltrado en La Inmensa, con intensión de destruirla.
Habian puesto una bomba en la habitación contigua, un deposito.
Exploto, por supuesto, el y el irken quedaron resguardados debajo de una gran mesa de metal.
Habían roto la pantalla de la computadora, llenando una buena parte del suelo de vidrios.
Segundos despues se escucharon gritos desgarrados en idiomas que desconocia y lo supo, los infiltrados habian muerto.
Pobres ilusos, que pensaron que seria tan facil. Sonrio con ironia pensando que hace unos años el hubiera hecho lo mismo.
Se giro hacia su compañero, observándolo.
Tenia la mano sangrando copiosamente.
Asi que de ahi venia ese aroma.
Siempre tubo una cierta curiosidad por el liquido rosa que fluia por las "venas" del alien. Que ni siquiera eran venas pero bueno no tenia otra forma para llamarlas.
La sangre de Zim para el siempre emitia una fragancia especial, especifica.
Podia oir a su lado las maldiciones que soltaba su compañero en su idioma natal.
Le tomo la mano y empezo a lamer todo el liquido.
Era viscoso, extraño, pero para nada desagradable.
Su lengua dejo la mano del irken para introducirse en su boca, mientras lo recostaba en el suelo.
Ahi, entre experimentos, extremidades amputadas en formol y vidrios rotos, Dib descubrió que no solo la sangre era lo que le volvia loco de Zim.
