Tres sombras eran cortadas por el ultimo rayo de sol de ese día, el polvo de Texas se alzaba al compás del viento pero los tres vaqueros ignoraban los elementos, apenas prestando atención al movimiento del ganado tan conocido y rutinario para ellos.
—¿Te has enterado? El viejo Baker después de todo si tenia herederos, es posible que esta vez su familia si quiera vender, ¿No crees A.B?
—Estoy seguro que el viejo se las ingenio para que no se vendiera, ya sabes que amaba ese rancho –contesto A.B acariciando el lomo de su caballo alazán que inclino sus orejas en aprobación a la caricia.
El vaquero miro a su jefe con cierta aprensión, esperaba que con la información que le daba el se animara a contar algo más, pero como casi siempre el otro jinete guardo silencio. La imagen del rancho de la estrella se formo en la mente de A.B, tal vez, si las posibilidades jugaban a su favor el podría comprarlo de una vez por todas.
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NOBLES CABALLEROS
PROLOGO
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POR: GAIASOLE
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Nueva York, 1920.
—¿Mi tío? –Terry miro al abogado con un poco de reparo—. Solo vi a ese hombre tres veces en mi vida, ¿Dice usted que me dejo una herencia?
—Una herencia es decir poco, le dejo todo su patrimonio. Siempre que cumpla con determinadas clausulas.
—¿Clausulas dice? –Terry sonrió burlonamente—. Mi padre solía llamarlas ordenes, es usted más diplomático, claro que es abogado.
El hombre miro un poco ofendido a Terry, lo cierto es que conocía al joven por los artículos de teatro que había encontrado cuando empezó a buscar al sobrino de John Baker, hermano de Eleanor, la bella rubia que alguna vez había vivido en Texas, lugar de donde provenía el abogado y amigo del finado John. El actor parecía un rebelde sin oficio ni beneficio, de no haberlo investigado se habría indignado de saber que su amigo le había heredado todo a un bueno para nada.
—Son clausulas señor Grandchester, usted no esta obligado a cumplirlas. De hecho, si usted se niega a recibir la herencia todo pasara a…
—Alguien más –le corto Terry—. ¿Por qué no me dice que herede y terminamos con esta junta?
El abogado se acomodo mejor en el escritorio y observo al castaño sentado frente él.
—Bueno entonces será mejor comenzar –dijo el viejo abogado acomodándose sus gafas para luego leer el testamento que el mismo había redactado—. Iré al grano tal como usted desea, es usted el heredero del rancho la estrella valorado en dos millones de dólares, debe permanecer al menos un mes en el rancho, me refiero a vivir en él claro esta, al cabo de ese mes se leerá la segunda aparte del testamento. Durante ese tiempo deberá convivir con los empleados del rancho, usted no tendrá derecho a correrlos del lugar, solo se pueden ir por decisión propia, usted no podrá vender el rancho hasta al menos dentro de dos años, además…
—Acepto –Terry interrumpió el discurso del abogado—. ¿Dónde esta el lugar y cuando me puedo mudar?
—Está en Taylor, Texas es un lugar que usted encontrará muy… bueno como decirlo, usted debe saber que su tío no era muy sociable, de hecho su rancho es uno de los más lejanos al pueblo.
—Me viene bien, ¿Usted cuando viajará de regreso a ese lugar?
—Hoy mismo pero…
—Consígame un boleto a mi también, me voy con usted señor abogado –se mofo Terry viendo la sorpresa del abogado, cambiar de Nueva York a Texas le sentaba como anillo al dedo.
Durante casi tres años después de haber pasado por el alcoholismo, el desempleo, una fuerte depresión y una ruina económica que casi lo deja en la calle, de nuevo, Terry se había dado cuenta que no podía permitirse caer de nuevo en viejos hábitos. Gracias a determinadas personas había conseguido volver al teatro, durante el periodo de la guerra nadie parecía tener ánimos de asistir con frecuencia a los teatros, pero una vez terminado en antigua esplendor había regresado con más fuerza, nadie se entero de que durante el periodo de pausa en su carrera el había estado a punto de tocar fondo.
Candy. Ella había sido el inicio de una cadena que lo había dejado amargado y herido, la había dejado marchar por el bien de Susana, pero cuando regreso con Susy solo pudo herirla una y otra vez, ella misma también se encargo de intentar aprisionarlo con métodos tan parecidos a los des su padre o los de su madre que el había reaccionado como siempre que le forzaban a una situación que no quería, Susana por primera vez conoció al Terry que podía herir, al que no se detenía ante las educadas maneras de la sociedad, cuando por fin ella se dio cuenta que no podría retenerlo a él ya había dejado de importarle todo.
Se había trazado una meta, se había enfocado y desde entonces el mundo externo al teatro le parecía un espejismo donde el habitaba pero que igualmente era irreal, el teatro había sido todo, había interpretado los grandes clásicos de Shakespeare hasta nuevas adaptaciones de obras de Homero o Virgilio, actualmente no había actor más reconocido o más aclamado que él. La vida le iba bien, hasta que una mujer empezó a rondarlo igual que el gato a la leche. Era momento de largarse, bien fuera a Taylor o a cualquier lugar lejos de la mano de dios y más de la mujer.
—¡Señor Grandchester por aquí!
Terry escucho al abogado y se dirigió a él, el maldito no tendría que haber gritado tan fuerte, a final de cuentas aún estaban en la estación y la gente lo reconocería a pesar de que se había cubierto la cara como había pedido, una mujer ya lo miraba insistentemente por lo que mejor se apresuro a alcanzar al abogado y meterse directamente a su vagón.
—Puede llamarme solo Terry, le ruego que no me llame por el apellido.
—Cómo guste –dijo el abogado acomodando sus maletas y viendo que Terry apenas llevaba una pequeña maleta igual que él—. ¿Piensa sobrevivir con tan poco todo un mes?
—No lo sé realmente, nunca he vivido en Texas.
—Taylor, acostumbrase a que vivirá en Taylor señor… Terry. Le advierto que es un lugar muy pequeño, casi todos son vaqueros y nadie aprecia mucho a los extranjeros.
En general en ningún lugar nadie aceptaba mucho a los extranjeros, pensaba Terry que siempre había sido uno, en su certificado aparecía que había nacido en Inglaterra pero lo cierto es que no estaba del todo convencido, aunque claro, no se iba a detener a explicarle al abogado lo poco que confiaba en su madre y mucho menos en su ilustrísimo padre.
—Este rancho, ¿De que va?
—Bueno –el abogado se tomo su tiempo en responder—. Se llama rancho la estrella, durante años fue el rancho de mayor crianza de caballos de raza en todo el Estado, pero cuando tu tía murió tu tío permitió que pasara lo mismo con el lugar, nunca tuvieron hijos así que tu tío se volvió un ermitaño, no tenía mucha necesidad de salir puesto que la casa desde que tengo memoria a sido llevada por la señora Petra Semiónov Vólkov de Ivanov.
—¿Debo llamarla de esa forma? –Terry enarco una ceja y por primera vez se dio cuenta que el abogado se estaba burlando de él—. ¿Hay algo que no me esta contando?
—Hay tanto señor Grandchester –pensó el abogado con una sonrisa arrugándole el rostro.
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A.B permitió que terminaran de cargar el pienso a la carreta, originalmente debería haber sido su capataz quien fuera el pueblo a recoger el alimento pero el inútil se las había arreglado para torcerse el tobillo y el resto de los vaqueros estaban trabajando en otra cosa, originalmente el había pensado en trabajar en los libros del rancho, en lugar de eso ahora estaba siendo objeto de las miradas féminas del lugar.
Metro ochenta de vaquero enfundado en jeans, botas texanas, camisa a cuadros, y sombrero Stetson, pero lo más importante para todas esas mujeres es que era el dueño del rancho más grande en el lugar, era rico y apuesto, con el cabello rubio y los ojos azules que siempre guardaban una amarga tristeza.
—Eso es todo jefe, ¿Vendrá usted por el próximo cargamento?
—No lo creo –respondió A.B mientras con una mueca veía como algunas mujeres se habían cansado de esperar e iban directamente a hablarle. No había forma de escaparse. Justo cuando pensaba en la forma de cómo arreglarse con la madre una señorita altamente casadera alguien más lo llamaba, cuando se dio cuenta el abogado del pueblo, Tom Hope estaba junto a él.
—¡No sabe el gusto que me da verlo A.B! –el pequeño y viejo abogado se secaba la cabeza con un pañuelo era el único hombre que nunca había visto usar sombrero en ese lugar—. Tengo que pedirle un favor.
—Hare lo que pueda –contesto A.B pensando que él le debía más favores al viejo abogado de los que le convenía—. ¿De que se trata señor Hope?
—¿Ve usted a ese hombre de ahí? –Hope señalo hacia un desaliñado Terry Grandchester que maldecía a los mil infiernos por el calor que sentía—. Es el nuevo dueño del rancho de Baker.
A.B prestó entonces más atención al otro hombre que permanecía casi escondido en la sombra, era posible que ese hombre le vendiera por fin las tierras que quería. Cuando por fin salió a la sombra se dio cuenta que era absolutamente citadino y que no estaba de muy buen humor.
—¿Entonces? –pregunto Terry cuando estuvo junto al vaquero y al abogado.
—¡A.B ha aceptado llevarlo! Le prometo que en cuanto me desocupe del asunto iré a visitarle Terry –el estaba tan feliz con su logro que tardo en recordar sus modales—. Perdonen mis modales, señor Grandchester permítame presentarle a A.B, es el dueño de Rancho Grande, t también su vecino más cercano.
Ambos estrecharon manos, Terry entrecerró los ojos cuando el rubio apretó con fuerza.
—¿A.B solo así? Debe usted decirme su nombre completo.
—Si debo –dijo el rubio—. Pero no siento necesidad de hacerlo, ¿Está listo para irse o no?
Terry no dejo de notar como su pregunta había incomodado tanto al rubio como al abogado, aunque el primero había tenido más tacto de disimularlo. A.B en cambio pensaba que el familiar de Baker sería un difícil contrincante a la hora de comprar el rancho, era la primera persona en años que le preguntaba por su nombre completo, pero decirle que A.B era la abreviatura de Anthony Brower no entraba en sus planes.
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—Por todos los infiernos, ¿Siempre hace tanto calor? ¿No podría haber usted venido en carro? –preguntó Terry a su odioso compañero de viaje que estaba fresco como lechuga.
—No uso el auto cuando se trata de recoger alimento y de hacerlo no lo habría traído para recoger a un hombre delicado.
—Un hombre delicado –Terry pensaba que como siguieran hablando el le dejaría en claro lo delicado que era usando los puños. Tenía meses sin pelear pero ese vaquero ya le estaba colmando la paciencia.
—¿Ah pensado en vender La Estrella? -preguntó A.B aflojando un poco las riendas.
—Acabo de llegar, ¿Cómo voy a pensar en vender algo que no he visto nunca? Además si es un rancho de caballos tal como dijo Hope es posible que me quede.
—¿No le hablo del estado de rancho? Espero que no espere usted encontrar grandes caballerizas llenas de puros sangre, el lugar esta prácticamente desértico. No creo que encuentre los animales que espera.
—Llegamos –anunció A.B deteniendo la carreta—. Mire si incluso tiene un comité de bienvenida.
Terry no esperaba encontrar nada bueno pero ya le estaba fastidiando la insistencia del rubio, cuando le dijo que habían llegado casi suspiro de alivio hasta que vio el comité de bienvenido. Dos profundos pozos negros lo miraban, erguido en sus patas y con el pico cerrado un pato permanecía parado en la entrada del lugar.
—¿Qué significa ese pato? –pregunto el actor.
—Qué yo sepa ese es Bonifaz, su pato, si quiere ver su nueva casa tendrá que caminar un medio kilómetro en línea recta desde aquí. El pato lo llevara, por si no entendió la instrucción.
—Si espera que le agradezca el viaje puede esperar sentado –manifestó Terry bajándose de la carreta, no había tenido tiempo de bajar ambos pies cuando Bonifaz ya estaba frente a él examinándolo—. Como me sigas mirando te hare un foie gras.
El pato ignoro el comentario y siguió al Terry cuando este empezó a caminar, el actor ni si quiera se giro a ver cuando la carreta siguió el camino, tampoco intentaba prestar atención al bamboleo del estúpido pato. Cansado como estaba no se emociono mucho cuando por fin vio el famoso rancho o la parte de él que era visible, cansado y sudoroso tardo en darse cuenta que alguien gritaba.
—¡Bonifaz! –gritaba alguien.
El pato pareció reaccionar y salió corriendo hacia el lugar donde provenía la voz, Terry ni si quiera pensó en seguirlo, había reconocido el tono de voz de la mujer, se quedo estático incluso al ver al pato regresar y detrás de él iba siguiéndole la mujer que todavía le robaba el aliento.
—¿Terry? –Candy se detuvo al verlo, ese no era un extranjero ese era su Terry. Su amor. Su vida.
\ ò Continuará… ò \
Próximo Capitulo: 5 Abril 2013
