Mis más sinceros saludos a todos los que hayan decidido curiosear por aquí; esta historia tiene ya mucho tiempo dándome vueltas en la cabeza y finalmente he podido sacar un poco de tiempo para escribirla, espero que les guste, o que aunque sea ayude a pasar el rato…
Disclaimer: Ni Naruto ni sus personajes me pertenecen, son de Masashi Kishimoto.
Resumen: Sasuke Uchiha creía que tenía su vida planeada. Lo tenía todo, la apariencia, la personalidad, la inteligencia y el orgullo. Nada podría tambalear su ordenado mundo, hasta que ella entro en su vida, ahora su mundo ha dadoun giro de 180º y debe averiguar cómo seguir adelante… si es que quiere seguir.
Dos caras de la moneda
Capitulo 1
Las sombras se proyectaban por toda la habitación, extendiéndose, absorbiendo todo el entorno. Dos solitarias lámparas de aceite junto a la puerta eran la única fuente de iluminación, y aunque la luz era ya mortecina se podían distinguir algunos detalles de su alrededor. Como la puerta, el objeto más cercano a la luz, se notaba que era de madera envejecida, y en su superficie se podían apreciar las marcas de arañazos que se hundían varios centímetros en la madera; el piso estaba cubierto por una alfombra persa con motivos en color azul, y sin embargo en algunos lugares se podían apreciar manchas oscuras que tenían un sospechoso parecido a la sangre.
El papel decorativo de las paredes se había despegado en varios sitios, dejando ver manchas de humedad en la superficie; en la habitación también estaban colgados varios cuadros, pero ninguno de ellos podía apreciarse completamente por la falta de luz. A través de las sombras se podían distinguir las formas grandes e irregulares de sillas volcadas y de un enorme sillón antiguo.
Sin embargo, podemos pasar por alto todos esos detalles y concentrarnos en un sitio en particular, el rincón opuesto a la puerta, donde la luz no alcanza a llegar. Si forzamos la vista, podemos distinguir la forma alta de un hombre, la luz no nos favorece así que no distinguimos detalles, salvo la larga capa que cubre su cuerpo, no parece interesado en nada en particular, se limita a observar la puerta, parece estar esperando algo, o a alguien… ¿pero a quien?
La manilla de la puerta es girada lentamente.
Él levanta la cabeza mirando concentrado en esa dirección.
La puerta se balancea sobre sus goznes produciendo un sonido chirriante que interrumpe en la tensa calma de la habitación.
Una joven asoma la cabeza con cierta cautela, el largo cabello – no puede distinguir el color – le cae por un lado de la cara impidiendo observar su rostro, pero su figura es pequeña y casi frágil. La joven da un paso tentativo hacia dentro, y luego otro con algo más de seguridad, parece distraída mientras trata de distinguir algunos detalles del cuadro más cercano, no se percata cuando él se mueve en las sombras.
Los pies de él se mueven con cautela sobre la alfombra sin llegar a emitir ningún ruido, ni siquiera el más leve susurro de su ropa al moverse, está acostumbrado a moverse de esa forma, a acechar.
Cada paso lo acerca más a su presa, y ella permanece ajena a este hecho mientras se inclina para observar de cerca una escultura volcada en el piso. Él levanta un brazo hacia ella, preparado para moverse con rapidez, y eficiencia, lo ha hecho cientos de veces, se nota que tiene experiencia; abre la boca lentamente dejando ver un par de largos colmillos.
"Es todo" piensa él, mientras adelanta un último paso, en menos de medio segundo todo habrá terminado.
Ojala las cosas salieran siempre como las planeamos, nos gustaría decirle.
En el último momento, la chica se da la vuelta con asombrosa agilidad para alguien tan frágil, y lo último que él puede ver antes de ser cegado por un flash es la sonrisa burlona que adorna sus rojos labios.
Él retrocede un paso completamente desconcertado; nunca, nunca le había pasado esto. Es la primera vez, como su hermano se entere se morirá de la risa.
En ese momento escucha una risa suave, y levanta la cabeza en dirección de su "presa" la chica sonríe divertida mientras sostiene en sus manos una cámara fotográfica. Ahora que la tiene de frente puede distinguir algunos de los detalles que se le habían pasado por alto, como el color de su cabello: es rosa. Como el de los cerezos en flor, raro, pero le queda bien, sobre con todo esa piel tan blanca, que a la luz de la lámpara parece brillar. No puede distinguir sus ojos, están cubierto por unas gafas de 3D, las mismas que usan todas y cada una de las personas que entran en la atracción de la casa del terror, donde él trabaja.
Apuesto a que se sorprenden.
Así es, Sasuke trabaja allí medio tiempo durante las vacaciones de verano, y es que ese auto que quiere no se va a pagar solo, o al menos es lo que su padre le recuerda todos los días.
Pero bueno, nos estamos desviando, el hecho es que Sasuke ya lleva algún tiempo allí, y nunca en todo ese tiempo alguien había logrado agarrarlo de esa forma, la mayoría de las personas se limitaban a largarse gritando una vez que veían su boca y su barbilla cubierta de sangre y el brillo amenazador de sus ojos rojos – de contacto por supuesto- y si eso no funcionaba un gruñido bajo y amenazador seguido de una expresión desquiciada hacían vacilar hasta al más pintado. Así que no se explicaba cómo es que esa chiquilla podía estar allí plantada como si si se lo estuviera pasando en grande.
Sip. Ese es un gran golpe para el ego de Uchiha Sasuke.
-¿Te he sorprendido? – pregunta la joven con tono inocente
Él no contesta, se limita a lanzarle una mirada irritada y le desliza la mirada de arriba abajo con altanería y arquea una ceja, burlón.
-¿Seguro tienes edad para entrar aquí? – le pregunta Sasuke con arrogancia
Ella esboza una amplia sonrisa
-Oh, sí. Por eso no hay que preocuparse – contesta ella agitando la mano libre. – Por cierto, permíteme decirte que has salido absolutamente encantador en esta fotografía – comenta mientras vuelve a observar la foto con atención. – Tu expresión confundida vale más que mil palabras.
El gruñe por lo bajo y hace ademan de arrebatarle la cámara, pero ella retrocede alejándola de su alcance.
-No está permitido tomar fotos – dice él con expresión seria.
-Y tampoco creo que este permitido conversar con las atracciones – comenta ella con un encogimiento de hombros – pero las reglas se hicieron para romperse ¿No te parece? Si no donde quedaría toda la diversión.
-Me da igual lo que pienses, tienes que borrar esa foto – sentencio él cruzándose de brazos. No podía permitir que la chica se quedara con algo así, a saber lo que podría hacer con ella. En una de esas hasta se le ocurría subirla al internet. Aja, tenía que borrar esa foto si o si.
La chica chasqueo la lengua con impaciencia.
-Mira, la cámara es mía, así que hago lo que se me da la gana con ella, y si lo que te preocupa es lo que haga con la foto, pierde cuidado. No pienso hacer nada tonto como subirla al internet o algo así, ni siquiera te conozco.
Sasuke parpadeo
-¿Entonces para que la quieres?
-Para mi colección… digamos que me atraen las cosas de vampiros y eso – ella se pasó una mano por el pelo y luego se guardo la cámara en el bolso. – Ha sido un placer umh…
-Sasuke – aporto él con una sonrisa arrebatadora – Uchiha Sasuke.
-Eso, ha sido un placer – dijo ella mirando su reloj fugazmente – pero ya debo irme… cuídate. – añadió antes de despedirse con una sonrisa y salir de la habitación caminando con elegancia.
Sasuke se quedo mirando la puerta confundido y sintiendo una creciente irritación.
-¡Rayos! Y pensar que las chicas suelen caer a mis pies – pensó él con cierta arrogancia – y de esta no había sabido ni el nombre – le dio una patada a una silla y se volvió a su lúgubre rincón en espera de que otra persona fuera en busca de su ración de adrenalina.
///
Sakura Haruno cerró la puerta de su casa con precaución, no sabía si los otros estaban en casa, pero de ser así no quería alertarlos de su presencia.
De nada le sirvió.
Un torbellino de cabello rubio le salió al encuentro y la envolvió en un fuerte abrazo de oso como si hubieran pasado años en vez de las cinco horas que llevaba fuera. Sakura suspiro con resignación.
-¡Sakura-chan, te fuiste sin mí! – le acuso el rubio mientras se separaba un poco de ella - ¡Y me lo habías prometido!
-Naruto, lo siento. Lo olvide – mintió con descaro.
El rubio compuso un puchero y se cruzo de brazos con gesto ofendido.
-Que mala eres, sabias que quería ir contigo a esa casa del horror y aun así tú vas y te olvidas.
-La próxima vez será – le prometió ella, cruzando los dedos tras la espalda.
El chico estudio su rostro un momento, y ella trato de poner la expresión más inocente que sabía; debió funcionar, porque Naruto asintió satisfecho y le paso un brazo sobre los hombros guiándola al salón.
-Los otros están aquí, te estábamos esperando para salir a cenar – comento el rubio con una sonrisa zorruna.
Sakura puso los ojos en blanco. Se le había olvidado que habían quedado para cenar ese día.
Cuando entraron al salón pudieron ver a otras dos personas, dos hombres: uno de ellos, Kakashi, tenía una máscara sobre el rostro tenía el cabello plateado y leía con un interés un libro que ella sabia no tenía nada de santo. Y el otro hombre, o más bien joven, tenía el cabello negro al igual que sus ojos y se entretenía pintando un lienzo, su nombre era Sai. Ambos alzaron la vista al verla.
-Ya era hora fea – comento el pelinegro – Nos estas retrasando para nuestra cena.
-Bah, como si fuera la gran cosa, ni que te fueras a morir por saltarte una comida Sai – dijo ella con un deje de amargura en la voz, dejándose caer sobre un sillón.
El peli plata sonrió bajo su máscara.
-Que enternecedora imagen – comento burlón – después de tanto tiempo y siguen peleándose como chiquillos de kínder, uno pensaría después de un par de siglos llegarían a madurar, pero está visto que la edad no es proporcional a la madurez.
Sakura le lanzo una mirada ofendida y le lanzo un cojín a la cara, él la esquivo con insultante facilidad y se levanto a su vez dejando el libro sobre la mesa.
-Bueno, ya se nos está haciendo tarde, si no salimos ahora se acabaran todas las presas interesantes.
Sakura lanzo un suspiro por la bajo y volvió a levantarse, Naruto sonrió animadamente y Sai limpio su pincel en un paño antes de dejarlo junto al caballete.
-Hace una noche preciosa – comento divertido Kakashi abriendo la puerta delantera, detrás de él los otros chicos le seguían de cerca - ¡Que la caza comience!
