Disclaimer: Todo lo que puedan reconocer no me pertenece a mí, sino a esa mujer increíble que crea mundos al lado del nuestro en un café; y con las cuentas a medio pagar nos deja entrar en el castillo ese al que se llega en tren, atravesando una pared de ladrillo entre los andenes 9 y 10 de King's Cross.

El aire que respiro.

Gente como nosotros.

(Miedos)

La sala común era un sitio agradable la mayor parte del tiempo. Esa noche era una de esas noches donde ningún lugar es un sitio agradable, porque el mundo parece una mierda.

Lily es una chica fuerte, pero a veces llora. Y esas veces prefiere hacerlo sola y en silencio, porque no le gustan las histerias ni los escándalos. Pero allí estaba ella con sus ojos enrojecidos y sus lágrimas saladas rodando por las mejillas, sentada en el regazo de un James abatido. Los lentes se habían ido deslizando con suavidad por su nariz y él no parecía haberse percatado de ello. Mantenía a Lily abrazada por la cintura y escondía su rostro ente su ropa.

Sirius mascullaba juramentos por lo bajo, sentado sobre una butaca, con el rostro entre las manos y los codos sobre las rodillas. Remus tenía la mirada perdida y Peter no quería ni pronunciar palabra, pero gemía por lo bajo.

–Maldito hijo de mala bruja…Es un jodido mal nacido. –sentenció James de pronto, con fuerza y determinación.

–Esto recién empieza, Cornamenta. –dijo Sirius con amargura, levantando el rostro y bajando las manos.

–Es horrible… –susurró Lily. Le temblaba la voz.

–Pero no va a pasar, porque hay gente como Dumbledore que… –comenzó Peter, intentando animar las cosas.

–Ya está pasando, Pete –lo interrumpió Remus. –Hay gente muriendo allá afuera.

–Hijos de muggles. Como yo. –puntualizó Lily.

James no lo había pensado. De hecho, ninguno lo había hecho hasta ese entonces. Lily era una sangre sucia y el peso de sus palabras cayó sobre la espalda de James como un manto frío. No.
Nadie iba a hacerle daño a esa muchachita terca que iluminaba su vida con regaños de prefecta, sonrisas cariñosas y dedos acusadores. Nadie podía hacerle daño a una persona como Lily.

–Eso no va a sucederte a ti. –le prometió James, estrechándola más contra su pecho. No había pasado dos años atrás de esa pelirroja para que, ahora que todo era miel sobre hojuelas, llegara ese tal Lord Voldemort ni que ocho cuartos y lo echara todo al diablo.
De pronto sentía miedo.

–Esto se va a poner feo, ¿eh? –preguntó Peter con la voz temblorosa y estremeciéndose ligeramente.

–Para ellos. –sentenció Sirius. –Porque existe gente como nosotros. –añadió con una seriedad inusual y con una sonrisa de esas que dicen tengo una gran idea y que convierten todo en un juego. Un juego, una travesura más, una cruzada de las grandes. Los cinco oyeron el eco de las palabras de Sirius en su cabeza, adaptándose a sus tiempos y a sus espacios.

Si alguien dijera que un Gryffindor no tiene miedo…tendría razón, diría James Potter. Pero si le preguntáramos a Dumbledore, diría que el valor se trata de enfrentar miedos, no de su carencia.

Y ellos ya habían tomado una decisión.

¿Y bien?

Este es el primero de doce. Todas son viñetas sobre la época de los Merodeadores y Lily, y las mayoría no son correlativas. Hay saltos en el tiempo, siempre manteniéndonos en esos siete años en los que Hogwarts aprendió a reconocer a los Merodeadores.

Tengo un par escritos, así que intentaré publicar seguidito, pero no prometo nada porque mañana entro a clases (aaaggh) y bueno, nada, pero voy a estar un poco ocupada (creo).

El por qué del título…bueno, se debe a que intento mantener el cannon, y a que las viñetas intentan reflejar lo que para ellos es cotidiano y común. Cada viñeta intenta definirlos como personas, y todas intentan reflejar un aspecto importante en la vida de estos cuatro amigos (y de Lily xD)

Si llegaste hasta acá y no dejaste un review, también deberías tener miedo de Sirius.

Los reviews se aprecian, (a James le encantan)

Nos vemos :)

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