Una prometida, un gran futuro, amigos y familia… Robin lo tenía todo. Pero una peligrosa conspiración le destruyo la vida a él y a cuantos amaba. ¿Cómo sucedió esto? ¿Y que hará cuando, como el ave fénix, vuelva a saldar cuentas pendientes?

"Armado con alas" es la historia de Nightwing, y de cómo su venganza desato una serie de calamidades que afectaron a toda la comunidad. Porque el armado con las nuevas alas de la libertad, la sabiduría, y el poder, alas que obtuvo tras un largo y espantoso encierro, buscó venganza contra quienes lo destruyeron.


La serie "Teen Titans" y el libro "El Conde de Montecristo" no me pertenecen. Al decir esto no violo ninguna ley de derechos de autor. Este fic está escrito sin fines de lucro.


La venganza es una especie de justicia salvaje

Francis Bacon, Pintor. (1561-1626)


REVENGE: ARMED WITH WINGS

PRÓLOGO: El año nuevo de 1994

Madrugada del Miércoles 15 de Septiembre, 2010

La población latina de Jump City celebraba la independencia de México, al parecer el bicentenario. Si las celebraciones generalmente eran impresionantes, este año eran espectaculares; El barrio latino estaba completamente forrado de adornos tricolores: al alumbrado eléctrico lo habían cubierto con celofanes verdes y rojos, todas las casas y negocios lucían las banderas mexicanas, los marcos de las puertas y ventanas estaban rodeados de cadenas de papel de china, se veían por todas partes rostros pintados con los tres colores de la bandera a la vez que casi todo el mundo estaba vestido de verde, y por las ventanas superiores se aventaban miles de papelitos plateados, dorados, verdes, blancos y rojos que al caer pavimentaban las calles, e incluso la pequeña iglesia católica que había en medio no cesaba de hacer sonar las campanas mientras la multitud danzaba, gritaba y se felicitaba a la vez que en las casas sacaban la botella del mejor tequila y lo compartían entre todos.

A pocos kilómetros de distancia, había una playa, y cruzando esta en dirección al mar había una pequeña isleta, donde una enorme torre estaba siendo edificada sobre una extraña nave espacial que había estado allí estancada durante muchos años. La torre de hecho se estaba haciendo en base a esa extraña nave, dándole a su estructura la forma de una T gigante.

Recientemente, habían llegado tres superhéroes que se habían hecho cargo de la ciudad, y se sabía que vivían allí y estaban construyendo su cuartel general.

No había trabajadores, como la mayoría eran mexicanos a todos se les había dado el día libre. De las tres personas que vivían allí, dos se habían unido a la celebración. Solo una se había quedado. Esa persona caminaba por la torre que estaba siendo levantada, hasta llegar a uno de los cuartos terminados de construir, la enfermería. Se quedo estático por unos momentos, hasta que decidió entrar. Estaba acondicionada para tres personas, tal como él había pedido, con todo lo necesario en caso de una emergencia, desde el mejor instrumental médico hasta medicinas y sueros de los más raros. Camino pasando dos camas de hospital, continuo hasta llegar a la cama que estaba al fondo, donde estaba la única ventana del cuarto.

Una mano enguantada recorría la cama con los dedos.

Sus amigos, las únicas dos personas que le quedaban en el mundo, estaban en la ciudad, celebrando la fiesta de otro país como si fuera propia. El suspiro al pensar que a esa edad no importa el motivo, lo único que importa es celebrar.

Esa edad… los jóvenes creen poderlo todo. Pero la vida no siempre es rosa.

Una sonrisa amarga apareció al recordar aquel día, cuando comenzaron a girar los engranes de una conspiración que le había arrebatado catorce años de su vida. Cuando él era joven, cuando la vida era buena, cuando el mismo era bueno, cuando había esperanza y muchos sueños que cumplir.

Bajo la cabeza por el peso del recuerdo.


La noche del viernes 31 de diciembre, 1993

En la atalaya, el satélite artificial más grande del mundo, casi toda la comunidad de superhéroes celebraban el año nuevo. Meseros repartían champagne y bocadillos, todos estaban en sus trajes de superhéroes bailando, charlando y disfrutando, admirando como la Atalaya había sido decorada con los mejores adornos. Una joven, Barbara Gordon, corría por los pasillos, esquivando con gracia y destreza a cuanto superhéroe y mesero bloqueaba su paso, e incluso saltaba encima de ellos, para llegar lo más rápido posible a las enfermerías de la Atalaya. A su paso mientras que varios maldecían otros se admiraban de ver la manera en que se movía, muchos llegaron a compararla con una ninfa, y su belleza le iba muy bien al sobrenombre, su cabello rojo resplandecía como fuego, sus ojos azules encantaban a todo aquel que se cruzaba con su mirada, su traje negro de superhéroe entallaba tan bien su silueta que la hacía más provocadora.

Tras miles de maldiciones y suspiros ella llego a la enfermería que buscaba: abrió bruscamente la puerta y se encontró con un hombre en un traje negro con una capa imponente y una máscara intimidadora, Batman, uno de los más grandes héroes que habían en la tierra, si no es que el mejor. Estaba sentado al lado de la cama donde convalecía un joven pelinegro, moreno, pero a pesar de todo con el antifaz puesto. Se veía algo débil, pálido, mientras su brazo estaba conectado a un suero de color purpura.

Ella corrió a abrazar a Richard, aunque con algo más de delicadeza.

—Tranquila, ya estoy más fuerte…

Otros dos hombres entraron detrás de Batgirl, ambos rubios, uno de casi treinta años, con un traje verde de arquero, Green Arrow, también conocido como Oliver Queen. Otro de veinte años, de cabello más largo, que llegaba a los hombros, y vestido con un elegante smoking, Jean-Paul Valley, con un pasado oscuro y violento que parecía redimido por su reciente carrera dentro de la comunidad de superhéroes. Sin embargo todavía levantaba sospechas.

—Escuche lo que paso, ¿están bien? —pregunto Jean-Paul.

—Estamos bien Azrael—le respondió Batman—Aunque debo admitir que si no fuera por Robin, estaría muerto.

Esa mañana Hiedra Venenosa había intentado envenenar la ciudad con el plan de distribuir uvas de año nuevo y vino provenientes de un cultivo que ella había envenenado. Por fortuna lograron destruir la fábrica clandestina pero no evitaron un enfrentamiento con ella, donde uno de sus cómplices disparo a Batman. Robin lo salvo… interponiéndose entre él y los diez dardos llenos de veneno de aquellas uvas.

Cuando llegaron a la Atalaya, apenas unos minutos después, Richard estaba extraordinariamente pálido, con la temperatura tan alta que deliraba, vomitando y asfixiándose, en pocas palabras, tan mal que no le daban esperanzas. Por fortuna, Batman era un gran químico, y pudo desarrollar justo a tiempo un antídoto a partir del jugo de uva intoxicada, y contra toda probabilidad, tras horas de convulsiones, fiebre y agonía, el cuerpo de Richard logro combatir al veneno. Ahora ya estaba casi totalmente recuperado.

— ¿Sentiste miedo? —pregunto Batgirl.

—Sí, mucho. —Richard sonrió—Creí por un momento que iba a morir, pero cuando vi a Bruce comenzar a ponerme el antídoto supe que iba a lograrlo.

—Esa edad… los jóvenes creen poderlo todo. Pero la vida no siempre es rosa. —Dijo Green Arrow con amargura. Luego se levanto y se fue con paso agitado, como si la felicidad ajena fuera un insulto para él.

Pero aunque Batman se molestó por la salida de Green Arrow, ninguno de los presentes se atrevía a reprocharle, porque le tenían lástima. Parecía que la mala suerte lo perseguía; Hacia unos meses había muerto su esposa Black Canary, justo cuando acababan de casarse. La encontraron en la mansión Queen, debajo del balcón de la habitación de la pareja, con el cuello roto. Pudo haber sido un accidente, pero nadie cabía de su asombro al pensar que aquella gran heroína y acróbata hubiera podido morir así, de una manera tan simple, por lo que salieron rumores de que en realidad había sido asesinada. Después, por malas especulaciones en la bolsa, Oliver Queen había perdido la mayor parte de su fortuna, y su compañía, que ya estaba en crisis, acabo en una situación tan precaria que solo el apoyo que Industrias Wayne evitaba que se fuera a la bancarrota. Y por si fuera poco acababa de perder casi todas sus propiedades, las de México porque al hallarse petróleo fueron confiscadas por el gobierno, y las de Norteamérica para aligerar sus deudas, pero no había sido suficiente.

Endeudado y arruinado, solo le quedaba una casa de campo la cual tenía tan poco valor que ni él la usaba: dormía en su oficina.

—Se ve muy mal—dijo Jean—voy a buscarlo.

Salió deprisa tras él. Pasaron unos momentos de silencio. Barbara también se sentía triste por todo lo ocurrido: Black Canary había sido una compañera muy cercana, muchas veces habían golpeado y salvado vidas juntas, había sido una inspiración para ella… como Batgirl no había estado muy cercana a Green Arrow antes, pero a veces como Barbara Gordon no podía evitar dirigirle alguna palabra de simpatía o tratar de ayudarlo un poco.

Batman soltó una frase que hizo a los dos voltear a verlo sorprendidos y hacer a Batgirl prescindir de la simpatía.

—Voy a retirarle el apoyo.

—Co… como—pregunto impactada Batgirl.

—Descubrí que la razón por la que su compañía entro en crisis es que derrotamos a Black Mask.

—Pero si Black Mask era la mayor figura criminal de Gotham y su compañía está en Star City…—dijo Dick

— ¿Cómo eso tuvo que ver en…?—continuo Batgirl.

—Black Mask tenía negocios con Oliver. — respondió Batman.

Dick y Batgirl enmudecieron. ¿Green Arrow, una de las mayores figuras de la liga, en tratos con ese criminal?

—Y no era el único. De hecho vendía a muchas organizaciones criminales armas, bombas y químicos peligrosos, sospecho que hasta material para hacer drogas. Cuando Black Mask cayó todos comenzaron a retirarse, hasta que no le quedo ningún "cliente".

— ¡Miserable! —Exclamo indignada Batgirl— ¡Tenemos que llevarlo a la cárcel!

Otro corrupto más. A ella le causaban especial repulsión, bastantes ejemplos de policías corruptos conocía a través del trabajo de su padre: En Gotham un policía, un político y un criminal eran básicamente lo mismo.

—No tengo las suficientes pruebas, la única que tengo es lo que descubrí como accionista. Si lo llevo a la cárcel ahora también las sospechas recaerán sobre Industrias Wayne, y un escándalo podría derrumbar la compañía. Necesito encontrar algo que lo deslinde de mi lo suficiente como para que no sea un peligro.

—Nosotros te ayudaremos. —le afirmo Richard, tan furioso como los otros dos. Batman se levanto y desconecto el suero su brazo.

—Ya no lo necesitas, aunque aun te ves algo pálido, descansa, ya asistiremos a más fiestas, recuerda la que se acerca. Voy a la Baticueva.

Sorprendió en Bruce y Richard una mirada cómplice. Batman se fue y los dos jóvenes quedaron solos. Ella se quito la máscara, y movió su cabello con tanta gracia que Richard la miro embelesado por unos momentos. Sonrió y se sentó a su lado en la cama. Richard también se quitó el antifaz.

—Babs—dijo el tomándola de la mano. —tengo dos cosas que pedirte. Son muy importantes.

Ella intrigada se acomodo en la cama. Richard continuó.

—Cuando llegue a la Atalaya en los brazos de Bruce, pensé que iba a morir.

Barbara trato de interrumpirlo, pero él no la dejo.

—Cuando supe que iba a vivir, no pude evitar pensar en lo que hubiera pasado si me hubiera ido. Bruce ya tiene cincuenta y ocho, sigue en muy buena forma pero pronto será viejo, Industrias Wayne ya no es tan productiva como antes y Alfred ya no está con nosotros. El es muy solitario, y aunque no lo quiera admitir nosotros somos su más grande apoyo. Es como un padre para mí, me ha cuidado desde la muerte de mis padres, cuando era todavía un niño. Todo lo que soy se lo debo a él. Necesito que me prometas que si algo me pasa lo cuidaras por mí.

—Robin… yo…

—Júramelo, por favor.

—Yo… Lo juro.

Richard beso sus manos.

— ¿Y cuál es la segunda? —pregunto ella.

—Cuando me trajo a la enfermería, desee que estuvieras aquí, para no irme sin verte por última vez. Y eso me abrió los ojos. Sé que somos muy jóvenes, es cierto. Tú tienes veintidós años y yo apenas diecinueve. Pero también es cierto que desde hoy se que quiero pasar el resto de mi vida contigo.

Saco un estuche de terciopelo rojo, el cual lo abrió para revelar un anillo de oro blanco con un hermoso diamante oval de tono azul claro de 30 quilates, con otros dos blancos de 18 quilates, uno a cada lado del principal. Era tan hermoso que su vista le robo a Bárbara el aliento por unos segundos.

—Barbara, ¿te casarías conmigo?

Ella respondió lanzándose a sus brazos y besándolo profundamente.

—Sí, claro que me casaría contigo, mi amor—le susurro al oído, y luego mordió su lóbulo causando un estremecimiento a Robin, ella sonrió, cerrando los ojos y abrazándolo.

Le encantaba ser mayor que él, era más atrevida por lo mismo, ya que ella tenía más experiencia en muchas cosas. Sonrió al recordar la cara de sorpresa de él cuando Bárbara le dio su primer beso. Robin apenas se movió, y aun conservaba la misma posición cuando se aparto que cuando lo tomo por el rostro para besarlo. Juraría por dios que incluso había mantenido los ojos abiertos.

Quizás podía volver a tener la primera iniciativa… Además, sería una lástima que Dick llegara virgen al matrimonio. Apagó la lámpara mientras comenzó a besar su cuello, y el no supo que pasaba hasta que sintió a Barbara empujándolo a la cama y colocándose encima de él, y una excitante presión en su entrepierna…

—Babs…—gimió él como solía llamarla, y no tardo en responder a las caricias y provocaciones de su prometida.


Miércoles 15 de Septiembre, 2010

Recordó lo que Barbara le había dicho cuando le puso el anillo, después de hacer el amor con ella por primera vez.

Vamos a ser muy felices. Te amo y siempre te amaré.

A la sonrisa amarga la reemplazo una expresión de furia que, aun con la cara cubierta por un antifaz, revelaba odio intenso. La mano que antes acariciaba la cama se apretó en un puño, y en un arrebato de furia, la golpeo hasta casi romperla. Entonces se derrumbo en el piso, y todavía dio un golpe con ambos puños que hizo que el suelo temblara.

—Me lo quitaron todo… ¡Pero ahora soy yo el que les quitará todo a ustedes!

Un relámpago ilumino el cielo y la enfermería, al mismo tiempo que se desataba afuera la tormenta. Hincado todavía, con ambos puños cerrados en los suelos, temblando de ira, renovó su juramento.

Me traicionaronSollozó él mientras yacía en el suelo de su celda oscura y fría, con ambas manos en la cabeza, temblando y llorando por haber descubierto como había llegado a esa prisión, a ese lugar maldito por Dios, aún siendo inocente.

Pero no, eso no se quedaría así, la traición no quedaría impune: el castigaría, los encontraría en el colmo de la felicidad, y entonces les destrozaría la vida tal como ellos lo hicieron con él.

Richard miro al techo de su celda, creyendo hallar a Dios allí. Entonces el hizo su juramento.

Venganza…Gimió el joven prisionero, lleno de dolor, mirando hacia el cielo.

— ¡Venganza! —Rugió el hombre libre y ahora poderoso, lleno de odio, mirando hacia el infierno.