¡Hola!
Bueno, pues hace rato que quería escribir una nueva historia de este animé que me encanta, así que aquí por fin traigo el primer capítulo.
Espero que les guste esta loca historia mía, que tendrá de todo un poco, y por supuesto que mucho misterio y casos paranormales.
Les dejo leer ^^
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Capitulo 1: Nueva vida en camino
Un par de copas pueden bastar para cometer el peor error de tu vida. Sólo uno, y dos, y tres tragos para perder la razón, para olvidarse de todo, para dejarse llevar completamente por los impulsos.
Sólo que ella jamás imaginó que sus impulsos la llevarían a cometer tal locura, sólo por estar un poco ebria la noche de navidad. Y no sólo ella, sino que también él.
Mai se levantó de la cama, sintiendo como el sonido del despertador le taladraba la cabeza, había bebido mucho sake anoche y no recordaba nada después de que Bou-san cayera dormido sobre el pobre John. Se sentía extraña y mareada, por eso estaba segura de que jamás volvería a beber así de nuevo, esa había sido la primera y última vez que lo haría, ya lo había decidido.
-Por Dios, que se calle esa cosa – Susurró sosteniéndose la cabeza, con los ojos entrecerrados. Al sentarse lo primero que hizo fue apagar el despertador, el cual marcaba las siete de la mañana – Que extraño, no recuerdo haberlo puesto para tan temprano – Se dijo confundida.
De pronto miró con más detenimiento en lugar en donde se encontraba. Las paredes blancas, los estantes llenos de libros; la mayoría de ellos de misterio. Esta definitivamente no era su habitación.
No pasó mucho para que se diera cuenta de que estaba desnuda, completamente desnuda. Su rostro cambió su expresión relajada por una de completo horror ¿Por qué estaba desnuda? ¿En donde demonios estaba?
-Hmmm – Escuchó a alguien balbucear. Fue entonces que obtuvo su respuesta.
Al darse la vuelta y mirar hacia el otro lado de la cama, pudo ver la espalda de alguien, una persona envuelta en las sábanas. Sólo veía su cabello negro; era un hombre, pero no cualquiera.
-N-Naru… - Susurró primero desconcertada. Sí, seguro sólo estaba en un sueño, o alucinando, sólo que cuando le vio abrir los ojos y sentarse en la cama, notando como la sábana caía hasta sus caderas, dejando en claro que él también se encontraba desnudo, sus ojos se abrieron como patos - ¡Naru! – Gritó ahora alterada.
Rápidamente se cubrió el cuerpo con las sábanas, logrando destapar un poco a su acompañante.
Naru le miró con su típica expresión fría, aunque no pudo evitar sorprenderse al encontrarla desnuda sobre su cama.
-¿Mai? ¿Qué haces sin ropa y en mi cama? – Cuestionó frunciendo el ceño. Mai se puso tan roja que sentía que se iba a desmayar ¿Qué demonios había sucedido anoche?
-N-no lo sé Naru ¿Qué pasó anoche? ¿Qué hicimos? – Preguntó bajando la mirada, pues no se atrevía a mirar a Naru a la cara.
Él estaba igual de desconcertado, pero unos pequeños flashes llegaban a su cabeza, segundos de imágenes de lo que había pasado anoche. No lo podía creer pero era cierto, anoche él y Mai habían estado juntos, anoche habían hecho el amor.
-Mai… - Susurró Naru buscando rápidamente la mirada de Mai, pero sólo pudo ver como varias lágrimas surcaban las mejillas de la chica ¿Acaso lo que había pasado entre ellos la hacía sentir mal? ¿Había sido algo tan malo? ¿O es que acaso él la había forzado?
No, definitivamente no podía haber hecho algo así, jamás habría forzado a Mai a que hiciera con él lo que hicieron juntos la noche pasada ¿Entonces por que Mai lloraba?
Por otro lado estaba Mai, que ya había comenzado a recordar lo ocurrido la noche pasada, era cierto, todo empezó cuando Ayako y Houshou le habían ofrecido un trago.
-P-pero yo nunca he bebido, no creo que deba – Dijo la castaña algo nerviosa, más sus dos amigos sólo la miraban sonriendo, aunque el resto no podía atención por estar concentrados en la película que veían, utilizando la oficina de Naru como una sala de cine, por lo cual él se encontraba de mal humor como de costumbre.
-Vamos Mai, no tiene nada de malo – Le dijo Ayako, quien ya se encontraba un poco ebria. Mai le miró pensando en si estaba bien o no que alguien como ella bebiera, pero no quiso pensar demasiado en eso y sostuvo con sus manos el pequeño vasito de sake.
-Mai-chan, bébelo despacio si no quieres marearte – Le aconsejó el monje sonriendo. Mai asintió con la cabeza y bebió todo el sake, pero lentamente. Para su sorpresa no era tan malo como pensó, y por eso comenzó a beber un poco más hasta casi olvidar en donde se encontraba.
-¿Qué se supone que hacen ustedes? – Preguntó cierta voz en tono de molestia. Mai se volteó y vio a Naru frunciendo el ceño, evidentemente estaba enojado pero eso no era ninguna novedad – Encima de usar mi oficina como sala de cine ¿Ahora también es un bar?
-Oh, vamos Naru no seas amargado y bebe con nosotros – Le dijo Mai, la cual ya se encontraba bajo los efectos de aquel extraño y adictivo elixir. Naru le miró de mala manera.
-Yo no beberé, y tú tampoco deberías hacerlo, aún eres una niña Mai.
-¡No soy una niña, ya tengo 18 años! – Gritó la chica con las mejillas algo sonrojadas por el alcohol – Tú deberías beber ¿No te dices tan hombre?
-¿Estás desafiándome?
-Vamos Naru – Interrumpió Houshou, quien miró de reojo a la sacerdotisa que se encontraba ya dormida sobre la mesa – Un trago no le hará mal a un hombre como tú ¿O es que nunca has bebido antes? Porque hasta Mai lo ha soportado muy bien ¿Le tendrás miedo?
-No soy ningún cobarde – Respondió Naru sentándose y arrebatando el vaso de sake de la mano del monje, para después beberlo de una sola vez. Era cierto que no era un cobarde, pero olvidó que nunca había bebido antes, por lo que el efecto fue inmediato, quiso más y más, hasta saciarse.
Cuando se dio cuenta ya la "fiesta" se había terminado, pues Masako, Osamu y John se habían ido a sus casas. Lin se había llevado a Ayako y Houshou se encontraba dormido. Sólo estaban él y Mai, completamente solos pues se notaba que el monje no iba a despertar al menos en un buen rato.
-Naru… - Susurró Mai, quien comenzó a sentir mucho sueño y apoyó su cabeza contra la mesa, cerrando sus ojos de a poco. Naru la miró y pensó en lo torpe que podía ser a veces, así que no le dijo nada y sólo la levantó entre sus brazos para llevarla a su habitación.
Abrió la puerta de una patada, trayendo a la chica como si fuese una princesa o fuesen recién casados. Caminó con ella hasta la cama; él podía dormir en cualquier otro lado al menos por esta noche.
Cuando se disponía a recostarla, repentinamente se tambaleó por encontrarse muy mareado, así que en lugar de soltar a la castaña sobre la cama ambos cayeron sobre la misma, él sobre ella.
Sus labios estaban a escasos centímetros y no sabía si era el efecto del alcohol o no, pero esos labios tan rojos y finos se le hacían tremendamente apetitosos, tanto que sentía la enorme necesidad de unirlos con los suyos, de fundirse en un apasionado beso con la dueña de esos labios.
-No ¿En que estoy pensando? – Se preguntó tratando de pararse, pero de pronto los brazos de Mai lo rodearon por el cuello y pudo notar como ella abría sus ojos, mirándolo fijamente.
-No te vayas Naru… - Le pidió con su suave voz. Naru sintió una extraña descarga eléctrica por todo su cuerpo ¿Qué le estaba pasando?
-¿De verdad quieres que me quede Mai? – Preguntó acercándose un poco más a ella, haciendo mínima la distancia entre ambos. Podía sentir como al estar en esa posición su intimidad y la de Mai se rozaban levemente, provocando un estremecimiento en aquella parte de su cuerpo, lo cual se sentía extrañamente bien.
-Sí, por favor Naru… quédate conmigo… - Volvió a pedir Mai, quien de pronto se sonrojó al sentir lo mismo que Naru; la entrepierna de Naru rozaba con la suya, haciendo que de pronto una extraña sensación se apoderara de ella, como queriendo probar más de ello, como si de pronto sus ropas le molestasen, y como si los labios de Naru le estuviesen llamando.
No supieron en que momento sucedió, pero en un segundo ya se estaban besando, fundiendo sus labios en un beso intenso y apasionado, aunque era el primero de ambos. Mai pudo sentir como la lengua de Naru entraba en su boca, al mismo tiempo que las manos de él comenzaban a quitarle los botones de su blusa.
Al abrirla por completo Naru comenzó a tocarla, haciendo que infinitas sensaciones se apoderaran de ella, al sentir aquellas manos sobre su piel desnuda, su corazón latía tan fuerte que casi podría pensar que iba a estallar, pero eso no le importaba, quería más, quería llegar hasta el final.
Quería ser suya.
Mai volvió a mirar a Naru con esas lágrimas en sus ojos. Se sentía mal, se sentía como una tonta ¿Cómo había podido cometer semejante locura? Anoche había sido su primera vez, y ni siquiera recordaba todo lo que había pasado, sólo recordaba vagamente las caricias de Naru sobre su piel y el dolor que había sentido cuando él rompió su barrera. Pero eso era algo demasiado importante para ella, siempre pensó que su primera vez sería especial, que sería con el hombre que ella amara –aunque sí amaba a Naru- y que él la amara a ella, pero Naru ¿Cómo podría él amarla? Seguro que sólo se había dejado llevar por los instintos, nada más, por eso su dolor, por eso su desdicha, porque a pesar de haberse entregado al hombre que amaba sabía que él no sentía lo mismo por ella.
-Lo siento Naru… soy una tonta – Dijo antes de levantarse de la cama, aún cubriéndose con la sabana. Miró al piso y encontró sus ropas desparramadas por el cuarto. Se vistió lo más rápido que pudo y se fue corriendo de ahí, no quería que Naru la viese llorar por más tiempo.
Pero Naru, a pesar de todo eso, se sentía demasiado extraño ¿Cómo había podido pasar? Se dejó llevar completamente y había hecho un daño terrible a Mai, porque se había robado su primer beso y su primera vez con un hombre. Seguramente ella la estaba guardando para alguien especial, no para él, porque ¿Cómo Mai podría amar a un tipo que siempre era frío y distante con ella?
Era verdad, desde hace algún tiempo había comenzado a ver a Mai distinto, no sólo como su asistente o la chica con extraños poderes que lo ayudaba en los casos paranormales, sino como alguien confiable, sencilla y hasta linda, con todo y su torpeza. Mai le gustaba, le gustaba mucho y por eso se había acostado con ella, más que por encontrarse borracho, que esa era la otra razón.
Y aunque sabía que él y Mai se encontraban bajo los efectos de ese bebedizo, se sentía como un maldito aprovechado, debería haber parado cuando tuvo la oportunidad, porque ahora ya era demasiado tarde, ya todo estaba hecho, ya no había marcha atrás.
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Las siguientes semanas después de eso fueron muy incomodas para ambos. Naru no le dirigía la palabra a Mai por más de dos segundos, ni siquiera para pedirle su típica taza de té. Mai estaba triste, nadie sabía lo que le pasaba pero todos podían darse cuenta de que algo no estaba bien, tanto así que estaban muy preocupados por ella, incluso Lin que era el más serio de todos.
-¿Te sientes bien Mai? – Le preguntó Houshou al verla sosteniéndose la cabeza por quinta vez mientras estaban todos en una reunión para hablar sobre un caso paranormal. La chica sólo asintió con la cabeza.
-Estoy bien, no es nada – Aseguró sonriendo, pero no logró convencer del todo al monje.
Naru miró a Mai un momento, de alguna forma también la sentía extraña, estaba más pálida de lo normal y se mareaba constantemente ¿Acaso estaría enferma?
Como fuera, no pensaba preguntarle, no se sentía capaz de hablar con ella por lo sucedido hace semanas atrás, pues desde ese día ambos se habían estado evitando.
-Bueno ¿Y entonces cuando nos iremos? – Preguntó Ayako, quien también miró de reojo a Mai pues estaba muy extraña, el otro día la había visto comer como si no hubiera mañana, pero ahora no probaba ni un solo bocado.
-Los vuelos en avión han estado copados, así que será en dos días – Respondió Lin, mientras que observaba la pantalla de la laptop que tenía sobre la mesa.
-¿Cómo es eso de Hokkaido? – Preguntó John, quien conocía muy poco de las otras ciudades y distritos de Japón, así que sería divertido conocer aquel lugar pues había escuchado que era hermoso.
-Hokkaido es una de las islas que conforman Japón – Respondió Osamu en tono sabiondo -. En ella hay muchos lugares turísticos, creo que será divertido ir a resolver un caso por allá.
-Iremos a trabajar, no a divertirnos – Recordó Naru en tono de enfado, haciendo notar que no se sentía para nada a gusto.
Cuando Bou-san iba a replicar la mala actitud de Naru, todos se sorprendieron al ver salir corriendo a Mai, la cual se encerró en el baño apresurada.
-¿Qué le pasa a Mai? – Se preguntó el monje preocupado. Ayako corrió al baño y entró, notando como la joven castaña vomitaba.
-¿Estás bien Mai? ¿Comiste algo en mal estado? – Preguntó la mujer agachándose junto a ella, para así sostener su cabello. Mai se limpió la boca con una toalla y miró a Ayako con los ojos llenos de lágrimas, lo que sorprendió a la mayor.
-Ayako… tengo miedo… - Dijo Mai llorando sin poder contenerse, pues aunque no quería que así fuese, estaba segura de que lo que le estaba pasando tenía mucho que ver con lo sucedido con Naru.
-¿De que tienes miedo Mai? ¿Qué sucede? – Preguntó Ayako aún más preocupada. Mai se separó un poco de ella y se secó las lágrimas con sus manos, aún sin levantarse del piso.
-C-creo que… estoy embarazada… - Respondió mientras hipaba debido al llanto. Ayako la miró con sorpresa ¿Acaso Mai le estaba jugando una broma?
La sacerdotisa comenzó a reír y se puso de pie mirando a Mai aún sentada, la cual no dejaba de derramar lágrimas.
-Buena broma Mai, ya habla en serio – Dijo la mujer, pero notó como Mai sólo bajaba la mirada, lo que quería decir sólo una cosa; Mai no estaba bromeando, lo que dijo era totalmente en serio - ¿Cómo vas a estar embarazada? ¿De quien?
-De… - Mai dudó si responder o no, pero estaba tan asustada, no sabía que iba a hacer ahora, si esto era verdad no sabría ni a donde esconderse, como hacer para enfrentarlo – D-de Naru… - Volvió a llorar. Ayako la miró con una incontenible expresión de sorpresa, pero ahora entendía esa actitud tan rara que habían tenido ellos dos en todos estos días.
-¿Cuándo fue?
-La noche de navidad… - Respondió Mai, quien cubrió su rostro con sus manos tratando de reprimir inútilmente su llanto. Ayako la abrazó y trató de hacerla sentir mejor – Todo… pasó mientras estábamos ebrios, y después de eso Naru comenzó a tratarme fríamente… me odia…
-No digas eso, sabes como es Naru, seguro sólo está confundido – Decía Ayako, pero sus palabras no lograban hacer que Mai se sintiera mejor – Mai, vamos mañana a comprarte un test de embarazo ¿Te parece?
Mai sólo asintió con la cabeza; al menos tenía a Ayako junto a ella, así que no se sentía tan sola.
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Era bastante temprano, pero ambas se encontraban frente a la farmacia a punto de comprar el dichoso test. Mai estaba demasiado nerviosa, si salía positivo no sabía que haría ¿Cómo decirle a Naru?
-Cálmate Mai, sólo vamos, lo compramos y lo haces ¿De acuerdo?
-S-sí – Respondió Mai asintiendo con la cabeza. Ambas entraron a la farmacia y Mai pidió el test a la señora que atendía.
Luego de eso las dos se fueron hacia la casa de Mai y una vez ahí la castaña realizó la prueba para salir de dudas. Mientras esperaban el resultado, ella y Ayako hablaban un momento.
-¿Crees que salga positivo? – Preguntó Mai preocupada. Ayako no sabía que responderle, pero ella creía que sí, porque esa extraña forma de comportarse de Mai no podía ser por otra cosa.
-No lo sé Mai – Respondió sin saber que más decirle. Mai sólo bajó la mirada, tratando de calmarse y de convencerse de que todo saldría bien, de que el resultado sería negativo y que no estaba embarazada, que no tendría un hijo de Naru.
Pero todo eso no fue más que una mentira que quiso crearse, porque al ver el resultado su temor se vio realizado, porque era positivo.
Las lágrimas no tardaron en salir de sus ojos, mientras que se llevaba una mano a la boca para evitar gritar del miedo ¿Cómo iba a hacer ahora para tener un bebé? No podía hacerlo sola, no sin Naru.
-Dios mío… - Dijo bajando la mirada y dejando que las lágrimas se esparcieran por su rostro. Ayako la miró y enseguida la abrazó, pero tenía una expresión seria en su rostro.
-Tienes que decírselo a Naru hoy mismo – Dijo casi como una orden, viendo como Mai negaba con la cabeza.
-No, no puedo hacerlo, Naru jamás lo aceptaría, él no me quiere ¿Cómo voy a decirle que vamos a tener un hijo?
-Así mismo, vas y le dices que van a tener un hijo, porque el hijo es de ambos ¿Me oyes? – Ayako miró a Mai de forma seria, casi insistiendo con su sola mirada a que Mai hiciera lo que ella le estaba diciendo, pero Mai sólo volvió a bajar la mirada.
No sabía como se lo iba a decir, pero Ayako tenía razón, el bebé era de ambos, así que ambos debían enfrentar la responsabilidad, y si Naru no lo quería al menos ella tenía que saberlo.
-S-sí – Accedió por fin, secándose todas las lágrimas y poniendo una expresión decidida – Hoy se lo diré a Naru – Dijo acariciando suavemente su vientre, pues ahí estaba su futuro hijo o hija, ese bebé que le cambiaría la vida.
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Esa tarde había una reunión para afinar los detalles sobre el caso una vez más, como siempre se traba de cosas extrañas, ruidos y presencias sospechosas en una antigua mansión. Naru aceptó el caso enseguida ya que se veía que sí había algo ahí, por lo que mañana partirían para averiguar de una vez que era todo eso.
Naru, Lin, Houshou, John, Osamu y Masako se encontraban alrededor de la mesa de centro, hablando sobre que podía ser lo que asechaba la mansión, cuando de pronto Ayako y Mai entraron por la puerta.
-¿Dónde estaban ustedes? – Les preguntó Bou-san a las dos. Ayako no dijo nada y se sentó, pero Mai se quedó de pie y mirando al suelo. El monje se extraño un poco por aquello, porque ninguna le respondió y Mai se veía como si hubiera estado llorando.
-Naru… tengo que hablar contigo… - Dijo Mai sin mirarle aún. Naru ni siquiera la miró, simplemente siguió sentado ahí como si nada, como si ella no estuviera.
-Ahora no puedo – Fue todo lo que dijo. Su forma de ser era tan hiriente para Mai, le dolía tanto que después de todo ella fuera menos que nada en su vida, pero esta vez no se trataba sólo de ella, así que no iba a dejar que Naru la ignorara.
-Es algo importante, no puedo esperar – Dijo con voz firme, llamando la atención de todos los demás, quienes enseguida notaron aquella tensión en el ambiente, pero nuevamente Naru no se inmutó.
-Te dije que ahora no puedo, después – Respondió algo cabreado ¿Desde cuando Mai tenía esa insistencia en hablar con él?
-¡No me voy a ir hasta que me escuches! – Gritó la castaña enojada, pues ya era el colmo aquel trato de su parte.
Naru sólo la miró fríamente, haciendo evidente su molestia.
-Dilo de una vez, que no tengo todo el día para escuchar tonterías – Dijo con ese tono áspero, que hizo que por un momento Mai quisiera llorar. Pero luego se paró firme frente a él, que aún permanecía sentado, y reuniendo todas sus fuerzas habló sin importarle que todos sus amigos estuvieran presentes , sólo quería decirlo de una vez.
Tomó un poco de aire.
-Naru… estoy embarazada – Soltó por fin, viendo la expresión de sorpresa en el rostro de Naru, recordando que jamás lo había visto de esa manera.
-¡¿Mai va a tener un hijo de Naru? – Gritaron Houshou, Masako y Yasuhara al mismo tiempo, quienes tampoco podían creer aquella noticia.
Continuara…
…
Bueno, aquí acaba el primer capítulo de este fic.
Espero que les haya gustado ¿Qué dirá Naru? ¿Aceptará a su hijo o se hará el desentendido? ¿Ustedes que creen?
Nos leemos muy pronto ^^
¡Bye!
