Capitulo 1: Cuando lo perdí todo.
Todo en esta vida había terminado para mi. Ella murió junto con todas mis ilusiones y sueños. ¿Qué iba a hacer? ¿Por qué seguir con este dolor?. No lo sabía, lo único que me mantenía en pie era su pedido de seguir con mi vida. Pero ¿Cómo vivir sin la razón de mi existencia?
Cuando creí que tenia todo lo que quería, cuando creí que todos los problemas estaban resueltos para mi... en tan solo segundos perdí todo.
Ella era todo lo que necesitaba para ser feliz. Era amable, dulce y hermosa. Cuando estaba completamente perdido, ella llegó a mi vida para sorprenderme. Una noche estrellada llegó a mi vida. Sus rizos rubios se movían al compás de la música lenta, bailaba junto a un hombre mayor que luego conocí como su padre.
Desde esa noche, todas y cada una de ellas veía su bello rostro cada vez que cerraba mis ojos.
Rápidamente nos hicimos amigos y en una de las tantas salidas en las que recorríamos la playa conociéndonos, tomé todo el valor que tenia y decidí decirle lo que sentía. Pero cuando intente hablarle, ella se me adelantó. Apoyó suavemente uno de sus dedos sobre mi boca y me pidió dulcemente que no dijera nada. Nos miramos a los ojos y pude ver el mundo en los suyos. Me besó.
Siempre me sorprendió su desfachatez, nunca la ví sonrojarse ni demostrar vergüenza. Era tan segura e inteligente.
Creí que éramos uno para el otro, creí que mi motivo en esta vida era verla feliz. Era todo para mí y por eso no dudé ni un segundo y luego de dos meses de salir, le pedí que se casara conmigo. Recuerdo como si fuera ayer cuando su cara se llenó de lágrimas de feliz y la luz que había en su sonrisa.
Éramos felices.
La boda fue espectacular.. mucha gente, mucha comida y mucha felicidad. Yo nunca había querido algo así pero ella así lo quería y no dudé en dárselo.
Los dos años junto a ella pasaron muy rápido para mi, era tan feliz pero ese día todo fue diferente.
La noche anterior habíamos discutido, ella quería tener un hijo. Un hermoso hijo, en ese momento y a mi me encantaba la idea pero creía que no era el momento justo. Éramos tan felices así y pensé que un niño lo complicaría todo. Que equivocado que estaba, que idiota fui. Si yo hubiera sido mas comprensivo, si yo no hubiera sido tan miedoso sino tan seguro como ella todo lo que pasó no hubiera sido.
Esa mañana me desperté y me levanté lentamente del sofá. Siempre era así cuando nos peleábamos. Toqué la puerta de nuestro cuarto y como no escuché nada, entré. Sobre la cama había una nota:
"Edward,
me fui a lo de mi madre. Espero que me entiendas y con el tiempo te des cuenta de lo que necesito. Solo pensá en todo esto, recapacitá por favor.
Nos vemos, Sophie."
Orgulloso y necio, rompí la nota en cuatro pequeños pedazos y intente seguir con mi día. Pero era imposible, la amaba tanto y no iba a perderla por esto.
Llamé a su restaurante preferido y reservé una mesa para los dos. Después la llamé y como no contesto le dejé un mensaje en la grabadora. Tomé una ducha y me puse la mejor ropa que tenía. Al rato contestó mi llamada con un corto mensaje de texto confirmando el horario para las nueve.
Exactamente a las nueve estaba en la puerta de la casa de sus padres. En una mano un ramo de flores y en la otra una sincera disculpa.
Pero nadie atendió y me empecé preocupar, ella había dicho que estaría y nunca se retrasaba. A los pocos minutos, comenzó a sonar frenéticamente el teléfono de la casa de mis suegros. Y nadie atendía, sonaba, sonaba y sonaba. Para las 9.30 mis nervios me estaban matando, así que me acerqué a la ventana y rompí uno de los vidrios para abrirla. Pobre Graciela, mi suegro, luego le explicaría.
Tomé el teléfono y del otro lado me contestó una voz totalmente desconocida.
-Hola... ¿Habló con la familia Weber?
-Si, ¿Quién habla?
-Soy el jefe de policía de Forks, Charlie Swan.
Ahora si que estaba preocupado.
-¿Usted es familiar de la señora Sophie Weber?
Mis piernas comenzaron a fallar.
-Si claro, soy su esposo. ¿Qué es lo que pasa?
Ya a esa altura un profundo miedo nació en mi. Recorrió mis piernas hasta situarse en la parte superior de mi pecho.
-Oh Dios mio! Pensé.
-Oh señor su esposa tuvo un grave accidente de automóvil.
-¿Cómo? – Yo no podía creerlo, ella nunca había tenido ninguno y conducía tan bien como yo.
-Un conductor de un camión perdió el control y envistió a su esposa. Esta está en el hospital de Forks, en la sala de urgencias.
Corté el teléfono, no había tiempo para formalidades. En cuanto me senté en el auto y lo encendí, lo sabia, sabia como iba a terminar todo esto aunque no quisiera verlo.
Llegé en solo dos minutos a las sala de urgencias y la ví.
El mundo se cayó sobre mi.. sus rizos rubios caían por la camilla totalmente cubiertos de sangre. Su rostro hermoso, también. En cuanto me acerqué y la vi, sonrió. ¿Cómo podía sonreír en un momento así? ¿Cómo podía?.
Me miró, con sus ojos celestes bien abiertos:
-Sigue con tu vida, Edward. Vive feliz, es lo único que quiero. Te amo.
-No digas eso, vas estar conmigo siempre. Perdon, perdon, perdon... no me dejes.. NO ME DEJES! – Lloraba. Escondí mi cabeza en su pecho y escuche un suave: no tengo de que perdonarte. Te amo.....
Cuando levante mi cabeza, sus ojos estaban abiertos de par en par pero la vida se habia escapado de ellos.
-NO! NO! NO! NOOO- grité con todas mis fuerzas. Lloraba, gritaba no podía controlar la rabia que tenía. El dolor me carcomía por dentro. El dolor estaba terminando con mi alma, con todo mi corazón.
Unos brazos me rodearon y me sacaron de su lado.
-No, no.. quiero estar con ella. Nonono, no me separarán de ella
Pero mis piernas no respondían, menos mis brazos, así que dejé que me arrastraran. Había muerto la razón por la que vivía y yo estaba muerto en vida.
CONTINUARÁ...
Espero que les guste mi primer capitulo, espero escribir alrededor de 15. Es mi primera historia y estoy muy contenta.
Me encantaria recibir alguno de sus reviews
Besos y saludos para todos
Charlotte-1208
