¡Hola! Este fue el primer fanfic que escribi, en el 2004, asi que ya ha llovido... por favor no sean muy duros con el. Procurare subir un nuevo capitulo cada semana.

Disclaimer: Los personajes pertenecen a J.R.R. Tolkien, en su gran mayoria, el peronaje Ancalime si es de mi invencion, y mas adelante salen algunos mas, pero, en fin, si ven un nombre conocido ya saben que no es mio si no del gran profesor :) Esta historia es para entretener, no se gana ningun dinero con ella.

1° "Discusión en palacio."

Esa mañana estaba bastante nerviosa, y es que iba a hablar con mi padre, glup, de asuntos serios, sino, ¿porque otro motivo me habría dado una cita formal para la hora primera después del amanecer? Sospechaba (acertadamente) que deseaba discutir mi futuro, es decir, convencerme de aceptar por marido al mequetrefe de Duilin. No es que tuviera encono en su contra, simplemente no deseo casarme, y menos con un fulano que primero te ve con cara de borrego a medio morir y luego pide tu mano sin que tu sepas nada… Imbecil. Y a mi padre le pareció maravilloso que un príncipe de Morthond solicitara en matrimonio a su bastardilla, pero a mi o me gusto nada, y tras dos semanas de no muy sutiles indirectas de que lo aceptara ese día íbamos a hablar claramente del asunto.

Cuando entre padre me pidió muy cortésmente que desayunara con el, me beso y me pregunto como iba mi estudio sobre los residuos de los potes de la cocina, algo poco usual en el, pero apenas le hube contestado que genial me dijo:

-Hija, esta muy bien que conserves la sabiduría de tu madre, que Eru la haya acogido en su seno, pero, ¿que hay de tu vida como mujer? ¿Has pensado en casarte, tener hijos? Ya tienes edad.

-Claro, padre, tengo 20 años, otras, a mi edad, son abuelas...

-No te burles niña, que hablo en serio.

-Y yo también padre -la sonrisa que había en mis labios se esfumo- . Tu sabes que no siento inclinación a casarme, ni a tener hijos, y menos aun siendo tan joven.

-Findullas tenía tu edad cuando se caso conmigo.

-Y 12 años mas cuando se murió...

Al instante comprendí que me había pasado recordándole a padre la muerte de Findullas, por la expresión que hizo confirme que aun le duele. y yo no quiero sufrir así.

-Padre, yo...

-No tienes ningún derecho para hablas así de ella. ¿Entendido? ¡Ninguno!

-¡Tu tampoco tienes derecho de decidir mi vida!

-Yo pienso en lo que es mejor para ti, y pienso antes de hablar, eso es lo que debes aprender, Ancalime, a ser razonable.

-Lo soy, es por eso por lo que no quiero casarme sin amor, ¡solo porque el pretendiente es de linaje y se supone que debo hacerlo!

-¡Tu no sabes nada del amor! Eres una chiquilla egoísta que solo piensa en jugar con sus alambiques y sus flechas!

-Entonces, según tu, ¿que era lo que sentía por mi madre?

-¡Eso es diferente! Yo me refiero al amor a una mujer, a un hombre. Eres incapaz de amar como yo ame a ...

-¡Findullas? Vamos padre, aun la amas, siempre la amaste mas que a mi madre y sufres por ella, lo veo. ¿Ves porque no quiero amar?

-Eso es estupido y cobarde, Ancalime, si los Valar me dieran la oportunidad de volver atrás y elegir mi vida, a pesar de lo que he sufrido, volvería a elegir a Findullas, y a tu madre. Si, también ame a Telperien, y también sufro por ella, y solo Eru sabe como mi corazón pudo romperse dos veces.

-Padre, yo no soy como tu yo... soy...

Un clamor de trompetas de plata me saco de la embarazosa situación de no poder decirle a mi padre, ni a mi misma, quien era.

Corrí hacia la ventana para ver a mi salvador.

-¡Faramir! -grité y corrí hacia la puerta.

-¡Espera Ancalime! No me has contestado si vas a aceptar a alguien o no.

Padre tenia un gesto indescifrable, así que jugué a la segura, y casi atravesando el umbral, le dije:

-Si padre, lo haré... si ellos me aceptan a mi.

¡Genial! Había encontrado la respuesta perfecta, pensé, mientras corría descendiendo por la ciudad. Quería ver lo mas pronto posible a mi hermano, y avisarlo de que, para variar, padre no estaba de muy buen humor. Lo alcancé en el cuarto circulo.

-¡Fa...ra...mir! Uff... Lo siento Faramir... esta bien "sazonado".

-¡Como! ¿Esta muy enojado?

-No se... le he recordado la muerte de tu madre y de la mia.

-¡Que bárbara!

-Si, hasta nos hemos gritado y todo.

-¡Gritado!? ¿Padre ha gritado?

-Si, ambos; nuestras dulces voces deben de haberse oído hasta al Pellenor.

-Vaya-Faramir cambio su seriedad por una risa-¿Sabes, hermanita, que eres la única gondoriana que puede gritarle al señor y senescal sin perder la cabeza?

-Si- reí yo también-. Eso de salvar la cabeza en situaciones desesperadas se me da por línea materna. Bueno, al final no ha salido tan mal, he aceptado aceptar a alguien que me acepte.

-Vale. ¿Duilin sigue pretendiéndote?

-Si, el muy imbecil hasta me compuso un poema: "A tu alta figura / sacare un palmo de altura. /A tus ojos violetas / paseare en veletas" -nos reímos con ganas- Imagínate: el que esta de mi alto y vive a docenas de millas de la costa...

-Vive cerca del Ringlo.

-Ba, olvídalo, ya le tengo preparada una muy buena, jejeje.

-Eres malévola cuando te ríes así-me dijo con una amplia sonrisa-.

-Sabes que siempre seré benéfica contigo. Estoy muy feliz de ver que ni el mas feo de los orcos te ha hecho un rasguño.-Faramir suspiro y su gesto se torno triste-¿Que...

-Oh, Ancalime, he batallado con hombres; contra los haradrim.

-¡No...

-Desgraciadamente, si. ¿Y sabes lo que ello significa?

-Que se han aliado con el Sin Nombre... y que padre va a romper el enfadometro.

-Si... ¿Ya lo has inventado?

-Jaja, no, pero en eso estoy: debería medir la tensión de sus músculos faciales, o el fuego que hecha por los ojos...

-Desearía reírme de la vida como tu.-Faramir me miro tiernamente.

-Y yo desearía tener tu aplomo... -guiñe un ojo a mi hermano antes de que cruzara el umbral de la sala del trono- y padre desearía lanzar fuego como los dragones.

La puerta se cerró y yo doble el pasillo y comencé a subir los 120 escalones que conducen a mi hogar.

Los senescales han regido Gondor desde la desaparición del rey Earnur, hace casi mil años. Y los alquimistas han sido maestros de la sabiduría desde la separación de hombres y elfos, hace mas de tres mil años. Ambas estirpes, reales a su modo, han habitado en la ciudadela de Minas Tirith. Y desde que Ecthelion I reconstruyo la Torre Blanca hace 320 años, los 4 primeros pisos han sido hogar de los senescales; el 5° y 6° lo han sido de los mejores alquimistas del reino, y en el 7° piso solo puede entrar el senescal del reino.

O eso se cree. La verdad es que desde que mi madre me lo contó ardí en deseos de entrar a ver que había ahí. Hace 4 años, poco después de la muerte de mi madre invente una cera que no se adhiere a su molde y me fabrique una llave. Fue casi místico entrar ahí, para descubrir los secretos mejor guardados del reino: antiguos documentos en valinoreano y otras lenguas, bellos objetos antiguos entre ellos una esfera negra, lisa y muy resistente (lo descubrí al tirarla accidentalmente) a la que si miras profundamente te muestra escenas. y una linda aguilita de juguete.

Esto nunca se lo he contado a nadie, ni siquiera Boromir ha entrado en el 7° piso.

En cuanto al 5° y 6° nadie quiere entrar, los tengo hechos un desastre: libros, polvos, cristales y vestidos tirados por doquier. Aun así, nunca pierdo nada.

Y no es que sea particularmente sucia, pero soy la única alquimista que queda en Minas Tirith, y no me doy abasto para recoger tanto. Cuando vivía mi madre el orden era aceptable, y supongo que cuando mis abuelos y mis tíos vivían aquí mi hogar era una impecable fabrica de pociones.

Pero todos ellos murieron en la peste de 2988. Mi madre se salvo dos veces de la peste de Mordor, una siendo pequeña y otra ya adulta, sobreviviendo a toda su familia, incluso a su reciente esposo.

Fueron dos desesperantes meses en los que su familia moría mientras el señor Denethor exigía la cura de la peste, pues su esposa, la princesa Findullas, la había contraí remedios de mi madre la mantuvieron con vida tres semanas mas, pero al final murió. El señor Denethor casi enloquece de dolor, y de ira.

Acuso ante el consejo de sabios a mi madre de haber envenenado a Findullas de Dol Amroth. Si por el hubiera sido, a mi madre le habrían cortado la cabeza sin mas miramientos. Afortunadamente, tuvo que acatar sus leyes, y el consejo encontró inocente a mi madre: los mismos remedios no pudieron salvar a la princesa ni a su familia la habían salvado a ella. Milagrosamente, según palabras del consejo. Yo creo que por haberse enfermado de niña.

Durante un tiempo, Denethor, señor y senescal del reino no pudo ver a Telperien, jefa de alquimistas, ni en pintura. Perdió por completo la fe en la alquimia.

Pero dos años después de enviudar se perdonaron, volvieron a tratarse e iniciaron una muy inusual y profunda amistad, y al final, el regente irascible, amargado y duro, y la templada y dulce alquimista se enamoraron.

Pero ni sueños de que pudieran casarse, hubiera sido igual o peor que cuando el rey Valacar de Gondor se caso con la princesa Vidumavi de Rhovanion alla por el 1400 y originaron la guerra de las estirpes, donde perdimos Umbar.

No había ninguna necesidad de una guerra civil con el Sin Nombre fortaleciendose.

Hasta Mithrandir se intereso en la vida personal de mi padre, y eso que nunca se ha llevado muy bien. Creo que mis padres hicieron votos secretos o algo así; cuando pregunte a mi madre suspiro y me dijo que lo que vale en la unión de dos personas es la pureza de la unión de sus corazones, no lo que opinara la gente.

Cuando pregunte a mi padre, gruño.

En estas reflexiones estaba sumida, apoyada en el alfeizar de mi ventana, cuando una piedrecilla me golpeo el rostro.

-¡Faramir! Pudiste haberme gritado.

-¡Lo hize!

-¿En serio?

-Tres veces. ¿Quieres bajar?

-No realmente. ¿Que quieres decirme?

-¡Cosas que no pueden comunicarse a gritos frente a toda la ciudad! ¡Baja!

-Vale, dame un minuto -fui al 6° piso, cerré, me senté, me impulse ¡y a bajar se ha dicho!-. ¡Yujuuu!

-Dijiste un minuto-Faramir sonrío y me incorporo-. Te ensuciaste el posterior.

-Si, es una lata-dije mientras me sacudía-andar siempre de violeta, pero ya ves, padre no me compra vestidos de otro color;"acentúan mis ojos".

-Pues hay gentes llamadas sastres, y las mujeres acostumbran ir a decirles como quieren que les hagan sus vestidos...

-Que flojera... ¿Que era tan importante para hacerme bajar 120 escalones?

-Decirte que padre ha ordenado que te arregles, porque hoy cenamos con Duilin y sus padres-solté un bufido de indignación-. ¿Tan malo es?

-Si, bueno, no se; nos llevábamos bien hasta que empezó a cortejarme... Bueno, no me dejan otra opción. Prepárate para un espectáculo esta noche, Faramir-me miro con asombro- uno muy bueno. Oye, ¿como te fue con padre?

-Bien, supongo. Estaba molesto, claro, y cuando le di el informe-se mordió los labios-actuó como si ... ya supiera todo lo que iba a decirle.

-¿No le asombro saber que Harad se unió a Mordor?-pregunte incrédula.

-No mucho. Parecía que era una amarga noticia que ya estaba esperando.

-¿Será adivino?-replique, aparentando ingenuidad; no quería revelar a Faramir mis sospechas sobre los dones proféticos de padre.

-No creo: por la sangre de Luthien, algunos de sus descendientes poseen algún grado de premonición. Pero es muy diferente a la adivinación.

-¿Solo por la pequeña porción de la sangre de Luthien?-intente cambiar el tema.

-No, también cuenta la sangre elfica. Pero solo da un instinto de premonicion: cosas como sentir que alguien querido esta en peligro, no saber si tus enemigos se alían, eso es adivinación. Y si no naces con ese don, solo lo puedes conseguir con malas artes-movió la cabeza-. No, creo que padre solo es muy inteligente, y previsor.

-Vale. -dije, mordiéndome la lengua para no decir mas.

Continuara...