No hay excusa para lo que siente.
Enigmático y caprichoso Loki, la burla y el desprecio le llenan demasiado los labios.
Loki parece impredecible, distante, dolorosamente libre e inalcanzable. Loki miente y se cree sus mentiras; y olvida a veces que no siempre puede mentir a quien ya desea que se le mienta.
¿Es un dios o una fuerza de la naturaleza? Dios de la decepción y del engaño, dios del caos, dios de las travesuras. La fuerza impredecible y terrible del capricho humano, la fuerza desatada del "quiero," del "debo," del "puedo hacer."
Loki ataca, Loki esquiva, Loki juega y jugando se lleva a todos quienes ama entre sus afiladas palabras. Porque para Loki se gana o se pierde y perder es el absoluto olvido del "para siempre."
Quien ha amado a Loki sabe que el blanco y el negro no existen. No hay bueno o malo a quien Loki jure su lealtad; Loki se jura lealtad a sí mismo y aún así se traiciona a veces.
Con Loki no hay excusa para lo que se siente, no hay manera de predecirlo o de pararlo. Porque con todo lo que es y no es Loki, amarlo es repentino, es un golpe, es un accidente inevitable de consecuencias devastadoras.
A Loki no se le puede amar como se aman las cosas sencillas. Loki no es la brisa, no es el calor a la sombra, no es la sed que se sacia. A Loki se le ama como a la lluvia, como a la noche, como al sol. A Loki no se le ama sin consecuencias.
Hijo, hermano, padre, traidor. Loki se reinventa, acaso por aburrimiento o por miedo a sí mismo; Loki renace, Loki se deja morir una y otra vez frente a cada giro injusto —o no— del destino.
Quien lo ama se pregunta lo que él mismo, lo que los otros, lo que los pocos que han podido amarle. ¿Quién eres? ¿Eres real, juegas también conmigo? Y Loki ríe fuerte y llora en silencio por la misma pregunta necia de siempre, la que le taladra, la que le incomoda, la que hace que el reflejo de sí mismo le engulla el corazón.
Y por eso la pregunta y la duda quedan en el aire; porque sólo Loki puede darles respuesta pero no quiere o no puede hacerlo.
Amar a Loki no es fácil. No hay respuesta posible que pueda darse a sí mismo quien lo hace. Con Loki los cómos y los porqués son escasos, ingrávidos, impredecibles como él mismo. Son subyacentes a todas sus palabras, a sus gestos bien practicados, al movimiento estudiado de sus labios cuando miente.
El amor es ciego, el amor es sordo. ¿Conviene en verdad no escuchar cuando se ama a Loki? ¿Conviene cerrar los ojos al frío de su boca, al calor de sus besos?
No hay excusa para amar a Loki, ni veneno o cura que lo pare. No hay salida una vez que se ha entrado al laberinto. Y se debe saber que nunca habrá remedio para el inevitable golpe de la caída.
Pero, a pesar de él mismo, a pesar del continuo estira y afloja, se le ama y se le busca. Se le encuentra y se le pierde.
A Loki se le tiene poco y se le ama para siempre.
*I*I*
Tuve que escribir ésto luego de hacerme fan de cierta pareja y luego de ver el trailer que acaba de salir para Thor II. Lo dejé ambiguo a propósito, pero lo escribí pensando en las dos personas con quienes emparejo a Loki.
Comentarios y críticas constructivas son muy bienvenidos. Yo no escribo, así que quiero mejorar para cuando me den ataques frikis y necesite hacerlo.
