¡Y otro fic más! Sí, no me puede aguantar, en serio que no. Este es otro AU, y Elsa y Anna no son hermanas, o al menos no hermanas de sangre. Espero que lo disfruten, y que sea de su agrado, porque al menos yo la pasé muy bien escribiéndolo.
Disclaimer: Frozen NO me pertenece, sino que a Disney y sus afiliados.
Gélido
Por E. Waters.
Capítulo I
Elsa POV.
Lo encontraba inconcebible. Mi madre, Frida, apenas había muerto hacia algo más de un año atrás, y ahora mi padre, Dan Arandelle, sí, el mismo dueño del famoso bufete de abogados, se casaba con una tal Jane Summers.
Y tal vez esto no sería tan malo, sino fuese que Jane Summers, una divorciada, tenía por hija a Anna.
Anna y yo jamás nos llevamos muy bien; ella, hermosa, de cabellos cobrizos, algunas pecas, y grandes ojos verdosos, era la muchacha más popular del colegio, siendo porrista y teniendo como novio a Kristoff, el mariscal de campo.
Y yo, Elsa Arendelle, no podía ser más diferente que ella.
Si bien, no tenía fama de empollona, no era en lo absoluto popular, y es más, a más de alguno yo intimidaba. Ya saben, ropa con oscuras tonalidades azulosos, cabello muy rubio y platinado, tenía la fama de ser 'la reina de hielo', todo debido a la frialdad con quien trataba a todo el mundo, sin excepción alguna.
Ni siquiera Anna.
Y creo que eso había herido su orgullo, o algo, porque siempre hacía comentarios contra mí, derechamente me ignoraba.
Pero me gustaba esa indiferencia. Después de todo, yo la había forjado hacia los demás, todo para evitar sentir algo, cualquiera que fuese emoción, por alguien, en un desesperante intento por no ser dañada.
No tenía amigos, pero tampoco es que me interesase tenerlos.
Yo me valía muy bien sola; tenía calificaciones brillantes, y aparte pertenecía al club de esgrima, en donde yo era su capitana.
¿Admiradores? Sí, los tenía, pero no quería relacionarme con nadie, sobre todo después de la muerte de mi madre.
Siendo así, y pese a mi capitanía, yo no era una chica 'in', como Anna sí lo era, siendo las dos a nuestro propio modo, populares.
Y tal vez todo seguiría su curso, todo saldría bien, si no fuese porque en una reunión de padres, mi padre conoció a la bella madre de Anna.
No me importaba que él saliese con ella, puesto que suponía que no podía estar solo, sin pareja, pero cuando supe que contraerían matrimonio, algo se derrumbó en mi cabeza.
No podía ser… no podría ser que Anna Summers y yo, fuésemos hermanas, aunque sólo por ley.
—¿Es cierto, cariño, eso que serás hermana de 'la reina del hielo'?
—Ay, Krsitoff, es mucho menos grave de lo que crees… sólo viviremos juntas, mi madre llevará el apellido Arendelle y ya.
—¿Pero no te da cosa? Digo, Elsa es muy rara.
Eso es lo escucho cuando justo paso por el pasillos central del colegio, de parte de mi futura hermana, y su novio.
Cuando se dan cuenta que lo escuché todo, Kristoff se sonroja, pero Anna mantiene su mirada sobre mí, como retándome, como provocándome.
Pero realmente, no me importa, en serio que no. Me daba igual lo que Kristoff Anderson opinase sobre mí, aún cuando él fuese algo así como una especie de futuro cuñado. ¿Yo relacionada con los reyes de la escuela? Realmente, nadie lo hubiese esperado.
Nadie.
—Papá.
—¿Si, Elsa?
—Escucha, sé que no puedes estar sin pareja, y eso lo entiendo a la perfección, pero… ¿Casarte con la madre de Summers?
—Anna, querida, es Anna…. Pronto serán hermanas, no debes llamarla por su apellido.
—Eso no responde a mi pregunta, papá.
—Escucha, querida, Jane es muy especial pata mí, y dudo que encuentre a alguien mejor que ella, para pasar el resto de mi vida, ¿comprendes? Y si me disculpas, debo irme… puedes tomar el auto para ir al colegio.
—No, gracias, prefiero el autobús.
Nunca me gustó mostrar las riquezas de mi familia, prefería camuflarme entre todos, pasar inadvertida, cosa difícil considerando le peso de mi apellido.
Siendo así, llegué al colegio como cualquier otro día, pero todos me miraban diferente, como si hubiese hecho algo, no sé si malo o bueno, que cambiase la percepción que los demás tenían sobre mí.
—Elsa.
Ladeo mi rostro hacia un lado, encontrándome con los ojos de Hans Southern.
Era el sub capitán del equipo de esgrima, pero a la vez el chico más guapo del colegio, aún cuando Kristoff fuese el mariscal.
—¿Es cierto eso que serás hermana de Anna?
—Sí… ¿por qué?
—¿Crees que…?
—Anna tiene novio, Hans.
—Yo no quiero a Anna como novia, Elsa… es solo que quiero pasar un buen rato con ella y ya.
—Conmigo no cuentes.
Y dicho esto, casi cierro la puerta del casillero en la cara de mi compañero de equipo.
Después de todo, Hans era casi un cerdo, en cuando a relaciones sentimentales se refiere. Aun recuerdo, como el año pasado, intentamos salir juntos, pero al final no funcionó, porque según yo, nos faltaba 'la chispa'.
Aparentemente, él pensaba lo mismo que yo, puesto que seguimos igual de bien después de nuestra 'ruptura'.
Sin embargo, él no era mi amigo. O bueno, yo más bien no quería ser su amiga.
Me dirijo hacia clases, en donde siempre destaco, ya cuando sea cualquiera la materia. Lo que sí, no pude evitar observar por el rabillo del ojos a Summers. Cuando lo hice, su mirada se encontró con la suya, y entonces yo evadí su mirada.
Summers me miraba diferente.
O tal vez, siempre me había mirado de esa forma, pero yo jamás lo había notado. Nunca le presté mucha atención a Summers, tal vez por esa aparente fachada de porrista sin cerebro.
Aunque claro, si consideraba el desempeño de ella en clases, por lo poco que sabía sobre eso, ella no era una simple porrista sin cerebro; no, Summers era inteligente, o bien, más inteligente que Anderson o el propio Hans.
Todas las clases transcurrieron sin mayores sobresaltos, hasta que al finalizar alguien me esperaba a fuera de la escuela.
—¿Summers? —pregunté, alzando curiosa una ceja.
—Hola, Elsa. —y sonrió, de una manera que nunca yo había visto en ella.
—¿Qué quieres?
—Pronto seremos hermanas, ¿no crees que nos deberíamos de conocer?
—No, no lo creo. —digo escueta, e ignorando olímpicamente a Summers, me dirijo hacia el autobús escolar.
—Hey, ¿cuál es tu problema? —la voz de Summers sonaba algo, sólo un poco, alterada. —¿Sabes con quién estás hablando, no?
—Sí, con Anna Summers, la futura hijastra de mi padre.
Estaba siendo gélida y desagradable, pero simplemente no podía evitarlo. Antes que ella pudiese decir algo más, me subí al autobús, el cual pronto partió, dejando a una confusa Anna Summers parada en la entrada de la escuela, con un gesto de ofuscamiento en su rostro.
Sin poder evitarlo, sonreí de forma abierta.
Summers: 0 Elsa: 1
Los días pasaron, sin mucha novedad alguna, hasta que aquel viernes de esta misma semana, cuando regresaba de mis prácticas del club de esgrima, vi que había otro auto, uno desconocido, frente a mi inmensa casa.
Entré, y lo primero que vi fue a una mujer muy bella. A verla bien, me di cuenta que era la madre de Summers, en vista que el parecido era innegable.
—¡Hija!
Giré mi rostro, y me topé con el sonriente de mi padre.
—¿Qué pasa, papá? —y fue cuando vi a Summers misma. —¿Qué hacen ellas aquí?
—Las he invitado a cenar, Elsa.
—¿Y por qué no me lo has dicho antes?
—Fue idea de Anna, que fuese una sorpresa para ti.
Miré entonces ofuscada a Summers. ¿Acaso ese era su modo de vengarse, por lo que había sucedido el lunes pasado?
Cené en completo silencio, mientras Summers le hablaba a mi padre su novio, su entorno, su vida como porrista y lo popular que era.
—Tal vez podrías ayudar a Elsa, ella no tiene muchas amigas que digamos.
—No es necesario, papá. —dije fría, muy fría, al punto de llegar a ser molesto.
—Vamos, hija, no tienes por qué ser grosera.
—No lo soy… si me disculpan, me retiro.
—Elsa…—la voz de mi padre sonaba firme y seria.
Sin esperar a quien nadie más que dijese algo, subí las escaleras hacia mi inmensa alcoba. Entré, y una vez que lo hice, me despojé de mis ropas, me lancé sobre mi cama, y encendí el televisor.
Cuando ya pensaba que nadie más me molestaría, alguien abrió de forma brusca mi puerta.
—Papá, ya te dije que…
—Soy Anna, Elsa.
Como acto reflejo, me cubrí con mis frazadas mi camisón, debido a que este era ligeramente transparente. Y cabe decir, que yo soy muy pudorosa al respeto.
—Tranquila, tampoco es que si tuviese algo nuevo que ver.
—¿Qué haces aquí?
—He venido en son de paz. —y sin pedir permiso, Summers entró a mi habitación, y se sentó en una de las esquinas de mi cama.
—Explícate.
—Escucha, para mí tampoco es muy grato que mi madre se case, y que para más debamos de cambiarnos de casa. Aparte, tengo una reputación que cuidar…
—¿A qué te refieres con eso?
—No es que quiera ofenderte, pero ciertamente, aunque eres capitana de tu club, no tienes muy buena fama que digamos.
—¿Entonces…?—y yo alcé una ceja.
—Mira, tienes que…
—Tú no me das órdenes, Summers.
—Vamos, Elsa. Además, sólo será para bien… ¿No te molesta que todos te tachen, como 'La reina de hielo'?
—No, realmente no.
—Eres extraña, Elsa.
—No más que tú, Summers… Ahora, si pudieras irte, sería genial. Mañana me levanto temprano, por lo que debo dormir bien.
—Pero, Elsa…
—Por favor, Summers…—y miré intensamente, el pecosos rostro de la chica.
—Está bien, pero que quede claro que no me he rendido contigo, Elsa.
Y dicho esto, Summers desapareció de mi habitación. Suspiré.
Yo en cierta manera, la entendía.
A nadie de su fachada y popularidad, le venía bien emparentarse con una joven como yo precisamente lo era. ¿Y si aceptaba…? Es que estaba segura de algo, que no quería ser su enemiga. Como había dicho antes, prefería su indiferencia.
Pero aparentemente, ya no podría aspirar más a esa indiferencia.
Aquella mañana, de día lunes, y después de pasar todo un fin de semana cavilando sobre el asunto, me resolví a tomar una decisión, busqué con la mirada a Summers, y una vez que lo hice me acerqué a ella.
—Summers.
—¿Elsa? —ella dijo evidentemente sorprendida.
—Hagamos la paz.
Y una especie de sonrisa se formó en su pecosa cara.
—Muy bien, para empezar…
—Espera. —la interrumpí. —Sólo seré amable contigo, no creas que me pondré vestidos o falditas cortas, como las usas tú.
—¿Entonces…?
—Eso, ya te dije, seré amable contigo… y bueno, con tu novio, lo suficiente como para no manchar tu reputación.
—Muy bien.
Después de que hiciera la paz con Summers, supe una noticia que cambiaría mi vida por completo. Ella y su madre se mudarían a la mansión Arandelle, a modo de que los novios convivieran un poco, antes de finalmente casarse.
—¡Pero papá!
—Pero nada, hija, ya está tomada la decisión… y una cosa, te mudarás a la habitación más grande de la casa, con Anna.
—¿Qué? —y mis ojos se abrieron mucho.
—Eso… Anna y tú deben de conocerse más, y bueno supongo que te haría bien tener una amiga. ¿no crees?
—No, no lo creo.
—Lo siento, hija, pero la decisión ya está tomada.
¿Qué pensaría Summers, de todo esto? Esperaba que estuviera en desacuerdo, en serio que sí. Tal vez con ella, uniría fuerzas y lograría que ambas estuviésemos en habitaciones separadas…
Pero cuando le propuse eso, la respuesta de ella me dejó a mí, a la 'reina del hielo', casi helada por completo.
—Yo también quiero conocerte, Elsa. —y dicho esto me miró de una forma que jamás nadie me había mirado, ni siquiera Hans.
¿De qué se trataba todo eso? ¿Por qué de repente Summers me quería conocer?
Y de pronto, lo recordé.
Hace muchos años, yo y ella éramos amigas, pero eso fue hace casi diez años atrás. Pero ella creció, yo crecí, y de alguna forma nos distanciamos, de una forma casi normal.
¿Era que Summers, querría recuperar nuestra amistada?
Pero, ¿parta qué?
No lo entendía, en serio que no.
Aunque tampoco es que quisiera mucho entenderlo.
Cómo dije, en otro fic, un fic con reviews, es un fic feliz (: y claro, de paso me hacen feliz a mí xD.
