La sensación le golpeó la lengua de inmediato. Le adormeció el paladar y el sabor se propagó como un calor extraño por la boca. Antes de que se terminara el efecto, se llevó la botella de Coca Cola a los labios y bebió un buen trago. La sensación se incrementó y le hizo cerrar los ojos por un momento; su mandíbula pareció dejar de funcionar completamente y se dió una ligera bofetada en la mejilla para cerciorarse que aún tuviera un rostro. Escuchó una risita a su lado y el abrió los ojos para mirar a su, supuestamente mejor amigo, Taehyung observarlo divertido mientras se llevaba un osito de goma a la boca dando un guiño.

Wonho le ofreció la botella para que también tuviera una probada aunque tenía la sospecha de que en realidad él lo hacía por simple diversión. Por algún extraño misterio de Dios, Taehyung no parecía ser tan sensible como él y toleraba esos estúpidos experimentos culinarios con envidiable soltura. Tae bebió un poco y dejó escapar una exclamación de satisfacción (siempre tan dramático) mientras extendía los brazos hacia la nada; esta vez fue el turno de Wonho para reír.

La plaza cercana a la escuela estaba solitaria ese día, a excepción de un hombre anciano que paseaba un perro de ridículo tamaño a pocos metros de donde ellos se encontraban (Tae se vió encantado por la pequeñez del animal y le sacó más de quince fotos, Wonho fingió no interesarse demasiado pero sabía que terminaría pidiéndole una de las imágenes tarde o temprano). Sus compañeros se habían ido hacia rato, al menos los de Wonho; Taehyung era un par de años más joven que él y aún permanecían dentro de la escuela. Habían aprovechado el tiempo libre para acostarse sobre la fresca hierba de la plaza, sin otra cosa que golosinas y su compañía. Wonho hubiera querido estar allí por más tiempo, sin preocupaciones, sin pensar en las cosas que lo lastimaban.

-¿Y bien?- dijo Tae de pronto antes de ofrecerle la botella-¿De qué querías hablar?

Cierto, eso.

Wonho tomó la botella y bebió (sin osito de goma esta vez) y miró hacia la calle no muy lejos de la plaza; todos aparentemente viviendo una vida normal con sus propios problemas, amores y miedos. Él sabía que no debía sentirse tan especial, sabía que sus secretos quizás eran mínimos comparados con otros. Pero aún así temía, aún así...

Él se sentía diferente.

Volvió a dar otro trago, consciente de que Taehyung estaba esperando una respuesta pero él lo conocía y sabía que no lo obligaría a hablar enseguida. Podría ser menor pero muchas veces se comportaba de manera mucho más madura que muchas personas, incluyéndose. En un punto, Wonho ni siquiera le importó que no lo llamara hyung cuando estaban a solas, estaba bien, eran amigos y eso era algo que le importaba mucho más que nada.

Tae se conformaba con mirarlo, mascando el osito que había consumido antes. El más grande de los dos se llevó una mano a los mechones oscuros de sus cabellos, peinados hacia atrás y exponiendo su frente (consejo de su amigo Kihyun, el aparentemente experto en los poderes sobrenaturales que otorgaban peinados como esos).

Tenía que decirlo, era Tae, su gran amigo. Ese tipo que no lo obligaba a hablar cuando él tartamudeaba de nervios, el que no dudaba en abrazarlo cuando comenzaba a llorar por ser motivos de burla. Tenía que decírselo a Tae.

-Sí- comenzó a decir él, su corazón era como un tambor en sus oídos y estaba seguro de que estaba temblando en ese momento- sí bueno...resulta que soy gay.

A Taehyung, su gran y completamente heterosexual, mejor amigo. No quiso mirarlo y eso le pareció una estupidez. Él no era ningún homofóbico pero de todas maneras tenía miedo y la razón se escondía en la homofobia de varios alumnos de la escuela a la que asistían. Era como algo de común acuerdo allí, todos pretendían la tolerancia pero ninguno verdaderamente la implementaba; estaba en las pequeñas cosas, sin llegar a insultos o golpizas y de alguna manera era terriblemente peor.

El miedo de Wonho se debía también a la posibilidad de que su amistad cambiara a partir de eso. Había tratado de aceptar esa idea; sobre todo porque ambos solían frecuentar algunas fiestas de sus amigos con la intención de encontrar chicas bonitas, competencias en las que buscaban ver quien invitaba a salir a una de ellas en menos tiempo y otras típicas ideas de adolescentes. No era su principal fuente de amistad pero no podía evitar pensar que de todos modos era algo importante.

Un golpe juguetón en el brazo le hizo mirarlo; no hubo nada extraño en sus ojos, nada en lo absoluto. Taehyung había tomado otro osito de goma del paquete de ambos y lo comió con indiferencia.

-Está bien- respondió.

El hecho de conocerlo hace años y compartir tantas cosas juntos no quitó la tremenda sensación de alivio que se abrió paso por su pecho; tan jodidamente grande que fue como el mismo efecto del ácido y la soda pero en su estómago. No se había dado cuenta del miedo en su cuerpo hasta que Tae pronunció esas simples dos palabras.

-No vas a llorar ahora ¿Verdad?- preguntó Tae con una sonrisa.

Wonho parpadeó varias veces para evitar que su visión se volviera nublada antes de amenazarlo con la botella.

-Claro que no, idiota. Estaba preocupado- se defendió.

-Joder, hyung. Me lastimas, pensé que sabías que no soy la clase de tipo que odia a los gays o algo así- se encogió de hombros- soy amigo de Jungkook y él es jodidamente gay.

-Lo sé, lo sé...-

-¿Lo de Kookie?

-No. Sé que no tendrías problemas en entender, es solo que todo esto es muy nuevo para mí. Estoy aterrado.

Taehyung asintió lentamente, sus ojos fijos en él y sus labios ligeramente entreabiertos; la clase de expresión que siempre hacía cuando escuchaba atentamente a alguien. A Wonho le parecía adorable y lo tomó como una señal para que continuara explicándose.

-Hace unos meses me sentía cómodo alrededor de chicas y ahora es como que si me sintiera obligado a hacerlo. Miro a mis compañeros y me parecen mucho más atractivos, mi corazón se me saldrá por la boca un día de estos si Hyungwon sigue abrazándome como lo hace. Lo pensé, realmente lo hice y llegué a la conclusión de que...-su voz se quebró y para él fue peor que el llanto que había reprimido segundos antes- de que...-

-En realidad nunca te sentiste cómodo con chicas- intervino Tae con una mirada que Wonho sólo podía entender como empatía- que lo hacías porque los demás sí.

Él asintió, juntando sus manos en su regazo como una manera defensiva, buscando un punto de apoyo entre la tremenda inestabilidad emocional que lo acosaba desde su propia revelación. Las cosas iban a cambiar, quizás no con Tae pero sí con cómo llevaría su vida a partir de ahora; no fue la sensación liberadora y tranquila que había imaginado, era miedo e incertidumbre. Era difícil tener identidad, era tan tan difícil preservarla sin ser dañado en el intento.

Taehyung resopló a su lado y lo único que supo después fue que los brazos de su amigo lo rodearon por completo y que su cabeza chocó contra su pecho casi con demasiada fuerza.

-Rayos, Wonho- lo escuchó decir sobre su cabeza.

Y luego él estaba llorando, toda la angustia e inseguridad que lo habían ahogado hacia meses se le escurrieron por los ojos son que tuviera oportunidad de pararlo. Se aferró al saco con ambas manos, a salvo en el entendimiento y la dulzura de un abrazo que ya era familiar pero que nunca había significado tanto en su vida. Sabía que estaba arruinando el impecable uniforme escolar de su amigo con sus lágrimas y arrugando la camisa que su abuela se empeñaba tanto en planchar.

-Lo siento- murmuró, quizás por arruinar el uniforme, quizás por contarle su secreto recién en ese momento o por obligarlo a tener que cambiar su amistad de ahora en adelante. No lo sabía-lo siento, Tae.

Lo escuchó reír, las vibraciones de su pecho al hacerlo le llegaron directo a la mejilla.

-Acabas de hacer algo muy valiente sin una sola gota de alcohol en tu sistema, es jodidamente genial.

Wonho rió ante el comentario aunque sonó estrangulado y sin aliento.

-En serio, Hyung. Sólo una Coca Cola. Increíble.

-Quizás fue la combinación con los ositos de goma.

Tae emitió un ligero mhh para mostrar su consentimiento a medida que su abrazo se aligeraba lentamente.

-Quizás fue eso- dijo.

Wonho logró divisar a la calle entre el brazo de Tae sobre sus hombros; la gente seguía allí, la brisa seguía siendo fresca y con el aroma de los cerezos que decoraban la plaza.

Él seguía sintiéndose diferente. Pero quizás eso estuviera bien.