La Luna y las Estrellas:

Ha pasado un año desde que la princesa Luna se libro del hechizo de Nighmare Moon. Aquella pequeña y tímida potrilla se había convertido en una hermosa yegua, su pelaje se había tornado más oscuro, su crin se mecía por si sola y se había alargado tanto como la de su hermana mayor. Por fin después de mil años en su solitaria prisión había vuelto a tomar su lugar en el trono de Ecuestria como la princesa de la noche, mientras su hermana reposaba en su habitación hasta la mañana siguiente que ella tomaría su lugar, todo volvía a ser como debía igual que hace mil años…

Durante ese año que la princesa Luna estuvo en Canterlot recuperándose de su exilio adquirió ciertos pasatiempos que la mantuvieron entretenida y la ayudaban a olvidar un poco lo que había hecho como Nightmare Moon. Entre ellos estaba el leer, estando mil años en la luna, la princesa de la noche debía ponerse al tanto de todos los cambios, geográficos, políticos, incluso tecnológicos que habían tenido lugar en Ecuestria durante su exilio; pero sobre todo lo que mas disfrutaba cada noche era la compañía, aunque solo fuera por un momento de su querida hermana mayor Celestia.

- Vaya Luna me sorprende lo rápido que te has puesto al día – dijo la monarca del sol al ver la cantidad de libros que había junto al escritorio de su hermana – ¿Has leído todos estos? –

- Así es, esas fueron los de la semana pasada, estos son los que leeré esta noche – afirmo Luna, mientras que con su magia traía unos cuantos mas acomodándolos en una gran pila junto a su cama.

- Déjame ayudarte – Celestia uso su magia para mover la pila de libros ya leídos. Al hacerlo, Celestia noto un gran cantidad de cartas algunas ya abiertas y otras sin abrir colocadas en orden sobre el escritorio, sintiendo curiosidad no pudo evitar preguntarle a Luna - Esas son muchas cartas hermana-

- Ah, ¿esas?… son solo un montón de cartas de supuestos admiradores y pretendientes, nada que debamos discutir por ahora -

- ¿Por qué?... ¿Acaso temes que me entere de algo vergonzoso? - dijo con cierto tono de malicia

Luna se sonrojo pero no dejo que su hermana lo notara, era obvio que algunas cartas contenían ciertas cosas que solo ella podía saber su contenido y no necesitaba que su hermana se enterara de ello

- Porque nadie puede escribir cosas como "¿Cómo se encuentra princesa?" o "Le agradezco las hermosas noches que nos ofrece cada noche" siempre es de algún tonto que cree que caeré a sus cascos solo por escribir cursilerías -

- No te preocupes pequeña hermana - Celestia se dirigió hacia la puerta con la pintura flotando delante de ella- Tus secretos están a salvo conmigo-

- Grandioso, era justo lo que quería oír - dijo con cierto falso entusiasmo

- De nada-

- Estaba siendo sarcástica, Celestia -

- Lo sé - respondió Celestia con una sonrisa deteniéndose en el marco de la puerta.

Luna solo rodo los ojos con enfado y volvió a su lectura.

-o-

Pero quizás el pasatiempo que más entretenía a la joven princesa incluso hasta el día de hoy era sin duda la astronomía, después de todo que otra cosa podía hacer la princesa de la noche a esa hora. Cuando no tenía ningún deber real, documentos que firmar o reuniones con algún súbdito, la princesa pasaba horas enteras en el observatorio del castillo admirando las estrellas a través del enorme telescopio, aunque su deber incluía elevar la luna, traer la noche y vigilar el reino de los sueños, las estrellas le parecían lo más hermoso de las noches que ella misma creaba, le fascinaba su brillo, sus formas y como formaban constelaciones, después de todo eran su creación, el cielo era como un enorme lienzo el cual podía pintar a su gusto…

Le gustaba la paz, la quietud, el silencio y la soledad que el observatorio le proporcionaba, era como su refugio del mundo exterior, un lugar donde podía ser ella misma, sin ser molestada. A pesar de que la mayoría de los ponis en Ecuestria no le guardaban rencor por lo que hizo como Nightmare Moon, ella sabía que algunos no lo olvidarían e incluso pensaba que hablaban mal de ella a sus espaldas…

Esa noche Luna se encontraba en el observatorio admirando las estrellas cuando el sonido de la puerta interrumpió la paz que había en el lugar, Luna se aparto del telescopio enfocándose en el poni que había entrado en la habitación.

- ¿Luna?-se escucho la dulce voz de Celestia como un eco en aquella cerrada y oscura habitación-Sabia que te encontraría aquí-

- Es un poco tarde… ¿No crees que deberías estar durmiendo?- pregunto la princesa de la noche mientras hacía anotaciones en una libreta.

- Estoy bien querida hermana, durante tu ausencia tomaba siestas cortas para recuperar mi energía, dormir tarde no me afecta-

- ¿Sucede algo Celestia?-

- No, todo está bien, solo quería preguntarte ¿si te gustaría acompañarme a la opera esta noche?-

- ¿La Opera? ¿De verdad? ¿Pense que te aburria? –

- Honestamente no me siento muy entusiasmada de asistir pero fui invitada por algunos nobles y ya sabes que no puedo negarme, seriamuy grosero de mi parte y me preguntaba si te gustaria asistir, se que te encanta las obras musicales y sobre todo la opera -

- Sabes que me encantaria ir contigo. Hace mucho que no escucho una buena opera… pero hoy no, gracias. Tengo mucho trabajo que hacer - dijo volviendo a lo suyo en el telescopio.

- Luna me preocupa que pases todas las noches encerrada en este lugar-

- Si lo que te preocupa es que no cumpla mis deberes reales, no tienes porque, mis guardias me avisaran si ocurre algo que necesite mi atención, además puedo sentir cuando alguien me necesite en el reino de los sueños -

- No es eso, me preocupas tú-

- ¿Yo?- pregunto intrigada la princesa dejando de lado la pluma y la libreta para enfocarse en su hermana.

- Luna, pasas mucho tiempo en este lugar necesitas socializar, hacer amigos, no has salido de palacio desde… bueno… desde la Nightmare Night-

Luna no respondió, era verdad desde aquella noche no había vuelto a salir de Canterlot, aunque había admitido que a pesar de algunos tropiezos, se divirtió mucho con los habitantes de Ponyville. Quizás su exilio la volvió una ermitaña, quizás el año que tuvo que esperar a recuperarse la habían aislado de todos o quizás era otra cosa no lo sabía con certeza pero no se sentía con ánimos de salir, lo único que necesitaba en estos momentos eran las estrellas.

- Estaré bien hermana lo prometo, tu ve a la opera yo…-suspiro volviendo a su trabajo en el telecospio-… me quedare aquí un poco más-

Celestia miro al suelo como si se hubiese rendido, dio media vuelta y se dirigió fuera de la habitación.

Luna se quedo pensativa por un momento, era difícil hacer amistades especialmente por que de noche la mayoría de los ponis dormían, los únicos que se mantenía despiertos en palacio era la guardia nocturna, sin embargo los guardias no eran muy conversadores que digamos, la mayoría solo se quedaba inmóvil en su lugar hasta que eran remplazados por la guardias diurna. A pesar de que algunas grandes ciudades como Manehattan o Trotingham las cosas eran diferentes, los ponis salían a divertirse de noche, pero esas ciudades quedaban muy lejos de Canterlot…

La puerta del salón volvió a abrirse, Luna no le tomo mucha importancia pues pensó que se trataría de su hermana una vez más, siguió admirando el cielo nocturno. Escucho pasos acercarse cada vez mas pero siguió sin tomarle mucha importancia, de repente los pasos se detuvieron y sintiendo curiosidad dejo el telescopio, cuál fue su sorpresa al ver a no a su hermana si no a un joven pegaso, usando la armadura dorada característica de la guardia diurna de pie frente a ella. Su piel era color negro y su crin de un gris casi plateado, su cutie mark estaba formada de cinco estrellas de color blanco formando un pentágono, de complexión delgada muy diferente a la de los otros guardias, sus ojos reflejaban el cansancio de un dia de guardia militar…

- Oh… lo siento su majestad- dijo haciendo una reverencia - Lamento la interrupción… yo no pensé que había alguien aquí… me disculpo…-

Luna miro a aquel poni sin mucha importancia y continuo con sus asuntos, pero por alguna razón la princesa sintió curiosidad de saber por qué alguien de la guardia diurna de Celestia estaba ahí a esa hora…

Miro sobre su hombro, el pegaso seguía de pie en el mismo lugar sin dejar de ver a la princesa

- ¿Se le ofrece algo soldado?- pregunto en el tono más educado posible, no le gustaba que la interrumpieran y menos que la espiaran.

- Bueno… su majestad… yo…-

Se le notaba nervioso y Luna sabia el por qué. Había dos razones para que un corcel se sintiera nervioso e intimidado por ella, una era que le temía a la princesa por lo ocurrido con Nightmare Moon; la otra razón seria una por la que Luna había pasado varias veces desde que volvió al palacio, varios caballeros de la alta sociedad de Canterlot intentaron cortejarla y ella los rechazaba a todos, con el tiempo se gano la reputación de rompecorazones, tanto que los ponis se ponían tan nerviosos al verla que ni se atrevían a hablarle a la princesa a menos que ella les dirigiera la palabra.

- Si - dijo ella con cierto tono de insistencia- ¿Qué es lo que desea?-

- Bueno me preguntaba si usted podría-

- Si solo has venido a preguntar por una cita, la respuesta es No-

- Eh… no su majestad…-rio el guardia-… ¿me pregunta si podría… usted sabe… unirme a usted y admirar las estrellas?-

- Te dije que la respuesta es… espera… ¿es en serio?- lo miro seriamente sin saber si creerle o no- ¿Por qué?-

- Bueno lo que sucede es que durante el día no puedo estar aquí por mis deberes. En la escuela la astronomía fue mi materia favorita y siempre me ha gustado ver el cielo nocturno que usted tan amablemente nos trae cada noche-

Era la primera vez que Luna escuchaba a alguien agradecerle por las noches que producía, que sus ojos se iluminaron al escuchar aquellas palabras que tan amablemente el pegaso pronuncio ante ella.

- Lo siento creo que no debí decir eso-dijo nervioso- Por favor no se lo diga al capitán Shining Armor-

Luna le regalo una sonrisa, recorriéndose un poco para que el pegaso se sentara junto a ella.

- No se preocupe no se lo diré a nadie… y con respecto a su pregunta, claro que puedes unirse, será agradable tener compañía por una vez-

- Muchas gracias princesa le prometo no molestarla, solo me quedare por aquí a admirar las estrellas-

- ¿Cuál es tu nombre?-

- ¿Mi… mi nombre?-el pegaso sintió un nudo en la garganta-…O…Onyx Blackstar-

- Bien… Onyx tome asiento -dijo Luna invitándolo a tomar asiento junto a ella

El pegaso se acerco con timidez uniendose a la princesa pero respetando un espacio entre ellos.

Habían pasado unos minutos en los que ninguno dijo nada, Luna lo miraba extrañada de que a un pegaso que no fuera de su guardia nocturna le gustaran tanto las estrellas, en mas de una ocasión lo sorprendió mirándola para después volver a mirar el cielo estrellado. Sospechaba que la verdadera razón de su presencia no era otra mas que acercarse a ella, asi que decido poner a prueba los conocimientos astronómicos del pegaso.

- ¿Dime qué vez ahí?-le dijo la princesa rompiendo el silencio entre ambos.

El pegaso salió de sus pensamientos, la princesa le señalaba el telescopio mientras ella anotaba lagunas cosas en su libreta. Con un poco de miedo el pegaso observo por el aparato hacia la estrella que la princesa había seleccionado al azar.

- Esa es la constelación del cisne, formada por nueve estrellas la mas grande de ellas es Deneb… aunque pareciera que esta noche se encuentra un poco mas la derecha de donde debería estar- respondió el pegaso dejando a la princesa sorprendida, incluso acerto en aquello que la princesa había anotado en su libreta sobre su error al colocar la estrella esa noche.

- Muy bien…- dijo algo sorprendida.

La princesa volvió a tomar posesión del telescopio y señalo una nueva estrella o constelación a la cual Onyx siempre contestaba de forma correcta, incluso lograba saber si la estrella correspondiente se encontraba en su sitio o un poco mal ajustada de donde debería estar, Luna se sintió impresionada por los conocimientos astronómicos del pegaso, mientras que el solo sentía vergüenza de los elogios que recibía de la princesa.

Pasaron varias horas en la que Onyx y la princesa Luna pasaron un agradable momento juntos, rieron, conversaron sobre las estrellas y algunas otras cosas. Luna siempre pensó que los guardias debían ser serios y aburridos pero Onyx era diferente y eso le agradaba.

- Creo que eso será todo lo que puedo soportar de astronomía por esta noche - dijo al mismo tiempo que se ponía de pie y guardaba su libreta con la información que había obtenido junto al pegaso

- Le agradezco su majestad por permitirme acompañarla-

- Por favor solo llámame Luna-

- Esta segura…-dijo un poco nervioso

Luna solo asintió…

- E… está bien… su maj… Luna- respondió con nerviosismo.

- Lo vez no es tan difícil…- sonrió - … pase un momento muy agradable, gracias por acompañarme -

- Igual yo… ojala pudiéramos repetirlo-dijo sin pensar - Perdone se que tiene mejores cosas que hacer que pasar el tiempo con un simple guardia diurno como yo -

- ¿Quien dice que no podemos?-

- Disculpe-

- Esta bien mañana… ¿Misma hora, mismo lugar?-

- Sera un placer- respondió el haciendo una leve reverencia y sin pensarlo dos veces tomo la pezuña de la princesa y la beso suavemente.

Luna sintió como si la sangre se le hubiese subido a la cabeza en un instante, normalmente solo los nobles hacían eso solo por educación y ella debía responder de igual forma pues asi era el protocolo.

Onyx solto la pesuña de su majestad y voló a toda velocidad hacia la puerta pero antes de salir se detuvo y miro a Luna con una sonrisa.

- Entonces es un cita - dijo antes de desaparecer completamente por la puerta.

- ¿Una cita?- pensó se quedo ella ahí completamente inmóvil y pensativa, era la primera vez que aceptaba tener una cita con alguien, pero solo sería algo entre dos fanáticos de la astronomía-Aunque no es mal parecido- se dijo mentalmente pero en un instante volvió a la realidad-Despierta Luna… el solo fue amable porque eres la princesa… es como todos los demás…-suspiro

Sin embargo muy dentro de ella esperaba con ansias que fuera la noche siguiente en la que podría volver a ver a Onyx…

-o-

Al día siguiente…

Luna caminaba a trote elegante por el pasillo que dirigía al comedor real, su rostro dibujaba una gran sonrisa y todo poni que se cruzaba en su camino podía distinguir que la princesa de la noche se le veía muy feliz.

Al llegar al comedor fue recibida por su hermana quien le había preparado el desayuno como cada mañana desde que había vuelto de su exilio.

- Muy buenos días hermana - saludo Celestia con entusiasmo, sirviéndole un gran plato de panqueques, así como una taza de té y fruta fresca

- Buen día hermana - respondió Luna con una gran sonrisa que llamo la atención de su hermana mayor.

- Hay algo diferente en ti esta mañana ¿Sucedió algo interesante anoche?-

Luna casi se atraganta con un poco de té al escuchar a su hermana, después de unos momentos logro reponerse y respondió nerviosa.

- No… nada… ¿por… porque habría de pasar algo?... es decir… no paso nada anoche… me refiero a nada fuera de lo común… quiero decir… ¿Cómo estuvo la ópera?-

- Estuvo bien…- respondió su hermana mayor, con sus ojos podía sospechar que su pequeña hermana le ocultaba algo- …pero no tienes que ponerte así-

- Lo… lo siento yo creo que… lo mejor será que me vaya a dormir-

- Está bien querida hermana, que descanses-

- Gracias Celestia-

Continuara…