¡Adiós, Princesa!
La tristeza se reflejaba en los ojos del Santo de Bronce, sus ojos estaban hinchados de tanto llorar. Aquella chica se había marchado, y se había llevado su corazón con ella. La Guerra contra Marte había acabado, pero, en su corazón había una onda de tristeza que lo atormentaba cada mañana.
-¿Dónde estoy?-Se pregunto el Santo de Bronce, avanzó por la oscuridad y se encontró con una gran Puerta de Cristal que se abrió ante el. Al hacerlo pudo notar una figura que lo veía de pies a cabeza.
-¿Por que no me salvaste?-Le pregunto la figura mientras se acercaba a el, sus pasos resonaban por las oscuras paredes, Soma logro ver que la persona que caminaba hacia el el...Sonia-¡Confiaba en ti!
Soma no podía creer las palabras que escuchaba. Corrió hacia ella para abrasarla y tocarla pero desapareció en sus brazos quedando detrás de el.
-¿Sonia?...-Se volteo-Intente salvarte con todas mis fuerzas.
-¡Estaría contigo, si me hubieras salvado!¡Vete!-Le grito con todas sus fuerzas- ¡Largate Bronce!¡No quiero volverte a ver!
La joven pelirosa se dio vuelta y comenzó a alejarse de el, dándole la espalda con rencor.
-¡Soniaaaaaaaa!-Grito como aquella vez que intento salvarla en el Templo de Escorpión, una fuerza lo alejo hacia atrás cerrando la puerta tan fuerte que lanzo polvo.
-¡Soma!-El chico se sobresalto y despertó, se sentó en la cama de golpe y miro a su izquierda. Al lado de el estaban sus amigos, con los que había peleado y derrotado a miles de Marcianos.
-Tranquilo...-Le susurro la Santa de Águila con un tono amable, sentada al lado del León-Fue un sueño...
-Era tan real...-Al joven Bronce se le salieron las lágrimas. Yuna solo lo abrazo y le acaricio la espalda con ternura clamando los llantos del pelinaranja.
-¿Por que no vas a tomar aire?-Dijo el hijo del Santo del Dragón Legendario- Te hará bien.
Soma solo asintió y salió de la habitación, camino por los solitarios y oscuros pasillos de Palestra. Llego hasta un claro, se escuchaba el agua cristalina que corría por la fuente llena de monedas de Plata y Oro.
Se acostó en el césped con las manos en la cabeza, miro perdido las estrellas buscando la constelación de Escorpio. Sonrió al verla.
-Alegría, confianza, amor...-La joven Santa de Bronce se sentaba junto al León-La constelación de Escorpio esta feliz.
-Tal vez Sonia este feliz-Exclamo-Si los Dioses me hubieran dado mas tiempo...y valor para infiltrarme en su cosmos ella estaría aquí...con vida.
-Y tu herido, no te culpes Soma...-Lo miro-Estoy segura de que ella no hubiera querido verte así.
-Tienes razón-Se levanto-Bueno...-Bostezo-Mejor vámonos a dormir. Buenas Noches y gracias...Yuna.
-De nada y Buenas Noches Soma-Cada quién se retiro a su habitación.
El joven Santo se acostó de nuevo en su cama y volteo a mirar a Koga, quien estaba roncando.
-Nunca cambiaras...Koga-Tomo su celular y vio la foto de fondo, el estaba con sus amigos abrazados y detrás había una hermosa playa con un atardecer, sus ojos le brillaron al ver que la constelación de Escorpio se veía detrás de ellos, este sonrió y dejo el móvil en la mesa de noche-Buenas Noches, querida Princesa.
La noche transcurrió tranquila. El Santo pudo dormir tranquilamente sin ninguna pesadilla. Aunque no podía negar que extrañaba la presencia de Sonia.
-Buenas Noches, mi príncipe-Cierta chica pelirosa lo miraba desde el cielo con una cálida sonrisa, se dio media vuelta y camino hacia una mujer que tenia cierto parecido con ella-Pronto estaremos juntos, te lo juro.
Fin
