Disclaimer: Los personajes pertenecen indiscutiblemente a J.K. y la historia es de RiverWriter. Yo sólo me limito a traducirla
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Capítulo 1:
Draco siempre supo que era posible, al menos en teoría. Su madre le había contado las viejas historias familiares al arroparlo por las noches, con la misma frecuencia que le leía "Los Cuentos de Beedle el Bardo" u otros de sus tantos libros infantiles. Historias de sus ancestros veela, poderosos guerreros que siempre encontraban su verdadero amor, y utilizaban sus extraordinarias habilidades para proteger a sus familias. Tuvieron largas y plenas vidas con muchos hijos, en perfecta armonía con su otra mitad, sus parejas; siempre había un "felices por siempre". De acuerdo con su madre, ser una veela era lo mejor que se podía ser en la vida. Lo que era probablemente por qué las historias de su madre se habían sentido siempre más fantasía que realidad; la realidad no es tan perfecta, lo había sabido incluso de pequeño. Nunca pensó realmente que esas historias se volverían su realidad. Alcanzó la mayoría de edad en medio de una guerra, la sola idea de que podría estar destinado a tener la perfecta vida descripta en los cuentos de su madre era hilarante.
Así que, cuando comenzaron a suceder cosas que lo distanciarían de sus pares, cosas que lo marcarían como otro, se encontraba demasiado ocupado intentando sobrevivir como para notarlo. Además las historias estaban centradas en lo romántico de ser una veela y dejaban de lado detalles prácticos. No habría sabido qué buscar, si siquiera lo hubiese intentado.
Por ejemplo, no tenía idea de que comía más que el adolescente promedio. Todas las comidas eran servidas por elfos y ellos ciertamente no dirían algo al respecto. Y mientras que él siempre era plenamente consciente de sus alrededores como buen Malfoy/Slytherin, no prestaba atención a las cantidades de comida que sus compañeros consumían, que habría sido información útil. Incluso cuando las cosas fueron a peor, cuando un error podría haber conducido a su muerte y la de su familia y él no tenía apetito, comía constantemente. Nunca se le ocurrió que su cuerpo podía estar preparándose, fortaleciéndose para que, un día, pudiera cambiar a voluntad.
Su ego era ya lo bastante grande cuando las brujas comenzaron prácticamente a arrojársele, y continuaron haciéndolo incluso después de que dejara entrar al colegio a un grupo de psicópatas e intentara matar al director, sólo lo atribuyó a ser un buen partido. Después de todo, su padre tuvo su selección de brujas en su momento, y terminó casado con la más bella de su generación. Era natural que el apuesto heredero Malfoy atrajera todo tipo de posibles novias. Nunca consideró que podría estar desarrollando algún tipo de atractivo fuera de lo común.
Sin embargo, la falta de libido habría sido preocupante en circunstancias normales, pero apenas tenía 16 cuando recibió la Marca Tenebrosa y no podía tomar el riesgo de exponerla en una retozada rápida en un aula vacía. Para cuando su identidad como mortífago se supo había tocado fondo duramente y no estaba interesado, o eso se dijo a sí mismo. No era que no estuviese interesado en chicas, sólo nunca conoció a alguna interesada más allá de un encuentro o dos.
Fue sólo cuando la guerra hubo acabado y él escapó sin ser asesinado, seriamente herido, o encerrado en Azkaban, y aún se sentía del mismo, que empezó a pensar. Debido a su apariencia, sus riquezas, y su apellido (la reputación de los Malfoy no fue tan fuertemente cuestionada en Francia, donde huyó a casa de su primo luego de la guerra), aún tenía una gran variedad de hermosas brujas arrojándosele, pero jamás consideró seriamente aceptar sus ofertas. La sola idea se sentía… incorrecta.
Fue entonces cuando comenzó a escuchar una meticulosa vocecita en su cabeza que sospechosamente se parecía a la de su madre. Porque una de las cosas que todo mundo sabía acerca de las veelas era que eran seres altamente sexuales, lo que era cierto, pero ella se había asegurado de señalarle que eso no las hacía promiscuas. No, su encanto y naturaleza sexual era para placer y protección de su pareja y nadie más. Finalmente empezó a sospechar que era una veela, y desde antes de su vigésimo cumpleaños que no encontraba a su pareja, seguía programado para rechazar a todas las demás, incluso inconscientemente.
Regresó de Francia cerca de un año más tarde; una vez se aseguró de poder estar en Londres y, más importante, cerca de sus padres sin dejar que su vergüenza y resentimiento le mostraran de un modo abiertamente anti-Slytherin. Su padre estaba descontento con lo que había decidido llamar "el acto de desaparición de Draco" –pese a que ambos padres habían estado enterados de su paradero todo el tiempo que había pasado lejos– y Lucius no hizo el intentó de ocultar su opinión al respecto. Draco lo pasó por alto, y simplemente se distrajo en el hecho de que, repentinamente, era más alto y ancho que su padre, y Lucius no era un hombre pequeño. Sabía que las veelas eran más grandes que la mayoría de los humanos, y su sospecha creció.
Pero no fue hasta esa noche –exactamente dos semanas después del vigésimo aniversario de su nacimiento– que estuvo seguro. Asistía a un evento que era tanto para recaudar fondos como para celebrar el solsticio de verano, representando a la familia Malfoy; parte de su plan para regresar la gloria a su nombre en Gran Bretaña. La notó apenas dio comienzo el cóctel: Hermione Granger, la chica que era inexplicablemente amable con él pese a cuán mal él y su familia la trataron. Era buena no sólo para una civilizada, sino estimulante charla. A ella le importaba un carajo su dinero, y ciertamente no estaba impresionada (o –aún más increíble en su caso– repelida) por su nombre. Era la clase de refrescante compañía que él necesitaba. Miró a su alrededor y se sintió contento al notar que ninguno de sus irritantes y sobreprotectores compañeros estaban a la vista. En realidad, ella estaba haciendo eso que había notado que hacía, intentar camuflarse en el fondo –como si fuera posible– para evitar la atención que cualquier integrante del renombrado Trio de Oro atraía cuando estaban en público.
Hizo su camino hacia ella. En los 14 meses desde su regreso de Francia había notado que ella siempre se sentía como un punto de luz en esos ridículos eventos y una vez que él había reunido el coraje para hablarle (lo que consiguió acercándose sigilosamente, asustándola, y riendo de su nerviosismo; no había sufrido un trasplante de personalidad, después de todo) ella le había dado la razón. Era una conversadora intrigante, y su sola presencia volvía tolerables los eventos antaño interminables.
Fue como si ella sintiera su presencia, porque alzó la mirada y le dedico una tentativa pero agradable sonrisa incluso antes de que cruzara la habitación para alcanzarla. Era ridículo, realmente, porque sólo había tenido un puñado de charlas con ella, o al menos, un puñado de charlas desde que había dejado de pensar en ella como un ser inferior y comenzado a tratarla como un ser humano. A pesar de todo, estaba muy feliz de verla.
Giró en el momento que él le dio alcance, su atención puesta en un mago que aparentemente la solicitaba preguntando con interés por su trabajo en el ministerio, no obstante Draco dudaba del verdadero motivo. Por su postura supo que ella estaba bien. Era constantemente asediada por aquellos que esperaban sacar algún provecho de su estatus como heroína. Hasta el momento Draco no había notado cuánto lo molestaba aquello. Usualmente no se preocupaba por los asuntos de otros.
Soportó la urgencia de gruñir al ofensivo tipo, pero estaba bastante preocupado por aquella peculiar reacción. Estaba concentrado en Hermione. Entonces tocó su codo para atraer su atención y sucedió algo que simplemente fue incapaz de ignorar: su mundo entero se sacudió. Se congelo en su sitio hasta que ella se volteó para enfrentarlo con una tentadora sonrisa.
"Malfoy," exhaló, encontrando sus ojos con una sonrisa.
Sonaba aliviada, Merlín, ¡sonaba feliz de verlo! Eso era en sí alucinante, pero no fue lo que cambio todo. Había sentido una corriente cuando la tocó, una maravillosa corriente, y de nuevo cuando sus ojos se encontraron. Todo su mundo dio una sacudida y él supo que su vida ya no le pertenecía, sino que era de ella. Sabía lo que pasaría a continuación, así que escupió una miríada de excusas sin sentido y huyo de la habitación antes de que literalmente le surgieran alas. Solo podía desear que ella lo perdonara, que ella lo aceptara.
Cuando niño, incluso cuando adolescente, había estado muy orgulloso respecto a su lugar en la sociedad, su posición como un Malfoy. Ya no era ese pertinaz muchacho ignorante. Era un hombre desesperado, porque era una veela y su pareja era Hermione Granger; la única mujer que tenía una oportunidad de hacerlo verdaderamente feliz era la misma chica a quien había atormentado la mitad de su vida. Sabía que las historias de su madre eran demasiado buenas para ser ciertas, el karma era una perra.
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N/A: Esto empezó como un ejercicio de redacción. Un poco de juego sin sentido en el que trabajar cuando necesitaba una distracción. Un día miré y me di cuenta que tenía un buen trozo de historia aquí, así que ahora lo comparto. No interferirá con las actualizaciones de "An Unexpected Malfoy". Los capítulos son cortos, probablemente suba el próximo en unas horas porque funcionan más o menos de a pares. ¡Gracias por leer! Ah, y Harry Potter no me pertenece.
N/T: Las vacaciones suelen llegar acompañadas de mucho, mucho tiempo libre, y este año he decidido aprovecharlo y comenzar lo que sería mi primer proyecto. He echado sobre mis hombros la tarea de traducir este fic con una temática que sólo he leído una vez en los años que llevo en el fandom, y que en mi opinión ha sido de las más atrapantes: Draco!Veela/Hermione!Pareja.
La historia la encontré de casualidad, y me encantó para ser un primer proyecto así que… ¡aquí la tienen! El link de la historia original lo pueden encontrar en mi lista de favoritos.
