Retos de mis amigas las Albert's Angels en la pasada GF2015. Algo que disfruté enormemente. Los subo a este espacio esperando les gusten. Ya saben, los personajes pertenecen a Mizuki/Igarashi, excepto Marianne.

Este fue un reto sobre algún recuerdo de nuestro güero preferido.


Querido Albert:

Hoy encontré la bufanda blanca que usaste durante muchos de tus años de trotamundos. ¿Recuerdas que me la "prestaste" cuando estuve en Chicago mientras Candy trabajó en la construcción del tren? Durante más de un mes, tú y yo convivimos en la ciudad de los vientos. Yo te conocía sobre todo por mi hermana, pues prácticamente nunca coincidimos a solas. Habíamos platicado un poco cuando estudiamos en Londres Candy y yo, pero tu partida a África truncó esa amistad.

Esos días en Chicago fueron maravillosos, porque conocí a un hombre admirable, que si bien no recordaba su pasado, conservaba su buen humor, su alegría y su optimismo por una vida mejor. En ese entonces, no recordabas la historia de tu bufanda, sólo sabías que te pertenecía desde siempre, cuando despertaste en Italia, entre tus pocas pertenecías, venía esta prenda.

Y sin embargo, me la entregaste ese día de viento, cuando yo la necesitaba. La guardé y me la llevé cuando regresé a Nueva York, a terminar mis estudios. Después, con todo lo que se vino, ni siquiera la recordé. Candy me contó llorando de tu partida. Y me dediqué a consolarla, dándome cuenta de que te amaba. Y mi corazón se alegró y se entristeció al mismo tiempo, sufriendo por ella y por ti.

Cuando reapareciste, fue uno de los días más felices de mi vida. Porque mis sueños y los de mi hermana se realizarían, sobre todo dándonos cuenta de quien eras en realidad.

Hoy, esa bufanda, ya raída y con algunos hilos sueltos, apareció en el cuello de mi hijo Sonny, quien me dijo con sus profundos ojos negros llenos de alegría: "con ella, puedo viajar por todo el mundo, como hizo tío Bert", porque la historia de tus viajes y la bufanda blanca no nos la contaste tú, su anterior dueño, sino mi esposo, quien te conoce desde que naciste, así que, hermano mío, tu bufanda se ha vuelto un estandarte para mi hijo. Y te aseguro que está en las mejores manos que puedas desear.

Marianne Johnson.