Hola, esta vez les traigo un one-shot de uno de mis animes favoritos Ranma ½. Y quiero dedicarselo a una persona muy especial para mi. Tenshiko-kute, gracias por ser una gran amiga, una gran escritora y encima por aguantar mis comentarios divagatorios para con tus historias y aparte por leer todas las tonterias que escribo como fics y con la historia original que ahora esta algo parada, muchas gracias. Gracias por escucharme siempre, por darme consejos en lo que sea que te pida y por no olvidarte. Y claro, gracias por tus grandes historias. Espero que esto te guste un poquito C:
Aclaraciones: utilizo mis OC's para no dejar en mal a ninguno de los personajes de Ranma.
Disclaimer: Los personajes utilizados son propiedad de su creadora, Rumiko-sama, yo los utilizo como diversión y sin ánimo de lucro.
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Cuando todo puede más que el amor.
El día comenzaba y Akane se acababa de levantar. Iba directamente hacia el baño, aún somnolienta, cuando se topó con Ranma. Él venía corriendo a toda prisa por el pasillo, huía de su padre, el tío Genma, quien ahora estaba convertido en panda, como siempre, seguían haciendo escándalo desde tan temprano. Ranma vio a Akane y se detuvo abruptamente, su padre no paró a tiempo y cayó encima de él.
"Buenos días Akane". Saludó el tío Genma con uno de sus letreros.
—Buenos días, tío Genma... Ranma.
—Bue...
Akane no dejó que el chico de la trenza terminara de saludarla, se volvió de inmediato a su habitación y lo ignoró como ya era costumbre.
Ranma miró a Akane y como se alejaba de él. Eso era tan doloroso. Verla hacer eso siempre le recordaba aquel día en que se suponía se casarían. Daría todo porque eso si hubiera pasado. Y porque lo que hizo después jamás hubiera ocurrido. Si tan solo no hubiese sido tan tonto.
Seis meses atrás
La tan esperada boda había fracasado rotundamente. Todo gracias a esa bendita agua del hombre ahogado. No, si el hombre encargado de aquellos estanques chinos era un maldito inoportuno. Mira que mandar ese tipo de regalo justo a la boda, donde todos los "medios hombres" se encontraban, era algo más que inoportuno. Y ahora por ese maldito regalo todo estaba como estaba. Con Akane más que enfurecida, el tío Soun más que molesto y decepcionado y encima toda la panda de medios hombres... Más que felices. Sí, pues todos ellos, junto con Ranma, habían dejado de ser mitad hombre-mitad otra cosa, ahora no importaba que el agua fría cayera sobre ellos, seguirían siendo los mismos. Pero eso que importaba, Akane estaba vuelta un demonio... Bien, para que mentía, Ranma estaba más que feliz, más que contento, más que emocionado y extasiado. Estaba en la bendita gloria. Y cómo no estarlo si después de todo su sufrimiento su mal ya estaba curado.
Akane, con su hermoso vestido blanco, observaba a Ranma, ese estúpido egoísta tenía la sonrisa más grande que jamás le había visto en toda su vida. Frunció más el ceño y descruzó sus brazos, los había tenido hasta hace unos instantes cruzados sobre su pecho. Jaló con fuerza el velo de su cabeza y quedó completamente despeinada. Observó todo alrededor. A los pocos presentes que aún quedaban (Xian Pu, Ukyo, Ryoga, Kodachi, Kuno, Sasuke, la abuela de Xian Pu, el maestro Hapo Sai, el doctor Tofu, su padre, sus hermanas y el tío Genma), a los arreglos que meticulosamente su hermana mayor, había preparado para ese día, la comida (preparada por la madre de Ranma y Kasumi), las flores y... Vio la imagen que en verdad había. La mayoría de las cosas estaban tiradas y destrozadas, sobre todo los regalos de boda, y todo por esa maldita botella que contenía el agua del hombre ahogado.
Ranma se acercó a su bella prometida. Seguía sonriendo, y no, no pensaba dejar de hacerlo.
—¡Este es el día más feliz de mi vida! —exclamó con entusiasmo al estar frente a ella.
Akane desvió la vista del salón y concentró su mirada —su furiosa mirada— sobre la del chico.
—Ah, sí, ¿y cómo por qué?
—¿Cómo que cómo por qué? —Ranma dejó caer sus manos sobre los hombros de Akane—, soy yo, mírame —zarandeó a la chica—. Si me mojas no me volveré mujer, ¿quieres ver? Es fabuloso.
—No, gracias, ya tuve suficiente con verte tirarte clavados en el estanque —contestó ella con molestia y apartó sus manos de sus hombros.
¿Cómo era posible que él estuviera así?
—Oye, Akane, no sé por qué pero me da la impresión de que no estás feliz por mí.
Algo dentro de la chica estalló.
—Ranma... de verdad que eres un desconsiderado. —Akane no pudo más y se soltó a llorar—. ¡Todo lo que te importa eres tú, tú y siempre tú! —gritó dolida y agachó la cabeza—. Parece que no te das cuenta de lo importante que era para mí todo esto, parece que de verdad eres tan imbécil como siempre pensé, parece que de verdad tú no me amas.
Ranma palideció ante lo que Akane le decía, ¿de verdad estaba escuchando lo que escuchaba? Sí, todo había sido demasiado bueno como para ser verdad. La boda, el agua, los chicos comportándose bien. Eso había sido un sueño que ahora se convertía en pesadilla.
—¿Por qué te comportas de esta manera tan infantil? —Gritó esta vez él— ¿Por qué no puedes estar feliz por mí? Diciendo todas estas estupideces… Pensé que habías dejado de ser aquella niña boba de antes.
—¡Pues no, fíjate que no! Soy la misma de antes y siempre seré así.
—Chicos, deberían calmarse —intervino Soun antes de que las cosas pasaran a más.
—Tú no te metas —dijeron al mismo tiempo Ranma y Akane.
—Sí, eres la misma de antes, y créeme, si continúas siendo así nunca conseguirás que alguien te amé —contestó Ranma a Akane.
—Ranma, no digas esas cosas —amonestó con evidente enojo Genma.
Ningún otro se había atrevido a decir algo.
—Yo digo lo que quiero y nadie me lo va a impedir —se defendió el chico—. Y, Akane... —cuando Ranma se giró de regreso a ella, sintió que su corazón se partió en dos.
—Entonces tú nunca me has amado, siempre he sido tal cual soy —cascadas de lágrimas caían por las mejillas de la chica, su rostro estaba rojo por el llanto y sus ojos estaban empezando a hincharse—. ¡¿Si no me amas por qué demonios aceptaste esta boda?! De verdad no querías esto y por eso terminaste destruyéndolo todo...
"Hasta mi corazón".
—No, Akane, yo...
"¿Y ahora como me las arreglo?" pensó Ranma, sin duda aún no le daba la importancia debida a las cosas
—Mira, Akane, mejor dejemos de pelear, ¿sí? Cuando estás enojada siempre dices cosas de las cuales después te arrepientes, es mejor que nos calmemos. Además, sólo era la boda, cualquier otro día podemos volver a hacerla, es más, ¿qué te parece mañana? ¿Mmm? ¿Mañana sería un buen día?
Estaba claro, Ranma era el peor patán del mundo. Por supuesto, para él eso no importaba, para él ese no era un día especial, ¿por qué lo sería si sólo se iba a casar con ella? Porque claro, ¿quién en su buen juicio se querría casar con alguien así de malhumorada, boba, masculina, gruñona, mandona y aparte que no sabe cocinar ni hacer muchas labores del hogar? Pero ahora estaba tan claro como el agua, ella jamás se casaría con alguien como él. Un estúpido patán que sólo se interesaba en sí mismo, que no media sus palabras ni el daño que causaba con ellas, un tonto niño que aún no podía madurar. Ese era el problema de Ranma, seguía sin darse cuenta que ya no tenían dieciséis años.
—Sabes, Ranma, yo, yo podré decir cosas que no debería cuando estoy furiosa, pero tú en cambio, las dices todo el tiempo.
—¿A qué te refieres, Akane?
"Ahora sí que ¿quién entiende a las mujeres?".
—Ranma, tú te amas más a ti que a mí, y así las cosas no pueden ser —Akane se limpió las lágrimas y aún con el corazón deshecho le regaló la más sincera sonrisa al que siempre sería el más grande amor de su vida—. Te dejo libre, Ranma, ya no quiero más de ti.
El llanto nuevamente asomó en los ojos de la chica, pero antes de que Ranma viera caer otra lágrima más de ella, Akane salió disparada del lugar. Chocó con el brazo de Ranma, él por inercia levantó la mano y pescó la de Akane, no quería que lo dejara libre, ¿pues quién se creía que era? ¿Creía acaso Akane que podía hacer que la amara y después simplemente olvidarla?
—Akane...
Akane soltó su mano de la de Ranma con brusquedad y se fue. Ranma sintió un dolor indescriptible y pensó que si estuviera en una novela o un manga la imagen se hubiera visto de ese modo en que los colores se invierten, un rayo atraviesa las dos figuras (él y Akane) partiéndolos a la mitad y de pronto toda la imagen estallaría en mil pedazos. Por lo menos esa era la imagen que había en su mente y en su corazón. Se quedó pasmado y, aunque su cerebro le ordenó a sus piernas que se movieran y siguieran a Akane, éstas no le respondieron.
Akane entró a su habitación, cerró con candado la puerta e hizo lo mismo con la ventana, que era por donde Ranma pretendería entrar, y como pudo se quitó el vestido de novia que portaba, lo arrojó contra el suelo, lo vio y, llorando, se tiró sobre él.
Pasaron un par de horas en las cuales todo mundo fue a su habitación y quiso entrar a ver como se encontraba, como no podían pasar desde la puerta le daban palabras de apoyo y le decían que Ranma tenía razón, que la boda podían realizarla otro día...
Ranma fue el único que nunca apareció.
Presente
Ranma estaba sentado, desayunaba a gran velocidad. Su padre, todavía convertido en panda, trataba de ganarle y comer más que él.
—Sigo pensando que es increíble que después de que por fin consiguieras ser normal te fueras nuevamente a ir a caer a China en el mismo pozo donde un panda se ahogó —mencionó Nabiki mirando con atención a su tío—. Peor ha de ser saber que el estanque del hombre ahogado se secó.
—Eso es porque mi padre es bastante bobo.
"Cállate, Ranma". El tío Genma sacó otro de sus letreros.
—No tengo la culpa de decir la verdad.
—¡Ya me voy! —gritó Akane desde la entrada para luego deslizar la puerta y salir.
—Espera, Akane tu... Ahhh, esa niña, se ha vuelto tan descuidada —dijo Kasumi con cansancio—. Ranma, ¿podrías por favor llevarle su bento?
Kasumi miró a todos lados pero Ranma ya no estaba.
"Tengo que lograr que me dejes de ignorar" pensaba el chico de la trenza mientras corría a toda velocidad hacia la escuela. Iba más que decidido a aclarar las cosas con Akane, ya estaba harto de que ella pasara de él, de que hiciera como si no existiera, como si no lo amara.
A dos cuadras de la escuela visualizó a Akane, apresuró su paso y cuando estuvo a unos metros de distancia le gritó:
—¡Akane, espera! ¡Akane!
La chica giró y vio a su antiguo prometido correr hacia ella como alma que lleva el viento, con una expresión totalmente decidida y los ojos casi llameantes. Algo en Akane supo el motivo de que él se viera así y su corazón latió desenfrenadamente. Dio un paso con toda la intención de acortar el camino entre los dos. Ranma lo notó y su corazón —después de mucho— volvió a parecer que latía. Todo empezaba a parecer perfecto y de pronto...
—¡Ranma! —exclamó una chica desde detrás de él. Se le abalanzó encima y lo abrazó por la espalda.
El corazón de Ranma volvió a dejar de funcionar al ver que Akane se daba la vuelta y se iba.
Dos semanas atrás...
Ranma estaba sentado sobre un árbol, era la hora del almuerzo. Sus amigos y Ryoga —quien ahora si asistía a la escuela, gracias a Akane— estaban a la sombra del mismo árbol.
—Akane se ve tan linda cuando sonríe —dijo uno de ellos.
—Y cuando se enoja —contestó el otro.
—Akane siempre se ve linda —afirmó Ryoga lanzando un suspiro.
Los tres chicos observaban de lejos a Akane, quien, junto con sus amigas, comía sentada sobre el césped en una inclinación de los jardines de la escuela.
—Lo bueno que Ukyo no está aquí, si te oye decir eso te agarra a espatulazos.
—¿Saben cuándo no se ve linda? —cuestionó el primero que había hablado.
—Sí —dijeron Ryoga y el otro chico al tiempo—. Cuando otros hombres se le acercan —el primero se les había unido.
En esos momentos uno de los chicos de primero se le había acercado. Estaban charlando y Akane se veía muy sonriente. El chico sacó algo de su bolsillo, era un sobre, se lo entregó a Akane, estaba algo sonrojado, se despidió de ella y se fue del lugar. A unos dos metros sus amigos lo esperaban, corearon un ¡kyyya! imitando a las chicas y lo abrazaron colgándose de sus hombros. No cualquiera se atrevía a hacer lo que él. Las amigas de Akane la miraron y sonrieron, le hicieron un par de bromas y continuaron hablando. Ella guardo el sobre en el bolsillo de su falda.
Ranma había dejado de comer. Tenía clavada la vista en el chico que había ido con Akane, sabía bien quien era. Nagato Konatsu. Desde que había entrado ese año se había interesado en Akane. Aun sabiendo que Ranma estaba comprometido con ella no disimulaba su interés. Después de la boda fallida comenzó a acercarse más a Akane, y regresando de las vacaciones de verano hasta empezó a pasar tiempo con ella en los almuerzos; y ahora le daba una declaración de su amor por escrito. Maldito mocoso. Lo peor no era él, era ver aquella sonrisa que Akane siempre le dedicaba.
Ranma bajó del árbol. Eso no se quedaría así. No sabía que iba a hacer pero... Algo haría, Akane no podía actuar de ese modo.
—¿A dónde vas, Ranma? ¿Te has puesto celoso? ¿Te cabreaste? —inquirió Ryoga.
—Un estúpido solo dice estupideces —gruñó él.
—Sí, justo te acabas de describir —contraatacó Ryoga, se puso en pie—. ¿Por...
—¡Saotome Ranma! —Gritó una chica poniéndose delante de él y llamando la atención de muchos— ¡Saotome Ranma, me gustas! Sé que es un gran atrevimiento lo que hago pero... ¡Quiero pedirte que salgas conmigo! ¡Sal conmigo por favor!
Muchos habían escuchado a la chica y miraban hacia ellos con atención, Akane también lo hacía. Konatsu, el chico que acababa de hablar con ella se le acercó y posó una de sus manos en el hombro de ella. Ranma vio aquel acto y de pronto algo extraño se removió dentro de él. Algo que aumentó su tamaño en gran medida y a gran velocidad. Ver que Akane volteara a ver a Konatsu y le dedicara esa enternecedora sonrisa no ayudó en nada. Aquel sentimiento explotó y salió de él de la peor forma.
Akane volvió su vista a donde Ranma. Aquellos pedazos que constituían ahora a su corazón se rompieron en trozos más pequeños, mucho más difíciles de reparar. Ranma besaba a aquella chica como nunca la besó ni la besaría a ella. Bien, la verdad es que sólo hubo un beso entre ambos, en el cual él estaba en su estado gatuno así que no contaba, y eso hacia aquel acto peor.
Presente
—Hoy no me esperaste, Ranma, ¡que malo eres! —masculló Nana en un completo berrinche, parando las trompas y haciendo voz de niña pequeña.
Okamura Nanako era esa chica que se le declaró aquel día a Ranma. Con aquel beso ella pensó —como todos— que su respuesta era un sí y ahora no dejaba ni a sol ni a sombra a su novio. No es que ella fuera una chica celosa y acechadora, lo que pasaba es que de verdad estaba enamorada de Ranma y eso le hacía querer estar siempre con él.
—Nanako...
—Dime Nana o Nako, ya te lo he dicho, ay, Ranma, si no fueras tan guapo ya te hubiera dado una golpiza —bromeó y después se acercó a besarlo en la mejilla.
—¡¿Qué haces?! —exclamó Ranma mirando para todos lados frenéticamente.
—Succionándote el cerebro por la mejilla —dijo Nanako con sarcasmo y rodó los ojos—. ¡Dándote un beso! ¿Qué no es obvio?
—Sí, es obvio, muy obvio, por eso lo dije —Ranma comenzó a caminar— ¿Qué no ves que alguien te puede ver?
—Oh, te da pena que te vean conmigo —susurró la chica en un hilo de voz.
Ranma se detuvo de inmediato y giró a verla. ¡Ah, maldita sea! Odiaba tanto ver que pusiera esa cara. Le recordaba tanto a la de Akane, a la que tenía ese día.
—No me da vergüenza —caminó hasta ella, la tomó de la mano y comenzó a andar hasta la escuela Furinkan—, es sólo que hay cosas que todavía no deberías hacer en público Nanak... Nana.
Nana sonrió débilmente y apretó más su mano a la de Ranma. Ella de verdad estaba enamorada.
Akane estaba colocando sus zapatos en su casillero sin prestar mucha atención. Bueno, más bien era que su atención estaba siendo dirigida hacia otra cosa. Ranma venía tomado de la mano con su novia. Ahora entraban a la escuela y todo mundo volteaba a verlos. Era la primera vez desde aquel beso que Ranma venía tan... Tan demostrativo con su relación a la escuela. Después de aquel beso todo el mundo se enteró que ellos salían pero aun así había rumores de que esa relación era falsa pues no parecían pareja. Si, que siempre Nanako se preocupaba por ir por él ya que vivía cerca pero que seguían sin parecerlo. Bien, ahora todo el mundo, incluyéndola, veían que esa relación si era totalmente verdadera. Tal vez por eso Ranma había querido alcanzarla, para decirle que iba en serio con esa niña. Bien por él. Ok, a quien quería engañar, eso sí que le dolía. Pero hacia mucho que había sido suficiente de lágrimas y de sufrir por el comportamiento de Ranma. Ya no más de nada de Ranma. Desde la boda le había dejado de importar. ¿Y entonces por qué sentía que litros de lágrimas estaban por salir de sus ojos? ¿Por qué su pecho dolía de esa manera? ¿Por qué su corazón seguía partiéndose cada vez más?
—Akane, ¿estás bien? —Ryoga se paró frente a ella y cubrió su vista.
Akane levantó la mirada hacia el rostro de Ryoga y sin poder evitarlo una lágrima rodó por su mejilla. Él frunció el ceño pero aun así la miró con ternura, llevó su mano al rostro de ella y con suavidad y cariño removió aquella gota salada con su pulgar.
—De la única forma en que nunca te verás bella es cuando lloras, a menos que llores de felicidad, por supuesto.
Más lágrimas se acumularon en los grandes ojos de Akane, como no sabía en qué momento éstas saldrían, lo único que pudo hacer fue sonreírle un poco a su amigo y decirle un «gracias» casi inaudible para después irse velozmente.
Ryoga la observó hasta que estuvo fuera de su alcance. Ukyo se acercó a él.
—Lo bueno es que hace mucho que dejaste de estar interesado en ella, si no créeme que ya te hubiera convertido en P-chan y te estaría arrancando el cuero.
—Ranma es un imbécil, uno nunca debería de hacer llorar a la mujer a la que ama —Ryoga se dio la vuelta, quedó frente a Ukyo y la tomó de las manos—. Te prometo que nunca te hare llorar, Ukyo.
Akane subió con rapidez las escaleras que llevaban a la azotea de la escuela. Aventó la puerta de metal, siguió corriendo hasta llegar a la orilla y se pescó con fuerza de la reja de malla. Apretó por unos instantes sus manos en ella y luego se dejó caer.
La puerta que llevaba a la azotea nuevamente se abrió. Akane percibió como alguien se acercaba hasta ella, por un segundo pensó en Ranma —mas nunca creyó que era él, sabia de sobra como reconocerlo—. Unas manos se dejaron caer con suavidad sobre sus hombros.
—Akane, no llores más por él, por favor. No merece, ni Ranma ni nadie, que derrames tus lágrimas por él. Tú eres una mujer encantadora, hermosa, fuerte, independiente, no hay nada que no puedas hacer si te lo propones, tienes tantas cualidades y virtudes... Eres todo y más. Yo, si yo... Si tú me dejaras estar a tu lado jamás volverías a derramar una sola lágrima, si me dieras una oportunidad haría todo para hacer que siempre tuvieras tu hermosa sonrisa, esa que siempre ilumina mis días, en tu bello rostro —el chico levantó a Akane y la giró para que lo viera a los ojos—. Si me dejaras estar contigo haría todo lo que tuviera que hacer para que me amaras y dejaras de sufrir por él... Si pudiera ser quien está en tu corazón, si tan solo... No quiero verte llorar nunca más. Tal vez tú piensas que todo esto es estúpido, bobo, pero yo Akane, Akane yo si te amo, él no. Cuando alguien ama de verdad no hace lo que él ha hecho, cuando alguien ama de verdad lucha por esa persona y no desiste jamás.
Akane miró directamente a los ojos azules, casi celestes, de Konatsu. Vio su reflejo y se sintió peor. ¿Cómo era posible que Ranma causara eso en ella? ¿Cómo era posible que la pusiera en ese estado? Ella era una chica fuerte no alguien que llora por cualquier estupidez. Ranma era la estupidez más grande que existía.
"Cuando alguien ama de verdad lucha por esa persona y nunca desiste". Esa frase le cayó a Akane como un balde de agua fría. La mandó a un acantilado y la hizo caer en un abismo negro donde esa frase se repetía por todos lados escrita de diferentes formas. Una voz comenzó a sonar en ese abismo que ahora parecía sin fondo y lo único que repetía era esa frase. ¿Eso quería decir que ni ella ni Ranma se habían amado de verdad?
Justo en el momento en que creyó que estaría perdida por siempre en ese lugar, alguien la rescató. Konatsu la estaba besando, de una forma suave y muy dulce, tan tiernamente. Pero Akane no quería ser besada. Lo apartó con fuerza y apretó sus manos en puños a cada lado de sí.
—Akane...
No lo dejó terminar y salió huyendo.
—Tendo Akane —dijo el profesor de biología al pasar lista. Nadie contestó—. Curioso... Saotome, ¿por qué no ha venido la señorita Tendo?
—No, no lo sé.
El profesor lo miró extrañado pero no dijo nada más y siguió pasando lista.
Ranma miraba por la ventana sin prestar atención a la clase. ¿Dónde demonios se había metido Akane? Ella nunca se corría las clases. ¡Ahh! Pero es que él era un completo imbécil, claro que lo era. ¿Cómo era posible que terminara llegando de la mano a la escuela con Nanako cuando su intención era aclarar las cosas con Akane? Ni él mismo se entendía. Lo peor era que Nanako era una chica encantadora. Era divertida, amable, sincera, extrovertida, animada y tenía un gran corazón. Desde el día que Ranma y ella empezaron a salir siempre le preparaba un bento ella misma. Pasaba por él todas las mañanas. Se iban juntos y paseaban por ahí antes de llegar a sus casas. Y ahora hasta irían tomados de las manos. Cada día su relación crecía más y más. Ahora él no sabía cómo terminar con eso. Siendo sincero le gustaba estar con Nanako, no es que la quisiera, a quien quería era a Akane, pero con Nanako podía olvidarse aunque fuera por momentos de todos los sentimientos de dolor y frustración que había en su interior. Él sabía que eso estaba mal, pues la estaba usando como una falsa salida, pero tampoco la quería lastimar.
Akane miraba el cielo. Las nubes no tenían ninguna forma en particular. Los rayos del sol no producían ese calor intenso que provocaba que te quisieras alejar, ahora sólo era cálido y se disfrutaba de él. Las lágrimas que derramó mientras corría hacia ahí y que siguieron cuando se recostó en el pasto ya se habían secado. Ella seguía suspirando de esa extraña manera en que siempre pasa cuando acabas de llorar.
Decidió que era suficiente de estar bajo el contacto directo del sol y se movió hacia un árbol. Movía sus manos con insistencia, arrancando pasto, moviéndose la falda, acomodándose el cabello o lanzando piedritas al aire y cachándolas. Aún estaba muy nerviosa por su encuentro con Konatsu. Juntó sus manos, entrelazando sus dedos, y mordió las uñas de ambos pulgares. Dejó de hacer eso, tomó su mochila, la abrió y sacó un sobre. Lo miró por unos instantes hasta que se decidió a abrirlo.
Akane:
Sé que tal vez te parezca muy atrevido de mi parte y a la vez muy cobarde, el que te declare mis sentimientos de este modo. Supongo que ha de ser que mi abuelo siempre me dijo que los hombres solemos ser muy torpes y tontos con las palabras cuando queremos hablar de amor. ¿Sabes? Él tiene mucha razón. Esta es la carta número 55 que he escrito intentando decirte lo que siento por ti. No entiendo por qué me es tan difícil hallar las palabras adecuadas. Pero en fin. Creo que aun por escrito no dejare de ser torpe y lo mejor será que simplemente diga las cosas como son y sin tantos rodeos, que ya he dado bastantes.
Cuando yo te conocí supe al instante que terminaría enamorándome de ti. No es necesario decir que tuve razón, ¿verdad? Tu mirada, tu sonrisa, tu forma de hablar y de reír. Tu fuerza, tu carácter. Todo me encanto. Para mi mala suerte me enteré que tenías novio, y todavía peor, que estabas comprometida y te ibas a casar. Aun así, no dude en acercarme a ti. Quería conocerte y saber todo de ti. De verdad me alegro mucho de que me hayas dado una oportunidad para hacerlo dejándome ser tu amigo, dejándome estar cerca de ti.
Quise verte sólo como una amiga, te aseguro que lo intenté, pero no me fue y nunca me será posible hacerlo. Cada día que me volvía más cercano a ti me gustabas más, y un día aquel gusto se transformó en algo más serio y más fuerte. Te empecé a querer.
Este sentimiento crece muy rápido y creo que nunca dejará de hacerlo. Mientras más pase el tiempo más te voy a querer. Y quererte de este modo me gusta, y no me da miedo ni me arrepiento de que este sentimiento se desarrollara hacia ti, porque tú eres la mejor chica que pueda existir.
Se bien que tú no estás enamorada de mí, que a pesar de lo que ha pasado tú lo sigues amando a él. Te entiendo, el amor llega sin dar aviso y no te permite elegir a quien amar. Pero aun así quiero que sepas que yo estoy aquí. Yo si te amo y si te valoro. Yo quiero hacerte feliz. Quiero hacer que nunca estés triste o enojada. Quiero hacer todo y más para que te sientas realmente amada.
Akane, si tú me das una oportunidad te aseguro que no te vas a arrepentir. Sólo déjame demostrarte lo mucho que te amo, déjame demostrarte que aun puedes ser verdaderamente feliz y que, que puedes amar de nuevo. Déjame sanar tu corazón.
Por favor piénsalo. Por favor, por favor, dame una oportunidad.
Te amo, te amo muchísimo.
Akane leyó y releyó la carta casi las 55 veces que Konatsu la reescribió. Suspiró. Konatsu tenía toda la razón, el amor no te daba la oportunidad de escoger a esa persona especial. Si lo hiciera, ella hubiera escogido a alguien como él.
Tocó sus labios con su dedo índice. Ahora pensaba que no debía de haber reaccionado de esa manera. Konatsu la quería bien, la quería de verdad. ¿Sería que lo mejor era darle una oportunidad? Darse a sí misma una oportunidad. No tenía por qué estar cerrada al amor. ¿Cierto? No tenía por qué aferrarse a alguien que ya había demostrado que estaba haciendo su vida aparte. Era mejor cerrar aquel capítulo de su vida y dar comienzo a uno nuevo. Uno mejor y más feliz. Pero para ser feliz no sólo necesitaba a alguien que la quisiera, necesitaba dejar su depresión y su tristeza de lado. Era momento de salir adelante y seguir con su vida. Ahora lo tenía más que claro y estaba más que dispuesta a hacerlo.
"Adiós, Ranma".
La noche llegó más pronto de lo imaginado. Ranma ya estaba en casa, sobre el tejado, observando directamente hacia la entrada de la casa Tendo. Toda la tarde se la había pasado buscando a Akane por todos lados. Recorrió una y otra vez la ciudad. Regresó más de tres veces a todos los lugares en los que posiblemente la chica podría estar, pero jamás la encontró.
Se sentía tan preocupado. Sabía perfectamente que Akane era más que capaz a la hora de defenderse, pero, eso no quitaba que él se sintiera así. Encima estaba que esa preocupación que sentía no sólo era por la integridad física de la chica, sino también por sus sentimientos. Aun se le hacía increíble que por más decidido que iba esa mañana en arreglar las cosas con Akane, todo siguiera igual.
Ranma sacudió la cabeza y abrió los ojos tremendamente. ¿Acaso había dicho que todo seguía igual? Pues no había podido estar más equivocado. Akane acababa de llegar... con Konatsu. Ahora se despedían y... ¡La besaba! ¡Konatsu la estaba besando! ¡¿Cómo demonios se atrevía a besar a su mujer?!
—¡AKANE! —lanzó un grito furioso y bajó de un salto del tejado, llegando hasta donde la chica y Konatsu.
La pareja se separó. Akane miró con molestia a Ranma. Konatsu sin ningún gesto en especial.
—¿Qué ocurre, Ranma? —cuestionó la chica sin ninguna intención de ocultar su enojo.
—¿Qué estás haciendo? —reclamó el de la trenza sintiendo que su corazón se iba a parar de lo rápido que estaba latiendo.
—Akane, nos vemos mañana, ¿sí? ¿O te gustaría que me quedara? —preguntó Konatsu viendo con gran amor a la chica, cosa que no le hizo ni la menor gracia a Ranma.
—No te preocupes, no vemos mañana.
—No te quiere aquí, mejor lárgate.
Dijeron al mismo tiempo Ranma y Akane. Él no le quito la vista a Konatsu, la cual era más que gélida y hasta cortante. Ella lo miró con ternura y agradecimiento, de inmediato miró a Ranma de la misma manera en que él miraba a Konatsu. El chico se acercó a Akane, la besó en la mejilla y se alejó de ahí. Sin embargo, no fue muy lejos.
Ranma sintió la vista de Akane, se estremeció y se dispuso a confrontarla. Primero iba a exigirle una explicación y segundo iba a hacer lo que planeó esa mañana: hablar de sus sentimientos, decirle que la seguía amando, y pedirle una última oportunidad.
—A...
—No entiendo por qué hiciste esa espantosa intromisión, pero te pido de favor que nunca vuelvas a hacerlo, fue sumamente vergonzoso y de mal gusto —interrumpió de inmediato la chica—. Y aunque no debería de hacerlo, te voy a decir algo. Konatsu y yo comenzamos una relación a partir de hoy. Sé que seguramente eso a ti te importe un comino, pero creo que por nuestro pasado y porque vivimos en la misma casa es necesario que lo sepas. Que tengas buena noche.
Ranma sintió el más grande nudo en la garganta, se quedó pasmado. Observó con dolor como Akane se alejaba nuevamente de él y un agujero se abrió en su pecho. Se sacudió interiormente y pudo moverse. Dio dos pasos, llevó su mano hasta la de Akane y la pescó. No cometería el mismo error, no la dejaría ir de nuevo.
—Akane, te amo y nunca he dejado de hacerlo. Tú eres la única mujer que puede ocupar mi corazón, si te alejas de mi me dejaras un hoyo negro sin nada en él, y no quiero eso. Me gusta que tú seas el motivo por el que mi corazón lata. Akane… —suspiró, se pegó a su espalda y sintió que volvía a vivir al oler el shampoo de jazmines en su cabello. Tomó la otra mano de la chica y continuó:— Sé que es muy tarde para pedir una oportunidad de volver a estar a tu lado, pero aun así te la pediré y te prometo que si me la das...
—Perdón —dijo la chica con un hilo de voz y se alejó de el—. Ranma, eso no puede ser... Tienes razón, ya es muy tarde.
Ranma se quedó congelado, procesando aquellas palabras. Aquellas palabras que carecían de sentido. Akane lo amaba, él lo sabía, lo sentía, lo notaba. No había razón alguna para que ella dijera eso. Le quería dar una lección por su comportamiento, claro, era eso, seguro.
—Akane, sé que no he sido el mejor novio del mundo, sé que he cometido muchísimos errores, que he sido egoísta, que he hecho cosas que no debería pero, si he hecho algo bien eso ha sido amarte y te juro que nunca he dejado de hacerlo.
La chica guardó silencio. Ranma dio un alto salto y cayó frente a ella. Akane levantó la vista. La mirada de Ranma era tan tierna, estaba tan llena de amor. Pero no podía volver a cometer los mismos errores. Ranma ya le había fallado demasiado y si lo perdonaba, ¿quién le aseguraba que no volvería a pasar lo mismo? ¿Quién le aseguraba que no volvería a terminar con el corazón roto por culpa de algún acto egoísta de él?
Ella ya había madurado, pensaba diferente y ahora quería sentir diferente. Ya había tomado la decisión de intentar encontrar el amor con alguien que desde el principio demostrara que la quería y no iba a cambiar de parecer. No había más Ranma y Akane.
Bien, ahora sólo había que decirlo.
—No, Ranma, no habrá más oportunidades nunca más. Esta mañana, por un segundo pensé que íbamos, que tú... Pero no, la preferiste a ella, y no me digas que no, porque es la verdad. Y con eso me hiciste darme cuenta que nunca nada estará bien entre tú y yo. Es que el tú y yo no funciona. Hubo un tiempo en el que pensé que sí lo hacía, que podríamos superar cualquier cosa, cualquier obstáculo. Pero cuando pasan los años, y las cosas siguen igual te das cuenta que tal vez lo que quieres no es lo mejor. Te das cuenta que a veces el amor no es suficiente y que todo puede más que él.
Ranma quiso decir muchas cosas, pero nada venía a su mente. Y su corazón, su corazón parecía que nunca más iba a funcionar. Bajó la vista y se dio la vuelta. Ahora se daba cuenta que aquel error que cometió el día de su boda era mucho más grande de lo que él hubiera podido imaginar.
Akane lo observó irse. Sí, sentía la necesidad de correr tras él y perdonarle todo. No lo hizo, no quería lo de siempre. No quería volver a sufrir de esa manera. Y nunca lo haría, pues sabía muy bien que nunca amaría a nadie como lo amaba a él.
Esa noche ambos lloraron en silencio, recordaron todo lo que habían vivido juntos e imaginaron las vidas que hubieran llevado de no haber cometido tantos errores.
...
¿Y bien? Les gusto. Si, el final está muy simple, pero es que, no sé, sentí que luego me iba a alargar a algo más que a un one-shot. Como sea, creo que no estuvo tan mal, ¿o sí? Bueno pueden dejarme sus comentarios, sugerencias, reclamaciones, o lo que se les ocurra en un review. Claro, todo con respeto, ¡eh! Jeje, bueno, nos leemos.
Ten, espero que te guste un poquito xD
