I

Todos conocemos la historia del "diamante en bruto" de la rata callejera que logró ganarse el corazón de la princesa Jasmine, la flor más hermosa de todo el desierto; todos conocemos la historia de cómo derrotó al temible Yafar, al igual que a la maligna Nasira, a la peligrosa Mirage, al desalmado Monzerath, todos conocemos esas historias, las proezas de Aladdin, Genio, la alfombra voladora de su inseparable Abu. Sí, todos sabemos sus historias, a mí en lo personal me gusta la historia de cómo se enfrentó al ejercito de Djinns para rescatar a su padre… ¡¿Cómo? ¿No la conocen? Ahhhh pues no se preocupen, aprovechemos la luz de la luna, la cálida brisa del desierto y la protección de nuestros camellos y descansemos al cobijo de la fogata mientras la caravana recupera fuerzas para seguir mañana con la travesía…

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Cassim había dejado de ser el líder de los cuarenta ladrones después de ser salvado por su hijo.

La boda de Aladdin y la princesa Jasmine había sido el evento más esperado de toda Agrabah, todos estaban felices con su nuevo "sultán"

Ahora el padre de nuestro héroe se encontraba viajando por las candentes arenas del desierto en compañía de Iago. ¿Qué les había motivado a emprender ese viaje? Nada más y nada menos que un tesoro, y no era uno cualquiera… Después de haber encontrado "El máximo tesoro" Cassim y su emplumado amigo escucharon de un mercader bárbaro la existencia de un tesoro tan grandioso, tan extraordinario que los mismos Djinns lo custodiaban.

¿Quién le podía decir que no a la promesa de montañas de oro, de montañas de rubís y zafiros? Pues ni Cassim ni Iago serían capaces de decirle "no" Y así fue como después de cargar provisiones y agua en abundancia en las alforjas del caballo de Cassim emprendieron el viaje.

El sultán estaba encantado con su nuevo "hijo" y su alfombra voladora por supuesto, el sultán estaba muy feliz y daba gracias a Alláh por la buena fortuna que había tenido su hija al encontrar un joven tan valiente y que valía su peso en oro como Aladdín.

Por su parte el joven no podía pedir nada más que estar al lado de Jasmine, claro que todas las aventuras que habían tenido junto con el Genio y Abu le daban puntos extra a la emoción de la vida.

Esa noche el sultán no dejaba de dar vueltas por el salón del trono en la alfombra voladora mientras Jasmine y Aladdin estaban uno junto al otro mirando por el balcón sin importarles las caras de burla que les dedicaba Abu.

Parecía iba a ser una noche de lo más tranquila cuando un fuerte grito llamó la atención del diamante en bruto.

¿Iago?- preguntó Aladdin separándose de Jasmin- ¿Qué sucedió?

El excompañero de Yafar había aterrizado de pico contra el suelo, el pobre tenía todas las plumas de la cola completamente chamuscadas.

Solo ver quién había llegado el sultán dejo de jugar mientras todos se acercaban a ver qué estaba pasando.

-Ca…Cassim…

Fue lo único que alcanzó a decir el pájaro rojo antes de clavar el pico contra el suelo por lo agotado que estaba.

Mi padre- Aladdin se sorprendió- ¿Le sucedió algo a mi padre?

Tendrían que esperar hasta que Iago despertara para saber que había pasado con Cassim…

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¿Te gustaría que continuara mi relato? Está bien, pero tendrás que esperarme ya que los camellos están sedientos y alguien debe ir a darles un poco de agua. Permíteme un momento y en breve continuaremos con este cuento…

Continuara…