Disclaimer: The Lost Canvas no me pertenece.


Los rayos de sol acariciaban con suavidad el rostro de Sísifo de Sagitario, que disfrutaba de la tranquilidad de la solitaria zona del Santuario en la que había elegido sentarse a descansar. Tenía los ojos cerrados y parecía estar a la espera de que algo sucediera. El caballero de armadura dorada abrió los ojos cuando sintió cómo una suave brisa jugueteaba con su cabello.

—Cuánto tiempo, viejo león—dijo con tono alegre al aire—. Ya empezaba a echar de menos tus visitas, hermano.

El joven pudo sentir cómo el viento le acariciaba el cabello como gesto de disculpa.

—Lo sé, lo sé—respondió con suavidad al mensaje que solo él sabía interpretar—. Estás ocupado cuidando de Regulus. Deberías saber que entrena muy duro para llegar a ser como tú.

Después de que Sísifo hablara, la brisa perdió su energía y se apagó considerablemente, haciéndole entender que sus palabras habían entristecido a su interlocutor invisible. El joven pensó con arrepentimiento que había hablado de más.

—Ilias, escúchame atentamente—dijo con el rostro serio y la voz firme—. Deja de culparte. Sé que te sientes fatal porque tu hijo apenas ha podido disfrutar de su infancia, pero no es tu culpa. Al contrario, el pequeño león ha disfrutado de su niñez gracias a ti. Tú le has dado los años más felices de su vida.

Sísifo sabía mejor que nadie lo que era sentirse culpable y llevar una gran carga en silencio, pero su hermano no era merecedor de ello. El viento silbó lastimero en sus oídos, haciéndole suspirar.

—Cuánto me gustaría poder abrazarte para llevarme tus penas como hacías tú conmigo en el pasado—dijo, dejando que la nostalgia de su voz se perdiera en el aire. Le dolía sentir a su hermano mayor tan deprimido y no poder hacer nada por él. Cuando el viento pareció tranquilizarse siguió hablando, recuperando su tono firme—. Ilias, tu hijo está siguiendo tus pasos con orgullo. Es joven, pero fuerte. Tiene una voluntad que compite con su talento. Yo le estoy ayudando en todo lo que puedo, pero debes aceptar que va a luchar en una guerra. Solo hay una cosa que puedes hacer.

La brisa jugaba con la blanca capa del caballero, como pensativa. Después de unos segundos así, empezó a tirar de la cinta roja que el joven llevaba en la frente, instándole a seguir hablando, pidiéndole consejo.

—No le dejes nunca solo, hermano—le aconsejó, cerrando los ojos para sentir mejor la presencia de Ilias—. Él no será consciente de que le acompañas, pero debes estar siempre a su lado para protegerle. Sé su fiel compañero en sus buenos y malos momentos. Haz que nunca se sienta desprotegido.

El suave viento le arropó con suavidad, como si le estuviera tratando de abrazar. Sísifo sintió que era su manera de darle las gracias por el consejo y también de decirle que tenía que partir a seguir cuidado de su hijo.

— Sabes que siempre estoy disponible para charlar contigo. Vuelve pronto.

Sísifo de Sagitario sintió cómo cesaba la brisa y volvía a quedarse solo de nuevo. Con una sonrisa, siguió disfrutando un buen rato de las caricias de los rayos de sol en su rostro, pensando en los buenos momentos que había compartido con su hermano mayor. Antes de levantarse para volver a llevar a cabo sus obligaciones como caballero de armadura de oro, susurró algo, haciendo que el viento se llevara sus palabras.

—Te quiero, hermano mayor.