"Nunca quise amarte, pero eso está bien, siempre supiste que me dejarías de todos modos…Pero cariño cuando te veo, me veo…"
Aquellos pensamientos cruzaban por la cabeza de Hitagi Senjogahara, la cual se encontraba recargada sobre su pupitre con los brazos cruzados y la cabeza sobre estos, por sus labios escapo un suspiro.
Ella jamás se imagino la manera en que terminaría amando a Araragi, ni mucho menos imagino que lo llegaría a amar. Se alegraba de que hubiera sido Koyomi quien la atrapo al caer, de no ser así, nada hubiera pasado, jamás hubiera podido recuperar su peso, ni mucho menos, se hubiera besado aquella noche al contemplar las estrellas con él.
Con frecuencia pensó que él estaría mejor solo, la sola idea le chocaba, eran tonterías… últimamente parecía ella estar ausente, con la mente en otro lado, cuando el trataba de decir algo al respecto lo cortaba diciendo "no importa", es por eso que habían peleado, y ahora ella estaba ahí, sentada en aquella aula vacía, por primera vez sintió miedo; creía firmemente que Araragi la dejaría.
Estaba confundida, aquel torrente de emociones se arremolinaban en su pecho, nunca se imaginó que lo vería como su único amigo (además de ser su novio), por su cabeza jamás paso que ella sentiría "eso" subiendo y subiendo por sus venas, era un sentimiento tan grande, algo que jamás había experimentado, algo tan fuerte que la asustaba.
A la vez se sentía feliz, le gustaba estar con él, aunque no lo pareciera, se divertía mucho tsundereando; ella haría cualquier cosa por él, lo que fuera, lo cuidaría sin importar que, si fuera necesario daría su propia vida para hacerlo, él era lo más importante para ella, siempre pensaba que no podía amarlo más y de pronto pasaba, con una acción o palabras de Koyomi sus sentimientos se intensificaban.
Quería que lo supiera pero era muy denigrante admitir ese tipo de cosas; además… estaban peleados, llevaban dos días peleados y sin hablar, Hitagi ni siquiera se había presentado a la escuela, estaba fascinada por como el tiempo parecía ir más lento sin Araragi, eso nunca lo espero…
De pronto el susodicho irrumpió en el aula, con la cara sudorosa y la falta de aliento presente; se miraron por un breve lapso de tiempo.
-Hasta que te encuentro- dijo Koyomi entre jadeos.
-Tardaste demasiado- murmuro con voz extraña.
-¿Qué es lo que te suced…?
No fue capaz de terminar la pregunta, los ojos de Gahara-san, como la apodaba, estaban distintos, un brillo peculiar refulgía nítidamente en ellos, lo miraba con cariño y alegría, o eso le pareció a él.
Sin decir nada la chica de orbes azules se levanto y salió por la puerta.
-¿Nos vamos? – pregunto ya afuera.
-Si
Comenzaron a andar para salir del recinto escolar, la tarde estaba declinando y una gama de tonos naranjas hacía presencia por doquier, la suave brisa de otoño meció sus cabellos purpuras, "es hermosa" pensó
-Koyomi… -Lo llamó, sorprendiéndolo, era la primera vez que lo llamaba por su nombre.
-¿Qué?
-No olvides que eres únicamente mío.
Araragi cayó al piso de forma dramática.
-Koyomi… - Repitió parando, sin voltear a verlo.
-¿Ahora qué?
-Aishiteru (te amo)- Dijo con una voz dulce, volteo la cabeza para verlo, nuevamente aquella mirada brillante hizo presencia.
Continuo andando como si nada, el chico estaba anonadado, ella había dicho que lo amaba.
-"Te amo… no dice todo lo que siento por ti, pero para comenzar esta bien" –pensó Hitagi con una leve sonrisa en los labios.
