Internado de muerte

Prólogo

Era otra mañana aburrida, como despertador sonó a la hora a la que me levantaba todos y cada uno de los dias de mi vida. Me dispuse a dormirme de nuevo ignorando mi despertador cuando de repente Akamaru empezó a ladrar como un descosido para evitarlo.

- Joder Akamaru, ¿no podías callarte hasta dentro de un cuartito de hora?- exclamé - ¡ahora ya no podré volver a dormirme!

Me levanté de la cama y sin pensar que la persiana de la ventana de mi habitación estaba subida, empecé a desnudarme mientras me dirigia a la ducha. Al llegar esta, quedando sólo en bóxers, me puse delante del espejo observando mi atletico, musculoso y bien definido cuerpo gracias a la natación y las pesas.

-Mm... no estoy nada mal... -dije poniendo pose de boxeador.

Después de estar un buen rato mirando delante del espejo, me metí en la ducha y me duché. Cuando terminé, me sequé con la toalla, me vestí, preparé mi mochila y bajé a la cocina con el propósito de desayunar tranquilo. Lo que no se cumplió, porque allí estaban mi madre y mi hermana mayor esperándome para desayunar juntitos como una familia feliz.

-No hacía falta que me esperáseis, ya puedo desayunar yo sólo- dije con tono de molestia

lo que mi hermana notó burlándose de mí - ooooh, ya quiere ser mayor y hacer las cosas

- lo que pasa es que ya tengo 16 años y hay algunas cosas en las que no necesito ayuda - añadí levantando demasiado la voz

- ¡oye no nos levantes la voz jovencito! Te había preparado tu desayuno preferido pero ya no lo podrás disfrutar, se lo daré a Akamaru - gritó mi madre

- me da igual hoy no me he levantado con mucha hambre. Adiós - dije mientras salia por la puerta dando un portazo

-¡Espera! ¿no le vas a dar un beso a tu madre?- levanto la voz mi madre para que la oyera, sin embargo, no fui el único que lo escuchó, puesto que algunas personas que se dirigían hacia el instituto también lo oyeron y empezaron a reírse.

Salí corriendo de allí y cogí un a atajo donde no había nadia dándome la más prisa posible para evitar una mayor humillación.

Llegué a la entrada del colegio igual de sucia que siempre debido a que los recortes en educación no permitían ni unas simples dirigí hasta un banco, el banco donde todos los días me encontraba con mis amigos. Y en efecto, allí estaban, esperándome mientras hablaban de lo de siempre : follar, follar y follar.

-pues estaba yo allí, dispuesto a salvar a aquella chica del agua, cuando de repente, ¡se le desabrochó la parte de arriba del bikini!- exclamó mi amigo Pedro

- Dios, ¿y tú qué hiciste?- le preguntó jose

- ¡no me dió tiempo de hacer nada porque la chica se dio la vuelta para que no se le vieran las peras presionándose contra mí! -gritó Pedro, gritó tanto que todo el mundo se giró hacia ellos, pero al ver quienes eran volvieron a lo suyo

- hola chicos - dije mientras hacía nuestro saludo con jose

-nos estaba contando lo que le pasó el domingo a Pedro - contestó Antonio

- ¡si si, una chica le abrazó con las tetas al aire!

- ¿ por qué yo soy el único normal en el grupo?- pregunté retóricamente

- porque eres gay jaja- dijo Pedro mientras nos dirigíamos a clase

- hola Kiba - dijo Sakura dándome una palmada en la espalda tan fuerte que casi me parte la columna vertebral

- hola -le contesté intentando parecer desinteresado

-¿ quieres que nos sentemos juntos Kiba ? - preguntó con dulzura

- eh, lo siento sakura le prometí a Javi que le dejaría copiarse de mis deberes y es más arriesgado si está lejos - me inventé como escusa

- ¿pero no dijiste qué ya no ibas a dejar que me copiara de tu deberes? - me susurró javi con una sonrisa de oreja a oreja

-tú cállate y sigue andando - le dije a Javi en voz baja

- Ah, claro. Bueno otro día será - dijo Sakura apenada mientras empujaba a todo el mundo para llegar la primera a clase.

-le gustas mucho - dijo jose dándome un codazo

- pero a mí no me gusta, de hecho, me cae fatal : el presumida, marimacho, piensa que todo lo hace bien y se cree que está buenísima cuando no es así - les dije a mis amigos levantando un dedo y con cara de sabelotodo.

Entramos a nuestra clase: 1° D de Bachillerato.

Pasaron unas 6 horas eternas y sólo con un simple descanso de 5 minutos en la tercera clase.

- y no os olvidéis de traer el examen firmado por vuestros padres - nos recordó el tutor mientras se iba

- yo no pienso enseñárselo a mis padres - le dije a Javi - he sacado un 0, 25

-pues me has superado, yo un 0

- voy a falsificar la firma -añadí

- míralo, ¡qué malote! - excamó Pedro

- tío si el examen anterior se lo colé, ¿por qué este no? nunca se fija mucho en la firma- dije - bueno, hasta mañana - me despedí cuando vi mi casa

Entré por la puerta y al ver a mi madre de pie delante mía me asusté

-¿qué ocurre?- pregunté atemorizado

-¡ cómo que qué ocurre! ¿tú has visto tus notas? Hoy he hablado con tu profesor. - dijo muy enojada

- ¡He estudiado mucho te lo prometo!-me intenté defender

- No, no has cuatro o un cinco y es de estudiar y que el examen te salga mal, ¡pero un cero es de ni abrir el libro! Te irás del instituto. Te he apuntado a un internado, allí aprenderás modales y te machacarán para que estudies de una vez; y no rechistes. Empiezas mañana, ya puedes empezar a hacer la maleta y coger lo necesario.

-¡QUEEEEEE!