First Day
No a muchas personas les gustaba el primer día de clases y por supuesto, Quinn Fabray era una de esas muchas personas. El entusiasmo, comparado al de su hermano gemelo, se podría decir que era nulo. Y es que el simple hecho de hacer actos repetitivos, como presentarse, decir su nombre, hobbies y sus propósitos para ese año escolar, le resultaban cansados, aburridos y sin sentido. No era fácil ser un adolescente, quien dijera lo contrario, tendría que enseñarla como es que puede vivir sin la constante presión de todo el mundo.
-Hasta un paciente que acaba de descubrir que tiene cáncer, tiene más entusiasmo que tu, hermanita—la rubia rodo los ojos y miro a su hermano frunciendo el ceño. Simplemente aquel comentario era absurdo e innecesario.
-Escucha Kurt, es muy temprano para que tú con tus comentarios descerebrados, me amarguen mi mañana—una sonrisa engreída su poso en los labios de su hermano gemelo.
-Necesitas una novia—le dijo
-Y tú un maldito bozal—aquella conversación, si es que se le podía llamar así, llego a su fin en cuanto ambos hermanos sintieron que aquel automóvil se detenía frente a la escuela. Ambos hermanos bajaron del automóvil ante la mirada de la mayoría de los estudiantes, y es que si asistías a McKinley y no sabías quieres eran los hermanos Fabray, ¡amigo! No deberías ir en esa escuela.
Aquellos dos chicos eran como el William y Kate de Inglaterra, como dos súper estrellas de Hollywood, esos dos chicos eran realeza pura, y no por que pertenecieran o fueran hijos de algún monarca, simplemente por que esos dos eran realeza escolar. Su máxima popularidad alcanzada desde su primaría hasta su ahora preparatoria, los ponía al tope de la pirámide social de la escuela.
Los murmullos, los susurros, las sonrisas, los sonrojamiento, las miradas, todo se debía a aquellos dos hermanos; era un hecho ya contundente, Quinn Fabray y Kurt Fabray eran dos malditas y condenadas estrellas de rock las cuales habían llegado a aquel aburrido lugar para poner a temblar a cualquiera que se les pusiera en su camino.
-Hola Quinn, Hola Kurt—saludo una muy alegre Brittany al acercarse a los dos gemelos. Un beso en las mejillas rosadas de los hermanos depósito, para después sonreía enormemente.
-Es bueno verte, Britt-Britt. Ha pasado mucho tiempo—habló Quinn al mirar directamente los ojos azules de la porrista.
-¡Hey!—dijo Santana al llegar a donde estaban los tres chicos. Quinn le sonrió
-Santana, te vez genial. El verano estuvo a tu favor, por lo que veo—la latina rodos los ojos ala par que Quinn. Los comentarios de Kurt, en ocasiones podían ser bastante fuera de lugar e inexplicablemente absurdos.
-Vámonos, no quiero llegar tarde a la primera clase—Quinn tomo sus libros y le dio una mirada a su hermano—Trata de no meterte en problemas—le dijo al momento que continuaba su camino junto con Santana y Brittany.
…..
-Parece que toda esta en orden—dijo Figgins al ver los papeles—Señores Berry, en nombre de la escuela McKinley, le damos la más cordial bienvenida a sus hijos. Estamos sumamente emocionados de tenerlos a ambos en esta escuela. Será una muy buena coartada tener a dos estudiantes prodigio—Ambos hombres rieron ante la observación del director. Después miraron a sus dos hijos, los cuales tenían una enorme sonrisa en sus bellos rostros.
Aquellas dos sonrisas eran simplemente extraordinarias, los hermanos Berry eran dos chicos los cuales eran un prodigio tanto musical como intelectualmente hablando. Rachel Berry y Blaine Berry oficialmente estaban en el mundo de William McKinley.
Ambos provenientes de Nueva York, estudiantes de las mejores escuelas en la elite neoyorkina. Aparte de ser físicamente hermosos, eran excelentes en lo que hacían. Ambos gemelos tenían el don de poseer las voces más hermosas de Broadway a su corta edad. Los dos morenos habían estado actuando en aquellos teatros desde la edad de ocho años. Su destino no estaba en un pueblecillo como Lima, Ohio, sin embargo, ellos también eran dos adolescentes de 16 años que necesitaban una vida normal.
-¿Cómo me veo?—pregunto Blaine a su hermana mientras esta le acomodaba la bow tie.
-Hermoso—el chico sonrió— ¿y yo?—el morocho beso la mejilla de su hermana y la miro directamente a los ojos.
-Preciosa, como siempre—los dos sonrieron enormemente mientras comenzaban a caminar.
Ambos gemelos comenzaron a caminar por los pasillos de su nueva escuela, Miradas inquisitorias, murmullos y apreciación para los chicos. Muchos los miraban raros, otros sorprendidos; aquellos dos chicos se miraban tan fuera de lugar. Blaine con un traje gris con una camisa negra y esa bow tie tan característica de él y Rachel, con un vestido negro ceñido a desde la parte de su pecho hasta su cintura para terminar con un vuelo voluptuoso pero no exagerado y unas zapatillas de tacón bajo. Silbidos por parte de los chicos y suspiros por parte de las chicas, aquellos dos hermanos parecían sacados de una revista de moda.
-Mira, Blaine—el morocho miro el letrero que estaba justamente frente al salón donde ambos habían terminado su primera clase. "El Club Glee necesita nuevas voces, inscríbete"
-Rachel….
-Anda, Blaine. He hecho mi investigación sobre esta escuela—su hermano hecho su cabeza para atrás—el club no ha ganado en tres años y si no gana este año, lo desterraran de la escuela y tu sabes que una escuela sin un departamento de artes, es como un jardín sin flores—su hermano sonrió y miro delicadamente a su hermana—Con nuestra experiencia y nuestras voces podemos hacerlos ganar y así conservar el club—el morocho suspiro, tomo el bolígrafo y escribió su nombre, la morocha dio un gritito e imito la acción de su hermano.
-¿Se han inscrito?—pregunto un chico en silla de ruedas obteniendo la atención de los gemelos.
-Por supuesto—contestaron al mismo tiempo. El chico de la silla de ruedas los miro extrañado, no muchas personas se inscribían en ese club—Soy Rachel Berry y él es mi hermano Blaine—el chico los saludo.
-Soy Artie Abrams—contesto el chico— ¿son nuevos, verdad?—ambos asintieron—Ahora entiendo—susurro Artie para después dirigir su mirada a los gemelos—escuchen, el club Glee no es uno de los más aclamados entre la comunidad estudiantil y mucho menos para chicos como ustedes—Blaine alzo una ceja al ver como Artie los inspeccionaba de pies a cabeza—pero es un placer tener nuevos integrantes—terminó con una gran sonrisa contagiando a los hermanos,
Si eras un chico con aspiraciones de ser una estrella o pertenecer al mundo del espectáculo, el club Glee era tu opción, de igual manera, si estaban hasta al fondo de la pirámide social, ese también era tu lugar. Aquel club era uno de los más patéticos de la escuela, solo un escalón arriba del de ajedrez.
No eran muchos los chicos que pertenecían a aquel club, de hecho, hasta el momento eran tres y eso sin contar a los dos nuevos integrantes. Con ellos abordo, serían cinco; Artie, Tina y Mercedes eran los únicos chicos que continuaban desde la secundaría y es que, personas iban y llegaban a aquel club, sin importar la dedicación y entusiasmo que eran para otros el pertenecer a aquel lugar. Como siempre se dijo: el club Glee era patético.
…..
-¿Te veo después?—Quinn sonrió y negó mientras besaba los labios rosas de aquella rubia porrista una vez más. Aquella chica asintió y se fue dejando a la chica sola. Y es que, así funcionaban las cosas con Quinn Fabray. Besos, caricias y si tenías suerte, llegabas hasta el final del juego con la rubia, de momento, confórmate saber que pasaste a ser una más en la lista de la chica.
La rubia miraba aquella práctica de futbol después de aquellos arrumacos con la rubia porrista. Estaba acostumbrada a ser asediada por la mayor parte de la escuela y en su mayoría chicas, y a Quinn parecía encantarle ya que no ponía oposición alguna. ¿Amor? Era muy joven para esa palabra o sentimiento, ella a sus 16 años solo quería divertirse.
Arreglo su rubia y corta cabellera y su uniforme de porrista mientras miraba como Santana se acercaba hasta ella con una gran sonrisa en su rostro. Aquella porrista latina era su mejor amiga y casi como su hermana. Santana López co- capitana de las Cherios, gurú y encubridora de las aventuras de su rubia amiga. Sin duda alguna, Quinn tenía más confianza con Santana que con su propio hermano.
-Solo Dios sabe que por que no tienes un pene—la rubia sonrió y paso su brazo derecho por los hombros de su amiga al momento que comenzaban a caminar.
-Amo ser mujer, Santana. Pero agradezco no tenerlo, de ser así—acercó sus labios al oído de su amiga—ya tendría muchos hijos—una sonora carcajada salió de los labios de su amiga.
Ambas porristas llegaron hasta su destino, la cafetería. No tardaron mucho en obtener sus alimentos, después de todo eran Quinn y Santana. Un desayuno ligero era lo que estaba en sus bandejas, comenzaron a caminar por las mesas de la cafetería. Las miradas no podían faltar, pero si esas miradas se prolongaban más de lo que Quinn permitía, una mirada fría y casi mortal, era lo que recibías.
Llegaron hasta su mesa, por que ellos tenían su mesa. Y no cualquier mesa, la única que estaba al centro de la escuela, y no todos tenían acceso a sentarse en ella, solo ella junto con Santana, Brittany, Kurt, las porristas y alguno que otro futbolista del equipo de la escuela. Entre los futbolistas sentados en la mesa estaba Puck. El chico del mohawk era uno de los mejores amigos sino es que el único de sexo masculino, por supuesto. Se conocían desde la secundaria y por muy absurdo y loco que sonaran, ambos habían salido por tres meses, la relación no funciono, pero los dos chicos quedaron como amigos y eso era la mejor parte del asunto.
Quinn se sentó a la par que Santana, quien beso la mejilla rosa de Britt. La rubia sonrió mientras miraba a Santana quien se sonrojo inmediatamente pero no dijo nada, no fue necesario, eso basto para hacerle saber a Quinn que Brittany estaba con ella. Puck se acercó hasta la rubia y besar su mejilla sonoramente, la porrista sonrió y comenzó a comer su desayuno. Minutos después, las miradas y sonrisas coquetas entre ella y la porrista se hacía unos minutos habían comenzado, Puck sonrió, había visto ya la interacción de las dos chicas hacía ya unos minutos.
-¿Conquista nueva?—la rubia lo miro—no vas a parar hasta acabar con todo el escuadrón de porristas, ¿no es así?—Quinn elevo sus hombros.
-Bueno, es el primer día y me quedan tres años para acabar la preparatoria, así que, tendré en cuenta tu teoría—ambos sonrieron a medida que su desayuno terminaban los demás. Los dos jóvenes habían quedado en buenos términos aunque si la duda quedaba y un día Puck no se la aguanto y le pregunto a Quinn si él había sido el culpable de que ahora le gustaran las chicas, había sido gracioso, pero la rubia rotundamente negó argumentando que ella solo estaba evitando lo inevitable, y lo inevitable ya no lo podía evitar. A la rubia le gustaban las chicas y de eso ya habían pasado un año y muchas chicas estaban en su gran lista.
…
-Ella es Mercedes Jones y ella es Tina Cohen-Chang—presentó Artie a los gemelos—ellos son… —pero su introducción fue abruptamente interrumpida por Mercedes.
-Rachel Berry, Cosette en "Los Miserables" y Blaine Berry, Tom Sawyer en el musical del mismo—hablo la afroamericana con cierta admiración en su tono. Los dos morochos sonrieron abiertamente, al menos una persona los reconocía por su trabajo.
-Los mismos, es grandioso que sepas…Bueno—el ojí verde se sonrojo—es maravilloso que sepas de Broadway y de su escena musical—Mercedes sonrió abiertamente y se acercó a abrazar a Blaine quien recibió el abrazo un tanto sorprendido, después abrazo a Rachel quien la abrazo de vuelta.
-Entonces, si ustedes ha estado en Broadway, estoy segura que este año ganaremos los seccionales, ¡oh Dios!—exclamo la asiática—podremos ganar hasta las nacionales—los ojos de Tina comenzaron a brillar enormemente provocando gran alivio en los gemelos.
Los cinco chicos iniciaron su camino hasta la cafetería donde, Blaine como siempre, había ordenado la comida y bebida de su hermana y es que, Rachel era la luz de los ojos del chico, era la única chica en su vida y eso significaba cuidarla como el tesoro familiar que era. La morocha era amante de ser el centro de atención en la vida de los tres hombres que más le importaban en su vida, sus dos padres y por supuesto su hermano. Los gemelos tenían una gran química, ambos eran tan iguales tanto física como en su forma de pensar, tenían los mismos gustos, las mismas paciones, aficiones y más unidos no podían ser.
-¿Y por qué de una cuidad tan grande como Nueva York, se vinieron a una tan pequeña como Lima?—pregunto Tina una vez que los cinco estaban sentados en una de las mesas de la cafetería.
-Bueno—hablo Rachel después de limpiarse finamente la comisura de la boca—nuestros dos padres—los tres chicos la miraron raro.
-Tenemos dos padres, somos producto del amor de dos hombres y una talentosa y hermosa mujer—aclaró Blaine.
-Como decía, nuestros padres comenzaran a hacer unos negocios con una familia de aquí en Ohio—termino de explicar la pequeña chica.
-Además, siempre es bueno conocer distintas partes del país y Lima es una muy ciudad muy hermosa y tranquila. Un cambio de ritmo, siempre es bueno para todos—Rachel miro a su hermano y le sonrió ala par que limpiaba con una servilleta el exceso de brillo labial en la mejilla del chico a causa de un beso.
-Ustedes son los hermanos más tiernos que he visto en mi vida—dijo Artie provocando la risa de los cuatros jóvenes en la mesa—rompen con el estereotipo de los gemelos, incluso rompen con el concepto que teníamos de ellos tomando en cuenta que los gemelos de esta escuela no se llevan ni la decima parte de lo bien que ustedes se llevan.
-¿Hay otro par de gemelos aquí?—pregunto Racel
-Los Fabray—hablo tina. Ambos hermanos miraron interesados a la asiática—ven a la rubia y al rubio cenizo de la mesa del centro—ambos asintieron—bueno, pues ellos son Kurt y Quinn Fabray. Bastante populares…
-En exceso, diría yo—le siguió Mercedes—Si no eres lo bastante bueno para ellos, no esperes ser tratado como un estudiante en esta escuela.
-¿Cómo esta eso?
-Digamos que los Fabray son bastante selectivos en cuanto a sus amistades se trata. Son los reyes de este lugar. Todo gira entorno a ellos, son dos estrellas de rock, literalmente—comentó el chico mirando discretamente a los gemelos.
-¿Tan influyentes son?—hablo Rachel y los tres chicos miraron a la castaña.
-Ellos son la influencia, realeza, orden, justicia y todo en esta escuela—dijo Artie—Quinn Fabray es como una combinación entre Robert Pattinson y Megan Fox, siempre es seguida y perseguida por los chicos y las chicas de esta escuela, pero esta más que claro que la rubia prefiere a las chicas y créeme cuando te digo que su lista de "amoríos" rebasa más de las 50 chicas—terminó de decir el chico
-Y Kurt Fabray—comenzó Tina—es un divo de pies a cabeza, se podría decir que es el más selectivo en todo, y si llegas a hacerle una cosa insignificante, será el responsable de hacer tu vida un infierno en la escuela—la morocha miro casi asustada a su hermano.
-Eso es totalmente inaceptable—murmuro Blaine
-Es ya común para todos nosotros—respondió Artie—después de todo son los Fabray y ellos pueden hacer cualquier cosa que se les venga en gana—terminó de decir el chico.
Rachel y Blaine disimuladamente posaron su mirada en los dos chicos en aquella mesa. Ambos eran casi iguales, solo que la chica era rubia y el chico era castaña claro, pero de allí en fuera, los dos eran bastante atractivos, ambos tenían ojos de color y por lo visto, eran el centro de aquella escuela. Los gemelos apartaron su vista del par y volvieron a lo suyo.
…
-Tres en punto—susurro Puck al oído de Quinn. La rubia disimuladamente giro su cabeza hasta la derecha y se topo con aquella chica. Miro a Puck y le sonrió para después volver su mirada a la susodicha. La miro detenidamente, castaña, de piel bronceada y a lo lejos se miraba hermosa pero con un tipo de belleza a la cual ella no estaba acostumbrada. Después miró al chico que estaba a su lado, igual a Rachel solo que sin la piel bronceada.
-¡Hey Kurt!—grito la rubia obteniendo la atención de su gemelo—Tres en punto—el castaña claro hizo caso al llamado de su hermana y volteo a ver a los gemelos. Una sonrisa engreída se poso en los labios de aquel chico.
Y no era un secreto a voces el saber que a Kurt le gustaran los chicos. Lo supo desde que tenía 6 años, no fue un problema, hablar de su orientación sexual con sus padres nunca fue un problema, tenían sus ideales y valores, pero un hijo era más importante que lo que la gente dijera de ellos, eso decían los Fabray, padres de los gemelos.
Y, no es que no los hermanos Fabray se odiaran, simplemente ambos eran completamente diferentes. Kurt siempre con esa idea del amor por siempre y un final feliz. Su creencia en el amor, las relaciones, la fidelidad, el atamiento a otra persona, mientras que Quinn era lo contrarió, simplemente la idea de "relación" le erizaba los vellos. No era buena con las relaciones, su relación más duradera fue con Puck y de eso ya había pasado mucho tiempo.
-¿Cómo mierda sabes que es gay?—pregunto Santana al conocer esa sonrisa coqueta y arrogante en el rostro de Kurt. El chico poso sus ojos azules en los negros de Santana y comenzó a hablar.
-Mira a tu alrededor, Santana y dime, solo dime un chico, que aparte de mi, por supuesto, se vista decentemente en esta escuela—la latina comenzó su recorrido con la mirada y observo a los chicos, la mayoría portada pantalones de mezclilla con camisas y tenis, después fijo su mirada en el morocho y callo en la realidad de las palabras de Kurt.
-Puede que sea metro sexual o que no sea de aquí—le dijo al chico
-La única razón es: o es Gay o como tú dices, es de otro estado o país—dijo al ver nuevamente al morocho que sonreía—Y la chica es idéntica a él. Un par de gemelos más—sonrió
-La chica es muy hermosa, ¿no Quinn?—la rubia no había despegado su mirada de la morocha, pero al escuchar a voz de Brittany, desvió su mirada y con una sonrisa, asintió.
…
-Cuidado Blaine—el chico miro a Tina confundido—Kurt no te ha quitado la mirada desde hace unos minutos—termino de decir la chica.
-Y tu Rachel—hablo Mercedes—cuidado con Quinn.
-Lo que quieren siempre lo consiguen—concluyó Artie.
-Cuidado tendremos, lo que menos quiero y hablo por mi—agrego Rachel—es tener algo con personas como ellos.
-Opino lo mismo—hablo Blaine el dirigir una mirada a la mesa de los gemelos. Vio como Kurt comenzaba a sonreírle y como Quinn no quitaba la mirada de su hermana.
-Recuerden que son los Fabray—Blaine se levanto al mismo tiempo que Rachel.
-Y nosotros los Berry—concluyó Rachel con una gran sonrisa en sus labios—Tenemos que ir a hablar con el Profesor Shuester para nuestro reclutamiento en el club. Nos vemos después—fue tajante pero sin ser grosera la chica al tiempo que caminaba a la par de su hermano gemelo.
Artie perdió de la vista a los gemelos y después poso su mirada en los Fabray, los cuales, después de seguir inquisitoriamente con la mirada a los hermanos, volvieron su mirada a la mesa. Artie después miro a sus dos amigas y sonrió.
-Ya era tiempo que los Fabray tuvieran algo de competencia—terminó de decir con una sonrisa aquel chico.
¡Hola de nuevo!
Bueno, pues nueva historia como lo había anunciado. No voy a decir mucho sobre esta, sin embargo espero que les guste.
También quiero agradecer por las muestras de apoyo poniéndome en favoritos al igual con las posteriores historias que he publicado, espero y esta sea, al igual, de su agrado.
