Eren esta sentado sobre la alfombra del piso, con los brazos alrededor de sus rodillas aprisionandose a si mismo. Sus mejillas rojas y talladas y la mirada hundida fija en ningún lugar enfatizaban los resentimientos que llevaba dentro. Apretaba y movía los dedos inconscientemente, provocando pequeñas heridas en ellos.

Levi se encontraba en la silla de su escritorio, adornado con papeles sueltos y dispersos, mirando con superioridad al chico frente a él. Observaba su entrecejo ligeramente fruncido y tenso, y su respiración pesada que llenaba de tensión el ambiente, le molestaba eso.

A pesar de que le irritaba e incomodaba su comportamiento fuera de lugar, sentía algo de pena por Eren.

Se levantó para hablar, soltando un bufido molesto.

-Te lo dije Eren, que no esperaras nada de mi.- Dijo sin mirarlo directamente.

El castaño no se inmutó.

Sus ojos secos le pedían no responder.

-Teníamos ese acuerdo implícito. - Cortó el silencio de nuevo.

Lo sabía. Él lo sabia, que Levi no iba a corresponder de ninguna forma, que no le iba a dar nada de lo que él quería, él no iba a quererlo en ningún sentido. Lo sabía, pero nunca pudo deshacerse de ésa ultima esperanza.

Miro a Levi y la indiferencia que vio le golpeó el alma. Esos ojos que lo examinaban con cierta reprobación.

-No necesito esa mirada. -Dijo con desprecio Eren. -No me mire como si fuera un niño.

-Eso eres. Te comportas como un mocoso inmaduro.

Eso le hirió mas.

-No entiende nada.

-No lo hago. - Comenzaba a irritarse.

Eren se guardó todos los pensamientos.

Ambos sabían que era inútil y Levi quería terminar con esto ya.

Aquél chico parecía masoquista escogiéndolo a él. Absurdo.

Él había sido claro de que quería solo sexo. No necesitaba esos inconvenientes sentimientos en su vida.

Desvío la mirada a un lado cuando Eren salió de la habitación y se dejo caer en su silla, molesto.