Seguro que ya ni me esperábais, pero aquí estoy de nuevo para felicitar (un poco tarde) a Chrysallis hime en su cumple. Ella me dedicó en mi cumpleaños un oneshot genial, Moon, y he querido corresponderle con este trocito de fanservice SasuSaku: Premeditación, nocturnidad y alevosía. Como ando desligada al 100% del desarrollo actual del manga de Naruto, he decidido hacer AU este oneshot; los personajes de Kishimoto quedan sorprendentemente bien en AU, pero quienes habéis leído otras historias mías conocéis mi debilidad por el AU xD Y por los songfics, pero ése es otro tema. En fin, espero que os guste y que me friáis a reviews diciéndome si os ha gustado o no.

Disclaimer: Naruto no me pertenece.


PREMEDITACIÓN, NOCTURNIDAD Y ALEVOSÍA

Sasuke echó el enésimo vistazo por encima de su hombro para asegurarse de que no había moros en la costa, y se preguntó por qué demonios tenía él que hacer guardia mientras sus amigos cogían destrangis (robar era una palabra demasiado fuerte, según Naruto) las botellas de sake que los dueños del ryokan guardaban para las ocasiones especiales de sus clientes. Bueno, en realidad la situación en la que se englobaba su robo era absurda de por sí para el joven Uchiha, ya que, .¿a quién demonios se le ocurre ir de excursión con el instituto a la ciudad donde nació?

Para aquel puñado de adolescentes adictos a las nuevas tecnologías, visitar Kyoto, que parecía detenida en el tiempo, debía ser parecido a adentrarse en otra dimensión. En opinión de Sasuke, que no se caracterizaba precisamente por sentir un respeto reverencial por las figuras de autoridad, sus compañeros de clase, empezando por su mejor amigo, se estaban comportando como idiotas inmaduros, y eso le crispaba los nervios, sobre todo cuando su hermano mayor le recordaba que, aunque eso le fastidiase, después de todo eran chavales de dieciséis años, y eso era lo que se esperaba que fueran: idiotas inmaduros. El cómo habían logrado Naruto y los demás arrastrarle en su estúpida búsqueda de alcohol era algo que se salía del planteamiento y de toda lógica, pero en fin, allí estaba él: el segundo heredero de una de las familias más influyentes de Kyoto, vigilando el pasillo mientras sus amigos robaban sake. Fantástico.

-.¿Y ahora? –Siseó, sabiendo que Naruto le oiría.

-Vamos a bebernos el sake, claro –respondió Shikamaru, con el mismo tono que se utiliza al explicarle a un niño pequeño que el postre va después del segundo plato.

Sasuke puso los ojos en blanco.

-Eso se presupone, idiota. Lo que quiero saber es si vamos a hacer alguna otra cosa que merezca una expulsión del instituto –chasqueó la lengua, irónico.

-¿Qué sugieres? –Preguntó Kiba.

El Uchiha no iba a responder, pero casi se estremeció al oír la siempre almibarada voz de Sai:

-Podemos ir al dormitorio de las chicas.

Sasuke se volvió hacia él, horrorizado. Si ya durante el día las chicas le parecían insufribles, ir ahora a despertarlas para beber con ellas le sonó a inmolación ritual. Sin embargo, se detuvo antes de decir nada al comprobar que la idea parecía haber tenido una gran acogida entre sus amigos, a juzgar por sus miradas encendidas, como si acabaran de recibir una revelación divina.

-No estaréis hablando en ser... –comenzó a decir.

-Tío -le cortó Shikamaru, y el Uchiha entornó los ojos ante su exceso de confianza-, créeme, me parece cojonudo que tú no tengas sangre en las venas, pero como los demás sí la tenemos, .¿qué tal si dejas de aguarnos la fiesta?

El interpelado alzó una ceja.

-Lo que me sorprende es que seas precisamente tú quien esté interesado en semejante estupidez –soltó.

Shikamaru se encogió de hombros.

-Creo que puede ser divertido.

Sasuke estuvo a punto de preguntarse el significado de las crípticas palabras del Nara, pero no tuvo tiempo de reflexionar demasiado, ya que no tardó en verse arrastrado por sus amigos en dirección al dormitorio de las chicas.

Para alojarse en Kyoto, los profesores que organizaban el viaje -es decir, Kakashi-sensei y el hermano de Sasuke, Itachi-sensei- habían optado por un alojamiento tradicional, es decir, una clásica posada japonesa o ryokan. Después de investigar un poco, dieron con una que se especializaba en viajes de estudiantes, y para eso tenían acondicionadas dos grandes habitaciones en las que podían repartirse cómodamente sendos grupos de veinte muchachos. Evidentemente, los profesores habían separado por sexos a sus alumnos, y después de advertir a ambos grupos las sanciones que aplicarían de hallarse a cualquiera de ellos en el dormitorio del sexo opuesto, se fueron a dormir plácidamente, sin plantearse siquiera que los chavales no fueran a obedecer como Dios manda.

-Es demasiado fácil –musitó Sasuke para sí.

-.¿Cómo dices? –Preguntó Naruto, festivo como siempre.

-Nada, déjalo –le respondió su amigo.

Evidentemente, los chicos habían desconectado mientras Itachi enumeraba los posibles castigos si les pillaban donde iban en ese momento, ya que hacían más ruido que una estampida de elefantes. Sasuke contuvo la tentación de recordarles que su hermano y Kakashi no se convertían en estatuas de piedra al dormir y que les iban a pillar sin remedio, pero prefirió callarse. Sería divertido ver cómo les castigaban a todos hasta la graduación. Sólo por eso les siguió hacia el dormitorio de las chicas.

Ninguna de ellas sospechaba nada, claro. De hecho, mientras los chicos se posicionaban frente a la puerta principal, la mayoría estaban ya en el séptimo sueño. Habían cuchicheado durante un par de horas después de cenar, se habían duchado, habían completado el menú de la noche con toda clase de golosinas compradas durante el día y habían acabado durmiéndose temprano, rendidas. Eran unas quince chicas y entre ellas se encontraba la cabeza más juiciosa de la clase 2 – 1: la delegada Sakura Haruno.

Encontrársela en su instituto de Tokio había sido una especie de castigo divino para Sasuke. Es decir, si ya parecía que Kyoto no era lo bastante grande, resulta que también ella había tenido la genial idea de cursar secundaria en la capital. Al chico le constaba que ella podía permitírselo gracias a sus impresionantes notas, pero seguía siendo una mala idea, sobre todo después de haberla evitado como la peste en primaria, cuando se enteró de que había dicho que él le gustaba. Y como la simple idea le repugnó a sus nada tiernos doce años, la humilló en público hasta que pensó que se cambiaría de colegio y tendría una acosadora menos. No tuvo esa suerte, ya que al día siguiente Sakura se presentó en clase como cualquier otro día, sin dedicarle siquiera una mirada y con su flamante melena de color rosa, que hasta entonces le había llegado casi por la cintura, dramáticamente corta. No era ningún secreto que Sasuke prefería las chicas con pelo largo (le iban los clásicos), y la drástica decisión de la niña despertó murmullos de admiración entre más de uno y más de dos compañeros de clase. Así se confirmaba algo que había oído decir muchas veces, pero que nunca había comprendido del todo: que Sakura era una superviviente.

Naruto y los demás se acuclillaron formando un corrillo para discutir la mejor manera de irrumpir en el dormitorio de las chicas. A primera vista, parecían un equipo de rugby, sólo que más canijos, que discutían sobre algo tan sencillo como abrir una puerta como si se tratase de un ataque sorpresa en Minas Tirith. En cualquier caso, al final fue Shikamaru el encargado de dar el primer paso: ceremoniosamente, se puso en pie y abrió despacio, muy despacio, la puerta corredera del dormitorio de las chicas. El siguiente paso, el de escurrirse dentro de la habitación sin que nadie se diera cuenta, fue mucho más exitoso: la puerta se cerró tan silenciosamente como se había abierto y aquí no ha pasado nada. Serpenteando entre los futones de las chicas, profundamente dormidas, cualquiera habría dicho que se trataba de un grupo de ninjas.

Sasuke buscó con la mirada a sus compañeros, pero la oscuridad era demasiado cerrada. Afortunadamente, Kiba había llevado una de esas grandes linternas de explorador. La encendió y la colocó en medio del cuarto. Vale, a la mierda el factor sorpresa.

La primera en despertarse fue Hinata. Sus ojos perlinos eran muy sensibles a la luz, y la luz de la linterna era blanca e intensa. Desorientada, miró a su alrededor, y lo primero que vio fueron los silenciosos bultos sombríos que se agazapaban en las esquinas del dormitorio. Se estremeció, asustada, mientras un millar de escenas de películas de terror pasaban por su cabeza. Ahogó un grito cuando notó una mano enorme en su hombro izquierdo.

-Hinata-chan.

Se acurrucó en el cobertor del futon. Su cabeza tardó aún unos minutos en identificar aquella voz con la de Kiba, su amigo de la infancia. Cuando lo hizo, se asomó muy lentamente hasta que pudo verle. Kiba se había colocado en un lugar donde el haz luminoso de la linterna revelaba su rostro a la Hyuuga. Con una mano le acariciaba el pelo, tranquilizador.

-Hemos traído unas botellas de sake para beber con vosotras, Hinata-chan –explicó, con inesperada dulzura.

Ella asintió con la cabeza. Entonces, un siseo llegó desde una esquina:

-.¿He oído sake?

Shikamaru, el que estaba más cerca, dio un respingo.

-Me has dado un susto de muerte, Ino –dijo, ya con tono normal.

La rubia se incorporó, apoyándose en los codos.

-Pero como se despierte Sakura, os sermoneará a todos diciendo que no hemos venido para eso –sonrió con sarcasmo.

Las miradas se centraron en el futón que ocupaba la pelirrosa. Se hallaba en mitad de la habitación, y el haz de luz de la linterna incidía en su coronilla, destacando el color de su melena sobre la palidez de las sábanas y el tono pardo del tatami. Durante un instante, sus compañeros de clase la contemplaron en un silencio reverencial, como si fuese alguna clase de diosa pagana. Finalmente, Ino rompió el encantamiento al parlotear:

-Será mejor que nos marchemos a otro sitio a empinar el codo. Aquí nos pillarán enseguida.

Sakura se revolvió en sueños, y el dormitorio volvió a quedar en silencio. Sasuke reptó hasta el espacio que separaba los futones de la delegada y Tenten.

-Yo voto porque nos larguemos –propuso.

Ino le clavó una mirada mordaz y observó:

-Vaya, Sasuke-kun, tú por aquí. No pensé que llegaría a verte hacer algo que implicase diversión.

El Uchiha ignoró el veneno. Si bien Sakura había llevado su humillación con sorprendente entereza, Ino no había superado igual de bien su indiferencia. Sí, a ella también la había conocido en Kyoto. Demonios, a veces le daba la sensación de que Itachi le había inscrito en aquel instituto porque era el Fantasma de las Navidades Pasadas.

-.¿Seguro que quieres beber o prefieres escuchar una clase magistral sobre lo malo que es el alcohol? –Le preguntó, sarcástico.

En ese momento, como si hubiese adivinado que hablaban de ella, Sakura se giró violentamente y estiró el brazo derecho en sueños. Golpeó la nariz de Sasuke con la palma de la mano, y el chico, que no lo esperaba, cayó hacia atrás. Sonó un chasquido, y se llevó la mano a la nariz, esperando notar el cálido tacto de la sangre. Ella, por su parte, despertó al notar el impacto y se incorporó de golpe, aturdida.

-.¿Qué has pasado? –Preguntó.

-Has dejado chato a Sasuke-kun –declaró Ino, y a continuación se echó a reír.

La pelirrosa la miró sin comprender, y sólo cuando se giró vio a Sasuke en el suelo, presionándose la nariz.

-.¡Oh, Dios mío, lo siento! –El ataque de pánico de Sakura no hizo sino despertar más risas a su espalda.

Un implacable coro de carcajadas la siguió mientras trataba de examinar la nariz del chico, aunque éste no facilitaba la tarea, precisamente.

-Estoy bien –repuso Sasuke, malhumorado como siempre. Sin embargo, al verla tan apurada, no pudo reprimir las ganas de decir-. ¿De qué demonios tienes hechas las manos, Sakura? .¿De plomo?

Ella calló. Todo el mundo sabía que su habilidad manual se reducía a poner tiritas donde dolía. Su sueño era ser médico, pero incluso Naruto había dicho alguna vez que probablemente Jigsaw pondría puntos de sutura menos dolorosos que los de Sakura. No obstante, la muchacha se sobrepuso y, con tono impersonal, ordenó:

-Déjame ver eso.

Tal vez sea importante señalar que Sasuke no reaccionaba bien a las órdenes.

Le sujetó la muñeca izquierda con fuerza y le clavó su insondable mirada oscura, pero ella no se arredró: le sostuvo la mirada, desafiante, dejando que las risas se extinguieran a su espalda para dar paso a la más indiscreta curiosidad. Él esbozó media sonrisa torcida. Aquello era fascinante a la par que estúpido, como todo lo que rodeaba a Sakura Haruno.

Unos pasos en el pasillo rompieron el encantamiento, y los ojos de todos los estudiantes se volvieron hacia la puerta del dormitorio de las chicas.

-Las botellas –siseó Naruto.

-Nos han pillado –dijo Shikamaru.

-.¡Por vuestra culpa nos van a empapelar a nosotras también! –casi chilló Ino.

-Cambio de estrategia –propuso Kiba. Se hizo un hueco en el futon de Hinata y se acurrucó bajo el cobertor. Les llegó su voz ahogada-. ¡Camuflaje!

Las mejillas de Ino se encendieron.

-Estarás de broma, .¿no?

Shikamaru suspiró y la empujó para que se hiciese a un lado. A continuación se metió en su futon mientras decía:

-Hazme sitio. Sólo será un momento. Y cierra el pico un ratito, .¿quieres?

Uno a uno, los chicos fueron ocultándose bajo los cobertores de los futones. Sakura gruñó. Odiaba ser la más responsable, pero no podía permitir que aquella estúpida anécdota manchase su expediente. Alargó el brazo para apagar la linterna y la disimuló como pudo entre su futon y el adyacente. A continuación volvió a taparse, pero sólo cuando estaba acomodada se dio cuenta de que había alguien más bajo el cobertor. Estuvo a punto de dar un salto.

-.¿Quién eres? –Preguntó.

-Soy yo, y cállate de una vez –la voz sonó muy cerca de su rostro.

El corazón de Sakura comenzó a latir a toda velocidad. ¿Por qué, de todos los chicos que había en aquella habitación, tenía que ser Sasuke Uchiha el que se había metido en su futon?

La puerta del dormitorio se abrió, y cuando Sakura pensó que ya no podía ponerse más nerviosa, descubrió que estaba equivocada. Sasuke se escurrió hacia abajo, ocultándose entre los abultados pliegues del cobertor, y ella se hizo la dormida mientras veía acercarse los pies de Kakashi-sensei, que recorría en silencio el dormitorio, buscando algo inusual. No estaba seguro de que las chicas estuvieran implicadas en la misteriosa desaparición de las botellas de sake de la cocina. Confiaba plenamente en la delegada para llevar las riendas de la cordura.

Sasuke pensó que, si al principio de la noche la situación le había parecido absurda, el estar metido en el futon de la chica a la que no soportaba tratando de que no le pescaran era directamente de cámara oculta. Allí abajo todo era cercano e inmediato: el colchón del futón, el cobertor que le servía de escondrijo y el cuerpo de Sakura, que en el mejor de los casos sería su coartada y en el peor, su pasaporte a una expulsión perpetua. Fastidiado, suspiró. Hacía mucho calor allí dentro, entre ellos dos y el futon. Se preguntó a qué altura del cuerpo de Sakura se encontraba su cabeza en ese instante.

Ella lo sabía. Había sentido su suspiro directamente en el ombligo. La parte superior del pijama se le había subido unos centímetros, y la piel de su estómago estaba expuesta a la respiración de Sasuke. Si Kakashi-sensei encendía la luz, les descubriría enseguida. Sakura notaba las mejillas arreboladas de forma poco natural. "Esto no puede estar pasando", se dijo.

Pero pasaba. Sasuke notó en la oscuridad cómo la piel de ella se estremecía bajo su aliento, como si su propia piel tuviese un radar que le permitiese captar la cercanía de las sensaciones ajenas. Se dio cuenta de que tenía los labios resecos. Los despegó, no sin esfuerzo, y se los lamió. Lentamente, se aproximó unos centímetros más al estómago de Sakura, hasta que la punta de su nariz rozó la piel de ella. Entonces, espiró directamente en su ombligo.

La muchacha cerró los ojos con fuerza, apretando entre sus dedos la almohada. ¿Qué hacía Kakashi-sensei? .¿Por qué tardaba tanto en irse?

Sasuke notó que Sakura había apretado las piernas inconscientemente. Se dio cuenta de que aquello le divertía, y sonrió. Podía llevarla más lejos. Sacó la lengua y lamió la trémula piel de su estómago.

La muchacha apretó la cara contra la almohada y la mordió. No era posible. Desasió su temblorosa mano derecha de la almohada y buscó con ella la cabeza de Sasuke hasta enterrar sus dedos en el cuero cabelludo del chico con intención de señalarle que debía dejar de hacer eso, pero él no debió darse por aludido, ya que siguió dibujando grecas con la lengua en el estómago de ella. Sakura se mordió el labio inferior. La parte superior del pijama se le había subido un poco más, y las puntas del flequillo del Uchiha le cosquilleaban el abdomen.

Itachi-sensei se asomó al dormitorio de las chicas y anunció a media voz:

-La mayoría de los chicos no están en su dormitorio.

-.¿Por qué no me sorprende? –Masculló Kakashi-. La buena noticia es que no están aquí.

-Perfecto. Pero ahora tendremos que salir a buscarlos.

Pesadamente, Kakashi-sensei se encaminó hacia la puerta de la habitación. Sakura se encogió bajo el cobertor, ocultando su rostro. Mientras, la mano derecha de Sasuke ascendía por la espalda de la chica, bajo el pijama. La cabeza le daba vueltas, y quería seguir tocándola, quería averiguar qué había bajo la tela del pijama, donde los elásticos marcaban los límites.

Cuando la puerta de la habitación se cerró tras Kakashi-sensei, hubo un minuto de silencio. Un minuto en que lo único que sintió Sakura Haruno fue el tacto inmediato de Sasuke, tan intenso que no habría sido más real si hubiese estado completamente desnuda. Descubrió que respiraba con dificultad, casi jadeaba. Sasuke había juntado sus labios con el ombligo de ella y también le costaba respirar, aunque no tenía muy claro si se debía a ella o a que le llegaba poco oxígeno bajo el cobertor.

En aquel momento, una mano anónima encendió la linterna.

Uno a uno, los adolescentes fueron asomando las cabezas por debajo de los cobertores.

-Creo que será mejor que os vayáis antes de que os metáis en un lío –propuso Ino, con voz algo ronca.

-Y antes de que nos metáis a nosotras en uno –añadió Tenten, no sin cierta crítica implícita en la voz.

-Por cierto, .¿dónde está Sasuke-baka? –Preguntó de repente Naruto.

Sakura sintió que se le encendían las mejillas. Señaló al bulto de su futon y respondió, con un hilo de voz:

-A... aquí.

Un respetuoso silencio siguió a su indicación. Por desgracia, Sai preguntó, no sin mordacidad:

-.¿Necesitáis unos segundos más a oscuras?

Como si hubiera apretado un resorte, Sasuke se incorporó de rodillas, echando hacia atrás el cobertor con la espalda.

-No hace falta. Larguémonos de una vez –dijo, con tono fastidiado.

En medio de la parafernalia de la huida del dormitorio de las chicas y reubicación de las intactas botellas de sake en la nevera de donde las habían sacado, que más tarde Naruto narraría con ínfulas de misión ultrasecreta, nadie se dio cuenta de que Sakura se recolocó cincuenta veces la parte superior del pijama, ni de que Sasuke se llevó la mano a los labios o los frunció en unas ochenta ocasiones antes de que volvieran a acostarse, ni de que ambos pasaron la noche en vela, dando vueltas en sus respectivos futones. Y como nadie se dio cuenta, las ojeras de ambos al día siguiente resultaron altamente inexplicables. Cuando volvieron a subir al tren bala que les llevaría de vuelta a Tokio, Sakura atravesó el corredor entre las dos hileras de asientos dobles, pasando lista. Esquivó deliberadamente la mirada de Sasuke, gesto que pasó desapercibido para todos, menos para él. Cuando regresó a su asiento, él la buscó a propósito, y disfrutó cuando ella se azoró al cruzarse sus miradas. Así era ella: fascinante a la par que estúpida.

Adorablemente estúpida.

FIN


Debo reconocer que me estuve planteando lo que haría Sasuke bajo el cobertor prácticamente hasta que le metí ahí, y es que no sabía si escribir o no algo que elevaría el rating a M... al final nos hemos quedado con las ganas, pero me pareció que no procedía en tan poco tiempo como pasan a oscuras y rodeados de gente, pero en fin... algo me dice que algún día tendré que escribir la Explicit Version de esta historia. ¿Qué opináis vosotras? .¿Se merecen Sasuke y Sakura algo más intenso bajo el cobertor u os parece una indecencia? .¡Dejad vuestras opiniones pinchando en el botoncito de abajo!