CAPÍTUL O 01
LA MUERTE DE UZUMAKI NARUTO
Hinata llegó exhausta al lugar citado. Había quedado en reunirse allí con Naruto para que la ayudase a entrenar.
Nunca había sido más feliz, por fin podría estar a solas con Naruto. Y quizás, solo quizás, declararle lo que siente en verdad por él.
Habían quedado en el bosque, frente a los tres postes de entrenamiento, donde Hinata solía ir a entrenar su taijutsu. Allí estaba el ninja rubio y de traje naranja esperándola.
- ¡Ya era hora, Hinata! ¡Hace media hora que te espero!
- ¡L-Lo siento mucho, Naruto-kun! – Se disculpó, algo ruborizada.
Había tenido que escaparse de la casa principal de los Hyuga sin que nadie supiese a donde iba. A su padre no le hacía ninguna gracia que se juntase con ese ninja. Bueno, en verdad no le gustaba que se juntase con ninguno de los de su equipo. Era la hija del líder del clan, y como tal tenía que ser muy buena en las técnicas de los Hyuga para suceder a su padre.
- Bueno, pues creo que podemos empezar ¿Con qué quieres que practiquemos? – Le preguntó.
Hinata se ruborizó. En verdad, solo de pensar que estaban los dos solos le disparaba el ritmo cardiaco a mil por hora.
- B-B-B-Bueno… - tartamudeo – No sé… quizás… ¿ninjutsu? O… ¿taijutsu?
- Mmm… ¿qué tal si te enseño una técnica espectacular Hinata?
- Una técnica… ¿espectacular?
- Si, seguro que te sirve de mucho para cuando estés en medio de un combate.
- B-Bueno…
Naruto formó un sello y comenzó a liberar una enorme cantidad de chackra. Hinata, impresionada, no podía esperarse a ver de que tipo de técnica podía tratarse.
- ¡Sexy no jutsu!
El cuerpo de Naruto se transformó en el de una joven de cabello rubio y dos coletas, con su cuerpo al aire, en una posición sexy y provocativa.
Ante la impresión, y la decepción, Hinata se cayó al suelo.
- ¡Es una técnica excelente para cuando quieras pillar desprevenido al enemigo! – Le explicó volviendo a su forma original - ¡¿A qué no te lo esperabas?
- N-No… claro que no…
De golpe algo se movió entre los arbustos. Naruto lanzó un kunai hacía el lugar mientras Hinata se ponía a su lado en posición defensiva.
Tres figuras salieron del matorral e hicieron acto de presencia ante ellos. Vestían capas de color grises, y cubrían sus caras con una máscara que simulaba la cabeza de un esqueleto.
- ¿Quiénes sois? ¿Y por qué lleváis esas máscaras tan horribles? Aún no es Halloween.
- ¿Tú eres Hinata Hyuga? – Preguntó el del centro, no haciendo caso a lo que decía Naruto.
Hinata no respondió. No tenía ni idea de quienes eran esos tipos y, sobre todo, le daban muy mala espina.
- ¡Ey, tú! ¡Qué te he hablado!
Naruto se acercó a ellos, pero en un visto y no visto el del centro le golpeó con una patada que lo lanzó contra un árbol, el cual cayó a tierra debido a la fuerza del impacto.
- ¡Naruto-kun! – Exclamó Hinata.
Furiosa, activó el Byakugan y atacó, intentando golpear al del centro con el Jüken, pero le bloqueó el golpe agarrándole la mano. Hinata intentó atacarle con la izquierda, pero también se la paró.
- No hay duda – dijo el de la izquierda – Es Hinata Hyuga.
- Pues acabemos pronto – murmuró el que la estaba reteniendo.
Intentaba zafarse, pero le era imposible. Era como si ese tipo le absorbiera las fuerzas. Pero su salvación vino de la nada, pues Naruto le pegó una patada en la cara y así logro liberarse.
El enmascarado cayó a tierra y Naruto se colocó frente a Hinata, indicándole que permaneciera a su espalda.
- ¡A mi nadie me golpea así, bastardo!
El enmascarado se levanto, como si el golpe no le hubiese afectado. Lo más tenebroso, es que se levanto como arqueando y doblando el cuerpo, como si no tuviera huesos. Cosa que no le hizo mucha gracia a Naruto.
- Eres un estorbo, mocoso. Lárgate sino quieres acabar recibiendo un destino peor que la muerte.
- ¿Qué? – Naruto hizo el gesto de cómo no haberle oído – Dilo más alto que no te he oído bien.
Pasando de las bromas del crío, el enmascarado corrió hasta él y lo agarró del cuello, alzándolo.
- ¡Naruto-kun!
Por más que lo intentaba, no lograba librarse de este tipo. Era como si le absorbiera las fuerzas solo con agarrarle con la mano. Y eso no era todo, era como si le robase algo más.
Poso su mano libre en la cabeza de Naruto y luego con un extraño gesto le extrajo algo transparente, invisible, algo que Hinata no pudo ver lo que era. Pero, fuera lo que fuese, el cuerpo de Naruto cayó a tierra, inmóvil.
- ¡Naruto-kun! – Exclamó mientras se arrodillaba a su lado.
Su piel se había vuelto pálida de golpe, y además no respiraba. Le comprobó el pulso, pero no lo notaba.
- Es inútil que lo intentes, está muerto.
- ¡¿Qué?
- Y a ti te espera el mismo destino como no vengas con nosotros.
El enmascaro se fue acercando para agarrar a Hinata, quien retrocedía arrastrándose hacía atrás por el suelo, asustada. Estaba realmente aterrada.
Justo cuando iba a agarrarle el brazo, alguien golpeó al enmascarado, que cayó a tierra. Ante Hinata apareció un ninja de pelo plateado, al que reconoció enseguida.
- ¡Kakashi-sensei! – Gritó feliz.
Los dos enmascarados se juntaron con su compañero, que reincorporó como si no le hubiese pasado nada.
Pero oyeron algo, algo que les hizo alzar la vista. Y así fue como lo pudieron ver. Por encima de ellos, a varios metros de altura, había otro ninja haciendo sellos con la mano.
El ninja adelantó el puño derecho, que estaba rebosante de chackra, y poso la mano izquierda en la articulación del brazo derecho. Luego atacó.
- ¡Honou no ya!
Una enorme flecha de fuego salió disparada de su puño, y dio de lleno en el grupo de los tres enmascarados.
El recién llegado se situó al lado de Kakashi. Hinata también lo reconoció enseguida.
- ¡Shiro-sensei!
Ninguno de los dos le prestó atención, pues el fuego desapareció de golpe, como si hubiera sido absorbido por un vórtice. Y allí estaban, los tres enmascarados como si no les hubiesen hecho nada.
- No os entrometáis, ninjas de Konoha – dijo el del centro.
- ¿Quiénes demonios sois? – Preguntó Shiro.
- ¿Y qué le habéis hecho a Naruto? – Esta vez fue Kakashi quien habló.
- Quienes somos carece de importancia, pero a la segunda pregunta puedo responderos. A ese chico le espera un destino peor que la muerte.
- ¿Un destino peor que la muerte? – Pensó Hinata, recordando como había dicho esas mismas palabras momentos antes.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- No es algo de lo que deba preocuparte, ninja de pelo plateado. Ya podéis dar a ese mocoso por muerto.
Con una corriente de aire que pasó justo en ese momento, los tres ninjas enmascarados desaparecieron.
Shiro y Kakashi no sabían que pensar ¿Quiénes eran esos tipos? ¿Para qué querían llevarse a Hinata? Y más importante, ¿qué le habían hecho a Naruto?
Cuando cayó la noche, en el despacho de Tsunade se encontraban Shiro, Kakashi, Sakura y Jiraiya.
La quinta estaba más seria de lo habitual, cosa que solo podían indicar malas noticias.
- ¿Y bien? ¿Cuál es el estado del chico? – Preguntó Jiraiya.
La quinta Hokage, conocida como la princesa babosa, permaneció callada por unos segundos, con la cabeza apoyada entre sus manos. Finalmente, habló.
- Ha muerto.
Esto dejo de piedra a todos los presentes ¿Era una broma o hablaba en serio?
- ¡O-Oye, Tsunade! No gastes bromas como estas – le dijo Jiraiya.
- No estoy bromeando. Su cuerpo aparentemente está muerto.
- ¿Habla en serio, Tsunade-sama? – Le preguntó Sakura, casi cayendo en estado de shock.
- Lo siento mucho, Sakura.
- N-No…
Sakura retrocedió, hasta toparse con la pared. Entonces cayó de rodillas, se encogió y comenzó a llorar.
- Pero no puede ser, si no le hicieron nada – explicó Kakashi.
- Tú mismo viste el cuerpo, Kakashi. No tiene pulso, no respira, no corre sangre por sus venas y los flujos de chackra se han cortado. Eso indica muerte inmediata.
Desde el pasillo, con la oreja pegada a la puerta, Hinata lo estaba oyendo todo. No podía creerlo ¿De verdad Naruto había muerto? No, no podía ser. Era imposible que Naruto Uzumaki, el ninja hiperactivo y entusiasta que ella conocía estuviese muerto.
Tenía ganas de gritar y llorar. Todo era por su culpa. Naruto había muerto por protegerla de unos tipos que habían venido a por ella, y de haber sido más fuerte, no hubiese pasado nada de eso.
- Sin embargo… - oyó decir a Tsunade, por lo que, mientras intentaba contener algunas lágrimas, siguió escuchando – Es posible que todo esto sea obra de una técnica prohibida.
- ¿Técnica prohibida? – Preguntaron Shiro y Kakashi a la vez.
Sakura dejó de llorar, al oír esas palabras, y miró fijamente a su maestra.
- Por lo que me habéis contado, ese tipo sacó algo del cuerpo de Naruto, algo que no podías ver con claridad, ¿verdad?
- Si, así es – confirmó Kakashi.
- Es posible que se tratase del alma de Naruto.
- ¿De su alma? – Preguntó Jiraiya.
Tsunade se levantó de su asiento y miró por la ventana, dando la espalda a los presentes.
- Es una probabilidad muy pequeña, pero, si estoy en lo cierto, es posible resucitar a Naruto.
El corazón de Sakura se lleno de alegría, y el de Hinata aún más, que apretó más el oído a la puerta para oír mejor.
- ¿Lo dice en serio, Tsunade-sama? – Saltó Sakura.
- Existe una técnica, cuyo nombre ya se ha olvidado, que parecía ser capaz de extraer el alma de los cuerpos y enviarlos a cierto lugar, donde serían devoradas poco a poco por la desesperación y la amargura, hasta convertirse en almas en pena.
- Creo haber oído hablar de ella – intervino Jiraiya – Eso quiere decir que el alma de Naruto está…
- En el valle de las almas perdidas – continuó Tsunade.
Kakashi y Shiro se miraron. No entendían nada de lo que decían.
- Perdone, Tsunade-sama, ¿pero qué es eso del valle de las almas perdidas? – Preguntó Kakashi.
- Se dice que aquellos que mueren con asuntos pendientes no pueden cruzar al otro lado y vagan por el mundo, intentando conseguir la ayuda posible para cruzar al otro lado. Pero, muchas veces, no siempre lo consiguen y el tormento y la soledad los acaban volviendo inestables y peligrosos.
"Es entonces cuando esas almas, guiadas por una fuerza misteriosa, acaban en un valle conocido como El valle de las almas perdidas, un lugar donde jamás encontrarán el reposo eterno pero en el que su poder no se desatará y no podrán hacer daño a nadie"
- Una leyenda – siguió Jiraiya – dice que hubo una vez un ninja que desarrolló una técnica capaz de extraer el alma de los cuerpos humanos y enviarlas directamente a ese valle, donde jamás podrían descansar en paz. Ese destino estaba preparado para criminales muy peligrosos, cuyos crímenes no podrían ni pagarse con su muerte.
- ¿Pero cómo pudo uno de esos tipos conocer dicha técnica? – Le cortó Shiro.
- Lo ignoro – le respondió Tsunade – Pero lo que si sé es que está situación es muy peligrosa para todos.
No le hizo falta decir más. Aunque Sakura no le entendía bien, Shiro, Kakashi y Jiraiya si que la entendieron. Ahora, el alma de Naruto estaba fuera de su cuerpo y con ella el espíritu del nueve colas también. Si su fuerza se liberaba, el temible zorro podría estar libre de nuevo una vez más, y eso podría ser toda una catástrofe.
- Hay que recuperar el alma de Naruto cuanto antes. Esta noche investigaré loas antiguos pergaminos para hallar una forma. A primera hora os diré algo. Sakura, tú me ayudarás.
- Por supuesto, maestra.
- Ante todo, mantened esto en secreto, nadie debe saber de lo ocurrido.
Todos afirmaron con la cabeza, sin saber que alguien más que había estado escuchando la conversación no había oído esa última parte.
Hinata se alejó corriendo, saliendo a la calle ¡Había una oportunidad de salvar a Naruto! ¡No se lo podía creer! No sabía donde estaba ese valle, pero pensaba encontrarlo como fuese. No pensaba esperar a que el grupo de rescate saliera por la mañana.
Al llegar a su casa, preparó las cosas esenciales y las metió en la mochila. Escribió rápidamente una nota y luego, partió a toda velocidad, saltando el muro de la villa para que no la viesen los guardias de la puerta, y se dirigió en su búsqueda del valle.
