Hola!! He vuelto con una nueva historia. No quiero desvelaros mucho de que va, solo que se centra en el desarrollo de la guerra y de ciertos secretos en la vida de nuestros personajes. Este comentario al principio es más que nada para decir que ninguno de los personajes de Harry Potter es mío (son de la suertuda de J.K Rowling Snif, snif). Bueno, os dejo con "Ángeles entre nosotros".
Capítulo 1- las preocupaciones del lord
Hacía un mes que el curso había terminado. Hacía un largo mes que había regresado al número 4 de Privet Drive, y sin embargo no le importaba. Desde que había llegado se había encerrado en su habitación y no había salido. A los Dursley no parecía importarles; es más, nunca había visto a su tía Petunia tan contenta de darle de comer, ahora que sólo tenía que llevársela a la habitación y no verle más en todo el día.
Harry Potter no tenía ganas de ver a nadie, ni de seguir con su "vida normal", como le habían recomendado. Porque de hacerlo estaría aceptando que Sirius jamás regresaría. Sirius Black, lo más cercano a lo que podía llamar una familia, había muerto a finales del curso pasado gracias a su enorme estupidez; por salvarlo a él su padrino había muerto y jamás volvería.
Y eso no era todo. Albus Dumbledore le había confesado al fin qué era aquello que lo hacía tan especial, por qué Voldemort lo perseguía año tras año intentando acabar con él. Una y otra vez tendrían que enfrentarse hasta que uno de los dos muriera, y hasta ese momento, ninguno de los dos podría vivir tranquilo. Dumbledore le había prometido que le enseñaría a cerrar su mente a Lord Voldemort, pero eso no lo animaba en absoluto.
Albus Dumbledore, la furia que le había dominado en su último encuentro con el director se había disipado en gran medida. Pero aún estaba enfadado. El director no entendía que aunque sus intenciones fueran buenas no podía dirigir la vida de las personas sin tenerlas en cuenta. No podía evitar pensar que si le hubiese contado antes lo que estaba ocurriendo, tal vez Sirius todavía estaría vivo, y él no se sentiría más solo de lo que en toda su vida lo había hecho.
Su mente volvió a cambiar de escena. Voldemort ¿qué estaría haciendo en aquellos momentos? Qué nuevas maldades estaría planeando en compañía de sus mortífagos. Qué tendría preparado para su sexto año en Hogwarts. De pronto ante sus ojos todo se volvió oscuro. Pensó que se había hecho de noche, pero al fijarse mejor se dio cuenta de que ante sus ojos tenía una pared de piedra negra. Se encontraba en un oscuro y frío pasillo, apenas iluminado por un par de antorchas.
Al mirar en derredor vio que al final del pasillo parecía haber una estancia de la que venía más luz. Por experiencia sabía que no debería estar viendo aquello, que debería marcharse de allí, pero algo le decía que se quedara, que era importante. Se dio cuenta de que al revés que las últimas veces, no parecía estar en la cabeza de Voldemort, o en la de su asquerosa serpiente, sino que era algo así como un fantasma. Poco a poco se fue acercando a la habitación del fondo del pasillo y al asomarse el cambio de iluminación lo deslumbró por un momento. Cuando sus ojos se acostumbraron a la gran iluminación de aquella estancia vio con horror que estaba en un gran salón, lleno de mortífagos postrados en el suelo y, justo en frente de él, Voldemort. Se asustó al ver que sus ojos rojos lo observaban directamente, pero su mirada pareció atravesarle. Voldemort no podía verle, y eso lo tranquilizó.
Al mirar tras de sí vio que a quien miraba el señor tenebroso era a un hombre moreno, de ojos negros y piel cetrina, cuya túnica negra le daba aspecto de murciélago. Severus Snape hizo una inclinación ante Voldemort. Pero qué hacía él allí. Por qué Voldemort no sabía que estaba allí. Ahora él ya sabía de la conexión entre ellos dos.
-Snape- siseó Voldemort al hombre- Llegas tarde.
-Lo siento mi señor, pero tuve problemas para salir del castillo sin levantar sospechas.
Así que era cierto, pensó Harry, Snape estaba trabajando de espía para Dumbledore.
-La torpeza no tiene disculpa- dijo levantando la varita desde su "trono", al mismo tiempo que el profesor de pociones parecía encogerse- ...pero por esta vez te perdonaré. Necesito que estés despierto en esta reunión. Os he reunido a vosotros, los mejores de entre mis mortífagos, porque tengo algo que encargaros.
Como respuesta, los mortífagos presentes acentuaron más su reverencia.
-Como sabréis, desde que la profecía fue destruida, mis planes han tenido que alterarse un poco. Mis intentos de controlar al chico Potter han resultado menos productivos de lo que esperaba. El viejo chocho de Dumbledore sigue siendo tan sentimentaloide como siempre.
-Mi señor, ¿cómo podemos ayudarte?
Las pupilas rojas de Voldemort brillaron- No interrumpiéndome McNair... CRUCIO- el mortífago calló retorciéndose de dolor al tiempo que sus compañeros ya casi rozaban el suelo con la nariz.
-Como iba diciendo, creo que he encontrado la forma de tener al viejo dominado. Los sentimientos son su debilidad, y precisamente eso será su perdición.
-Pero señor...- dijo fríamente Snape con la cabeza agachada en reverencia- El chico Potter está bien protegido, ¿cómo piensa...?
-¿Acaso dudas de mí?
-No... no, mi señor. Eso nunca.
-Más te vale- replicó en un siseo amenazante, que hizo que sus mortífagos se encogieran temerosos- Mis planes para dominar al anciano no implican a Potter. Hay otra forma de llegar hasta Dumbledore, un camino que él no sabe que está trazado, pero yo sí, y la ignorancia es la perdición de cualquier mago. Por eso no admito ignorantes entre mis filas. (N/A: ¿entonces que pintan Crabbe y Goyle ahí?? :P)
Lord Voldemort se llevó la mano al bolsillo de su túnica y pareció acariciar algo en su interior. Pero antes de que decidiese explicar algo a sus mortífagos la puerta que Severus Snape había cerrado al entrar se abrió de golpe, dando paso a un hombre bajo, medio calvo y regordete, que caminaba con andar nervioso hacia su señor, frotándose las manos, una de las cuales era de plata.
-Pettegrew, maldita rata, ¿cómo te atreves a entrar de este modo a una reunión a la que no te he invitado?
Peter Pettegrew se tiró al suelo ante las palabras del Señor Tenebroso como si alguien le hubiese empujado, y de rodillas se acercó arrastrándose hasta el asiento de Voldemort.
-Mi... mi se... mi señor. Lamento mucho haberos enojado.
-Oh, sí, te aseguro que lo lamentarás (N/A: muerte a la rata!!!)- masculló Voldemort levantando la varita.
-Mi Señor, la partida ha regresado.
-¿Y?- preguntó deteniendo su brazo que amenazaba al hombrecillo.
-Lo mismo que la última vez señor, no recuerdan nada.
Los ojos del señor tenebroso ardieron de furia. Se levantó de golpe, consiguiendo que incluso Nagini temblara.
-Aaagh!- gritó y apuntando a Pettegrew pronunció con ira- CRUCIO.
El hombre se puso a gritar en el acto de dolor, retorciéndose bajo la mirada psicópata de algunos de sus compañeros, que no apreciaban demasiado al traidor. Harry, a pesar de decirse a sí mismo que no estaba bien, disfrutó con la visión de Pettegrew siendo castigado. El era el culpable de todo; por su culpa no tenía padres, por su culpa perdió a su padrino y por su culpa Voldemort regresó.
-No vuelvas a traerme noticias tan funestas. Snape, McNair, Nott!! Acompañadme!! Los demás marcharos a cumplir mis órdenes, esta reunión tendrá que esperar.
La negra figura de Voldemort salió por la puerta, seguido de los otros dos mortífagos y con Snape, cuya capa hizo el conocido movimiento que le daba aquel aspecto de murciélago. Harry iba a seguirlos, pero se sintió arrastrado por una fuerza demasiado poderosa para él; cerró los ojos, y al abrirlos de nuevo, vio que había regresado a su habitación, y no estaba solo.
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-NO TE LO PERMITIRÉ.
-¿Por qué no puedes entenderlo? De todos los seres del planeta nunca creí que tú precisamente reaccionarías así.
-Pero ¿te has dado cuenta de quién es?
-La persona a la que amo, y si lo rechazas a él me rechazas a mí.
-No tienes mi consentimiento para casarte con él.
-No lo necesito. Puede que puedas controlarlo todo, pero esto no. Su padre también ha reaccionado igual. Pensamos que tu nos apoyarías. Pero no te preocupes, no importa si no estás de acuerdo, nos vamos a casar y no podrás hacer nada para evitarlo.
-Si te casas con él dejarás de ser mi hija.
-Pues entonces... que así sea. Renuncio a tu apellido. De hoy en adelante soy huérfana.
-No te atreverás...
-Adiós... papá.
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-¡Harry!
-Profesor...- Remus Lupin estaba arrodillado al pie de la cama de Harry, sacudiéndolo frenéticamente en un intento por despertarlo.
-¿Estás bien?- preguntó su antiguo profesor de DCAO, cuyos ojos dorados brillaban de preocupación.
-Eso creo... ¿Qué hace aquí?- preguntó al darse cuenta de la situación. Había un mago en su habitación, en la casa de los Dursley. Y no cualquier mago, uno cuyo aspecto demacrado habría asustado más a sus tíos que el de cualquier otro "anormal", como ellos los llamaban.
-He venido a buscarte. El director quiere que te traslade al colegio. Allí es donde se aloja ahora la Orden del Fénix.
-¿El colegio?- el Gryffindor estaba confuso.
-Sí, después de lo ocurrido con Kreacher hemos tenido que trasladarnos. La casa de Si... Grimauld Place ya no era segura. Ron, Ginny, Hermione y Neville ya están allí, te están esperando- le explicó de forma suave, calmada como siempre hacía el profesor Lupin. ¿Pero qué ha pasado? Cuando he entrado en tu habitación estabas agitándote en sueños. Me ha costado mucho despertarte.
-Estaba...- pero Harry calló, al darse cuenta de lo que iba a decir. No podía admitir ante el profesor Lupin que había vuelto a tener visiones con Voldemort, y menos que no había hecho nada para intentar marcharse de allí. Pero Harry debió haber sabido que precisamente a Remus Lupin no lo podía engañar. Después de Sirius era lo más parecido a un padre que había conocido, y siempre había tenido facilidad para ver lo que le pasaba.
-¿Voldemort?
-Sí, pero no me ha visto- se apresuró a explicar.
-Harry... sabes que no debes...
-Sí, lo sé. Pero esta vez era distinto, no estaba en la cabeza de Voldemort, ni en la serpiente. Era como si mi espíritu hubiese llegado hasta allí, con Snape.
-¿Con Severus?
El moreno asintió- ¿es posible eso?
-Bueno...- murmuró pensativo Lupin- no es muy normal, pero he leído en algunos libros antiguos que por el arte de la legeremancia se pueden crear vínculos espirituales. Quizás las prácticas de oclumancia del curso pasado han creado una especie de conexión entre él y tú.
-¬¬ Estupendo, como si no fuese suficiente con Voldemort, ahora también contacto con Snape (N/A: la autora no se hace responsable de las opiniones de Harry respecto a Severus Snape, al que Narua Black adora).
-De todos modos le preguntaremos a Dumbledore una vez lleguemos a Hogwarts.
-DUMBLEDORE!!- gritó al recordar de pronto- hay que advertirle, Voldemort ha encontrado una forma de llegar hasta él- pese a que todavía seguía enfadado con el director, Harry no quería que nada le pasase al anciano. Era un hombre bueno, pese a que hubiese cometido equivocaciones que le habían hecho enfurecerse con él.
-Tranquilo Harry, ya habrá tiempo de que le expliques todo, y a mí también, porque todavía no entiendo muy bien lo que pasa. Pero ahora debemos apurarnos. Tonks está abajo con tus tíos y ambos sabemos lo que puede ocurrir si pasa demasiado tiempo allí.
-No sé quien saldrá más malparado ¬¬.
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En el salón de los Dursley, Tonks, que en aquella ocasión llevaba el pelo color rosa chicle corto, esperaba pacientemente a que Lupin volviera con Harry. Los señores Dursley la miraban con una mezcla de terror y repugnancia en sus rostros. ¡Esos magos eran cada vez más descarados! Cómo si no llamasen la atención ya normalmente.
La joven auror se mecía sobre sus pies de un lado a otro, con las manos a la espalda, mirando todo con una mezcla de curiosidad e indiferencia. Dudley observaba a aquella mujer tan rara asustado, escondido tras el marco de la puerta.
Finalmente pasos se escucharon bajando por las escaleras y en la puerta del salón apareció Remus Lupin acompañado de Harry.
-Todo listo- dijo el primero.
-Hola Harry^^! ¿Y tu equipaje?
-En el bolsillo- replicó el adolescente palpándose el pantalón con las manos, ante las caras confusas de sus tíos y su primo.
-Bien. Señores Dursley- dijo Lupin con educación- Ya nos vamos. Harry, despídete de tus tíos.
-Adiós- dijo él lacónicamente.
Los tres salieron del número 4 de Privet Drive a la calle, donde el sol brillaba como dando la bienvenida a Harry a la libertad. Aquello le hizo sonreír, por primera vez en mucho tiempo.
-¿Cómo vamos a ir a Hogwarts?- preguntó.
-En la casa de la señora Figg nos espera un traslador, lo ha hechizado Dumbledore para que vaya directo a su despacho.
Los dos adultos guiaron a Harry hasta la casa de la squib amante de los gatos que vivía en su misma calle. Mientras lo hacía algo le decía a Harry que el resto del verano iba a ser más divertido que el verano anterior.
***************
Harry sintió que una cuerda invisible tiraba de su ombligo y que sus pies se levantaban del suelo, para volver a caer de golpe unos segundos después. Apoyó las manos rápidamente para no irse de bruces, pero de poco le sirvió, porque Tonks calló sobre él aplastándolo completamente.
-^^ Perdona Harry- dijo la joven levantándose con dificultad, ayudada por Lupin.
Cuando Harry levantó la vista se encontró como semanas antes en el despacho de Albus Dumbledore, director de Hogwarts. Al mirar alrededor vio que el orden había vuelto al despacho y que los objetos de plata que había destrozado estaban de nuevo en su sitio, perfectamente reparados. Al girar la cabeza vio al propio director sentado ante su mesa, mirándolo con sus ojos azules, de una forma que no pudo describir... acaso ¿temor? ¿Dumbledore le tenía miedo? ¿Temía que Voldemort le poseyese en su presencia? Sintió una punzada de dolor, y también ira en su interior. Pero algo le dijo que eso no era posible, seguramente el director temía que se pusiese igual de violento que la última vez. Al final de su conversación se había mostrado débil como nunca lo había hecho ante él. Incluso había llorado. Seguramente lo que se translucía en sus ojos era el dolor de saber que había perdido parte de la fe ciega que Harry había tenido en él hasta el momento. Y sin poder evitarlo, Harry se sintió bien al saber que Dumbledore era capaz de sufrir. Que era algo más que un ser, bueno, pero manipulador que ordenaba las vidas de todos sin consultarles.
-¿Todo bien Harry?- preguntó al fin.
Harry se limitó a encogerse de hombros como toda respuesta. Pero el director se obligó a forzar una de sus habituales sonrisas tranquilas.
-Te mandé traer porque supuse que preferirías pasar el resto del verano con tus amigos, en vez de con tus tíos- Harry asintió.
-Además aprovecharemos para continuar con tus lecciones de oclumancia.
-¿Snape...?
-El profesor Snape- lo corrigió el anciano- no tendrá tiempo de darte las lecciones, así que yo me ocuparé de todo.
En ese momento la puerta del despacho se abrió dando paso al profesor de pociones, que si era posible, lucía más pálido de lo habitual. Llevaba la mano envuelta en una venda, que dejaba translucir la sangre que brotaba de una herida. Seguramente Voldemort se había enfadado finalmente con él. Voldemort! Harry recordó por fin lo ocurrido hacía unas horas en su habitación.
-Profesor Dumbledore.
-Hola Severus- en ese momento Snape cayó en la cuenta de quienes más estaban allí, y en su boca apareció una mueca de desagrado- Como ya te comenté he traído a Harry a pasar el resto del verano. Remus y Nymphadora (si las miradas matasen Dumbledore habría caído fulminado en aquel momento por la joven) han ido a buscarlo.
-Yo venía a...
-Sí, Severus. Ahora hablamos. Tonks, ¿por qué no acompañas a Harry a sus habitaciones?- la auror hizo ademán de cumplir la orden del director, pero Harry ni siquiera se inmutó. Al contrario, se giró hacia el profesor de pociones.
-¿Qué es lo que ha planeado Voldemort contra el director?
En la cara del ex-mortífago se dibujó una expresión de terror incrédulo. Los ojos de Dumbledore se abrieron como platos y durante unos instantes la confusión se dibujó en su rostro. Finalmente recuperó la compostura.
-Harry, ¿has vuelto a tener una visión?
-Potter- masculló Snape- creí que habías comprendido los riesgos.
-Yo...- comenzó a replicar Harry furioso, pero el profesor Lupin se le adelantó.
-No ha sido así, profesor Dumbledore. Al parecer esta vez no estaba conectado con Voldemort.
-¿Entonces que ocurrió?- preguntó Snape.
-Bueno...- dudó el antiguo profesor de DCAO- creo que en realidad estableció algún tipo de vínculo con... contigo
-¿¡¡Cómo!!?- exclamó el profesor de pociones.
-¿Es posible eso?- preguntó Tonks.
-Quizás- intervino Dumbledore- Se deba a las sesiones de oclumancia. Es algo poco probable, pero al parecer así ha ocurrido.
-A la misma conclusión llegué yo profesor- determinó Lupin.
-Pues si es así, no creo que haya ya motivos para que Harry quede al margen de esta conversación. Conociéndolo, si no se lo decimos lo averiguará por otros modos menos ortodoxos, que podrían resultar peligrosos- argumentó el director con una mueca divertida. Harry le sonrió tímidamente, haciendo que parte de su recelo inicial hacia el director desapareciese.
-Si usted lo cree así- murmuró Snape lacónicamente. En el acto el director agitó su varita e hizo aparecer de la nada 4 sillas. Harry se sentó al lado de Lupin, lo más lejos de su "querido profesor", que quedó en la otra esquina.
-Entonces- indagó Dumbledore- ¿Tom tiene planeado hacer algo contra mí?
Snape asintió con la cabeza- Dice que ha encontrado el modo de doblegarle. Que usted no podrá evitarlo porque no sabe por dónde le puede atacar.
-¿Atacarme? ¿De que modo?
-No luchando, sino sometiéndole usando contra usted sus sentimientos.
En el rostro del anciano se dibujó el desconcierto- ¿Mis sentimientos?
-Al principio creí que intentaría atacarlo a través de Harry, como hizo el curso pasado, pero después dijo que había encontrado otra vía. Iba a decir cual era cuando...
-Llegó Colagusano- interrumpió Harry- decía que algo había pasado otra vez.
Severus Snape dirigió una mirada de odio al hijo de su enemigo de la infancia.
-Eso es. En los últimos tiempos vienen ocurriendo cosas extrañas.
-¿Qué quieres decir?- preguntó Lupin ignorando el gesto de desprecio de Snape.
-Voldemort ha empezado a ejecutar su estrategia. Ya ha lanzado los primeros ataques.
-¿Cuándo? ¿Y cómo es que no se ha sabido nada? El cuerpo de aurores no ha sido informado- exclamó Tonks.
-¿Entonces los aurores no han tenido nada que ver?- indagó el profesor de pociones, al mismo tiempo que se frotaba la barbilla en gesto pensativo y su mirada se perdía en el infinito.
-¿Qué ocurre Severus?- apremió Dumbledore.
-El Señor Tenebroso ha empezado a actuar. Nada importante, sólo ha habido tres ataques. Pero en los tres...
-¿Qué?- insistió Tonks.
-¬¬ Si me dejan explicarme- masculló Snape- Al principio el Señor Tenebroso pensó que era algo anecdótico pero el caso es que... en ninguno de los tres ataques ha tenido éxito. Los mortífagos enviados no fueron capaces de cumplir la misión. Pero lo más extraño de todo es que a pesar de ser descubiertos, no fueron detenidos; al contrario, regresaron al centro de operaciones de los mortífagos... sin memoria.
-¿Un obliviate?
-Eso creo profesor, pero los hechizos obliviate pueden ser revertidos, sobretodo por un mago como el Señor Tenebroso. Hace dos años, con Bertha Jorkins, pese a estar muy débil fue capaz de recuperar la información que le habían borrado (N/A: ni que fuera un ordenador!!). Pero en este caso, ha sido imposible. Yo no me enteré de nada de esto hasta hoy. Pensé que a lo mejor el Ministerio tendría algo que ver, o tal vez usted había preparado algo con los miembros de la orden.
-Ya sabes Severus, que de haber sido así, te lo habría dicho- replicó el director, ante lo que el profesor de pociones mostró una mueca de satisfacción- Y en cuanto al Ministerio, dudo mucho que Fudge se hubiese limitado a borrar la memoria a los mortífagos. Al contrario, lo habría anunciado a voz en grito.
-¿Entonces que debe estar pasando?- preguntó Harry.
-Creo... que tenemos unos aliados- murmuró Dumbledore con sonrisa cómplice.
-¿Aliados? ¿Quiénes?- replicó Lupin.
-No lo sé, pero por su forma de actuar, no quieren ser descubiertos.
-Pero habría que investigar quienes son- dijo Snape
-Severus, yo he dicho que no quieren ser descubiertos, no que vayamos a quedarnos sentados. No es bueno desconocer parte de la historia; aunque estén de nuestro lado, debemos investigarlos y descubrir quiénes son.
-¿Y qué vamos a hacer con respecto a lo que Voldemort planea contra usted?- preguntó el profesor de pociones.
-Lo que dijo de los sentimientos...- murmuró Lupin
-Potter no le sirve porque está muy protegido.
-Eso quiere decir que pretende atacarle por donde usted y el se diferencian. Yo creo que quiere conseguir algo que sea muy importante para usted, que le obligue a ceder a sus exigencias.
-¿Y qué será ese algo?- indagó Tonks.
-No sé... un familiar tal vez- sugirió Remus acordándose del hermano del director, que había pertenecido a la Orden durante la anterior guerra.
-Eso es imposible- replicó Dumbledore, cuyos ojos brillaban con... ¿nostalgia?- Yo no tengo familia, estoy solo.
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No veía nada. La oscuridad era tal que ni siquiera se veía a si mismo. Sentía que flotaba en el vacío. Estaba solo, y sin embargo, miles de voces lo acompañaban en su viaje, pero no parecían decir nada, solo susurraban. Al principio intentó varias veces llegar hasta ellas, o al menos hacer un esfuerzo para salir de aquel sitio, pero después de tanto tiempo se había rendido.
No sabía cuánto había pasado desde que cayó por el velo. Mientras caía por el rabillo del ojo vio a Harry. ¿Cómo estaría? ¿Y si Voldemort lo había atrapado? Pero no, él sabía que Dumbledore, pese a ser un pretencioso en algunos aspectos, nunca dejaría que nada le pasase a Harry. Pero como buen padrino necesitaba asegurarse de que así era.
De pronto, todos los susurros cesaron, y un silencio sepulcral inundó aquella nada en la que nadaba. Sirius Black se sintió por primera vez temeroso. Hasta aquel momento lo único que le había mantenido cuerdo eran los susurros, que le hacían sentirse menos solo, menos aislado.
De repente, algo lo deslumbró. Por primera vez en mucho tiempo algo de luz lo iluminaba. Observó su mano como si el poder verla fuese el acontecimiento más extraño del mundo. Pero solo él brillaba, la nada seguía siendo nada, y no vio por ningún lado los dueños de aquellos susurros.
Todo sucedió muy rápido. En un instante, de la nada, apareció una mano, que agarró la suya, fuerte. Empezó a sonar una voz, pero esta vez no eran susurros, sino que entendía lo que decía. No temas, acompáñame, todo estará bien.
Y se dejó llevar, sintió que ascendía y pronto vio el final de un túnel, al otro lado se veía luz. Durante unos momentos perdió la conciencia y cuando por fin despertó, vio que estaba en el frío suelo de piedra. Había vuelto a la sala del velo. Estaba confuso, veía borroso y sonaban ecos en su cabeza.
Al levantar la cabeza, vio cuatro figuras negras. "Mortífagos", pensó, pero cuando su visión se fue aclarando pudo ver que no lo eran, o eso parecía. Se trataba de cuatro personas, vestidas con gabardinas negras hasta casi tocar el suelo y al fijarse algo más, pudo ver diferencias entre ellas. Todas ellas llevaban la misma gabardina y todos ellas llevaban máscaras y sombreros, pero cada una era diferente. Una era totalmente negra, excepto tres muescas blancas en uno de los lados. Otra era mitad blanca, mitad negra; en la mitad negra se dibujaba una boca con una mueca cruel en blanco, y en la blanca una sonrisa triste y del ojo una lágrima en negro. La tercera era totalmente blanca y en la zona de la boca los labios dibujaban una mueca burlona. La última de las máscaras era negra y una banda blanca la cruzaba en diagonal de lado a lado. Todos ellos llevaban sombreros de ala ancha que terminaban por tapar totalmente sus rostros. Las gabardinas eran anchas, y hacían imposible identificar algún rasco que caracterizara a aquellas personas, o siquiera su sexo.
Al principio las 4 figuras parecieron hablar entre ellas, y finalmente la persona que llevaba la máscara a dos colores se le acercó, y le tendió una mano enfundada en un guante negro. Sirius llevaba demasiado tiempo encerrado en aquel lugar, y al principio le costó levantarse, pero entre dos de aquellas personas le ayudaron y lo sacaron de allí.
-Adónde... ad... me llevan- balbuceó. Todavía estaba aturdido, y las palabras resonaron como ecos en su cabeza. Todo saldrá bien, estarás a salvo.
Volvió a perder conciencia de sí mismo y cuando por fin la recuperó, vio que estaba en un bosque, los árboles eran tan tupidos que no dejaban pasar ninguna luz aquella noche y dudaba que durante el día la cosa cambiase. Se dejó guiar sin oponer resistencia y finalmente vio que el bosque desaparecía, y ante él se abría campo libre. A lo lejos, en lo alto de una colina, pudo ver un castillo, una enorme construcción de piedra que se erguía imponente con sus torres.
-Hogwarts- murmuró Sirius.
Vuelve con ellos. Te necesitarán para luchar.
Y después de aquello sus salvadores desaparecieron. Sirius se quedó allí, tendido a la entrada del bosque, sin fuerzas para levantarse, todavía confuso por todo lo ocurrido.
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Después de la reunión en el despacho del director Harry se había reencontrado con sus amigos. Neville parecía más seguro de sí mismo que nunca y Ron había vuelto a crecer. Hermione casi lloró de la emoción al verle y Ginny le dedicó una gran sonrisa.
Estuvieron durante horas hablando de lo ocurrido en el despacho del director y de los misteriosos personajes que parecían estar ayudándoles.
Finalmente llegó la hora de la cena y todos bajaron al Gran Comedor. Allí estaban el director, el profesor Lupin, Snape, Tonks, Minerva McGonagall y los señores Weasley. Se sentaron todos juntos en una mesa y quedó un sitio vacío, el de Hagrid.
Harry empezaba a preocuparse por la tardanza del guardabosques y profesor, cuando las puertas del Gran Comedor se abrieron de golpe dando paso al semigigante. Parecía aterrorizado y portaba un bulto.
-PROFESOR DUMBLEDORE, RÁPIDO
-¿Qué ocurre Hagrid?- interrogó McGonagall ante el estado alterado del hombre.
-No sé como ha ocurrido, Fango lo encontró a las afueras del bosque.
-¿Qué encontró?- preguntó Dumbledore.
A modo de respuesta, Hagrid depositó el bulto a los pies de la mesa, con cuidado. Se trataba de un hombre moreno, de cabellos enmarañados, que parecía demasiado débil para moverse. Con un esfuerzo, consiguió girar la cabeza.
-Sirius...- murmuró Remus Lupin atónito.
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Hola ^^!!!! Soy Narua Black. Este es mi segundo fic (aunque aún no acabé el primero -_-U, pero estoy en ello :P) El primer capítulo. ¿Un tanto confuso no? Pero tranquilos, que poco a poco se irá aclarando todo. ¿Alguien quiere adivinar? Si ha sido un poco confuso lo siento, pero es que al principio tiene que ser así. Ya sabéis, críticas, amenazas de muerte, comentarios, felicitaciones... son bien recibidas (menos las amenazas de muerte : )) Así que REVIEWS, REVIEWS, REVIEWS (PLEASE : ( ) HASTA EL PR"XIMO CAPÍTULO.
Se me olvidaba la promoción de el otro fic:
El regreso de una Black: qué secretos esconde la familia de Sirius Black?? Un fic en el que el universo Harry Potter se mezcla con el de las Embrujadas. Para los amantes de Severus Snape, en este fic encuentra a alguien muy especial, y Sirius también (no slash eh?)
