Capítulo 1
La creación
Ante nosotros se han presentado muchas historias las cuales nos dan la respuesta a la duda de cuanto tiempo los humanos han estado presentes en el lugar que residimos, que conocemos como el planeta tierra, entre todas las hipótesis conocidas en esta historia se destacara una en particular la cual quizás no sepas nada.
Se cuenta que hace mucho tiempo en la tierra se alzaba un país nombrado Runaterra, el cual comprendía de varias ciudades, reinos e islas. Pleitos que ocasionaron traiciones y muertes entre los habitantes que formaban parte de este inmenso lugar llevaron a Runaterra a una guerra entre sus habitantes. La guerra que exploto en este lugar era mucho más caótica de lo que una ''persona común'' pueda tener en mente, ya que los habitantes de esta tierra poseían habilidades mágicas o armas que contenían un gran poder en sí, poderes que ellos nombraban como rúnicos.
Debido a las fuertes y destructivas habilidades de los que residían en Runaterra ocasionaron una letal consecuencia que afectaría a todos por igual, Runaterra fue convirtiéndose en escombros por la guerra entre sus habitantes. No existía control, ni reglas que pudieran controlar este desastre bañado en sangre y cadáveres. Por lo cual se creó la Liga de las Leyendas.
Esta liga fue creada por una especie de partido político llamado invocadores, los cuales eran una raza que habían venido desde muy lejos, y que se hacían llamar humanos. La Liga de las leyendas tenía como objetivo detener la destrucción de las tierras de Runaterra, ya que en esos tiempos las mismas escaseaban y si no se actuaba rápido ante esa situación pronto esas tierras desaparecerían. De esta creación surgió la Grieta de Invocador. La grieta de invocador surgió por una idea en específica, era que todos aquellos habitantes de diferentes lugares de Runaterra que tuvieran conflictos, resolvieran sus problemas en dicho lugar, sin afectar la salud de su país. Pero existía una condición, los invocadores tomarían el control de los habitantes de Runaterra logrando poder controlarlos a su modo, pero solo si estaban presentes en la Grieta.
Varios habitantes o también nombrados campeones por lo Invocadores, poseían un poder realmente catastrófico. Estos no estaban de acuerdo con dicha condición por lo cual se alzaron hacia los invocadores. El alzamiento de estos campeones fracaso, pero dejaron un rastro a su paso de Invocadores muertos. Estos campeones que habían atentado contra la salud de Runaterra como de sus habitantes e invocadores fueron llevados a juicio y se les sentencio al encarcelamiento perpetuo, encerrándolos en los lugares más recónditos de Runaterra. Las cárceles en donde residían estaban protegidas con fuertes runas que impedían que estos escaparan de alguna u otra forma.
Todo iba saliendo tal cual lo tenían planeado los invocadores, tomar control en la mayoría de las tierras pero sin afectar la salud de los habitantes. Runaterra nuevamente se iba recuperando, convirtiéndose en un lugar habitable como los tiempos atrás. Pero el fin para sus planes se acababa.
Hay que aclarar que los habitantes de Runaterra no eran humanos. La mayoría de ellos quizás tuvieran rasgos o aspectos parecidos, pero en su sangre corrían diferentes genes, genes que les permitían el control y el manejo de lo que se conoce como magia rúnica. Otros eran criaturas y seres que se expandían por todo el mapa de este extenso lugar.
Entre los océanos, en los lugares que desconocían hasta los mismos habitantes de Runaterra se expandía cada vez más una especie de agujero, del cual iban saliendo como plagas entes monstruosos y temibles, nombrados criaturas del vacío. Se infiltraron por solo unos días en la Grieta. Su llegada despertó la curiosidad de los habitantes e Invocadores más jóvenes, pero un invocador el cual era de los más ancianos y sabios se sentía abrumado y nervioso por estos entes. En su cabeza se preguntaba cada día, ¿Qué son? , ¿De dónde vienen?. El anciano no busco nunca socializar con estas criaturas desconocidas ya que sabía que no eran de confiar.
En las semanas de la llegada de estas criaturas los invocadores iban desapareciendo, a veces era uno y otras veces desaparecían hasta diez de ellos. El anciano preocupado por tal situación realizó una reunión de urgencia con los invocadores de mayor rango, lo más experimentales, pero no tanto como él. Compartió sus inquietudes a sus compañeros de la sala; indicó igualmente que las criaturas desconocidas, que él llamó criaturas del vacío, eran la causa de los invocadores desaparecidos. Los presentes en la sala creyeron que estaba exagerando la situación, pero en ese instante antes de que uno de ellos terminara de hablar, un joven invocador entro a la sala. Su rostro mostraba que había vivido momentos de terror y angustia, su bata de color azul (que todos los invocadores llevaban) se encontraba rasgada y llena de sangre. Tartamudeo varias veces hasta que pudo decir unas cuantas palabras.
-A…Afuera.- Sus labios temblaban mientras que una gota de sudor tintada por el color rojizo de la sangre se deslizaba por su frente.- ¡Ayuda!
El anciano reaccionó rápidamente, corrió hacia el chico el cual se iba desplomando, lo atajo con sus brazos, arrodillándose. Llevo a un lado un gran mechón dorado del cabello del chico que se encontraba en su frente y le prohibía la vista directa a sus ojos.
-¿Qué sucede joven invocador?- Pregunto angustiado el anciano.
- A…afuera las criaturas…-Sus ojos se encontraban como platos observando a la nada.- Criatur…- el joven invocador expulso su último suspiro y varias gotas de sangre salieron por su nariz.
- ¿Chico?- El anciano se quedo perplejo al ver que este no reaccionaba.- ¡Invocador!- Agitaba el anciano su cuerpo, esperando una reacción de este, quedando perplejo al ver uno de los suyos muerto en sus brazos.
El anciano fijo sus ojos en un líquido rojizo que bañaba sus piernas, sangre proveniente de una herida oculta en esa ropa rasgada, una herida la cual no dejaba de expulsar gran cantidad de sangre.
Invocadores, prepárense.- Indicó el anciano seriamente ante todas que se encontraban en la sala.
Todos ellos salieron de la habitación, se movilizaron hacia una sala que se encontraba con solo unas pocas luces iluminándola. Observaron unas sombras deslizándose entre las zonas poco iluminadas. Una criatura de improviso salió de la nada y se impulso hacia un invocador, rompiéndole sus dos brazos al impactar con sus monstruosas piernas ante las extremidades de ese invocador. Era una criatura gigante, de muchos brazos y de un color rojizo. El invocador herido gritaba desesperado por el dolor y el terror que se encontraba viviendo.
-Ayud…- Antes de su alarido de ayuda, la bestia con sus puntiagudos dientes y su fuerte mandíbula mordió su cuello ferozmente, decapitándolo y tragando la cabeza de su presa.
Todos reaccionaron de inmediato a lo que estaba ocurriendo. Combatieron el miedo y se movilizaron lejos de la criatura, colocándose en una línea horizontal, posicionando sus manos hacia delante, cerca de una con la otra pero sin tener contacto; cerraron sus ojos y se concentraron. En el medio de cada una de las manos de los cuatro invocadores presentes se creo una especie de aura, las cuales expulso una energía enfrente de ellos que fue tomando diferentes aspectos. Una momia triste apareció, seguido de esta una pequeña criatura de piel morada y de un gorro puntiagudo que estaba acompañada por su amiga hada, una robot de aspecto femenino que tenía una esfera de acero que levitaba y un gran anciano con un reloj en su espalda que era producto del aura del anciano sabio.
Lo invocadores controlaban a estos campeones, los cuales fueron al ataque hacia estas criaturas del vacío, propinándoles fuertes golpes, causándoles daños graves que dejaban en el suelo a sus enemigos del vacío, pero al acabar con la criatura de gran tamaño, alrededor de la sala se abrieron estos agujeros de los cuales salieron muchas más criaturas. Acabando por completo con los tres invocadores y campeones que acompañaban al sabio.
Este anciano se encontraba protegido por su campeón con el gran reloj en su espalda, que seguía luchando sin detenerse, podía oler la muerte aproximándose hacia él, pero por el momento negó dejarse llevar por ella. Coloco su mano en el reloj dorado de su campeón, cerrando sus ojos y concentrándose; una gran masa de energía azul lo empezó a rodear, su campeón desapareció con esta energía azul que se introducía en el pecho del anciano el cual expulso una onda hacia estás criaturas, que cayeron a los extremos más alejados de la sala, aturdiéndolas.
Él sabio se había convertido en su campeón, poseía ese gran reloj dorado en su espalda, tenía una gran barba y cabellera blanca y sus ojos eran completamente de un azul brillante.
Se elevó y coloco su mano tocando el techo y este exploto, retirándose de la habitación por la vía de escape que había creado. Desde arriba pudo ver a las criaturas que se levantaban sedientas de sangre. Apunto con su mano hacia estas, creando una especie de bombadas de tiempo doradas, unas cincuenta en total, que al cerrar su mano fueron expulsadas hasta esas criaturas, inundando la estructura junto con las bestias en una gran explosión. Unas auras de color rojizo se introdujeron en él, las almas de las bestias.
Desde los cielos observo a su alrededor, Runaterra se había convertido nuevamente en un caos. Tomo aire, cerro sus ojos, concentrándose. Una gran cantidad de auras de diferentes colores se deslizaban por su cuerpo, introduciéndose en su pecho, las cuales eran las almas de aquellos campeones, invocadores y criaturas que habían muerto durante el combate.
Al terminar la recolección abrió sus ojos y con un fuerte grito expulso unas ondas a toda velocidad las cuales iban destruyendo todo lo que se conocía como Runaterra, desapareciendo cada ser con vida, como también las estructuras, pero sin afectar el medio ambiente. Runaterra quedo convertida en tierras vírgenes.
El anciano agotado iba cayendo a toda velocidad en dirección al suelo, al impactar todas sus auras contenidas en su cuerpo fueron liberadas y absorbidas por estas tierras. Pasaron gran cantidad de días los cuales iban acompañados por cambios climáticos, movimientos sísmicos, catástrofes naturales las cuales fueron evolucionando y cambiando a estas tierras vírgenes, hasta convertirse en lo que hoy conocemos como Continentes.
