Mi querida Gaby, en esta ocasión me emociona mucho el hacer una historia dedicada a ti que siempre escuchas mis locuras, que te ríes de lo que se me ocurre o me das el coscorrón imaginario para que mis pies tocen el suelo. Procuré imaginar algo lindo lleno de fantasía, amor, con un toque de drama y las sorpresas que me pediste, que aguardarán hasta el último episodio.

Como siempre agradezco tu dedicación, no todos los días alguien hace un dibujo tras otro al ritmo en el que yo actualizo y más con tantas peticiones que hago. Me alegra sobremanera tener una amiga para platicar tantas cosas distintas, por lo cual espero que tengas un cumpleaños divertido, agradable, feliz y con muchas cosas dulces. ¡Muchas felicidades!

Mi amado personaje

Souichi es un adolescente que en sus ratos libres comenzó una historia que se volverá realidad en su imaginación y sueños, se enamorará poco a poco del chico protagonista de sus historias, hasta que un día él mismo aparece en su propio cuento en el cual Morinaga Tetsuhiro es el protagonista un chico atento algo tímido que sobresale en deportes y que se ve asediado por ambos sexos, siempre oculto y evadiendo a todo mundo. Intentando ocultar su gran atractivo procura usar una gafas y su cabello sobre el rostro, cosa que en realidad no le resulta totalmente.

Sus sueños lo llevan a ese mundo que no es parte de la ficción sino otra realidad en la que deseará llegar y lo conseguirá cuando…

Bondage drama romance final meloso Morinaga uke

PDV Souichi.

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Nuevamente me encontré escribiendo las historias de él, un chico tan hermoso por dentro y por fuera, totalmente incomprendido por su familia y además completamente gay. Nunca me imaginé volverme popular por escribir, sin embargo luego de comenzar la historia a la que nombré "La complejidad de la vida", un grupo de chicas lectoras "fujoshis" me siguen en las redes sociales, pero las entiendo a pesar de que no soy gay, creo que cada día que me meto a mi computadora a escribir sobre su vida, me enamoro un poco de ese hombre tan encantador. Preferiría hacerlo menos marica, aunque creo que es perfecto tal cual es, quisiera poder ayudarlo de alguna forma y darle un final feliz a su historia, sin embargo no tengo idea de donde vienen esas ideas tan dramáticas…

Luego de que mamá falleció a mis dieciséis años, papá no soportó la pérdida de ella por lo que nos mudamos de casa a un pueblo alejado, con la finalidad de comenzar en un lugar distinto. Nunca fui muy sociable, más porque ayudé a cuidar a mis hermanos mientras mamá pasó largas horas en cama. A papá le dieron un puesto en la universidad de Fukuoka, por lo que vivir ahí se supondría una oportunidad para intentar sentirnos mejor.

Al llegar al pueblo, descubrimos que es bastante pequeño el lugar, muy pocos vecinos, muchos de los cuales metiches salieron con canastas de fruta, pastelillos y comida para darnos la bienvenida. No sé si será que algunas mujeres locas quisieran obtener algo con papá, pero lo conozco y él es amable pero no le interesa tener una relación, mucho menos con la tan reciente muerte de mamá.

Esa tarde acabamos de desempacar la infinidad de cosas que trajimos, la nueva casa es grande, con una habitación para cada uno, la planta baja es demasiado tradicional con paneles de papel dividiendo, un jardín central y uno por fuera de la casa con columpios. La planta alta con nuestras habitaciones es de lo más común, con un cuarto para cada uno y un ropero empotrado en la pared de cada uno.

Nuestra primera noche en aquella casa tuve un sueño de lo más extraño, soñé con un chico de un año o dos menos que yo, "Morinaga Tetsuhiro", en la misma escuela en la que yo voy. Un chico bastante atractivo de cabello azul rebelde, ojos verdes y mirada triste oculta bajo unas gafas cuadradas de pasta que le dan un toque tierno.

Desde nuestro arribo me inscribí en la preparatoria de Fukuoka y llevé a mis hermanos a la primaria, Tomoe en su último año y Kanako en el primero, de esa manera entré a un lugar nuevo, con gente molesta que me miró como un extraño, yo simplemente evadí sus ojos curiosos escondiéndome en los libros, procurando no llamar la atención de nadie con tal de no ser molestado de ninguna forma.

Esa tarde al llegar a casa, los del servicio telefónico con internet nos esperaban para hacernos la conexión, finalmente podría volver a mi amada computadora donde visito redes sociales y me divierto leyendo novelas clásicas de literatura y además las escritas en un lugar donde publican escritores novatos, algunas muy interesantes. Mis amigos todos personas aparentemente inexistentes puesto que viven en lugares lejanos, me parece mucho mejor de esa forma en la que no tengo ninguna responsabilidad para visitarlos o la obligación de pasar tiempo a su lado, muy pocas veces me es de interés charlar con alguien, sólo prefiero llegar a leer, con la finalidad de evadir esta realidad que apesta.

Los tediosos días se fueron lentamente, la única cosa que me hace sentir vivo es llegar a leer las interminable novelas y pensar en aquel personaje, Morinaga Tetsuhiro, que desde que apareció en ese sueño, he pensado en ideas locas en las que lo pongo en escenarios tristes.

Al final de esa semana luego de imaginar tantas historias con Tetsuhiro, decidí comenzar a escribir algo sobre él. Mientras más días transcurrieron escribiendo sobre ese chico creo que me gusta, es tan tímido, amable y dulce que me encanta su forma de ser. Me enamoró su corazón tan dadivoso y completamente desesperanzado sobre el amor. Desde una corta edad, a sus doce años apenas, se enamoró de Masaki Junya, el mejor amigo de su hermano Kunihiro y procuró hacerse notar hasta conseguirlo; no obstante las cosas no le serían fáciles, puesto que a pesar de lograr volverse su pareja, aquel chico rompió su corazón. Sufrí tanto cuando Morinaga fue rechazado por todo el mundo, incluso por sus padres, tantas veces pensé escribir algo distinto, salvarlo y aparecer yo mismo incluso, con tal de evitarle tanto sufrimiento, pero no pude, creo que hay cosas inevitables que tenemos que vivir para madurar. Desearía con el corazón poder conocer a alguien como ese personaje de ficción que he creado, quizá por ser él podría olvidar el hecho de que es casi aberrante que nos convirtiéramos en una pareja con penes y no uno con vagina como nos enseñan en todos lados. No pude evitarlo, cuando escribí el primer encuentro sexual de Morinaga en el que el tal Masaki permitió ser sodomizado por él, sentí molestia; procuré identificarme con Masaki con tal de imaginar que somos nosotros pero no fue así.

Todos los días no puedo dejar de pensar en él una y otra vez, mis suspiros y mis sonrisas traviesas, o inclusive las risas de la nada se deben a que mi mente se va a imaginarlo… a mi querido Tetsuhiro. He buscado y leído tantos escritos, en donde es posible adentrarse como un personaje de ficción en las historias de aquellos libros, que de verdad anhelo con todo mi corazón lograrlo, para poder mirar una de esas sonrisas u obtener uno sólo de sus apasionados besos. Todos estos pensamientos tontos e ilógicos son algo secreto que nadie sabrá, ya que sin importar que mis historias sean famosas, ninguna persona sabe que Tatsumi Souichi es el escritor de yaoi más aclamado por el momento en las redes sociales, pues con una cuenta anónima con un nombre falso "Absurdo Amor" he logrado conquistar los corazones de tantas chicas pervertidas.

Creo que es una simple pérdida de tiempo el imaginarlo en los momentos de aburrimiento en las clases, debo confesar que he tenido pensamientos impropios sobre él, a tal grado que mis fantasías de sentir su boca húmeda en mis labios vírgenes han pasado hasta imaginarlo recorrer cada parte de mi anatomía con destreza. En realidad no lo entiendo, seguramente son estas hormonas locas de la adolescencia que tanto mencionan en las pláticas de educación sexual desde la secundaria.

Tal cual los anteriores días desde hace un par de meses, me senté en mi escritorio con la comida de la cena al lado de la computadora en mi silla cómoda para escribir, suspiré diciendo en voz baja…

— Morinaga… mi querido Tetsuhiro hoy vas a sobreponerte, yo te voy a ayudar.

Tomé el cuaderno de la escuela en el que escribí una parte durante una de las clases mientras el profesor me fastidió, cuando una moneda cayó desde el cuaderno y rodó por el suelo. Me levanté con prisa para atraparla, mirando cómo se fue rodando hasta debajo de la cama. Con molestia me agaché procurando alcanzarla pero no la vi, una tonta moneda no iba a desaparecer, por lo que me metí bajo la cama a buscarla con la luz del celular que traía en el bolsillo iluminando. La pared bajo la cabecera de la cama me atrajo extrañamente parecía lucir rara como fundida con el suelo.

Me arrastré con dificultad entre el polvo, acercándome bastante y con la mano intenté tocar la fría pared, cuando fui succionado prácticamente por ella, me sentí caer del techo de mi propia habitación hasta la cama justo sobre el hermoso chico de cabello azul que inventé.

Mi caída fue detenida por su cuerpo y mi cabeza topo justo al lado de la suya, trabajosamente levanté mi rostro a mirarlo tan cerca, yo montado con mis manos a sus costados. ¿Cómo podía creer entrar al mundo de mis historias? Mi respiración se aceleró de tenerlo cara a cara, con esos tiernos ojos verdes tras los lentes cuadrados de pasta, asimismo su rostro se sonrojó de inmediato con sus ojos asombrados.

Luego de tantas estúpidas fantasías creo que finalmente enloquecí, pero si así es, debería aprovecharme de la situación y obtener el tan preciado beso. Cerré mis ojos y aproximé mis labios siendo detenido por sus manos empujando mi cuerpo, al tiempo que dijo:

— ¿Quién eres? Si no lo hubiera visto no te creería que apareciste del techo. ¿Podrías bajarte de encima de mí?

— Yo soy el que te inventó. — Expresé mientras me moví a su lado en la cama.

— Eso sí que es raro, de todas las cosas que pensé que responderías es la más absurda. No sé si es un sueño porque no cualquier día alguien se cree un dios y aparece en tu habitación. Si tú eres el creador deberías demostrarlo.

¿Dios? ¿El creador? Supongo que para un personaje de ficción soy algo como eso. Entonces decidí expresar algo que él debe conocer.

— Tú eres Morinaga Tetsuhiro y tienes dieciséis años.

— Error, tengo catorce, aunque mi nombre si es ese. Tú no eres un Dios, ¿De dónde vienes y cómo sabes mi nombre?

— Yo te inventé porque escribo las aventuras de tu vida, así que soy un Dios en tu mundo.

— Podría decirte que estás loco, aunque me intriga tu forma de aparecer, por lo que simplemente te mostraré que mi mundo es real, si fuera creación tuya ¿Cuántos personajes has hecho? Deberías indagar, probablemente hay personas que jamás has visto… supongo. De modo que si tú nos hubieras inventado no podrían existir, a razón que en las novelas sólo hay pocos personajes.

— ¡Tetsuhiro! ¿Que fue todo ese ruido? — Preguntó la voz de una mujer en la puerta, mientras él me hizo una señal para que guarde silencio.

— No es nada mamá, me caí de la cama. — Respondió hábilmente sin abrir.

— Ya no quiero que sigas haciendo tanto ruido, tu padre y yo intentamos dormir.

— Si mamá, ensayaba el dialogo de un libro pero ya también me iré a dormir.

— Más te vale o te voy a levantar a la misma hora que nosotros.

Sin responder aguardamos hasta que se marchó y continuó diciendo en voz baja:

— Tengo la suposición de que tú vienes de otro universo paralelo, he visto muchos videos, películas e incluso leído libros de ese tema. Si mi suposición es correcta, entonces tú vives en la misma casa y habitación, lo que no entiendo es como llegaste al techo para caer así ¿cómo supiste dónde encontrar el portal?

Me quedé en silencio observando su habitación, los espacios son exactamente los mismos sin los muebles que yo conozco, aunque no puedo hablar por la casa entera, sin embargo se escucha igual de loca que mi teoría, por lo que respondí:

— No lo sé, yo me metí bajo la cama buscando mi moneda.

— Tu moneda llegó un poco antes que tú. Estaba recostado y la vi caer, me quedé mirando y a los pocos segundos caíste.

— ¡Demonios! ¿De verdad esta es la misma casa?

— No podemos salir ahora a que te lo demuestre o te descubrirán, mis padres me matarán si saben que tengo a alguien escondido en mi cuarto.

— Entonces creo que intentaré volver a mi mundo, quizá por el mismo lugar en el que entré.

El chico se quedó serio, simplemente no puedo seguir avergonzándome de esa manera, yo también he visto y leído cosas de portales a otras dimensiones y supongo que es posible. Cruzó sus brazos mientras yo me introduje bajo su cama y con dificultad toqué por todas partes, afortunadamente el chico es muy aseado y todo está completamente reluciente sin polvo. Sin encontrar el portal en aquel lugar me salí. Morinaga me miró pensativo y luego espetó:

— ¿Y bien? Me parece que si tu caíste por el techo, la entrada está justo ahí ¿No crees? — Señaló al techo.

— ¡Pero claro! Sólo estaba buscando una forma más simple, pensé que podría haber una entrada ahí.

Tomé un pequeño banco del suelo para alcanzar el techo palpando sin encontrar una forma de volver, no pude evitar preguntarme si es un mundo de fantasía, mi mundo de fantasía al lado de un chico del que estoy enamorado desde que lo dibujé tantas veces en mí cabeza mientras narré su historia.

— Bueno tú, chico de cabello rubio, creo que deberías salir de mi casa, no quiero problemas. ¿Qué tal si Masaki descubre que tengo un chico aquí?

— ¿Me vas a correr gusano miserable? ¿Yo que me la vivo escribiendo sobre ti? Además me vas a correr siendo que ese tipo te rechazó.

— ¿Rechazarme? Todavía no he logrado encontrar el valor para declararme, ¿de modo que tú crees que me va a rechazar? Ni creas, el otro día estuvo a punto de darme un beso cuando apareció Kunihiro y nos interrumpió.

Me quedé callado, creo que yo conozco la siguiente parte, recuerdo lo que mencionó, en dónde Masaki entró a su habitación para pedirle unos marcadores y al verlo parado frente a él estuvieron a punto de besarse. Al cabo de unas semanas de ligeros coqueteos Morinaga se declaró, ¡ni crea que le permitiré hacerlo si yo estoy aquí! No es que yo piense declararme, pero es mi deber ayudarlo con ese problema.

— ¿Morinaga podrías dejar que me quede? Recuerda que aparecí del techo y no tengo a dónde ir ¿puedo? Prometo no hacer ruido.

De cierta forma sabía que este tipo es muy blando y si uno sabe cómo pedir las cosas no puede negarse, he escrito esas partes de cómo se burlan de él copiando sus tareas u obligándolo a hacerlas.

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PDV Morinaga

Mi corazón quedo prendado aquella tarde que lo conocí, el nuevo amigo de mi hermano, Masaki; es tan dulce, tan maduro y su sonrisa iluminando mi corazón. Aquella vez que tocó mi rostro aunque me dijo "pequeñín", supe que un día tomaría valor para que fuera mi primer novio.

Los años transcurrieron demasiado lento a mi gusto, lo vi varias veces por las tardes mientras estudiaba en la habitación de mi hermano Kunihiro, e incluso intenté demostrar cuanto he crecido estos últimos años, sé que me nota, sus miradas se tornan distintas, mi estatura ahora igual a la suya me dan un poco de ventaja. He procurado platicar con él intentando como tantas veces decirle que me gusta, sin embargo tengo algo de miedo puesto que Masaki mira a mi hermano de la forma en la que yo lo veo a él. Quizá podría algún día conquistar su corazón, por lo que le compro pequeños detalles como galletas, muñecos de peluche de las series que le agradan e incluso una vez le di una pequeña flor que recorté en el camino, esa vez me dio un beso en la frente que me hizo fantasear con él.

Ahora que mi cuerpo ha crecido y siento estas locas hormonas revolotear una infinidad de veces excitandome, imagino lo que será tenerlo entre mis brazos y tocar su piel desnuda, sentir cada parte, abrirme para dejarlo entrar y sentir las pulsaciones placenteras. He procurado leer cosas sobre la forma en la que los chicos que gustan de otros chicos hacen esas cosas y me masturbado imaginándolo. Masaki tocando con suavidad mi entrada, él metiendo mi miembro en su boca, o yo haciéndole las mismas cosas. Pero más que todo eso, quisiera probar el sabor de sus labios que me incitan a comérmelo, arrinconarlo y no separarnos.

He sentido celos de mi hermano por poder tener su amor incondicional, estoy seguro que Masaki lo ama como yo lo amo a él, aunque creo que lo convenceré de amarme si le demuestro mi afecto.

En mi último año la secundaria sigo siendo un chico rechazado, los demás me ven raro quizá por los ademanes que tengo, ya sé que soy gay y temo que todos lo suponen por mi forma de hablar. Procuro parecer masculino al practicar deportes rudos, pues pertenezco al equipo de soccer, no obstante los compañeros en el vestidor me ven feo si alguna mirada mía choca con sus cuerpos semidesnudos, no comprendo porque suponen que yo quiero con todos los hombres sólo por ser "hombres". Lo curioso es que si bien los chicos sospechan de mi condición, al contrario las chicas me asedian detestablemente, una de ellas incluso intentó besarme, sentí asco y enojo de pensar que ella me arrebataría mi primer beso que sólo pertenece a Masaki, como cualquier chico que desea no sobresalir me refugio en la biblioteca leyendo libros, además de practicar incansablemente los tiros con el balón en el campo de futbol para ser "necesario" en el equipo.

No puedo negar que he recibido halagos del entrenador por mi buen desempeño como nuevo miembro, sin embargo todavía me falta mucho para ser aceptado y formar parte de un grupo de amigos. Los veo a todos marcharse para hacer fiesta en casa de alguno y me causa algo de tristeza pensar que no me invitan por ser distinto.

Dispuesto a levantarme muy temprano a entrenar en el campo de futbol, me recosté en la cama pensando en lo solitario que es ser yo, hasta que del techo cayó una moneda justo antes de apagar la luz ¿de dónde llegó si el techo está totalmente liso y pintado de verde?

Tomé la moneda entre mis manos observado que es una simple moneda, me volví a recostar en la cama, dispuesto a apagar la luz nuevamente un chico apareció de la nada y cayó del techo directo a mí.

Me sacó un poco el aire de los pulmones su caída por lo que respiré profundo oliendo su cabello un poco largo y sujeto en una liga. El dulce aroma del chico me hizo sonrojar, sobretodo el tenerlo encima de mi cuerpo en una posición comprometedora. Sus lindos ojos miel tras unos lentes redondos me miraron como si de alguna manera lo conociera, el latido de mi corazón se aceleró terriblemente, casi creí que saldría de mi cuerpo. Cerró sus ojos y su rostro tan próximo al mío me hizo anhelar con un deseo irresistible, el unir nuestros labios y probarlo. Sin querer la cordura volvió a mi cabeza ¿besar a un desconocido? Yo he esperado tanto tiempo para entregar mi primer beso a Masaki y este desconocido llega a intentar sonsacarme.

Resistiendo estas locas hormonas de tener un atractivo chico en mi habitación dispuesto a complacerme, respiré profundo y empujé sus hombros con ambas manos hasta que volvió a abrir los ojos le dije:

— ¿Quién eres? Si no lo hubiera visto no te creería que apareciste del techo. ¿Podrías bajarte de encima de mí?

La mirada miel del chico rubio se volvió arrogante y se movió a mi lado expresando:

— Yo soy el que te inventó.

Nunca imaginé conocer al creador del universo, ¿será posible? A pesar de que apareció por arte de magia en el techo no creo que sea un "Dios", al menos ¿Por qué visitarme a mí? Respondí con un poco de duda:

— Eso sí que es raro, de todas las cosas que pensé que responderías es la más absurda. No sé si es un sueño porque no cualquier día alguien se cree un dios y aparece en tu habitación. Si tú eres el creador deberías demostrarlo.

— Tú eres Morinaga Tetsuhiro y tienes dieciséis años.

Esa respuesta lo dijo todo, no puede ser una deidad, las deidades son perfectas y no se equivocan, por lo que refuté su respuesta:

— Error, tengo catorce, aunque mi nombre si es ese. Tú no eres un Dios, ¿De dónde vienes y cómo sabes mi nombre?

— Yo te inventé porque escribo las aventuras de tu vida, así que soy un Dios en tu mundo.

Los delirios de grandeza de este tipo son increíbles, sin embargo estoy seguro de que por alguna razón, es toda una gigantesca coincidencia su repentina aparición. He leído tantos libros de fantasía que por alguna razón creo que esto tiene que ver con la teoría de las cuerdas, tantos universos paralelos esperando ser descubiertos que quizá el proviene de alguno. Nunca imagine que un viajero interdimensional como en películas podría aparecer justo aquí, aunque también podría ser un extraterrestre que intenta abducirme. ¡Definitivamente es un viajero!

— Podría decirte que estás loco, aunque me intriga tu forma de aparecer, por lo que simplemente te mostraré que mi mundo es real, si fuera creación tuya ¿Cuántos personajes has hecho? Deberías indagar, probablemente hay personas que jamás has visto… supongo. De modo que si tú nos hubieras inventado no podrían existir, a razón que en las novelas sólo hay pocos personajes. — Expresé con seguridad.

— ¡Tetsuhiro! ¿Que fue todo ese ruido? — La voz de enojo de mamá se escuchó en el silencio de la noche para regañarme, al instante coloqué mi dedo índice sobre mi boca para hacerlo callar y responder a mamá antes de que sospeche de mi invitado inesperado.

Luego de evadir a mamá continué con mi explicación sobre mundos paralelos a aquél chico. Además pregunté por el portal que lo trajo aquí, el cual halló debajo de su cama. Tal y como supuse el chico viene de una dimensión paralela puesto que denotó que mi cuarto es justamente el suyo. Intentó volver metiéndose absurdamente bajo mi cama, lo más lógico es que si él llegó por el techo es evidente que no podrá encontrar el portal bajo la cama como en su mundo.

A punto de burlarme de su razonamiento que expone que no es una deidad expresé:

— ¿Y bien? Me parece que si tu caíste por el techo, la entrada está justo ahí ¿No crees?

Utilizando un banco de mí habitación tocó el techo sin poder encontrar la entrada a su mundo, por lo que si no puede volver lo exhorté a salir por la ventana, ya que no puedo arriesgarme a que Masaki no me dé una oportunidad si sabe que me quedo con un chico a dormir. A lo que el con enojo respondió groseramente:

— ¿Me vas a correr gusano miserable? ¿Yo que me la vivo escribiendo sobre ti? Además me vas a correr siendo que ese tipo te rechazó.

— ¿Rechazarme? Todavía no he logrado encontrar el valor para declararme, ¿de modo que tú crees que me va a rechazar? Ni creas, el otro día estuvo a punto de darme un beso cuando apareció Kunihiro y nos interrumpió.

Por alguna razón parece saber bastantes cosas sobre mí, escuchar el nombre de mi hermano o el de Masaki no le resultan desconocidos ¿Qué cosas sabe de mí? ¿De verdad Masaki me rechazará?

Bajó la cabeza en señal de preocupación y finalmente me dijo en tono suplicante:

— ¿Morinaga podrías dejar que me quede? Recuerda que aparecí del techo y no tengo a dónde ir ¿puedo? Prometo no hacer ruido.

Ese par de ojos poseen algo especial que me impide buscar alguna excusa para correrlo de mi casa. Lo miré con atención, delinee su figura a través de sus ropas escolares, las de la preparatoria de Fukuoka, es lindo, parece perdido y solitario como yo, además tiene esas caderas tan sensuales y su cuerpo esbelto con ese cabello rubio largo en señal de rebeldía. Las delicadas facciones de su rostro son incluso más hermosas que las que posee Masaki, ¡No puede ser! ¡Creo que me gusta un poco! Con mayor razón debería correrlo, no obstante está perdido en un mundo extraño sin amigos o compañía, es mi deber ayudarlo.

— Muy bien, dormirás en el piso, no puedo traer un futon porque mis padres sabrán que hay algo raro.

— Insinúas que dormiré en piso frío.

— Es eso o prefieres ir afuera.

— Como digas, ¡tonto personaje de ficción!

— Pensé que habíamos aclarado que soy real igual que tú.

— Tienes razón, el Tetsuhiro de mis historias me dejaría estar en su cama, él es un chico tierno que no soportaría verme en el piso duro y frío. Además ni que quisiera acostarme a tu lado conociendo tus mañanas.

No respondí ante sus palabras, aunque no puedo evitar intentar pensar a que se refiere con "mañas". ¿Acaso conoce mis fantasías sexuales? No es posible, es un simple chico. ¿Me pregunto cómo sabe todas esas cosas sobre mí? Aunque es mejor no saberlas qué tal si me sugestiono.

Tomé un par de cobijas del armario, se las entregue junto con un pijama mío. La agarró en sus manos y se desnudó de espaldas hacia mí, sentí nuevamente el latido de mi corazón alocarse cuando la camisa cayó al piso al igual que sus pantalones, mientras yo aprecié la hermosa y blanca piel que delinea esa sensual figura. Los glúteos bien torneados justo para poder apretarlos con suavidad, me imaginé llegar a su espalda y acariciarlo lentamente hasta retirarle su ropa interior, unos calzoncillos blancos que me parecieron seductores en medio de ese espectáculo tan abrasador.

Se puso la ropa prestada justo a su tamaño y me miró preguntando:

— Morinaga tienes sangre en la nariz, maldito pervertido ¿estabas viéndome? Yo te conozco, se lo que imaginas cuando la nariz te sangra. Menos mal que dormiré en el suelo o quizá mi virginidad peligraría contigo en la misma cama.

¡Santo cielo! ¡Ese chico lindo es virgen! Imaginé nuevamente tomarlo justo ahí recargado contra la pared con sus piernas abrazadas de mi mientras yo lo tengo penetrado, con su cabello largo en mi rostro para olerlo y sentir el éxtasis con ese dulce aroma. Volví a la realidad con un manotazo en mi cabeza, limpiando mi nariz que no paró de sangrar.

— Morinaga somos dos hombres, ¿puedes controlar tus fantasías homosexuales? — Señaló mis pantalones y la leve elevación que me produjeron las locas fantasías. Entonces decidí preguntar:

— ¿Tú no eres gay?

— ¡Claro que no! Mejor no hablemos de eso, que necesito asearme, no creo que deba ir solo al baño, a menos que quieras que me descubran.

Me decepcionó su respuesta, por un momento imaginé que nosotros podríamos llegar lejos, sin embargo este chico intentó besarme justo cuando cayó a mi cama, por lo que me da razones para creer que no es del todo cierto eso de no ser gay. Además es bueno que ponga las cosas en claro puesto que yo tengo alguien que me gusta y no planeo enamorarme de alguien más… ¡¿Dijo acompañarlo al baño?!

Aunque está en lo correcto, no deben saber que alguien no anunciado está en mi cuarto, pero suena tan pervertido entrar al baño juntos. Con sigilo salimos caminando por el pasillo, abrí la puerta del baño y entró, yo me quedaría afuera a cuidar hasta que la puerta de mi hermano se abrió, entonces sin dudar me metí con él cerrando aprisa.

— ¿Me puedes regalar un cepillo de dientes?

Metí la mano en la cajonera del baño y saqué un cepillo nuevo que le entregué. Mientras lavó sus dientes yo hice los mismo observándolo a distancia, no puedo evitar seguir maravillado con el gran atractivo que posee, es como una cálida estrella brillante que me atrae, deben ser las locas hormonas de adolescente, es mejor ignorarlas o no podré dormir con esta ansiedad que me produce tener un chico furtivamente.

— ¡¿Tetsuhiro a qué horas piensas salir?! — La voz de Kunihiro nos alertó, temí por mi integridad luego que descubran que no sólo escondo un chico, sino que nos encerramos en el baño, más aún que Kunihiro le diga a Masaki sobre ello.

— ¡Ya voy hermano!

Escondí a mi amigo en la tina vacía tras la cortina de baño, salí del lugar y esperé un poco en mi habitación hasta escuchar la puerta del baño abrirse y cerrarse. Abrí cuidadosamente mi puerta y miré a Kunihiro entrar a su cuarto, corrí al baño y le hable:

— ¿Estás aquí?

— ¿Qué esperabas? ¿Qué desapareciera? Ahora aguarda un poco afuera mientras uso el sanitario.

Me quedé unos minutos hasta que salió y entramos a descansar a mi habitación, se recostó en el piso sobre un par de cobijas de invierno con una sábana encima para hacerlo parecer un futon, dejó sus lentes al lado de los míos en la mesita de la lámpara y apagué la luz. Al recostarme miré al techo pensando en las cosas raras que pueden pasarme, tener un chico tan hermoso que me acepta, que me conoce demasiado bien me inquieta pues yo no lo conozco nada; aunque lo que más me hace sentir extraño es que sea tan atractivo y ese beso que rehusé me quema sobre los labios. No debería pensar en esto ahora, en el hombre sensual al lado de mi cama el cual, a pesar de sus palabras sobre no ser gay, tengo la sensación que aceptaría besarme.

Como cualquier otro día, mi cuerpo juvenil me exige un orgasmo con tal de relajarme o controlar estas locas hormonas, que de no dármelo me producen erecciones en momentos no deseados. Me di la vuelta y en silencio comencé a frotarme.

El silencio fue interrumpido por su voz:

— Morinaga no hagas eso mientras yo esté aquí, no seas descortés.

— ¿Cómo supiste que yo?

— No hay que ser un genio para saber cómo piensa un pervertido como tú.

Pensé unos segundos y luego me di cuenta que ambos somos un par de adolescentes, por lo que seguramente él también se encuentra agitado igual que yo.

— No lo sé… opino que tú también estas igual que yo aunque lo niegues. A propósito ¿Cómo te llamas?

— Mi nombre es Tatsumi Souichi, tengo dieciséis, así que soy mayor, no me compares yo puedo controlarme, no soy un pervertido igual que tú.

Me molestó sobremanera la forma en la que me habló, menospreciándome por ser dos años menor que él. Mi orgullo herido me hizo hacer algo contra mis propias creencias.

— ¿Eso crees? — Dije mientras me bajé de la cama y caí sobre él.

Pasé mis manos sobre su torso acariciando sobre el pijama y su mirada cambió completamente, sus pupilas dilatadas en esos hermosos ojos miel que me llamaron a besarlo. Su respiración se aceleró al igual que la mía y para contener el inminente beso posé mis labios en su cuello sacándole un gemido que me trajo a la realidad. ¡¿Qué demonios estoy haciendo?!

Me levanté como rayo y sólo pude expresar nerviosamente:

— Lo siento Souichi creo que voy al baño y regreso en un rato, tardaré así que también puedes intentar relajarte.

Mi entrepierna latiente me desesperó, corrí al baño a darme alivio, por primera vez pensé en ese cuerpo debajo de mí que pidió a gritos ser tomado con fiereza, sentí su deseo, la pasión en sus ojos me prendió quemándome, incluso aprecié sus manos tocando mi espalda; pero la cosa que me hizo correrme con rapidez fue ese gemido suyo tan excitado que escuché.

No puedo creer lo que le hice, pero respondió tan tiernamente que sentí algo extraño, algo distinto, como si de alguna forma lo conociera.

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PDV Souichi

Me permitió quedarme en el suelo de su habitación ¡cómo se atreve! Mi querido personaje me ayudaría e incluso me mimaría con sus dulces atenciones, más aún supongo que me cedería su propia cama. Aunque no me conoce, eso lo haría con Masaki, no conmigo.

Cuando me dio un pijama de su armario con algunas cobijas para colocar en el suelo, me di la vuelta y retiré mi uniforme escolar que todavía traía puesto. Me puse el pantalón y la camisa de dormir.

Giré a acomodar todo para recostarme cuando lo vi con la mirada de idiota que tantas veces imaginé al escribir sobre esas partes en las que baboseó a chicos o a su tan "amado" Masaki. Una gota de sangré cayó de su rostro y me dieron ganas de golpearlo por ser tan idiota:

— Morinaga tienes sangre en la nariz, maldito pervertido ¿estabas viéndome? Yo te conozco, se lo que imaginas cuando la nariz te sangra. Menos mal que dormiré en el suelo o quizá mi virginidad peligraría contigo en la misma cama.

No sé qué habré dicho, que sus ojos se tornaron aún más pervertidos, seguramente es un sucio depravado que está teniendo fantasías conmigo. Me gustó saber que también yo puedo provocarle sensaciones placenteras en su cabeza y también a su cuerpo, puesto que miré más abajo viendo la erección levantarse en sus pantalones. ¿Cómo puede ser tan idiota? Lo golpee con la palma de la mano en la cabeza para hacerlo reaccionar.

Me acompañó a asearme, lavamos nuestros dientes y sigo sin poder creer que él es real, el chico tierno, sonriente y hermoso de mis historias, el que es capaz de sacarme un suspiro con sus reacciones adorables, con las cosas lindas que se le ocurren para conquistar el corazón de su persona amada, que desafortunadamente no soy yo. Si él es real, no permitiré que alguien lo lastime, me lo llevaré a mi mundo y lo protegeré, aunque no pueda amarme voy a quererlo en secreto, nadie va a lastimarlo.

Mis reflexiones se interrumpieron con su hermano mayor tocando a la puerta ¿ahora qué haré? En silencio me invitó a entrar a la bañera vacía y cerró la cortina, yo entré sentándome en una esquina sin hacer ruido, escuché como salió y luego el ruido de unas pisadas delató la entrada de Kunihiro, junto con el sonido de agua caer, para luego oír la palanca de la taza del baño. Escuché el agua correr en el lavabo y finalmente apagó la luz cerrando la puerta, esperé por Morinaga que llegó unos instantes después y sigilosamente caminamos a su habitación.

En mi improvisada cama me siento algo incómodo, más por tener al personaje tan extraño que yo creí haber inventado, sin embargo ahora que lo he visto estoy seguro que es real. Lo miré tantas veces en mis sueños que supuse que era una invención pero ahora me alegra tanto que no lo sea, además está el hecho de que conozco lo que acontecerá en este mundo paralelo hasta dentro de un par de años, por lo que tengo la ventaja para cambiar esas horribles cosas que no quiero que le ocurran. Mientras mi cabeza marchó a muchos asuntos importantes como buscar una forma de volver a casa escuché ese sonido ligeramente acuoso y su respiración agitada. Tanto tiempo escribiendo sobre él y sus hormonas locas no me sorprende que en realidad sea así, masturbándose justo a mi lado, ¡de verdad que es un idiota!

— Morinaga no hagas eso mientras yo esté aquí, no seas descortés.

El sonido se detuvo y su respuesta primero fue de sorpresa, sin embargo luego picó mi orgullo, es cierto que hay veces en que mis hormonas nublan mi juicio y tengo que darme alivio, no obstante en una situación así, en la que estoy de invitado jamás me pondría en evidencia.

— No lo sé… opino que tú también estas igual que yo aunque lo niegues. A propósito ¿Cómo te llamas? — Expresó con arrogancia.

— Mi nombre es Tatsumi Souichi, tengo dieciséis, así que soy mayor, no me compares yo puedo controlarme, no soy un pervertido igual que tú.

— ¿Eso crees?

Su frase duró más en sus labios de lo que tardó en bajar invadiendo mi espacio personal montado sobre mí, sus hábiles manos acariciaron con suavidad sobre mi pijama. Debo estar soñando porque mi cuerpo reaccionó con una excitación increíble, el calor me rodeo, mi cabeza permitió sumisamente a sus manos pasar lentamente deteniéndose un poco sobre mis tetillas. Subí mis manos abrazando su cuerpo ardiente del cual la tremenda erección se frotó contra mi pijama enloqueciéndome. Su rostro bajó hasta mi cara para besarme, al menos eso supuse, no obstante lamió mi cuello y gemí de placer.

Todo acabó tan rápido, se levantó sin permitir a mi cerebro volver, se disculpó y se marchó dejándome totalmente duro y caliente, no es precisamente que quiera sexo, sino que me hizo sentir mal ese rechazo tan tajante. Me dejó solo bastante tiempo mientras una amarga sensación en mi corazón me cubrió con una sombra, olvidé la excitación como si de agua fría se tratara. Estar enamorado de alguien imaginario que se vuelve real es tan difícil, porque yo lo conozco completamente y él no sabe nada de mí. Con unas pequeñas lágrimas extrañé mi casa, a mis hermanos y a mis padres. Estoy tan solo aquí…

En medio de la noche abrí mis ojos, me levanté desorientado mirando a todas partes y recordé los hechos de unas horas atrás. Entonces voltee a la cama con Tetsuhiro durmiendo con esa pacífica expresión en su rostro tal cual lo imaginé y lo vi en esos sueños. Sin poder contener mis ganas de estar cerca de él, le di un pequeño beso en los labios, un leve rose que no lo despertó, sino que sonrió ligeramente devolviendo mis esperanzas.

Susurré con un suspiro:

— Tú me gustas mucho Tetsuhiro.

Sin obtener una respuesta levanté las cobijas y me recosté a su lado ¿Cómo podría desaprovechar esa oportunidad única? ¿Cuántos autores desearían conocer a sus personajes que tanto aman? Más aún dormir con ellos. Al instante en que mi peso se recargó, su cuerpo giró subiendo una de sus piernas sobre mí y me atrapó con ternura recargando su cabeza sobre mi pecho, al tiempo que su mano me abrazó. Mi estúpido corazón se apresuró ¿de verdad cómo puedo amarlo sólo por las historias y los sueños? Me relajé disfrutando su calor, intentando no pensar en cosas sucias hasta quedarme profundamente dormido.

Desperté por el increíble aroma de su comida, froté mis ojos comprobando nuevamente mi estadía en lugar extraño y lo vi parado con una charola repleta de alimentos. Sabía de hecho que él es cocinero de su casa mientras sus padres trabajan, él y su hermano mayor se encargan de los deberes de la casa, aunque los alimentos la mayoría de las veces son preparados por Tetsuhiro.

Una vez desayunamos, su hermano se marchó temprano a la preparatoria por lo que puedo darme una ducha. Me preocupa lo que pensarán en casa ¿estarán preocupados por mí? ¿Sabrán que desaparecí? Saliendo del baño con la ropa de mi uniforme de la preparatoria buscamos por toda la casa un portal hasta que él detuvo la búsqueda para marcharse a la secundaria:

— Creo que debemos seguir buscando más tarde porque tengo que ir a la escuela.

— Iré contigo.

— No creo que sea buena idea, además tú vas a la preparatoria.

— ¿Me dejarás solo en tu casa?

— Tienes razón, te presto un uniforme, no creo que noten tu estadía y por la tarde te devolvemos a tu mundo.

Insistí en acompañarlo a la escuela pues tengo que golpear y amenazar algunos idiotas que han molestado o molestarán a Morinaga.

Así partimos juntos, caminé a su lado comprobando el sin número de personas por todas partes, personas reales que van a sus empleos o que ya están ahí, cosa que me hizo comprender que en definitiva todo esto es completamente real.

Entramos a un salón en el que los chicos miraron de manera grosera a mi acompañante de pelo azul, se quedaron en silencio viéndonos entrar hasta que yo les dirigí la mirada más intimidatoria que tengo, haciéndolos girar la cabeza para evadirme, me senté a su lado como perro de ataque esperando ver a los abusones a los que les hace la tarea. Esos tipos de su propio equipo de futbol que lo obligan a hacerles la tarea con la finalidad de no molestarlo y aceptarlo en el equipo. Les tendré que dar una lección, todo gracias a las clases de defensa personal que me inscribió papá hace algunos años, me han servido de maravilla con gente indeseable.

Finalizando la clase fuimos al campo de entrenamiento, ahí pude verlos llegar a pedirle las tareas. Morinaga se puso muy nervioso, respondió con la verdad:

— No pude terminar sus tareas, lo siento.

— Nada de que lo sientes, te pones a resolver esos ejercicios o no te queremos en el equipo.

Uno de ellos me miró aterrado cuando me paré detrás de Morinaga a decirles:

— ¿Por qué no los hacen ustedes?

— Tu que te metes ¿quién rayos eres? — Expresó uno de los chicos mientras Morinaga me volteó a ver intentando jalarme de un brazo.

No podía decir "soy admirador de Morinaga" porque suena muy gay, razón por la que mentí:

— Soy su primo lejano, y me quedaré a estudiar en esta escuela un tiempo, así que ¿por qué tiene que hacer sus tareas?

Uno de ellos intentó empujarme y me quedé tieso demostrando mi ímpetu, otro intentó darme un golpe, a lo que usando su propia fuerza lo estampé contra uno de ellos que también se acercó a agredirme.

Morinaga totalmente molesto se disculpó:

— Disculpen a mi primo, el no quiso. — Expresó mientras me arrastró lejos de ellos, una vez con algo de distancia entre ellos caminó delante de mí sin dirigirme la mirada, por lo que rompí el hielo:

— ¿Entonces piensas toda la vida ser un tonto sumiso que quiere agradar a patanes como ellos? Eso no funciona en el mundo real, ellos no van a aceptarte, te usan y te tratan a medias bien, pero nunca te han invitado a sus fiestas ¿recuerdas? Nunca lo harán y en la preparatoria tendrás nuevos problemas con gente así, si tú les permites pisarte lo harán toda tu vida ¿de verdad quieres eso? En realidad creo que sin importar tu orientación sexual, deberías darte a respetar ¡qué importa estar solo! Mejor solo que mal acompañado.

Con lágrimas en los ojos me miró lleno de reproche diciendo:

— ¡Tú quien te crees para decidir mi vida! Si yo quiero su amistad me esfuerzo por obtenerla, debe ser muy fácil para alguien como tu tener amigos, pero para mí no lo es, los chicos me rechazan porque lo saben, sin que lo diga notan en mi hablar, en mi caminar y los ademanes maricas que hago. Los odio, odio tener que ser así, intento corregirme pero en realidad no funciona, nada funciona, ni ser bueno en deportes, ni ayudarlos con las tareas, pero lo intento con todas mis fuerzas.

— Eres un imbécil, yo tampoco tengo amigos y me importa un bledo tener a gente hipócrita, además si fuera gay me importaría igual ser aceptado por gente tan poca cosa como ellos. Todos son unos brutos que no llegarán lejos en la vida, yo planeo hacer sentir orgullosos a mis padres con mis habilidades, más a mamá a la que le prometí que un día sería una persona muy importante.

— ¡Pero nadie te rechaza! Tu eres una persona normal, no eres un marica al que sus padres le corrigen sus ademanes y suplican porque un día tenga una novia.

— ¡Maldita sea Morinaga! No soy gay pero tú me gustas.

En medio de sus lloriqueos, en la soledad de esos edificios cerca de las canchas de futbol lo tomé del rostro y lo besé con enfado calmando su molestia.

Se quedó paralizado y luego me abofeteó prácticamente corriendo mientras yo lo seguí a distancia. Entró a uno de los sanitarios y lo esperé fuera. Salió con molestia mirándome sin decir nada, por lo que caminé detrás de él siguiéndolo sin hablar, puesto que sobretodo aquí en este mundo no tengo a nadie, mi padre y hermanos están tan lejos. Más que ninguna otra cosa necesito su ayuda para volver a casa, ¿Cómo buscar un portal sin ser notado en una casa ajena?

Entré a su siguiente clase y me senté en la banca de al lado, no pude volver a verlo a los ojos luego de ser tan estúpidamente impulsivo, recuerdo que para Morinaga fue un día especial su primer beso con Masaki, yo simplemente soy un tipo loco que le robó algo importante, algo que atesoró por tanto tiempo. Decidí buscar una solución a mi problema, una situación en donde no requiera seguir corrompiendo su dulzura. Ese tierno personaje me parece cada vez más amargo…