Hace 11 años
Pov Blaine
-¡Que ira!.- solté de golpe. No puedo creer que a Cooper por ser mayor que yo si le dejen jugar con las herramientas de papá.
-¿Qué sucede cariño?, luces peor que cuando tienes hambre.- Y llegó mi mamá. Bueno por lo menos ella escuchará.
-Es que no entiendo, a Cooper papá si le deja jugar con sus herramientas y tampoco quiere que entre a su taller.
-Oh tesoro, debes entender que Cooper no está jugando. Está ayudando a tu padre con sus trabajos pendientes. Además que él ya tiene edad para ello.- Ok entiendo el punto de la edad, yo tengo 9 años y él 15.
-Es que ya estoy cansado de siempre jugar con mis muñequitos de trapo.
-Mmm ¿Qué te parece si sales a jugar a la casa de Wes mientras preparo el almuerzo?, su mamá me dijo que le compró un juego de espaditas de madera.- ¡Es verdad! Wes, lo había olvidado. Será mejor buscarlo antes que mamá cambie de opinión.
-Oh gracias mamá.- le sonreí y fui directo a la puerta de la casa.
-Solo ten cuidado.- me dijo. Asentí para retirarme pero me acordé de algo y volteé a mirarla esperanzado. –Y sí, hoy prepararé empanadillas.- Sonreí mucho más y salí de casa.
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Si se preguntan por qué mamá me deja salir solo, es que el pueblo es pequeño, muy tranquilo y pacífico, además la casa de Wes queda a espaldas del mercado. Su padre es lo que llama mi hermano el cobrador de impuestos, también decía que no era como otros señores malos era un hombre muy justo y honorable. Eso me hacía entender porque Wes era tan formal y educado, pero cuando empezamos a jugar parecemos dos locos sin remedio.
El mercado estaba un poco congestionado en el momento, ahora entendía por qué mamá salió temprano hoy. Así que empecé a caminar entre los vendedores y las casas. Iba a saludar al señor George, el panadero, pero cuando me iba a acercar, alguien me empujo ligeramente, parecía un niño, aunque era más alto que yo, no le pude ver el rostro llevaba una capa marrón que le cubría la cabeza. Me dio rabia porque ni siquiera se disculpó, solo caminó un poco hacia el señor George. Iba a decirle algo pero vi que mientras el panadero estaba vendiendo unos panes, el chico agarro tres panecillos y se fue escabulléndose entre las personas del pueblo.
-¡Hola Blaine que tal! Creí que tu mamá ya hizo sus compras ¿Qué necesitas?.- Le iba a decirlo que vi pero en vez de eso decidí seguir al chico.
-Ho... hola señor George mm nada solo iba a casa de Wes. ¡Adiós!.- Le dije rápido mientras empecé a correr para seguir al chico, alcancé a ver su silueta doblando la esquina del mercado, por donde se iba a la casa de Wes.
Corrí hasta doblar dicha esquina pero ya lo había perdido de vista, no estaba. Me resigné y decidí ir a casa de Wes. Aunque seguí con la duda de aquel niño del mercado, ¿quién era?.
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Ya era la hora del almuerzo y aunque la mamá de Wes me pedía que me quedase a comer, no podía porque me esperaban mis empanadillas en casa y quería tener espacio para ellas. Me disculpe cortésmente y fui a casa.
Cuando pasé por donde el chico había desaparecido, escuche un pequeño llanto proveniente de una casa, que al parecer estaba cerrada, me entro una fuerte curiosidad, así que me metí por los rincones entre esta y la casa siguiente, para tratar de entrar por un ventanal. Encontré una entrada a la pequeña casa de adobe y encontré al chico sentado en un rincón al costado de un pequeño sillón de madera. Me acerqué con cuidado de no asustarlo, aunque yo si lo estaba por que el lugar era muy oscuro. Me acerque y de la nada se levantó...
-¿Qué estás buscando aquí?.- Me asuste por el repentino movimiento, aun no podía ver su rostro por la poca iluminación. Estaba muy nervioso así que solo atine a decir lo que se me vino a la mente.
-Te vi robar los panecillos del señor George hace unas horas. Eso no se debe hacer.- al instante me golpeé mentalmente ya que eso sonó muy imprudente. Mis nervios empezaron a crecer
-Y a ti en que te afecta enano, ve a jugar con tus amiguitos lejos de aquí quieres.-Pasé de estar nervioso a enfadarme un poco porque Cooper también me llamaba así cuando quería molestarme y lo lograba.
-Si me afecta, el señor George es amigo de mis padres, además robar es malo.- Le encaré.
-Lo dices tú que no sabes lo que es padecer hambre y asumo que tienes un hogar.- lo dijo en un tono muy seco y pude ver su silueta ver hacia el piso.
-¿Acaso tu... .- Me sentí mal por él en ese momento. No sabía cómo preguntarle ya que esto era muy extraño, él era un extraño, siempre me dijeron que no hablase con ellos, pero sentía que debía ayudarlo en algo.
-No te molestes quieres, solo vete.- Tome unos segundos y salí del lugar camino a casa.
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-¡Hola mamá!.- Entre y almorcé lo más rápido posible ya que no quería que el chico se fuera de donde está. Empecé a contarle una pequeña mentirita a mi mamá, con tal de que me deje llevar las empandillas a la casa de Wes. De tanto pedírselo termino cediendo. Tomé las empanadillas en un pequeño canasto y salí.
Al volver al mismo lugar, busque por esa pequeña casa, de una plaza que era lo normal en nuestro pueblito, solo tenía dos habitaciones. La principal donde parece que antes hubo una pequeña cocina, ya que había una mesa en el medio, dos sillas y un sillón de madera. Busque en la segunda habitación donde la puerta eran solo telas para bloquear la visión de adentro, y tampoco encontré al chico. Aunque esa habitación me llamó la atención por las camas superpuestas, parecía que allí hubiesen vivido dos personas antes. Decidí dejar la canasta para que cuando regrese el chico comiera las empanadillas. Salí del lugar y fui a casa de Wes de nuevo.
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-¡Blaine! Se hace tarde debes ir a casa.- Se había pasado el tiempo y dentro de poco oscurecería.
-Tienes razón, tengo que irme.- Me despedí del señores Montgomery y fui a buscar mi canasta, sino mamá sospecharía algo.
Como estaba solo a unas casas, llegue y entré al lugar. La canasta no estaba en la habitación principal, hecho un vistazo al dormitorio, y allí se encontraba el muchacho, con una vela encendida.
-Muchas gracias por las galletas.- Me asusté un poco, no esperaba que supiese que estaba allí.
-Ehh... Son empanadillas. Así les llama mi mamá.- Me sentía nervioso.
-No te preocupes no muerdo niño, o por lo menos no ahora que técnicamente me alimentaste.- El chico rio un poco y puede sentir dos cosas, su risa era sincera pero triste a la vez. Me acerqué un poco y él levanto la cabeza quitándose la capa. En ese momento, él desató sensaciones inexplicables en mí.
Era un Ángel, sus ojos parecían tristes, pero eran muy bellos. Azules, justo como mi padre me describía el océano. Su piel, aunque un poco sucia por el polvo, era blanca y muy suave a la distancia. Su cabello castaño, se veía despeinado por la capa que estaba usando y eso me resulto demasiado perfecto en él. No podía soltar una palabra, me regañe por empezar a sentir esto, ya que no debo ver de esta manera a un varón como yo. Pero se sentía tan bien ver que era hermoso y que me encantaba de una manera extraordinaria.
-¿Estas bien?.- Me pregunto sacándome de mis pensamientos. Solo empecé a balbucear, no sabía que preguntar o decir. Así dije lo primero que se me vino a la mente.
-Estas... un poco sucio.- ¡Que idiota! Eso me pasa por no pensar antes lo que debo decir. Estaba demasiado sonrojado diría yo. El chico esta vez me va matar, ¡di algo pronto!.- Lo.. ap.. lo siento... yo no quise decir eso... iba a decir que...
-No te preocupes, eres un buen amigo por ayudarme.- Que susto me di, creí que me botaría a patadas del lugar o por lo menos jalando de mis rizos.-
-Mip.. mi nombre es Blaine Anderson, este...¿Cuál es el tuyo?.- Le dije con una sonrisa, para ocultar mi repentino tartamudeo.
-Gracias por ayudarme, me llamo...
¡Blaine! ¡Blaine donde estas!
Allí me di cuenta que quizás hoy terminaría castigado de por vida, se había hecho de noche y mis padres me buscaban por la calle.
-Tengo que irme, ¡me matarán!.- Salí corriendo del lugar en busca de mi papá. Alcanzando a oír un "Adiós" de parte del ojiazul. Esperaba verlo mañana si es que vivía para contarlo.
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Esa fue quizás la escena más traumática de mi historia, mi madre me cargo llorando diciéndome que se había preocupado mucho en frente de muchos vecinos, y mi padre me miraba aliviado. Más que reprocharme, me dijeron que no lo volviera a hacer y que tenían que hablar conmigo y con Cooper al llegar.
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Cooper había ido a buscarme con algunos de sus amigos por otra calle. Él había regresado antes así que ya estaba en nuestro cuarto. Cundo me vio, me dio un fuerte abrazo y pidió que no me perdiera de nuevo. A pesar de estar triste por haberlos preocupados, me sentí muy querido y le encontré un lado amoroso a mi hermano.
¡Cooper! ¡Blaine! ¡Apresúrense!
-Ya ves lo que hiciste enano, ahora nos darán una charla porque te desapareciste por dos horas quien sabe dónde.-Y allí estaba el verdadero Cooper de regreso.
-No fueron dos horas, solo una. Y estaba buscando mi canasta que se me perdió en el camino.- ¡Exacto!, no se mentir en lo absoluto.
-Si claro, tu canasta. Bajemos que no quiero que dure mucho el sermón. ¿Te tengo que seguir ayudando?
Nuestra casa era una de las pocas en el pueblo que tenía dos plantas, a la cual se subía por una escalera de madera, así que Coop me ayudaba a bajar cuando era más pequeño.
-Nop, ya puedo solo.
-Como quieras enano.
Ya en la mesa mi padre empezó a contarnos lo que pasaba.
-Haber muchachos, como ustedes sabrán nosotros pertenecemos a las tierras del Rey Smythe.- Asentimos los dos.- Hoy conversé un poco con el señor Oliver, es un viejo amigo que trabaja en la corte real, y me conto ciertas noticias inquietantes.
-No me digas que subirán los impuestos, tan bien que estábamos.- Dijo Cooper.
-No hijo, les diré. En este momento hay problemas con el reino vecino, dicen que posiblemente estalle una guerra entre ambos reinos.
-¿QUÉ? ¿GUERRA?- Se alarmo mi madre.
-Papá ¿es verdad?, ¿una guerra?.- Dijo Cooper. Yo solo miraba a mi padre muy asustado.
- Tranquilos, aun nada está dicho, se espera que se arregle un acuerdo sin incitar la violencia. Oliver supo eso cuando el rey Smythe decretó que si algún soldado del reino vecino invadía sus tierras o atacaba, el formalmente declararía la guerra. Yo solo espero que eso no pase.
-Papá somos un pueblo pequeño y muy pacífico, si se iniciase una guerra, quizás no podamos defendernos de ello.- dijo Cooper.
-Tienes razón Cooper, aunque el reino vecino se encuentra muy lejos de aquí, si atacaran a un pueblo seria al más cercano. Además tú mismo lo dijiste, somos un poblado pequeño, tal vez ni siquiera nos encuentren por los árboles que nos rodean, o espero no nos tomen en cuenta.
-Jhon, sabes lo que dicen del Rey Hummel, cuentan que es un hombre cruel. Es un asesino sin piedad, roba las riquezas de otros reinos. Y su pueblo sufre en la miseria. No creo que tenga misericordia, de nadie.-Dijo mi madre
-Cierto papá, sería peligroso en muchas maneras.- Dijo Cooper, un poco asustado.
-¿Creen que las personas deberíamos partir a la ciudad del reino?.- Pregunto mi padre.
-Creo que es lo mejor, debemos decírselo a la gente del pueblo para pedir acilo al rey Smythe.- Insistió mi madre.
-Tienes razón, hablare con ellos, nos iremos en 3 días. Cooper, Blaine no quiero que salgan por nada oyeron.- Nos miramos el uno al otro y asentimos.
Subimos a la planta superior para dormir, ya que mañana prepararíamos las cosas.
Bueno, este es mi primer fanfic Klaine, la verdad es que ya esta en un capítulo avanzado en wattpad pero decidí subirlo también en fanfiction por si les gustaría leerlo :D estaré publicando las siguiente parte en un rato por que recién estoy tratando de saber como usar esta plataforma.
