Disclaimer: Nací castaña y mi lengua natal es el español, no el inglés. Y les aseguro que no me llamo Joanne Rowling.

Disfruten ;)


Estaba llegando tarde

Los rayos del sol le llegaban en plena cara. Se tapó la cara, todavía quería dormir un poco más.

¡Espera un momento! ¿¡Rayos de sol!?

Tan pronto su cerebro carburó se levantó y miró el reloj.

¡Faltaban cinco minutos para que iniciara la primera clase!

Se vistió lo más rápido que pudo, tomó su túnica y su gorro. Ya no tendría oportunidad de desayunar.

¡Estaba llegando tarde!

— Chica, ya todo el mundo se fue. Vas a llegar tarde. — No, si la Dama Gorda realmente era observadora.

— Ya lo sé, gracias por el dato. — gruñó mientras salía corriendo del retrato.

Merlín, estaba llegando tarde a encantamientos, su materia favorita.

¿Cómo fue que ninguna de sus compañeras la despertó?

Apostaba su brazo izquierdo a que Camille Applebone tenía que ver en todo eso. No, si esa chica desde que la conoció le agarró maña.

Si no, ¿Cómo fue posible que su despertador se hubiera silenciado a sí mismo?

Dobló la esquina, a un pasillo de llegar al salón de Encantamientos, decidida a que al finalizar el día le escribiría a su tío George. Seguro que él tenía buenas ideas y… ¿A quién estaba engañando? Ella ni siquiera podía apuntarle su varita a una mosca.

Su estomago gruñó.

¡Oh Merlín! Dame fuerzas y paciencia, al parecer no creo que aguante mucho tiempo más.

— Profesor Flitwick, ¿Puedo pasar? — Preguntó agitada. Todos sus compañeros la voltearon a ver y sin evitarlo sus orejas se pusieron rojas.

— Señorita Weasley, llega ¿tarde? — notó que lo había dicho asombrado, no como una reprimenda. Eso le hizo sentir más vergüenza.

— Yo… — miró a Camille Applebone que la miraba burlonamente —…realmente lo siento muchísimo. Le juro que no volverá a pasar.

— Adelante, apenas estoy iniciando la clase. No le restaré puntos a su casa, pero que no se vuelva a repetir.

No necesitó oírlo dos veces y se sentó junto a Albus, quien le había guardado un espacio. Su primo le preguntó con la mirada el motivo de su tardanza pero ella no tuvo el tiempo de responder porque el profesor empezó a hablar. Y si a algo Rose Weasley le molestaba, era no prestar atención a la clase (¡luego quien sabe si podía venir eso en el examen!). Flitwick dio una introducción al hechizo que iban a ver el día de hoy. Anotaron lo que había escrito en el pizarrón y al final indicó las instrucciones para trabajar en la práctica.

— ¿Ahora si me puedes decir porque llegaste tarde? — dijo Al. Su profesor se encontraba apartado ayudando con el movimiento de la varita a unos alumnos. Hoy compartían la clase con Hufflepuff.

— No lo sé, Al. Es que no se sí me creas. — miró de nuevo a su compañera de cuarto. Se encontraba tomando apuntes todavía.

— Inténtalo.

­— Es Applebone. — Confesó, quien quitaba que su primo le creyera — No ha dejado de meterse conmigo desde hace meses. Pero no tengo las pruebas suficientes para acusarla. No se que le he hecho, sinceramente…

— ¿Estás hablando de Camille Applebone? ¿La misma Camille Applebone que conocemos y cursa nuestro año? — volteó a verla anonadado. Miró como sonreía angelicalmente, si hasta pareciera que radiaba luz.

— Es verdad, la otra vez…

Se encontraba en la biblioteca leyendo por enésima vez 'Hogwarts, una historia' cuando unos ruidos que escuchó la sacaron de su estado de sopor. ¿Eran maullidos? Se levantó a investigar.

Buscó entre las estanterías y no encontró nada, pero el ruido se hacía más fuerte cuando se acercaba a la sección prohibida.

¿Hola? abrió la puerta, sabía que no estaba bien, y que no debía entrar sin permiso. Pero la curiosidad era inmensa. Al adentrarse un poco más y cuando el ambiente se ponía más tétrico, sintió algo detrás de ella.

Como toda Gryffindor ella, volteó para encontrarse (no sin antes gritar, por supuesto) con un pequeño gatito.

Merlín, me asustaste como no tienes idea. el gato volvió a maullar y salió disparado hacía la salida.

¿QUÉ HACE USTED AQUÍ? ¿QUIÉN LE DIO LA AUTORIZACIÓN? si el gato no la mató de susto, Madame Pince, sí.

— ¿Y eso que tiene que ver con Camille? — Preguntó Al confundido.

— Déjame terminar, pues. Yo pensé que el impaciente de la familia era Hugo…

No sólo se había llevado el susto y la regañada de su vida por parte de madame Pince. Si no que también el profesor Longbottom le había llamado la atención (quizás en menor medida, pero un regaño era un regaño).

Se que eres una buena chica, Rose. Pero conozco a tus padres y a tus tíos y no me gustaría verte en peligro. ¿Quieres té? negó con la cabeza. Si tienes problemas háblalos conmigo, no te metas en más. ¿Qué buscabas en la sección prohibida?Rose agachó la cabeza ¿Quién le podía creer que había escuchado a un gato maullar en la sección prohibida y quiso ir a rescatarlo? Admítanlo, era como cuando le dices a un maestro que tu perro se comió la tarea. Su profesor suspiró Está bien, puedes retirarte. No te castigaré, pero tendré que bajarle un punto a Gryffindor Rose sonrió apenada, el profesor Longbottom siempre era bueno con ella No dudes en venir a mi si se te ofrece algo.

De acuerdo. y salió sonriente. El profesor Longbottom siempre la hacía sentir tan bien.

— Ya sé de tu amor platónico por el profesor de herbología. — Flitwick se acercaba hacía ellos y se apresuraron en hacer el encantamiento. Rose lo hizo a la primera, sin embargo Al no. Extasiado, el profesor regaló 5 puntos a Gryffindor y le dijo a Albus que siguiera practicando. Otra vez se alejó al ver que George Kingston, un Hufflepuff algo despistado, estaba incendiando las plumas con las que estaban trabajando. — Lo que sigo sin entender es que tiene que ver todo esto con Camille.

Llegó a la sala común y de ahí a su habitación. Cansada y es que con su condición física (admitámoslo, ella no era precisamente esbelta) caminar de la biblioteca a los invernaderos y de ahí al despacho del jefe de su casa, era agotador.

Dispuesta a darse una ducha, sintió como un gato pasaba sobre sus piernas y brincaba a la cama de su compañera de cuarto, Camille.

¡Era el mismo gato que había estado en la biblioteca!

— ¿Has visto mi nueva mascota? ¿A que no es un amor? Sonrió con malicia pero al ver que Rose la miraba pasmada, la cambió por un dulce: Buenas noches. Que descanses.

— Quizás estabas exagerando. Además hay muchos gatos que se parecen.

— Pero ya te dije que estoy segura que si fue ella. — dieron el toque y guardó sus cosas junto con su primo. — Y ahora que llegué tarde me miró con una sonrisa malvada, te juro que era malvada. ¿Y que me dices el despertador? Estaba moviéndose, pero no salía un sonido de las campanas. Tenía un hechizo silenciador en él.

— Tranquila Rose, seguro estas delirando porque tienes hambre. Además no es la única con la que compartes la habitación. Pudo ser cualquiera. — trató de sonar conciliador, pero dudaba que eso hubiera ayudado.

— Ya no sé que creer. Yo no le hecho nada, pero yo te juro Albus que sé que es ella y que tiene algo en contra mía. Yo sé que no son alucinaciones. También está la vez cuando…

Estaba terminando un ensayo que les había dejado el profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, de 40 centímetros (ella había hecho 60, su mamá hubiera estado orgullosa). Se encontraba tan satisfecha de sí misma (y que estaba segura que sacaba una E) que decidió darse un descanso y reunírsele a Albus y a Malfoy a pasar un rato junto al lago. Enrolló el pergamino y guardó sus cosas en la mochila. Y la dejó encima de su cama.

Al regresar se encontró con su mochila en el suelo, pero poco le importó, ya que había discutido con el tonto de Malfoy (y es que el muy 'obtuso' se puso a criticar a los Chuddley Cannons, ojala su padre hubiera estado ahí para ponerlo en su lugar) y enfurruñada se acostó en su cama cerrando los doseles.

Al día siguiente, cuando se encontraba en clases de DCAO y el profesor pidió las tareas, Rose no encontró la suya por ningún lado.

Angustiada, casi le rogó al profesor que la dejara ir a la sala común porque seguramente la había dejado en su habitación. Pero el profesor era muy estricto y no hacía favoritismos a nadie, ni siquiera a una de sus mejores alumnas.

Lo siento, Señorita Weasley tuvo que esperar a la salida, ya que todos se estuvieran hiendo, para hablar a solas con su profesor Tendrá que hacer doble tarea el día de hoy. ¿Doble tarea? ¡Pero si tenía que reunirse con el club de Gobstones esta tarde!

De acuerdo, profesor. No volverá a pasar.

Quizás le pueda pedir ayuda de la Señorita Applebone, ¡ella hizo sesenta centímetros en este trabajo!

Volteó a verla, todavía estaba guardando sus cosas y tenía la misma sonrisa maliciosa que la otra vez.

Llegaron a las mazmorras, después de encantamientos tenían Pociones con Ravenclaw. Se sentaron en la mesa que se encontraba a dos filas de adelante. Scorpius Malfoy les había guardado lugar al igual que Albus le había guardado a ella en encantamientos.

— Lindo peinado, Weasley — sonrió socarronamente. Rose que sabía que no se había peinado le dedicó una sonrisa de fastidio, sentándose a un lado suyo. — Vaya, no hay insultos. ¿Qué le pasa? — se dirigió hacía Albus.

— Al parecer se levantó con el pie izquierdo. Es mejor que no te metas en este momento con ella — le susurró.

— Lo que pasa es que Camille Applebone me ha estado molestando desde hace meses, y ahora que por fin se lo cuento a alguien y que resulta que es mi primo, no me cree y pone mil y un pretextos. ¿Qué Albus? ¿Acaso te gusta? — Albus negó con la cabeza y algo intimidado.

— ¿Camille Applebone? ¿La misma Camille Applebone que cursa con nosotros el año? — voltearon a verla. Seguía irradiando luz.

— Esa misma.

— ¡Debes estar bromeando! Esa chica es más dulce que un pay de calabaza. — Negó con la cabeza sonriendo. — Ahora que pensándolo bien, puede ser posible.

Rose se quedó pasmada. ¿Scorpius Malfoy le creía? ¡Scorpius Malfoy le creía!

— Tú eres capaz de sacar de quicio hasta la persona más paciente si te lo propones. — Albus se echó a reír pero tuvo que calmarse cuando el viejo profesor Slughorn llegó a la clase. Ya estaba muy anciano pero todavía imponía un poco.

Rose se enojó tanto con Malfoy que no le dirigió la palabra ni a él ni a su primo en toda la clase.

— ¿Y has intentado hablar con ella? — después de doble pociones tenían la hora libre. James les prestó el mapa del merodeador ('con mucho trabajo, y es que casi tuvimos que rogarle') y fueron a las cocinas. Malfoy esperó a que se pasara la comida para que le contestara.

— Sí. Pero siempre son intentos, casi nunca estoy con ella a solas pero cuando lo estoy, me mira con cara de psicópata. A veces pienso que no esta bien de la cabeza. Siempre ha sido así desde primero, pero este año me ha estado haciendo la vida imposible. No sé exactamente como lo hace, pero me hace quedar siempre mal frente a los maestros y temo que si no la detengo ahora, pueda ser peor después.

— Uhmm — pensó Malfoy. Rose y Albus se le quedaron mirando. Rose más que nada feliz. Scorpius a veces tenía buenas ideas. Si no por nada estaba en Ravenclaw. — Si dices que frente a todos se comporta como un ángel, debemos ponerla en evidencia.

A Rose le brilló la cara. ¿Cómo no se le había ocurrido antes?

— Espera un momento Scorpius. ¿Crees en lo que dice Rose? No es que no te crea Rosie — adelantó a decir cuando su prima iba a protestar — Es que todo lo que nos ha dicho no es suficiente para pensar que Applebone tiene algo en contra de ella.

— Es por eso que la tenemos que poner en evidencia. Sabemos que ella puede ser una fastidiosa, molesta y terca persona — si Rose pudiera lanzar la maldición Avada Kedravra con la mirada, Malfoy estuviera sin vida en ese mismo momento. — Pero no es mentirosa. Y no veo porque no habríamos de creerle. Además, mi madre me ha enseñado que nunca debes de juzgar a un libro por su portada.

— Caray, Malfoy. ¿Hoy estamos filosóficos? — Scorpius no contestó.

— Yo la verdad no sé que más decir. Nunca nos hemos llevado de maravilla y sin embargo me crees y me vas a apoyar— contestó ella algo apenada, luego frunció el entrecejo — ¿Cómo a cuanto me va a salir esto?

— Sólo digamos que me vas a deber una bien grande. Porque de que romperemos unas cuantas reglas, las vamos a romper. — Rose sonrió de nuevo. Ese era el Malfoy que conocía y si su padre no le hubiera dicho que no fuera demasiado cariñosa con él hace un año, quizás, sólo quizás, le hubiera abrazado. — ¿Tu que dices, Albus?

— Si, ¿Qué dices Al?

— Pues soy un Potter, meterme en problemas aunque no quiera siempre estará en mi naturaleza.

— ¡Albus eres el mejor primo que haya podido pedir! — lo abrazó.

— Lo sé, lo sé.

— Repíteme el porque estamos aquí, por favor.

Se encontraban afuera de su sala común, tal y como Scorpius los había citado. Albus tenía la capa de invisibilidad y el mapa del merodeador que había tomado de la habitación de su hermano ('Si James se entera, nos mata').

— Esperamos a Malfoy. Tenemos que bajar a las mazmorras para ir al despacho del profesor Slughorn.

— Ah ya recuerdo, para robarle una poción. ¿Por eso llevamos la capa de mi padre, para que no nos descubran? ¿Y porque no mejor la preparas tu? Eres buena en pociones. — Rose casi se golpea el rostro. ¿Por qué no mejor Albus le informaba a 'El Profeta'? Quien quite y así todo el mundo se entera.

— Porque no tenemos todos los ingredientes a nuestro alcance, ni el tiempo, mañana mismo tiene que llevarse acabo el plan. — Estaba nerviosa, Malfoy ya le había dicho que iban a romper reglas, pero no pensaba que eso incluía robarle a sus profesores. — Gracias a Merlín Malfoy, llegaste.

Lo bueno de que ellos estuvieran en Gryffindor y Ravenclaw, era que sus salas comunes no estaban muy separadas.

— Sí. Como perdérmelo, si estás afuera de tu habitación, apunto de romper reglas. ¿En qué te hemos convertido? ¿Qué dirá tu querido jefe de casa? — añadió teatralmente.

— ¡Oh, cállate! — Rose tenía las mejillas y las orejas rojas.

— ¿Consiguieron lo que les pedí? — los chicos enseñaron varios tubos para guardar poción, la capa de invisibilidad ('¡Wow!' '¡Ninguna palabra de esto, Malfoy!') y el mapa del merodeador. — Perfecto, debemos irnos.

Los tres se ocultaron debajo de la capa. Todo fue relativamente fácil, gracias también al mapa porque evitaron toparse con algún prefecto, profesor o fantasma, ('O al molesto del celador, Filch') así que llegaron sin ningún problema a las mazmorras.

— Slughorn está en su cuarto sin moverse. Seguro debe estar dormido. ¿Qué esperamos? Hay que entrar. — Pero ni Rose ni Scorpius se movieron.

— Esto es…

—… demasiado fácil.

— Alguien tiene que quedarse aquí a esperar. No sabemos si Slughorn ha puesto alguna clase de protección para que nadie entre a su despacho o mucho menos a su almacén. — explicó Rose.

Alohomora — susurró Malfoy, a la manija de la puerta del despacho y esta se abrió. Rose se metió y la puerta se cerró, ella intentó abrir por dentro, pero no pudo. Scorpius pronunció de nuevo el hechizo y ella pudo salir sin problema.

— Ahora, ¿Quién se va a quedar?

— Ustedes dos. — Rose y Scorpius iban a alegar, pero Al les calló — Si alguien viene, no nos va a quedar de otra mas que hechizarlo y yo no sé como hechizarlo. Y se que Scorpius tampoco. Lo que nos quedas tu Rose, pero no quiero que te quedes sola.

— Eso es algo machista de tu parte. Se cuidarme muy bien sola.

— Pero no sabes utilizar el mapa del merodeador.

— ¿Y porqué no te quedas tú, y yo me meto? — le retó su amigo.

— Deja de hacer tantas preguntas. Estamos perdiendo el tiempo.

— Es verdad, ¿Qué más da quien lo haga mientras se haga?

— Yo estaré bien sin la capa — y le entregó la capa de invisibilidad a su prima — No se preocupen, no meteré la pata — y entró.

Ellos se quedaron a esperar, sentados en el suelo, cubiertos por la capa de invisibilidad de James.

A ella, su papá le había contando muchas historias de su mamá, de su tío y de él cuando estaban en Hogwarts. En lo líos que se metían. A su mamá no le gustaba que se las contara, según ella, los incitarían a meterse en problemas.

Recordó una historia en especial. Cuando estaban ellos en segundo año (al igual que ellos) y querían descubrir si el papá de Malfoy era el heredero de Slytherin o no, por lo que debían robarle a su profesor de pociones (tal y como ellos). No supo realmente como terminó el asunto, ya que su mamá no le dejó terminar a su papá el relato.

Y esperaba que todo hubiera resultado de maravilla.

— ¿En qué piensas, Weasley? — no habló fuerte. Más bien fue como un susurro, pero lo escuchó muy claro.

— En nada en especial, Malfoy.

— Lo va a lograr. Claro, si es eso lo que te preocupa. — voltearon a ver la puerta. Albus no había dado señales de que hubiera algún problema, pero ya llevaba veinte minutos ahí adentro.

— Claro que lo va a lograr. Él es muy capaz.

— Todo un Potter, ¿eh? — bromeó.

— También es un Weasley, que no se te olvide.

— Perdóname, se me olvidaba que los Weasley pertenecen a la realeza — alzó las cejas — te juro que no volverá a pasar.

Se quedaron otro rato callados mientras miraban en el mapa que nadie se acercara mucho a donde ellos se encontraban.

— Dilo.

— ¿Eh?

— Es obvio que algo quieres decirme. — Scorpius la miró entonces — Estás inquieta y me miras cada cinco segundos.

— ¿Y quién te ha estado mirando a ti? Creído — suspiró mientras él la miraba otra vez con las cejas alzadas — Es sólo que no entiendo — se rascó la cabeza y Scorpius vio que realmente estaba confundida.

— ¿Qué no entiendes? — le preguntó cansado.

— ¿Por qué estás aquí? Digo, está claro que no nos llevamos bien. Yo no te trato bien y tú tampoco me tratas bien. Mi primo no me creía, pero tú si. Y vaya — dijo todavía sin creerlo —estás aquí, arriesgando a que nos castiguen o peor, nos expulsen.

— Espera un momento. — Le paró — ¿Es el tiempo de las confesiones acaso? — ahora fue tiempo de Rose de mirarlo con las cejas alzadas y de Scorpius de suspirar — Weasley, soy yo el que no te entiendo. Tú has sido la que ha iniciado todo. Al contrario de lo que piensas, tú me caes bien ('en ocasiones, tampoco te emociones' '¡Ey! Que nadie aquí se está emocionando') y al igual que Albus, te considero mi amiga. ¿Por qué no habría de ayudar a una amiga?

Rose iba a decir 'Gracias, después de todo no eres tan mal chico' pero tocaron la puerta. Como si un botón les hubiera accionado tal cual resorte, se levantaron.

Alohomora — apuntó el cerrojo y la puerta se volvió a abrir. Casi no se veía en la oscuridad de las mazmorras pero cuando Albus se metió debajo de la capa y Rose dijo 'Lumus' vieron que se encontraba un poco pálido, pero con varias botellas de poción en sus manos.

— ¡Rápido, tenemos que irnos de aquí! — no se la pensaron dos veces y salieron corriendo de ahí.

El regreso si estuvo complicado, se toparon con Filch y aunque no los vio puesto que tenían la capa, su gata, la Señora Norris estuvo a punto de jalarles con una de sus garras esta. Al parecer ella si podía verlos.

Dejaron a Scorpius en su sala común y después fueron a la suya.

Todavía con un poco de adrenalina ('ahora entiendo a James, esto fue muy divertido. ¿Cuándo repetimos?' '¡Ni se te ocurra, Albus Potter!'), se despidieron. Albus guardaría los frascos de las pociones en su habitación ya que no era seguro en el cuarto de Rose, teniendo a su lado al enemigo.

Eran las cinco de la tarde y Albus, Scorpius y ella, se encontraban a las orillas del lago debajo de un árbol, acostados ('¿Qué? Si hubiera hecho lo que nosotros hicimos, también querrían descansar').

— Te prometo Rose. Que nunca más, dudaré en tu palabra ¿Vieron su cara cuando el profesor Longbottom la castigó? — exclamó Albus divertido.

— Eso no es nada. Te juro que debí tomar una foto cuando la descubrieron. —Malfoy se retorció en el césped sin poder contener más su risa.

— Oigan, esto fue serio. No hicimos todo esto para hacerla sentir mal, lo hicimos para que dejara de molestarme — los chicos se volvieron a reír, pero al ver el rostro serio de Rose, pararon.

— ¿Estás hablando enserio, Weasley?

— Claro que sí. Yo sólo quería que me dejara en paz, no que me tomara más maña. Bueno, no sé ustedes pero esto me dejó una lección.

— ¿Y cuál es?

— No seré tan matada ni tan complaciente con los profesores.

— Pero entonces esa no serías tú. No la justifiques Weasley que si una persona te cae mal, la ignoras; no le haces la vida imposible.

— ¿No deberías seguir tu propio consejo? — ironizó Rose.

— Creí que ya habíamos aclarado ese punto.

Albus intervino antes de que se pelearan, otra vez — Pero eso no quita el hecho de lo que hicimos fue asombroso. Cada parte que nos tocó salió a la perfección. ¿Ustedes creen, que cuando seamos adultos, nos dediquemos a esto?

— Yo lo dudo Al.

— ¡Vamos Weasley! ¡No seas aguafiestas!

— ¡Yo no soy aguafiestas, Malfoy!

Hace siete horas…

Se despertó esta vez temprano, demasiado a decir verdad porque todavía el sol no salía por completo.

Se levantó, se bañó y se alistó como todos los días. Sus compañeras (sólo tenía tres) apenas se encontraban alistándose cuando ella bajó a la sala común. Esperó a Albus, que bajó al instante.

¿Nerviosa?

Sólo un poco… — Albus estornudó y Rose le entregó un pañuelo — Oye Albus — mientras se sonaba dio a entender que si la escuchaba — ¿Qué asignaturas piensas tomar para tercero? Yo quiero elegir Cuidado de Criaturas Mágicas, apuesto a que Hagrid le encantará, también está Aritmancia y Runas Antiguas.

¿Y porque no adivinación? Parece divertido. —le quiso entregar el pañuelo, pero Rose negó con los dos brazos ('Quédatelo, insisto').

Mi mamá dice que no me gustará, que confiara en ella. — se encogió de hombros — De todas formas, me dijo que le mandara saludos a la profesora Vector cuando me anotara a Aritmancia. La veré después de la comida. Espero ocasionar una buena impresión, mi mamá dice fue su maestra favorita después de McGonagall.

Y bajaron a desayunar, bajo la mirada de Camille Applebone.

— Yo sabía que iba a caer redondita, cuando hablaste de crear una buena impresión con una nueva maestra. Tú dijiste que al parecer, ella quería que quedaras mal con los profesores.

— Sí, y tenía razón. No puedo creer lo bueno que eres actuando Albus, y ese estornudo para alertarme que ella estaba bajando… fue simplemente genial.

— Tú tampoco te quedas atrás, prima.

Malfoy los esperaba afuera del Gran Salón y desayunaron juntos en la mesa de Gryffindor, que era mucho más ruidosa que la de Ravenclaw, así podían hablar tranquilamente sin ser escuchados ('También está el hechizo muffliato que el tío Harry me enseñó').

Arreglaron unos pequeños detalles, no querían que pasara lo de anoche, que si al final nadie los atrapó, no se sincronizaron.

Tranquila, Weasley. Todo va a salir bien, si es cierto lo que dices no hay nada de que temer.

Es más bien el hecho de robar, lo que no terminó de agradarme. No quiero meterme con los profesores. ¡Las consecuencias pueden ser terribles si esto sale mal!

Oigan, no quisiera tener que interrumpir otra de sus peleas, pero ¿Alguien ha visto a Applebone? Tampoco está la profesora Vector — Rose y Scorpius voltearon a todos lados y no había rastro de ella. — Ahí está — se encontraba saliendo del Gran Salón, junto con el profesor Longbottom.

Rápido, no hay tiempo que perder. — Rose y Albus asintieron y se levantaron.

¡Profesor Longbottom! — gritó Al y al instante ambos maestros voltearon — En verdad lamento interrumpirlo. Pero tiene que venir conmigo, ¡Es urgente! — Neville volteó a ver a Séptima y ésta asintió.

De acuerdo, ¿Qué es lo que pasa? — oyó Rose que le decía su profesor a Albus. Se acordó que se había quedado sola con su futura profesora de Aritmancia.

— A decir verdad, fue una coincidencia que ellos dos estuvieran juntos. ¿Y a donde llevaste al profesor Longbottom, Albus?

— A los invernaderos. Le dije que escuché a unos chicos que hablaban sobre ir a jugar con las Mandrágoras. Eso no le gustó mucho, al parecer no era la primera vez que le pasaba.

­— Emm, buenos días, ¿Es usted la maestra que enseña Aritmancia? — Rose vio que la profesora Vector tenía un rostro serio.

Así es. Mi nombre es Séptima Vector.

Yo me llamo Rose Weasley, un gusto. Mi madre estudió aquí en Hogwarts, y guarda un buen recuerdo de usted. No se si se acuerde de ella, se llama Hermione Weasley, bueno, su nombre de soltera fue Hermione Granger. Era su imaginación, ¿O había sonado muy redundante? Bueno, eso no importó, porque con la sola mención del nombre de su mamá, la cara seria de Vector, cambió a una alegre.

¡Oh, sí! Claro que me acuerdo de ella, una alumna muy brillante. Se le parece mucho. — Agregó. Luego como si estuviera batallando en su mente dijo — ¿Qué le parece si la invito a tomar un té en mi despacho y me cuenta que ha sido de ella?

Realmente no quisiera molestarla, debe tener cosas que hacer…

No me molesta, al contrario la cortó ¿Y dígame, señorita Weasley, usted piensa escoger Aritmancia en su asignatura optativa? — y empezaron a caminar hacia su despacho.

Mi madre ha insistido, pero yo no le veo algún problema. Los números me gustan. — Odiaba ser lambiscona. Una cosa era tratar a los profesores con respeto, y otra era besar el suelo por donde pisaban. Pero en ese momento no tenía alternativa.

Cuando llegaron al despacho de la profesora Vector, observaron que alguien le estaba esperando.

Buenos días. Siento si es muy temprano. He venido para anotarme a las clases de Aritmancia. — Camille Applebone se encontraba parada ahí, afuera de la puerta.

— No saben la cara que puso cuando me vio. Sabía que ella pensaba que iba ir con ella hasta en la tarde… todavía no tengo muy claro que era lo que planeaba hacer para hacerme quedar mal con Vector.

Claro que no, de hecho venía a tomar el té con la señorita Weasley. ¿Le gustaría unírsenos?

No lo sé, tenía algunos asuntos pendientes…

¡Vamos, Camille! No seas tímida, yo no tengo ni un problema. — Sonrió. Y las tres entraron.

A Rose le pareció muy hermoso todo lo que encontró adentro. Había muchos aparatos que no sabía exactamente lo que hacían, pero a su parecer eran muy interesantes. Se encontraba una especie de ábaco enorme, pero con unos signos extraños en vez de los números a los que estaba acostumbrada. No quiso preguntar que era, quizás lo podría utilizar mas adelante como distractor.

¡Por los pantalones de Merlín! ¿Distractor? ¿De dónde venían todas esas ideas?

Al rato resultaba que todo era genético. ¡Ja!

Empezaron a charlar, más que nada de la vida de su mamá.

Camille lucía un poco impaciente, pero escuchaba con atención. También ella se empezaba a desesperar. Hasta que tocaron la puerta.

Vector, que se encontraba sirviendo otra vez té, contestó un 'adelante'.

Scorpius Malfoy apareció en el umbral.

— ¿Y donde habías estado, Malfoy? ¡Tardaste siglos!

— Es que el profesor Flitwick no terminaba de desayunar. Entonces llegue hacía él y le dije que tenía que hablar con él. Que tenía dudas sobre las asignaturas optativas y no sabía si Aritmancia era una buena opción o Estudios Muggles; así que insistió en llevarme con Vector para que me explicara mejor, pero cuando íbamos subiendo dio un paso en falso…

Siento molestarla, profesora. Pero mi jefe de casa se atoró en una de las escaleras, traté de ayudarlo, pero no pude. Usted es la primera profesora que encuentro.

Está bien— y salió junto con Malfoy sin decir una palabra más.

Tratando de no parecer apresurada, Rose se levantó para servir más té a ella y a Camille. No tardó mucho tiempo cuando Applebone, se acabó el líquido de la taza.

— No fue difícil echarle veritaserum al té. Pero creo que me pasé de poción, ahora recuerdo que sólo hacen falta unas mínimas cuatro o tres gotas y ya, no dos frascos enteros…

¡Qué terrible lo que le pasó al profesor Flitwick! — exclamó Rose.

Ni tanto, no me agrada ese maestro.

¿Cómo dijiste? Yo pensé que te gustaba mucho su materia.

No, me gusta la materia. Lo que me desagrada es él.

¿Y quién mas te desagrada? — Rose vio su oportunidad y no la desaprovechó.

Tú. Eres molesta y es muy divertido ver como quedas mal en frente de los profesores. — Rose trató de sonreír, pero no pudo. Camille, como apenas dándose cuenta de lo que decía, se tapó la boca.

¿Entonces si fuiste tu la que ocasionó que casi me castigaran, la que robó mi tarea y la que hechizó mi reloj para levantarme tarde, la que agregó ajenjo de más para que explotara mi poción? Camille se veía contrariada, como decidiendo si debía decir algo o callarse.

¡Sí! Soltó sin más, casi liberándose Quisiera decir que lo lamento, pero no lo siento en lo más mínimo.

¡Camille! — Dijo sorprendida, Rose — ¿Qué pasa con esa chica dulce, que ayuda a todos?

Tú tampoco eres una santa, Weasley. — Al parecer se había pasado de veritaserum, esa Camille sí que la estaba asustando. — Ni creas que no sé que saliste ayer a sabe que horas de la noche, haciendo sabe que cosa…

Escucha Camille: No diré nada y te perdonaré si esto se acaba aquí, y decides no molestarme más. Lo prometo.

¡Ja! ¿Quién te va a creer de todas formas? Tú no tienes pruebas suficientes con las cuales basarte… — la puerta se abrió de par en par.

Rose miró que en la puerta se encontraban el profesor Flitwick junto con Vector y aún lado estaba Neville y Malfoy. Los tres primeros no muy felices. Camille se puso pálida.

Esto…

— ¿Cómo le hiciste para llevar al profesor Longbottom hasta con nosotros? — preguntó Rose a Albus.

— Eso tampoco fue difícil. Cuando llegamos a los invernaderos, el profesor Longbottom no encontró a ningún chico haciendo alguna travesura. No se molestó conmigo; le dije que a lo mejor había escuchado mal, también le recordé que se encontraba hablando con la profesora Vector y que de seguro ella lo estaba esperando. Me agradeció y se fue — sacó tres ranas de chocolate de su bolso y le dio una a sus amigos.

— No fue nada agradable ver como le llamaron la atención a Camille — masticó — Ni tampoco ver al profesor Longbottom, enojado y decepcionado al mismo tiempo, aunque no fuera conmigo. ¡Tuvo que bajarle 20 puntos a Gryffindor! — exclamó asustada, como si eso lo explicara todo. Scorpius ni Albus se inmutaron.

Pasó el tiempo y los tres se quedaron en silencio.

— ¡ALBUS SEVERUS POTTER! ¡DATE POR MUERTO!

— ¡James! — exclamaron asustados.

— ¿No le devolviste la capa ni el mapa, acaso? — preguntó Rose.

— Ni tiempo.

Y tal como ayer en las mazmorras, se levantaron y salieron corriendo a salvaguardarse, pero esta vez no de Slughorn ni de Filch (o su gata) si no de su primo James.

— ¿Sabes algo, Malfoy? — le dijo Rose mientras estaban corriendo.

— ¿Qué cosa? — preguntó volteando hacia atrás y ver si nadie los perseguía.

— No tuve tiempo de…

— Ahora no es el momento, ¿Saben? Estoy corriendo por mi vida — Rose asintió.

— ¡Y NI CREAS QUE NO TE HE VISTO ROSIE!

— ¡Juro que Albus y Malfoy me obligaron!

— ¡Cállate!

Y de nuevo, Rose perdió otra oportunidad de decirle gracias a Scorpius.

Pero ya habría otra, ¿No?


¡Hola! Se que tenían tiempo sin saber de mí. No tengo justificación alguna al haberme desaparecido así, de esa manera. Pero tengan ahora la seguridad de que ahora sabrán mas a menudo de mi.

Les traje este nuevo fic que se me vino a la cabeza, hace unos cuantos días. Y decidí acabar este capitulo costara lo que me costara. Y aquí esta. ¿Qué les pareció? Espero que les haya gustado.

No ha sido un buen inicio para Rose en este fic. Pero prometo que su suerte ira mejorando (y todo gracias a Scorpius). Y hablando de Scorpius, este chico no ha sido fácil manejarlo. Espero no haberme salido del tema con él y hacerlo ver OoC. No fue mi intención, lo juro.

No recuerdo en donde, pero en un fanfiction, leí que los reviews adelgazan... Eso es un rumor, ¿pero no vale la pena averiguarlo?

Gracias de antemano por llegar hasta aquí y leer mis desvaríos :)