Pokémon no me pertenece. Es de su creador Satoshi Tajiri.

Cursiva: Flashback


Disculpas.

Ya era de noche. La lluvia caía sin cesar. No parecía que fuese a parar de llover. Ash observaba como ésta caía desde la ventana de su habitación en el Centro Pokémon. Hacía más o menos un día que había discutido con Dawn. No soportaba que la chica se deprimiese por no ganar ningún concurso, así que Ash siempre trataba de animarla, pero esta vez había sido distinto y perdió su temperamento, lo que originó que la chica empezase a llorar y se alejase corriendo.

"-¡¿Quieres dejar de actuar así? ¡Llorando no conseguirás nada! ¡Debes volverte fuerte! ¡Deja de actuar como una niña! -le gritó, con el rostro rojo debido al enfado. Ya no soportaba verla llorar más.

Ella permaneció en silencio. Le miró con los ojos rojos por el llanto. Acto seguido, agachó la cabeza, tapando su flequillo sus ojos.

-Eres un idiota, Ash Ketchum -susurró, antes de volver llorar y salir corriendo."

La escena se repetía una y otra vez en su cabeza. Lo reconocía. Se había pasado. Pero la razón de que le hubiese gritado era simple: Él no quería que ella derramara más lágrimas, no quería verla llorar, y menos aún por haber perdido otro concurso. Con el tiempo mejoraría y se volvería una gran coordinadora, de eso no había duda. Y él estaría allí para ayudarla. Seguramente ella sabía que llorando no arreglaría nada, pero aún así no podía evitarlo.

..

La lluvia había cesado. Miró el reloj que tenía en la mesilla. Media noche. Sin importarle, Ash salió en busca de su compañera para poder pedirle disculpas. No podía dormir, la culpa le carcomía por dentro. Fue a su habitación, pero no la encontró. Extrañado, salió a fuera. Y allí la vio. Sentada sobre una gran roca en medio del pasto mirando la luna llena. Se acercó lentamente a ella. Ella se dio cuenta de su presencia.

-¿Qué quieres? -le preguntó secamente.

-Quería disculparme contigo. Me he pasado. Siento haberte dicho aquello... ¿Podrás perdonarme?

Ella permaneció en silencio, con la mirada gacha.

-De verdad que lamento haberte gritado de esa manera... pero es que no pude evitarlo, Dawn. No me gusta verte llorar. No sabes como se me rompe el corazón cada vez que te veo triste.

-Ash... yo... gracias. Te perdono. Tú siempre has estado ahí apoyándome y animándome... De verdad, gracias. -Dawn se levantó y se bajó de la gran roca, sonriéndole.

Ash le sonrió también. Se quedaron mirando a los ojos del otro por un largo rato.

-Dawn, prométeme que no volverás a llorar -le dijo, seriamente. Ella le miró esbozando una sonrisa.

-Claro que no, Ash. Te lo prometo. Me esforzaré. Y sé que tú estarás ahí para ayudarme. -le sonrió, como nunca antes lo había hecho.

Ash le mostró su dedo meñique y Dawn juntó el suyo, como acto de promesa. Como dos piezas que encajaban perfectamente. Luego, se dirigieron al Centro Pokémon. Ahora que ya se había disculpado con Dawn, Ash por fin podría dormir. Y Dawn ya no volvería a llorar.

Él no lo permitiría. Además, habían hecho una promesa.