Pereza, (latín: acedia, accidia, pigritia), es la negligencia, tedio o descuido en realizar acciones, movimientos o trabajos.
La luz le obligo a abrir los ojos despacio. La habitación estaba demasiado cálida, demasiado cargada para su gusto. Y aunque la luz era suave, seguramente por las pesadas cortinas, le pareció molesta. Pero eso solo le indicaba que era realmente tarde… no solía dormir tanto, no se permitía estar de mas en la cama.
Pero la situación era diferente.
Estaba cómodo entre las sabanas, con aquel calor incluso agobiante y la luz que le impedía volver a dormir tranquilamente, al menos por ahora. Su mente estaba aturdida y aun adormilada pero por una vez no le molesto la sensación de haber dormido de mas.
Porque solo en situaciones como esas, solo y exclusivamente en esas, dejaba que la pereza le ganara la partida. Que le mantuviera en la cama, con las sabanas enredadas de mil maneras en las piernas desnudas aun sabiendo que tenia tareas que cumplir. Dejando que el calor agobiante le incentivara a permanecer mas tiempo tumbado, con unas manos morenas alrededor de su cintura y una pierna entre las suyas. Olvidandolo todo solo para dormir al lado del español que lo mantenía abrazado durante toda la noche con su pecho pegado a su espalda y su continuo calor envolviéndolo.
Solo en esos momentos dejaba que el sueño y sobretodo la pereza le mantuviera en la cama.
Solo en esos momentos en los que Antonio pronunciaba su nombre en un suspiro adormilado, apresándolo mas de lo que ya lo hacia entre sus brazos.
Solo en esos momentos en los que respiraba tranquilamente contra su hombro aliviándole en parte el calor que sentía y haciéndole cosquillas.
Solo en esos momentos en que la luz era lo suficientemente intensa como para impedirle dormir pero no lo suficiente para mantenerlo despierto.
Solo en esos momentos que tenia al español metido en la cama con él, pensaba que de vez en cuando no estaba mal ser perezoso.
