Disclaimer: Todos los personajes que aparecen en este documento son propiedad de george R.R. Martin, no gano dinero con su publicación ni cosa parecida.

Advertencia: este fic participa en el reto nº 10: ¿qué harán en la intimidad? Del foro Alas Negras, Palabras Negras, tu mejor foro en español de Canción de Hielo y Fuego.


Una vez más.


–¿Dónde está el niño?

A Lord Stannis le chirriaban los dientes, así como rechinaba el viento al silvar en la piedra hueca de Rocadragón. No por primera vez desde que estaba allí, selyse Florent sintió el frío de sus ojos calándole en lo más profundo de la carne, hiriente cual flecha, desgarrador como el complicado parto que no le proporcionó más que muerte. No se amedrentó por ello, sin embargo. Había ido a buscar algo y no se iría sin eso.

–Me dijisteis que estabais embarazada –prosiguió el consejero naval, sin dejarle responder–. Así me escribisteis y por eso volví, cuando sabéis que mi lugar está en Desembarco del Rey. Os vuelvo a preguntar. ¿Dónde está el niño?

–Muerto. No vivió más de cinco horas.

A Lady Selyse se le habían enfriado ya las lágrimas en las mejillas, se volvió seco su corazón que alguna vez poseyó calor. ¡Cuán feliz se sintió en el momento que Cressen le comunicó su embarazo! Un segundo niño, otra oportunidad para hacer las cosas mejor. El primer parto resultó ser un bebé que se manchó meses después con la enfermedad en el rostro, pero de eso habían pasado ya años. Hasta ese entonces, no volvió a concebir.

–¿Y no me pudisteis escribir comunicándomelo para no perder el tiempo aquí, mujer? ¿A qué habéis venido, si el niño está muerto?

No tenía expresión en la cara, así como ella. Eran dos estatuas frías conversando en el centro de la habitación señorial, usada solo en las esporádicas ocasiones que el Lord de Rocadragón visitaba su fortaleza. En el tiempo que otras parejas disfrutarían amándose, ambos solo podían mirarse con indiferencia. De súbito una expresión nueva deformó sus facciones duras, hizo brillar aquellos ojos azules y encendió su alargada fisonomía. Selyse la comprendió al instante. No era rabia, odio o pena; era desprecio. Mas, nada minaría su determinación, ni cosa alguna –aunque fuese su marido- la haría flaquear.

–Vengo a intentarlo otra vez, mi señor –habló con voz restallando como látigo–, Hasta que funcione.

Un horror que estuvo ausente mientras se le comunicaba la muerte de su hijo recién nacido, se presentaba con toda su intensidad en la cara del señor ante la exigencia de la mujer. Lady Selyse no sabía qué eran las caricias suaves y las sonrisas secretas, ni siquiera había sentido sobre su boca un beso. Les costaba más que a las parejas normales conseguir que Stannis derramara su semilla en el cuerpo de la dama, y definitivamente ella no experimentaba lo que todos llamaban placer cuando yacían juntos. Si iba a buscarlo ahora, casi reclamando lo que era suyo como esposa, fue porque la pérdida del niño le había calado más profundo que ninguna mirada despectiva.

–Intentémoslo –aceptó el hombre sin fingir su desagrado–, una vez más.

¿Qué puede hacer una mujer como ella, que cuando llega al final del acto no oye ningún te amo? Es el chirrido de dientes lo que acompaña cada embestida, y la semilla fruto de su proceder solo la recibe hielo y desprecio. Una vez más, la humillación y el desagrado no surten efecto, pues a los días siguientes la sangre lunar fluye por el cuerpo de la dama. Una vez más, se siente inútil.


Cuánto sufro escribiendo cosas cortas xD. Me pasé en siete palabras, lo siento muchísimo.