DISCLAIMER: Los personajes de Kuroshitsuji y Naruto, no son de mi propiedad. Pertenecen a los Mangakas, Yana Toboso y Masashi Kishimoto.

.

.

.

Yes, My Lady

PRÓLOGO

.

Las llamas consumían toda aquella mansión. Hiashi Hyuga bajo desesperado de aquella limosina que lo traía del aeropuerto, después de un viaje de negocios. Corrió hacia la mansión trastabillando, rodeada de bomberos y agentes policiacos. Un par de estos últimos le detuvieron al ver sus claras intenciones de entrar, aquel infierno.

- No tiene caso señor, al parecer nadie ha sobrevivido.- Uno de los policías les advirtió, al joven de 25 años.

No lo aceptó.

El Hyuga forcejeó, pataleó, soltó maldiciones pero aquellos agentes no accedieron. Los bomberos luchaban contra aquellas infernales llamas, mientras uno de ellos intentaba salvar el último cuerpo sin vida de la familia Hyuga y los sirvientes de esta.

El mentón del ojiperla temblaba, la rabia, la desesperación, la impotencia recorrían cada poro de su ser, sumándose a ellos, las náuseas.

Pues mirar como en una pequeña bolsa negra, colocaban el cuerpo pequeño y desfigurado por las llamas de su hija recién nacida, para envolverla provoco aquel sentir. Miró como lo introducían a uno de los vehículos forenses, el cuerpo de su pequeña con semanas de nacida. Su alma sangraba, sentía desfallecer al ver los demás cuerpos cubiertos con aquel plástico negro. Su padre, su hermano y la esposa de este, su pequeño sobrino Neji, su amada y sus dos pequeñas princesas, incluso sus empleados y aquel jardinero el cual había sido como un padre para él..." Sebastián".

Lo había perdido todo.

Sintió unos fuertes brazos rodearle mientras los policías se alejaban de él, asintiendo en cortesía ante aquel personaje que hacia acto de presencia.

-Fugaku.- hablo Hiashi con voz temblorosa- Acabo de entrar...en una maldita oscuridad, me hundo en ella a cada segundo.- las lágrimas comenzaron a desbordarse de aquellos ojos violáceos.

Fugaku Uchiha, amigo de toda la vida del Hyuga y comandante de la policía de Tokio, no supo que contestar ante aquello, solo lo sostuvo con fuerza, hasta que...

-¡Ayuda!.- uno de los bomberos salió corriendo de la mansión que seguíaconsumiéndose en llamas, con un bulto en brazos.- esta pequeña está viva.-

Fue entonces que una pequeña luz, se iluminó en la inmensa oscuridad que consumía a Hiashi Hyuga.

.

.

.

.

.

.

-Homicidio-

Así soltó con simpleza el médico forense de la policía de Tokio, Orochimaru. Quien yacía acompañado de su joven interno Kabuto Yakushi, el cual entregaba los resultado al jefe de la policía.

-¿Estás seguro?- cuestionó Fugaku tratando de mantener la calma.

- Algunos cuerpos están mutilados, muestran signos de tortura. Se encontró signos de violación en la esposa de Hiashi y Hizashi, también en las otras dos jóvenes del servicio e impacto de bala en el niño y la bebe justo en medio de las dos cejas de cada uno.- Orochimaru suspiró - créeme que jamás había visto tanta crueldad en los casos que me han tocado- masajeo su cien.

-Ya veo.- fue su única respuesta con una cosa en mente ¿Cómo le diría todo eso a Hiashi?

Kabuto miró a su mentor y este asintió dándole autorización para revelar lo peor del caso, al Uchiha.

-No hay huellas- soltó el joven peli-blanco

-¿Qué?.- cuestionó sorprendido.- Pero acabas de decir que encontraste signos de violación, debe haber fluidos.-dijo Fugaku visiblemente alterado - la casa quedo destruida por las llamas no creo que encontremos nada ahí, mi esperanza eran los cuerpos. Algunos ni siquiera fueron alcanzados por las llamas.-

-No hay nada, no hay fluidos, ni huellas, solo poseo las balas que saque de los cráneos de los pequeños.- También se sentía frustrado sobre todo, por conocer bien a las víctimas- Puede que las violaciones hubiesen sido efectuadas con algún objeto, pero lo me revelo mucho prácticamente nada, lo lamento pero hice mi trabajo, revise los cuerpos 3 veces y detalladamente, no encontré nada. Es frustrantes- se sinceró.

- Las carpetas.- tomó la palabra Kabuto- son fotos de las evidencia del homicidio y los diagnósticos, es poco pero esperamos que quizás haya casos similares aunque el señor Orochimaru cree que fue alguna venganza contra los Hyuga's y quien lo hizo es un profesional.- Orochimaru asintió ante lo dicho.

Fugaku llevo la mano a su rostro tratando de asimilar todo aquello, "No hay evidencia" eso era lo único que pasaba por su cabeza.

Intentaba ser lo más profesional, de no involucrarse más allá de lo meramente profesional pero ¿Acaso podía? Su amigo Hizashi estaba muerto con su esposa e hijo y Hiashi estaba viviendo un infierno, al perder a las personas que tanto amaba.

Entonces la imagen del bombero saliendo de la mansión en llamas, vino a su mente.

-Hinata -

Ella era la única que había salido ilesa en la masacre, con solo un golpe en la cabeza. Era ella quien podría darle su testimonio, para atrapar a los causantes de esa desgracia.

.

.

.

.

.

Su estado era deplorable, ojeras negras y profundas marcaban su blanquecino rostro, el cual yacía demacrado. Sus pómulos pronunciado debido a la poca alimentación que había cogido, se estaba consumiendo, olía mal y muchas botellas de licor de arroz yacían ahí en el suelo a su alrededor, donde se encontraba tirado.

Llevaba una semana en ese estado, en aquella habitación de un lujoso hotel de la ciudad de Tokio, de la cual se había negado a salir desde aquel interrogatorio. Donde Fugaku le había informado los resultados de aquella desgracia, su desgracia.

Homicidio

Su familia había sido víctima de una venganza, hacia sido víctima de un desquiciado que torturo de forma tan cruel, tan sádica, a cada uno de sus miembros y sirvientes. Las imágenes de aquellas fotos de los cuerpos de las víctimas, no salían de su cabeza.

Torturándole en demasía.

Inoichi Yamanaka, amigo de generación también estuvo ahí informándole que el interrogatorio con Hinata, su hija menor de tan solo 5 años, no había sido de mucha ayuda.

Pues la pequeña solo mencionó unos ojos rojos y unos azul cielo, sin dar más señas particulares de sus atacantes. La pequeña yacía tan atormentada que tuvieron que cederla dado a la crisis que sufrió, en el interrogatorio. Al final de todo, la policía no tenía absolutamente nada, para hacer pagar a los culpables.

Fugaku le juró hasta el cansancio que haría pagar a los culpable, pero ¿Cómo podría hacerlo sin tener un solo rastro, de los autores de aquella masacre?

Apoyo sus brazos que titiritaban sobre la alfombra de aquel lugar, teniendo intentos fallidos por colocarse en pie. Gruño con fiereza ante su patético estado, pero lo importaba una mierda, quería olvidar su maldita tragedia, quería ahogarse hasta perder la conciencia, sentía tanto odio, tanta amargura. Quería matar con sus propias manos a quienes osaron levantarse en contra de quienes amaba, quería manchar sus manos con su inmunda sangre. Deseaba tanto ser él quien viera como se iba la luz de sus ojos, verlos caer inertes y sin vida.

Deseaba tanto "venganza"

-Estas manchado de humillación.-

Una voz de ultratumba resonó por toda la habitación, haciendo sentir a Hiashi un intenso escalofrió, que lo paralizó.

Rió un poco al darse cuenta, como un aura oscura lo envolvía.

- ¿Vienes acaso por mí?.- dijo el joven de ojos violáceos con burla.- créeme que si es el caso, no me importaría. Estoy respirando, pero eso no significa que esté vivo. Pues por dentro estoy muerto.-

El sonido metálico de unas botas de tacón de aguja sonaba, ante el andar del ente.

Hiashi lo encaró sin temor alguno, aun en su patética posición.

Miró como al agitar sus alas provocaba una lluvia de plumas hermosas y negras, sus garras eran afiladas, sus dientes largos y afilados también. Sus ojos violáceos se encontraron con los rosa llamativos, con pupilas felinas. El ente sonrió de forma maquiavélica mostrando sus colmillos afilados y Hiashi perdió la paciencia.

-¿Qué quieres maldita sea?.-

- Tu alma.- soltó de forma segura haciendo resonar su temible voz.- yo puedo derribar la luna que está burlándose de tu ridiculez.- le ofreció su garra con fingido gesto de amabilidad, para colocarlo en pie.- A cambio de tu alma doliente, deseosa de venganza.- Hiashi no perdía contacto con sus ojos que le hipnotizaban.- una recompensa justa por la lamentable promesa de servirte.-

-Esto no está pasando.- dijo apoyando su rodilla en la alfombra, con intensión de levantarse.

-Será servido y protegido por un demonio.- arrastró sus palabras con fuerza.

Hiashi se colocó de pie tambaleante sin creer del todo lo que pasaba, en aquel momento. ¿Ante quién estaba? Pues para ser un demonio, estaba ofreciéndole su salvación como un ángel lo haría.

Pues solo saldría de aquella oscuridad, al cumplir la sed de venganza que su cuerpo ansiaba. Y que ni el alcohol logró calmar.

-Dame un nombre en este momento y tú deseos sedientos de venganza serán concedidos a cambio de tu temblorosa alma, el contrato estará echo y tú serás MI LORD.-

Hiashi le dio la espalda mirando el espejo de aquel tocador que yacía frente a él, viendo a él ente de desagradable apariencia.

-Una vez que alguien acepta, ha rechazado la fe y es imposible para esa persona atravesar las puertas del cielo.- dijo burlesco

La ira invadió a Hiashi, le habla de fe, de un cielo, de un dios ¿Y Todo aquello donde estuvo cuando su familia fue masacrada? ¿Donde estaba esos seres cuando su pequeña hija presencio todo aquello?... traumatizándola.

-¿Acaso mi fe te ha convocado? ¿Acaso vez que yo crea en dios, después de esto?.-

El demonio rió maquiavélicamente en respuesta, pues realmente lo que lo había convocado para fortuna de él, fue su ansiedad que le carcomía y ese deseo oscuro que lo poseía. Lo miró fijamente a través del espejo frente a ellos.

-Entonces preguntaré una vez más ¿Este es tu deseo? ¿Formar el contrato? ¿Me darás un nombre?.-

-¡Suficiente!.- Hiashi alzó la voz, la cual helaría a cualquier humano. Pero que a su vez sorprendió al ente tras él.- Forma el maldito contrato y cumple mis deseos.-

El demonio sonrió asintiendo, en una reverencia.

"-El deber de un padre es proteger a sus hijos a cualquier costos, Hiashi sama.- dijo el anciano de dulce voz mientras le entregaba una lilas, para que las colocara en una canasta que llevaba en manos y entregárselas a su esposa. Ambos yacían en el invernadero de la mansión.

Era un 27 de diciembre, ese día se había convertido en padre de su primera hija, Hinata. La cual su esposa le otorgo ese nombre ya que ella le había dicho que seria para ellos, su lugar soleado.

-Sebastián tengo miedo de no ser el padre, que ella merece.- se sinceró con el anciano jardinero.- tengo miedo de convertirme en mi padre, hundirme en las reglas, costumbres antiguas de la familia y hacerla infeliz.-

Sebastián sonrió ante el joven frente a él, posando la mano en su mejilla en gesto de complicidad y cariño.

-Da tu vida por ella en cada acción.- Hiashi se sonrojo pues realmente apreciaba al hombre.- Y solo escucha tu corazón, será tu mayor consejero.-"

Y en ese momento su corazón latía por Hinata, en ese justo momento ante el recuerdo de aquel hombre que había sido como su padre, llegaron también los de aquella pequeña de cabellos cortos azulinos, piel de porcelana y ojos iguales de hermosos que los suyos.

Aquella pequeña que yacía en un hospital recuperándose de una severa deshidratación y de una contusión en la cabeza. Aquella pequeña que era lo único valioso que poseía y que era prueba viviente de que una vez amo en la vida, pues para él desde ahora ese sentimiento solo ella se lo haría recordar, pues no amaría más. Solo Hinata le daría fuerza para no arrepentirse de lo que estaba a punto de hacer y de las atrocidades que estaba dispuesto hacer, por cumplir su venganza. Sobre todo por defenderla a cambio, de su alma.

Se giró en sí, para encarar al demonio que impacientaba por su nombre y por el contrato de su alma.

-Sebastián Michaelis.- el demonio sonrió.- Ese nombre te doy.- dijo Hiashi recordó aquel anciano que estuvo a su lado desde siempre, tomando una bocanada de aire sintiendo la adrenalina correr por su cuerpo.- haré el contrato contigo, para tener de tus servicios a cambio de mi alma cumpliendo mis deseo. Me mantendrás vivo hasta cumplir mi venganza y no solo servirás a mí. - El demonio nombrado Sebastián frunció el ceño, pero se calló pues deseaba esa alma que demostraba su poder con tan solo su patética presencia, no se imaginaba cuan poderosa seria cuando sus heridas fueran sanando.- también servirás a mi única hija Hinata, la protegerás a cualquier costo y pasando sobre quien sea, para que siempre este a salvo. Ella estará libre de este pacto, con solo el beneficio de su protección, por mi alma.-

Sebastián asintió y miró como el aura siniestra los rodeaba, en un torbellino. Formando un círculo que los envolvía.

-Nunca nos abandonaras, hasta que mi sed de venganza sea saciada.- continuo Hiashi firme.- también seguirás mis ordenas, tal cual mande sin importar que tan baja, cruel o sádica sea con tal de complacerme ó complacerla a ella y por ultimo.- hizo una, pausa significativa volviéndose su semblante melancólico unos segundos, pero recomponiéndose a una expresión fría y mirándole le afirmó.- me serás fiel cual perro y nunca mentiras.-

Y dicho aquello la apariencia de aquel demonio cambio sorprendiendo a Hiashi en demasía, acercándose a él. Y alzó su mano izquierda, hundiendo sus dedos en el ojo izquierdo del Hyuga provocándole, soltar un fiero quejido de agonizante dolor.

En ese momento todo empezó a oscurecerse y mientras él joven se desvanecía, miró en la mano izquierda del demonio manchada con su sangre, un pentagrama el cual nunca se imagino que sería su marca de por vida.

.

A lo lejos en una de las habitaciones del prestigioso hospital de Tokio. Y quejido de dolor también se escucho de los labios de la pequeña de 5 años y cabellos azulinos.

Las enfermeras corrieron a su auxilio checando sus signos vitales, desconociendo el porqué de su agonizante dolor. Pues lo que desconocían es que esa inocente pequeña, estaba siendo marcada por un demonio. El cual tendría su vida en sus manos para resguardarla, sin imaginar que estarían unidos más allá de aquel contrato demoniaco.

.

.

.

.

.

Pronto daré más signos de vid, ya que mi vida agitada me ha impedido volver con ustedes…

Una nueva locura.

¿llamó su atención?