Señoras, damos comienzo al fic de los fics, y no solo por su extensión (43 capítulos, el más corto con 1582 palabras, y el más largo con 12 124 palabras), sino también por su historia y por su estilo. Es una obra maestra en cuanto a la utilización de la lengua. Yo haré todo lo que pueda para poder plasmar en español, la belleza del portugués. Y como no, es de una imaginación desbordable. Eso sí, no esperéis Swanqueen desde el primer capítulo, ni sexo muy explícito, este fic ahonda más en los sentimientos entre ellas, pero también ahonda en la personalidad de sus personajes. Y otra cosa, la historia es un homenaje al personaje de Regina. Aunque todos los personajes de OUAT tienen cabida aquí, y a todos les da su papel y su protagonismo, es una alabanza a Regina, a cómo su personaje va creciendo, y a cómo es aceptada por todos (se adelantó la autora a ese final de temporada). Regina emprende un viaje físico y personal en este fic que le lleva a descubrir quién es ella, un viaje que la acerca a su yo interior, y a la vez a todas las personas que la rodean.

Se titula Dark Paradise, su original es en portugués y su autora es brullf

En fin, espero que me acompañéis en esta aventura. Un saludo.

Sinopsis: Emma Swan toma el lugar de Regina Mills y es arrastrada por las tinieblas, convirtiéndose en la nueva Dark One para que la alcaldesa pueda, finalmente, tener su final feliz. La reina, sin embargo, no consigue aceptar esa realidad y a petición de Henry, el hijo que ambas comparten, se compromete a ayudar a la salvadora mientras Snow White, Charming, Bella, Ruby, Blue, Hook e el proprio Henry intentan encontrar al mago que puede ayudar a Emma a librarse de aquel destino. Lo que ninguno de ellos sabe es lo que Emma e Regina están a punto de descubrir. ¿Estarán ellas preparadas?

Capítulo 1

Regina Mills aún no se creía todo lo que sus ojos habían acabado de presenciar. Estaba a punto de ser engullida por las tinieblas, de convertirse en la Dark One cuando Emma Swan decidió salvarla, entregándose ella para que la oscuridad la consumiera. Y todo para que ella, Regina, la Evil Queen, pudiera tener su final feliz. La alcaldesa de Storybrooke se agachó lentamente, sin querer creerse el nuevo nombre que estaba grabado en la daga. Tenía que haber sido ella, ella había escogido el camino de las tinieblas hacía mucho tiempo, había sido capaz de matar y torturar tantas vidas que ya había perdido la cuenta. Pero ahí estaba el nombre de la Salvadora, el fruto del Amor Verdadero de Charming y Snow White. En la daga estaba escrito Emma Swan.

«No…» el susurro de Regina era más para cualquier entidad distante en el universo que para aquellos que se encontraban a su alrededor «No…» la desesperación en su pecho es la misma que sintió cuando vio a Daniel morir en sus brazos, cuando le arrancó a su propio padre el corazón para lanzar la maldición, cuando pensó que había perdido a Henry. No entiende por qué, pero es lo que siente.

«Regina…» Snow White la llama, pero no tiene fuerzas para responder.

«Regina…» Robin intenta acercarse, pero es como si algo que envolviera a la alcaldesa repeliera su acercamiento.

«Mamá…» Henry intenta sacarla de aquel estado de conmoción, pero todo lo puede hacer ella es mirar la daga en sus manos, sentir el frío de la hoja, el sabor ocre de aquella oscuridad en su boca. Quizás llorara si recordarse cómo hacerlo «Mamá…» el chico insiste, la respiración en suspenso, asustado, nunca había visto a su madre de aquella manera, tan…frágil. Era como si el alma de Regina, que ni ella misma creía tener, se hubiera roto en mil pedazos.

David se abraza a Snow, que llora inconsolablemente. Hook mira hacia el cielo, perdido. Robin intenta entender aún lo que le sucede a Regina, a la mujer que creyó ser su segunda oportunidad, a pesar de todas las complicaciones. Henry está a un paso de llegar hasta su madre, que mantiene los ojos fijos en la daga, como si creyera que mirándola fijamente pudiera cambiar el nombre que en ella estaba escrito. Un viento helado sopla por las calles desiertas de la ciudad, que parece más gélida de lo normal, o así Regina lo siente. Hay tantas preguntas pasando por su cabeza que no consigue focalizarse en ninguna de ellas.

Cuando Henry toca su brazo, el conocido humo rojo los envuelve. Son transportados a la mansión de la alcaldesa. El muchacho comienza a procesar lo que había ocurrido y sus lágrimas se deslizan por su rostro mientras mantiene su mano en la muñeca de su madre.


«Emma…» el nombre pronunciado por Regina parece desencadenar un pequeño temblor en la ciudad, asustando a los dos y, probablemente, a los demás habitantes de Storybrooke.

«Mamá…» el adolescente llama una vez más y finalmente consigue captar la mirada de aquella que lo había adoptado cuando bebé.

«La culpa es mía, Henry, es todo culpa mía» consigue balbucear antes de desaparecer en su humo rojo, aterrizando en su habitación. El muchacho escucha la puerta cerrándose y corre escaleras arriba.

«No, mamá, no es tu culpa, por favor, abre esta puerta. ¡Mamá, escúchame, déjame entrar!» él golpea la puerta y llora «Mamá…te necesito, Emma te necesita…¡Mamá!»

Escuchando la desesperación de su hijo, Regina guarda la daga en una pequeña caja que había en su cuarto, y esta la encierra en un baúl dentro de su vestidor. Hace todo muy rápido para poder abrir la puerta. Cuando lo hace, encuentra a su pequeño desesperado, perdido, como ella misma lo está, lo que le provoca aún más dolor. Es todo por su culpa.

«Hijo, perdóname, yo…» abraza a Henry y sus lágrimas finalmente comienzan a caer «Yo dejé que esto pasara, Henry, lo permití. Es mi culpa, hijo» besaba los cabellos del muchacho que ya estaba casi de su tamaño.

«No, mamá. No voy a dejar que hagas esto. No es culpa tuya, Emma hizo lo que hizo porque tenía que hacerlo, porque ella…»

«Ella no quería que me quedara sin mi final feliz, pero no lo merezco, Henry. Mira quién soy, mira todo el mal que ya causé, no lo merezco, hijo, yo no…»

«¡Mamá!» el muchacho agarra fuertemente sus dos brazos y la obliga a mirarlo «Mamá, Emma lo ha hecho porque confía en nosotros, porque confía en ti. Como yo también confío. Mamá, eres la única que puede salvarla»

«Henry, yo no…» la morena llora y se siente débil, como hacía mucho que había olvidado, y es incapaz de aguantar la mirada de su hijo.

«Tú puedes, mamá. Eres la única que puede. Gold ya no tiene magia, Zelena tampoco, eres la única que puede salvar a Emma, mamá»

«No, Henry, las hadas…»

«Mamá, derrotaste a Zelena, derrotaste a tu madre, eres fuerte y poderosa. Fuiste entrenada por el propio Dark One y aprendiste sola a hacer magia de luz cuando derrotaste a Zelena» Henry casi gritaba «Eres la única que puedes ayudar a Emma, por favor…» la súplica del pequeño salió en un hilo de voz.

«Yo…» el muchacho la abraza tan fuerte que algo se rehace en su interior. Regina es la única que aún tiene gran poder en Storybrooke. Las hadas también tienen magia, pero prácticamente se niegan a usarla. Gold, o Rumpel, yace bajo un hechizo protector, y sería de poca ayuda. El asistente del mago había dicho que ellos tenían que encontrar a Merlín, pero ¿cuánto tiempo llevaría eso? Ella no puede esperar, Emma no puede esperar. La salvadora depende de ella, su hijo la necesita. Regina tendrá que ser fuerte, ya había tenido pruebas de la magia de Emma y sabe cuán poderosa es, aunque la propia Emma no lo sabía. También piensa en lo perdida que debe estar en esos momentos. La magia de Emma era de luz, la Evil Queen imagina el conflicto que se debe haber instalado en ella al ser tomada por la oscuridad. No había tiempo que perder. Y aunque Regina quisiera negarlo, quisiera decir que no, siente la magia de Emma.

«¿Mamá?» el muchacho la mira esperanzado y ya más calmado.

«Necesito hablar con las hadas antes de marchar» deposita un tierno beso en la cabeza de su hijo

«¿Antes de marchar?» la mira confuso

«Voy a encontrar a Emma, Henry. No puede quedarse sola ahora» Regina mira a su hijo a los ojos y él abre una tímida sonrisa

«Sabía que no desistirías de ella, mamá» abraza a Regina una vez más.

«Emma no desistió de mí, es lo correcto» dice mientras acaricia sus cabellos «Ahora necesito que te quedes aquí»

«Pero, mamá…»

«Solo mientras hablo con las hadas, Henry. Después paso por casa y te recojo…»

«¡Yes!»

«No te animes, no vas a venir conmigo. Te dejaré con tus abuelos mientras yo busco a tu madre»

«Pero…»

«Sin quejas, Henry. Solo quédate aquí y ten cuidado, no dejes entrar a nadie, no abras las puerta a extraños y…»

«Te llamo si algo sucede, ya lo sé…» completó él enfurruñado

«¡Te quiero, hijo!» Regina lo abraza

«Yo también te quiero, mamá» responde él devolviéndole el abrazo, y la alcaldesa siente que aquello era lo que le faltaba para comenzar su misión de búsqueda de Emma.


Regina usa la magia para llegar al convento. El humo rojo asusta a las hadas, que se ponen todas detrás de Blue.

«¿Regina? ¿Qué…?»

«Blue, necesito tu ayuda» dice en tono autoritario, que no admite réplica

«¿Y por qué íbamos a ayudarte, Regina?» el hada está incómoda con la presencia de la otra, quiere, pero aún le cuesta confiar en ella.

«Porque voy a ir tras la señorita Swan, Blue» la mirada determinada causa asombro en las mujeres allí reunidas.

«¿Y por qué tengo que creer que quieres ayudarla y no controlarla?» el hada la cuestiona en tono firme

«Tengo la daga con el nombre de la señorita Swan grabado, pero no pretendo llevarla conmigo, no pretendo usarla»

«Entonces, ¿dónde la tienes?» Blue la desafía

«En mi casa, pero puedo entregártela como prueba de mis intenciones» ofrece la alcaldesa sin perder su aire de superioridad.

«¿De verdad harías eso?» Blue siente algo en su interior que le dice que Regina de verdad quiere ayudar. Y el hada sabe que ella es la única que aún controla magia poderosa en Storybrooke.

«Lo haría, Blue. Y creo que es menos arriesgado dejarte la daga a ti, protegida con magia de luz» hay sinceridad en las palabras de la alcaldesa

«Tráela y te ayudaremos a mantenerla a salvo, lejos de Emma» el hada ofrece «¿Qué pretendes hacer, Regina?»

La pequeña sonrisa que comenzaba a formarse en sus labios por recibir la confianza del hada desaparece. Regina quiere ayudar, pero no tiene ni idea de cómo.

«Yo…» la alcaldesa está nerviosa

«Salir de aquí sin tener algo en mente es un riesgo muy grande, Regina. Piensa en tu hijo. Por el momento, ha perdido a una de sus madres…»

«¡No! Emma no está perdida, ¡no admito que digas eso!» la frase del hada le arrebata todo su autocontrol y se ve refiriéndose a Emma de una manera que nunca hacía en público. Su corazón late desacompasadamente y ella no entiende la razón. El hada la observa atentamente.

«¿Cómo pretendes enfrentarte a ella, Regina?» Blue la cuestiona calmadamente, escrutando el interior de la alcaldesa.

«Conozco el camino de la oscuridad, lo sabes, todos aquí en Storybrooke lo saben. Fui entrenada en la magia por el propio Dark One, mi madre era una bruja poderosa»

«Entonces, ¿pretendes enseñarle a Emma magia oscura?» el hada se acerca peligrosamente

«No, pretendo enseñarle a no sucumbir a ella» responde Regina firmemente

«La idea me parece muy buena, pero, ¿puedes de verdad llevarla a cabo? Regina, eres poderosa, tu magia es poderosa, pero para controlar la oscuridad, es necesaria la luz» Blue se posiciona muy cerca de la alcaldesa

«¿Qué quieres decir, Madre Superiora?» el título es dicho con desdén, la Evil Queen siente que no podrá controlarse por mucho más tiempo.

«Que tendrás que dejar de lado tu magia oscura si quieres lidiar con Emma» el hada responde en el mismo tono, sin miedo a la reacción de la otra.

«No sé si puedo hacer eso, yo…» la alcaldesa vacila sobre sus propios pues

«¡Sí puedes, mamá!» Henry se acerca, había escuchado buena parte de la conversación, al igual que sus abuelos, Charming y Snow White. Los dos habían llegado a la mansión y buscaban a Regina cuando Henry les contó lo que habían hablado y dónde estaba ella.

«Henry, ¿qué te dije…»

«No lo culpes, Regina, lo hemos traído nosotros» se adelantó Charming

«Henry nos contó que quieres buscar a Emma, que quieres ayudarla» Snow White se acerca a su ex madrastra.

«¿Y tú lo crees?» pregunta la alcaldesa, incómoda, como si necesitara que la otra mujer la creyera, aunque no lo demostrara.

Snow agarra las manos de Regina entre las suyas y la mira fijamente.

«Lo creo, Regina. Creo que eres la única que puede ayudar a Emma en estos momentos»

«¿Por qué, Snow?» la alcaldesa la mira, sin entender

«Porque tú conoces las tinieblas, Regina. Nunca fuiste la Dark One, pero conoces el camino de la oscuridad. Por elecciones equivocadas que hiciste o te obligaron a hacer, pasaste por eso. Y, aún así, fuiste capaz de no sucumbir. Por lo menos, no totalmente. Te dejaste llevar por la oscuridad, e incluso así, fuiste capaz de amar a Henry incondicionalmente, sabiendo quién era él. Y cuando nos vimos obligados a regresar al Bosque Encantado, por culpa de la maldición de Pan, sabiendo que Henry no podría ir con nosotros, porque había nacido en este mundo, tu amor fue tan grande que dejaste ir a tu hijo, lo dejaste marchar con Emma creando para los dos una vida en la que ellos jamás se acordarían de ti, aunque tú cargaras con todos tus recuerdos. Y entonces, sin saber qué hacer con tu hermana, la Bruja Mala del Oeste, en nuestro reino, Charming y yo lanzamos una nueva maldición, volvimos a Storybrooke y tú, Regina, amando a Henry, fuiste capaz de quebrar la maldición con un beso de amor verdadero y aún evocar magia de luz para derrotar a la Bruja y salvarte, no solo a ti misma, sino a nuestro hijo recién nacido y a todos en esta ciudad. Y por eso, Regina Mills, confío en ti y solo en ti para salvar a mi hija. Conoces todos los caminos de la oscuridad. Y conoces también el camino para salir de ella» Snow termina de decir entre lágrimas. Regina no estaba preparada para aquel torrente de palabras de su ex hijastra

«Snow…» la alcaldesa susurra y rápidamente es abrazada por la mujer que tiene delante. Blue asiste a todo con una sonrisa en el rostro. Charming agarra la mano de Henry y los dos se miran emocionados «¿Algún día podrás perdonarme por todo lo que te hice?» la sinceridad de Regina la sorprende.

«Erramos, Regina. Quizás tú más que yo. O quizás te empujaron a errar más que a mí. Y hoy sabemos que nuestras historias estaban entrelazadas mucho antes de que tú y yo naciéramos. Pero estamos aquí ahora. Y somos una familia. Una familia que te incluye a ti, que también eres madre de mi nieto» Snow sonríe y mira a Henry «Podemos recomenzar Regina. Juntos, una vez más» sonríe para la mujer que tiene delante.

«No sin Emma aquí» la voz de la alcaldesa sale fuerte y determinada, como normalmente es. Henry se separa de Charming y va hasta su madre, demostrando que está orgulloso de ella.

«Regina, usaste magia de luz para vencer a Zelena, pero necesitas aprender un poco más si quieres ayudar a Emma» Blue interrumpe las miradas entre la familia

«¿Puedes ayudarme?» la morena quiere saber y tiene urgencia en comenzar cuanto antes

«Infelizmente no. No puedo interferir en tu entrenamiento» responde el hada, para sorpresa de todos

«Blue, es por Emma, ¿por qué…?» Snow no entiende la posición de aquella en quien confiaba plenamente

«Por una sencilla razón, Snow. Regina ya tiene un hada madrina y ella es quien debe asumir ese papel y ayudarla» Blue responde con una ligera sonrisa en su rostro y, por primera vez, mira a la Evil Queen con cierto afecto.

Tinkerbell, hasta ese momento escondida en una esquina de la sala, no cree lo que ha escuchado. Sus poderes regresaron al derrotar a la sombra de Pan, pero aún no había recuperado sus alas, que era lo que más deseaba.

«¿Yo tengo una hada madrina?» Regina mira incrédula a Blue y al grupo de hadas reunidas tras la madre superiora

«Sí, Regina, alguien que hace mucho tiempo me desafío y decidió ayudarte porque así se lo mandaba su corazón. Alguien que te mostró una segunda oportunidad, pero, desgraciadamente, por miedo, tú huiste de ella, hiriéndote no solo a ti misma, sino a ella también. Tinkerbell, ven aquí» el pequeña hada salió de su escondrijo y se colocó al lado de Blue «Tink, cuando decidiste ayudar a Regina, aún en el Bosque Encantado, yo no te escuché, cerré mis oídos a la razón de tus palabras y de tus actos, e, incluso así, valientemente, escogiste ayudarla porque creías en ella, porque creías que se lo merecía. ¿Aún lo crees?»

Regina y Tinker se miran lentamente. La alcaldesa no sabe qué transmitir al hada y la joven rubia tiene miedo de entregarse una vez más a sus instintos y buenos sentimientos. Algo, sin embargo, le dice que ese es el único medio para recuperar sus alas y ayudar a Emma y Regina.

«Si me hubieras preguntado esto hace algún tiempo, Blue, te habría dicho que no. Pero vengo observando a Regina desde que llegué a Storybrooke y veo cuánto se ha estado esforzando para intentar hacer las cosas de la forma correcta esta vez. Con el autor bajo sus órdenes, podría haber escrito lo que hubiese querido para vengarse de su hermana, pero no lo hizo. Aunque no esté muy de acuerdo con la actitud de ella en relación con Zelena. Aún así, prefiero ver algo de positivo en ello. Así que, Blue, sí, aún creo en Regina» Tinker sonríe.

«Regina, tienes a tu hada madrina. Y no hay nadie que yo conozca que maneje el polvo de hada tan bien como ella» la madre superiora sonríe «Tinkerbell te ayudará a desenvolverte en la magia de luz para que puedas ayudar a Emma. Vuestra misión es peligrosa, pero Henry y Snow tienen razón al decir que solo tú puedes ayudar a la salvadora. Ya anduviste por el camino de la oscuridad y también conseguiste andar fuera de él, Regina. Ayuda a Emma a no sucumbir, a no entregarse a la oscuridad» el hada agarra la mano derecha de Regina y se la entrega a Tinker.

«Nosotros no podemos quedarnos parados mientras tanto» se agita Charming

«Vosotros debéis buscar al mago, como dijo el asistente» dijo la alcaldesa «La señorita French puede ayudar con las pesquisas. Tenéis su sombrero, pedid ayuda a la señorita Lucas, es la mejor rastreadora que podríamos desear. Si él está en ese mundo, encontradlo. El pirata puede ayudar con los mapas y rutas, es bueno en eso» Regina se siente incómoda al admitir las cualidades del pirata, aún más siendo conocedora de la relación de él con Emma «Y Robin conoce las sendas y es ágil, puede ser útil en algo» es la primera vez que piensa en Robin Hood desde lo ocurrido con la salvadora.

«Y si el mago no está en este mundo, mamá. ¿Qué haremos?»

«El portal de la casa del autor no ha sido cerrado, Henry. Hijo, tienes un corazón puro, del verdadero creyente. Detesto tener que decir esto, pero…de alguna forma, siento que si hay alguien capaz de encontrar a ese mago, ese alguien eres tú, Henry» ella acaricia el rostro del adolescente.

«¡Haré lo que pueda, mamá!» promete, solemne

«Lo sé, hijo. Pero no puedes desobedecer a tus abuelos, y necesitarás ayuda de todos lo que conocemos. No dudes en pedirla y, por favor, prométeme que no atravesarás ningún portal solo, Henry, ni intentarás nada con magia» ella pone sus dos manos en el hombros de su hijo.

«Mama, yo…» desvió su mirada hacia el suelo, después busca apoyo en sus abuelos, que parecen incentivarlo a acatar lo que dice Regina

«No podemos perderte a ti, Henry. Emma y yo no podemos perderte. Haré todo lo que pueda para encontrar a tu madre y ayudarla, mientras vosotros buscáis al mago. Pero necesito tener la tranquilidad de saber que no vas a ponerte en peligro» la voz de Regina es llorosa al dirigirse a él.

«Lo prometo, mamá. Nada de atravesar portales solo, nada de intentar cualquier cosa con la magia. Buscaré ayuda en lo que necesite y tú no tendrás que preocuparte por mí mientras estés con mi otra madre. Encontraremos el mago, mientras tú la ayudas a ella» él sonríe y la abraza.

Tantas demostraciones de cariño por parte de su hijo en pocas horas, las palabras de Snow y la confianza de las hadas era mucho con lo que lidiar para Regina. Si pudiera escoger, jamás saldría del lado de su pequeño príncipe. Su corazón, sin embargo, le dice que necesita marchar. La morena no entiende la necesidad que tiene de encontrar a Emma, de saber cómo está y de abrazarla también, aunque raramente lo haya hecho antes.

«Gracias Henry»

«Cuidaremos de él, Regina» promete Snow

«Sé que sí» la alcaldesa sonríe a su ex hijastra.

«Tengo que prepararme, Regina. No sabemos dónde está Emma, ¿tienes alguna idea?» Tinker sondea a su ahijada

«No estoy segura, Tinker, pero puedo sentir la magia de Emma. No sé la localización exacta, pero tengo una vaga idea»

«Genial. Nos vemos mañana, bien temprano, en Granny's. Podemos desayunar todos juntos y después, partir, ¿qué te parece?»

«Por mí, bien» la alcaldesa no lo admite, pero le gusta la presencia del pequeña hada y de su optimismo, algo que tiene que reaprender «Si ahora me disculpáis, me gustaría ir a casa con mi hijo y prepararme también»

«Mamá…¿pueden venir a cenar los abuelos y Neal con nosotros hoy?» pide Henry algo avergonzado

Regina mira a su hijo, y aunque sus planes iniciales eran otros, asiente.

«Está bien, hijo, tus abuelos y Neal pueden cenar hoy con nosotros»

«¡Guay!» conmemora y le guiña un ojo a Snow y Charming

Como había llegado ahí con magia, la alcaldesa se envolvió a sí misma y al hijo en una nube roja transportándose a casa. Las hadas se despiden de Snow y Charming y se ponen a ayudar a Tinker en la preparación de sus cosas para la búsqueda de Emma. La pareja se dirige a su pequeño loft donde Belle estaba cuidando a Neal.


En la mansión Mills, Henry y Regina están en la cocina, encargándose de la cena para todos, mientras esperan que la familia Charming llegue. El timbre suena y el adolescente va a abrir.

«Regina…» Robin entra en la cocina cuando la morena está metiendo su famosa lasaña en el horno.

«Robin…» ella no esperaba que él fuera a visitarla, quizás ni quisiera. De momento, no está segura de sus sentimientos por ese hombre y no consigue pensar en otra cosa que no sea encontrar a Emma.

«Te estaba buscando, con todo lo que ha pasado hoy no pude alcanzarte, yo…me asusté con todo, no sé ni cómo decir esto» está confundido delante de la alcaldesa.

«Ninguno de los dos consigue lidiar bien con todo lo que ha ocurrido, Robin, no es tu culpa» ella intenta amenizar el clima entre los dos, pero permanece distante.

«¿Cómo estás?» él da dos pasos en dirección a Regina, pero ella camina hacia otro lado, así que el ex ladrón se queda dónde está.

«Yo…sinceramente no lo sé. A pesar de todo lo que Henry me dice, de todo lo que Snow me dice, aún creo que aquella daga debería tener mi nombre, no el de Em…el de la señorita Swan»

«¿Por qué Regina?» Robin puede, aunque superficialmente, percibir la angustia de aquella mujer

«Porque su corazón puede que no sea puro, pero el mío carga mucha más oscuridad. Soy yo quien debería haber sido arrastrada por la oscuridad, Robin, sería lo mejor para todos…» ella baja la cabeza, consciente de sus lágrimas, pero sin querer ser vista.

«Regina, si Emma decidió que tenía que seguir ese camino, lo hizo porque quiso»

«¡No, Robin! Lo hizo porque creía que yo merecía mi final feliz, porque creía que tú lo eras para mí» escupe con rabia y en un tono alterado.

«¿Y no lo soy?» él la mira, confuso

«¡No lo sé! Quizás lo hubieses sido cuando Tinker me dejó verte dentro de una taberna, en el Bosque Encantado. Si yo hubiese entrado por aquella puerta, si no hubiese huido de mi felicidad, quizás habrías sido mi final feliz, Robin. Pero hoy sinceramente no lo sé» Regina pasa las manos por su cabello y se apoya en el fregadero.

«¿Por qué entonces fuiste a mi apartamento y desenmascaraste a tu hermana? No me creo que no hayas sentido nada cuando nosotros…»

«Pues claro que sentí, Robin. Te arranque a ti y a Roland de las garras de mi hermana porque me preocupo por vosotros. No hubiera podido vivir en paz conmigo misma sabiendo que estabais en peligro»

«Te agradezco tu preocupación, Regina, pero también tengo que decirte que estoy confuso. Tu hermana espera un hijo mío, tengo a Roland de quien preocuparme…»

«Robin, mañana salgo para buscar a Emma. No sé cuándo voy a regresar. Mi hijo se quedará con sus abuelos y todos tiene la misión de encontrar al mago lo más rápido posible, apreciaría que pudieras ayudarlos en lo que necesiten» intenta no pensar en la preocupación que tiene aquel hombre con su hermana.

«No sé si puedo, Regina, ni sé si quiero envolverme en esto. Lo que te dispones a hacer es muy arriesgado. ¿De verdad crees que serás capaz de enfrentarte a Emma, siendo ella ahora la Dark One?»

«No lo sé, Robin. Sinceramente no lo sé. Pero eso no me impedirá salir por esa puerta mañana e intentarlo»

«¿Por qué necesitas hacer esto? ¿Por qué, simplemente, no te quedas e intentas ser feliz, pensar en tener una familia conmigo, con Roland?»

«Porque no es lo correcto, Robin. La señorita Swan no desistió de mí cuando todos me dieron la espalda. Se dispuso a sacrificarse a sí misma por mí. Salir de aquí para intentar ayudarla es lo mínimo que puedo hacer» responde en aquel tono que no admite protestas.

«No entiendo…la culpabas por haber sido la responsable de arruinar tu final feliz, así como su madre hizo mucho antes. Y cuando finalmente ella intenta arreglar las cosas, no aceptas y…»

«¿Eso es todo lo que tienes que decirme, Robin Hood?» ella se cruza de brazos y lo mira con rabia

«Quizás lo sea, Regina Mills» le contestó en el mismo tono

«Óptimo, entonces ya está todo dicho. Y que sepas que a partir de mañana la responsabilidad por mi hermana y el hijo que espera es toda tuya. Tendréis toda la ayuda médica necesaria para acompañar ese embarazo, pero tendrás que seguir las reglas que el sheriff Charming imponga para que ella viva en Storybrooke hasta que yo regrese»

«Pero…»

«Ya he dicho que está todo hablado, Robin Hood. Y ya que no te ves capaz de ayudar a mi hijo y a sus abuelos a encontrar al mago, por favor, no entorpezcas» ella levanta la ceja dispensándolo.

Robin suelta un bufido de rabia, pero decide no contestar nada. En cuando él sale de su casa, llegan los Charming.

«Lo hiciste bien, mamá» Henry la felicita dejándole saber que había escuchado la conversación de los dos

«¿Qué te he dicho de escuchar conversaciones ajenas, Henry?»

«¿Conversación de quiénes, Regina?» Snow lleva al pequeño Neal en los brazos, y Henry rápidamente se pone a su lado, para jugar con el pequeño, que está despierto.

«¿Está todo bien?» pregunta Charming refiriéndose a Robin Hood

«Sí, todo bien. Solo dejé a Zelena y sus cuidados a cargo de Robin. Y también le he dicho que tendrá que seguir tus órdenes sobre la estadía de ella en Storybrooke, David» el príncipe y Snow se miran como si no creyeran lo que acababan de escuchar.

«¿Estás segura de que ella no puede hacernos ningún mal?» David necesita estar seguro de eso, ya que él y su familia estarán ocupados buscando al mago.

«Eso no te lo puedo garantizar, pero magia no podrá usar. Cuando la traje a la ciudad, le dejé a mi querida hermana como regalo los brazaletes. Decidí garantizar que ella no pudiera acercarse a nada que tuviera algún poder, ya fuera magia negra o magia blanca. No solo aquí en nuestra ciudad, sino en cualquier lugar a donde fuera» responde segura de lo que hizo

«Muy bien. Aún así, prefiero que tu hermana siga presa, Regina, y bajo estrictas vigilancia» Charming pasa el brazo protectoramente por los hombros de Snow y la reina no pasa por alto ese cariño.

«No me interpondré en las decisiones del sheriff de esta ciudad» dice antes de girarse hacia el horno, un segundo antes de que este pite anunciando que la lasaña ya estaba lista.

La cena transcurrió tranquila, todos evitando hablar de Emma o de su paradero. Henry tiene algunas ideas de cómo encontrar al mago, aunque decide que su primera acción será visitar la biblioteca con Belle y estudiar sobre el asunto. El muchacho sube en cuanto termina de cenar para recoger sus cosas. A fin de cuentas, al día siguiente se irá a casa de sus abuelos mientras su madre se marcha con la misión de ayudar a su otra madre.

«Regina, desde ya queremos agradecerte por lo que estás a punto de hacer por nuestra hija» Charming la mira con ternura

«No hay nada que agradecer, solo estoy haciendo lo que es correcto» no está acostumbrada a escuchar agradecimientos por nada que haya hecho en su vida.

«Incluso así, podrías simplemente quedarte aquí, querer recomenzar tu vida con Robin y dejar que solos intentáramos salvar a nuestra hija» subrayó Snow

«No podría, Snow, porque…» las palabras casi escapan de su boca y el susto por verlas ahí, tan cerca de la superficie, le impide hablar. Regina Mills diría, si tuviera el valor para tanto, que no podría porque no conseguiría ser feliz sin la salvadora a su lado. No puede, sin embargo, decir eso en voz alta, ni siquiera en pensamiento sabe lidiar bien con aquella repentina revelación de su inconsciente. ¿Desde cuándo Emma había pasado a ser alguien tan importante en su vida? ¿Desde cuándo ella se preocupaba tanto con la mujer que había intentado quitarle a su hijo? ¿Por qué no podía, sencillamente, quedarse junto a Robin y Roland y seguir con su vida, dejando que los Charming ayudaran a Emma? No sabía responder a ninguna de esas preguntas. O quizás tuviera miedo de saber y admitir su respuesta. Pero el hecho es que no podría dejar a Emma atrás, dejar que pasara sola por todo aquello. Regina sabía muy bien lo que era la soledad, la más profunda. Y no desea aquello para otra persona. Aunque esa persona en cuestión sea la señorita Swan, a la que tanto quiso apartar, pero a quien siempre volvía a acercarse por algún motivo. El principal de ellos era Henry, siempre lo fue…o ¿solo intentaba convencerse de eso?

«¿Por qué…?» Snow la incentivaba a continuar

«Porque…porque no sería correcto, como ya he dicho» disimula su nerviosismo mientras recoge la mesa.

«Regina, sabemos muy bien que las cosas son mucho más complicadas que una simplista división entre héroes y villanos, entre el bien y el mal, lo correcto o lo incorrecto. Pero necesito decir que estoy muy feliz de tenerte a nuestro lado» Snow sorprende a Regina y la atrae para un abrazo. Al comienzo se siente algo torpe, pero segundos después se lo devuelve.

«Te agradecemos la cena, pero ahora tenemos que irnos. Y tú también tienes que descansar. Gracias por todo» Charming extiende su mano y la alcaldesa acepta el saludo, como si estuviera sellando algo nuevo entre ellos. Aunque no lo dejara ver, en su interior, está feliz e incluso celebrando todo eso. Quizás un nuevo comienzo para su relación con aquellas personas a quien tanto quiso perjudicar en el pasado.

La alcaldesa recoge todo con su magia y sube a su cuarto. Aún en la puerta, siente su corazón enternecerse con la visión que tiene al llegar: su hijo durmiendo tranquilo en su cama, como solía hacer de pequeño. Ella se cambia de ropa, y con cuidado para no despertarlo, se acomoda al lado de Henry. El pequeño parece percibir su presencia, y en cuanto ella se acomoda, él pasa un brazo y una pierna por encima de ella, rezongando algo. Un pequeño gesto que le trae a Regina a la memoria tantas noches que habían pasado de aquella manera.

«Te lo prometo, Henry, haré todo lo que pueda para traer a tu madre de nuevo con nosotros» y con aquella promesa que ni ella sabe por qué la ha hecho, pero que le había parecido tan importante, Regina se entrega al sueño y su último pensamiento racional antes de que su inconsciente comience a actuar es la posible certeza de la localización de Emma Swan.