"Ni Glee ni sus personajes me pertenece, solo los he tomado prestados para darle un giro distinto en una nueva historia"

*Advertencia esta es una historia GP. Si no te gusta, no leas.

PACIENCIA PERDIDA


Buenos días, soy Russel Fabray.

Mucho gusto señor Fabray, yo soy Burt Hummel ¿es usted el de la firma de abogados?

Así es, el dueño.

Excelente. Es un gusto conocerlo al fin.

Igualmente. Muy bien, ¿comenzamos?

Claro.

"El señor Fabray"

Un abogado famoso, dueño de innumerables bienes, negocios y la firma de abogados mas grande de todo el país. Padre de una encantadora joven tan explosiva, confiada y astuta como él. Sucesor de todo un legado familiar.

Él viejo Edward Fabray fue él mejor abogado de su época, llegó desde Londres con tan solo un apellido de renombre y un hijo de por medio, a quien dejo todo lo que tenía, llevándonos así al abuelo Dylan Fabray, el gran señor astuto y confiando quien con todo lo que le había dejado su padre logro fundar la mejor y mas grande firma de abogados de todo el estado, él cual al casarse solo pudo procrear un hijo, a quien llamó Russel.

Russel Fabray, él abogado mas reconocido de todos los tiempos, quien no solo logro mantener la firma del abuelo, si no que aumento sus ganancias e implemento mejores abogados para crear la mas reconocida asociación de todo el país. El hombre del nuevo siglo. Tan arrogante como debería ser un hombre de negocios.

Dejándonos por ultimo a la única hija del señor Russel Fabray, la obligada a seguir aquel tan importante legado familiar; Quinn Fabray. Una singular y muy poco común joven de diecisiete años, tan antipática con aquel "negocio familiar" que ni siquiera le toma importancia.

¡Vamos Quinn!, ya es de día─ Grito efusiva una señora de avanzada edad mientras apartaba las cortinas de la ventana. Dejando entrar los primeros rayos del sol.

¡No! es muy temprano…─Dijo adormilada tapándose aún más con las sabanas.

Ya son las seis de la mañana. Hora de ir a la escuela.

¡Pero nana...!

Anda Quinn, recuerda que el hombre exitoso es el que aprovecha por completo el día.

Soy mujer─ Contesto saliendo a regañadientes de la cama

Sabes a lo que me refiero─ Sonrio─ tu padre te espera abajo.

Russel, un hombre alto, de tez blanca como la leche, ojos verdes y sonrisa Colgate conocio por simple casualidad a la señorita Judy, la mujer mas hermosa que había visto en toda su vida, baja de estatura, con sus ojos de un verde claro y su ascendencia inglesa conquistó a áquel hombre imponente con tan solo un simple;

─Hola.

Casándose al año de conocerse y solicitando a la cigüeña seis meses después. "Eran una pareja feliz", la señora Fabray no tuvo ningun inconveniente en el embarazo, esos dos personajes creían que tendrían un fuerte y saludable bebé barón, mas sin embargo paso algo completamente inesperado.

Cuando vino al mundo la pequeña Quinn, los médicos explicaron a la familia Fabray que lo que en realidad había nacido era una especie de niña-niño, muy diferente a lo que ellos esperaban, pero que su condición no tenía porque darles miedo, era complicado claro estaba, su fisonomía sería diferente a la de una niña normal, que en realidad era una especia de personita intersexual, y que si se le trataba a tiempo podría sobre llevarlo.

Pero Russel siempre quiso un niño, y eso era aquel bebé, un niño… con algunos aspectos de niña, pero igual, era su hijo y no acepto que la operaran, juntos tomaron la decisión de sobrellevarlo, de aceptar tal y como era su hijo-hija y de llevarla en un riguroso tratamiento para poder llevar una vida normal como una persona… algo singular.

Aunque para la sociedad y según el acta de nacimiento de la pequeña Quinn Fabray, es un chico, su nombre no es nada parecido al que se le pondría a uno.

Apresurate Quinn que se nos hace tarde.

Ya voy…─Dijo devorando lo mas rápido que podía su sándwich─¿Me llevaras hoy a la escuela?

Claro que sí. Y no hables con la boca llena Quinn─ Regaño Russel al tiempo que tomaba su maletín y lo llenaba de papeles.

¿Y mi auto?

Lo estan arreglando, el mecánico dijo que lo tendría listo pasado mañana ─ Informo sin mirarla, ocupado con el diario─ Recuerda que te pasara a buscar Jorge.

Ya lo sé padre.

Un año después del nacimiento de la pequeña Quinn y la aceptación de sus padres con aquella situación, Judy enfermo gravemente con un virus nuevo al que los doctores no hallaban cura y que termino por ser la causa de su muerte, la muerte de los recuerdos de Quinn con su madre, con algún lado cálido y maternal.

Russel no tuvo mas remedio que cuidar solo a su hija, aun con el sufrimiento de ver morir a la mujer que amaba, intento darle todo, aprender a ser mejor padre, a superar aquella perdida para poder darle todo su cariño y comprensión, pero lo único que logro fue transformarse en un hombre mas frio, calculador y detestable, que en su afan de criar al hijo perfecto, la convirtió en algo parecido a él.

Rápido Quinn, tengo una cita programada para las siete y media, y ya son las siete. ─ Grito Russel a lado del auto mientras miraba con desesperación su reloj

¡Ya voy! ─ Contesto Quinn llegando hasta la otra entrada del vehículo─ no te desesperes que te saldran arrugas.

¡Ah! ya callese─ Dijo serio antes de entrar al auto y tallar disimuladamente su frente.

Ya te vi─ Acuso divertida─ aunque las talles no se irán.

Como molestas.

Gracias.

Russel condujo el auto sin desesperarse, serio como siempre, mientras de vez en cuando miraba a su única hija, que se mantenía pensativa por la ventanilla.

Dentro de tres semanas serás mayor de edad. Y en dos meses saldrás de la preparatoria ¿Ya decidiste que deseas de regalo? ─ Pregunto de repente Russel sacando de sus pensamientos a Quinn

No, aun no se que me hace falta─ Contesto sin mirarlo─ todo me lo has dado ya.

¿Enserio, todo? ─Cuestiono dudoso ─Yo no lo creo.

Bueno, cuando cumplí quince me regalaste mucho dinero… a los dieciséis me regalaste un auto─ Contesto Quinn contando con sus manos─ A los diecisiete me diste el departamento mas grande que pudiste encontrar y… no se que más indicios de que me quieres fuera de tu casa podras darme a hora.

Esa nunca fue mi intención hija, yo solo quiero que tengas algo tuyo.

Bueno, déjame pensarlo un poco. De todos modos en un tiempo me tendré que ir.

¿Estas segura de querer estudiar en Harvard?

Claro que sí.

Es por ella ¿no es así?

Si…─Susurro Quinn

Recuerda Quinn que para tu padre no hay imposible de conseguir.

Ah, ya, ya comprendo. Eso lo sé muy bien padre.

Me alegra que lo entiendas─ Dijo estacionando el vehículo frente a la preparatoria ─ Hemos llegado.

Gracias por traerme ─ Fingió una sonrisa─ Nos vemos luego.

Cuídate…

Quinn bajo sonriente del auto, al fín se había librado de su padre. Camino con la mirada habitual de todos sobre ella hasta llegar a la escuela, donde fue sorprendida por una latina alegre.

¡Hey Q!

Hola San─ Saludo chocando las manos─ ¿Qué tal el fin de semana?

Una palabra─ Sonrio─ ¡Maravilloso! ─ Dijo riendo─ ¿Y el tuyo?

Bueno, no me quejo.

¡Oh vamos! Me entere que Kitty estrello tu auto.

Si… papá se encontraba furioso. ─ Suspiró─ Pero después de todo, lo bueno es que esa cabeza hueca salió ilesa.

Jajaja Kitty nunca aprenderá.

Quinn solo alcanzo a afirmar con la cabeza antes de que una chica alta, de tez blanca, cabellos rubios, mirada azul penetrante y sonrisa de anuncio llegara hasta ellas.

Bueno días chicas.

Buenos días mi Britt-Britt. ─ Saludo Santana antes de darle un corto beso en los labios.

¿Qué tal Britt?. ─ Pregunto sonriente Quinn

Excelente Q, ¿Y tú? Me entere lo de tu prima…

Si… pero no sucedio nada grave.

Me alegra saberlo. ─ Dijo Brittany más que sonriente tomando la mano de su novia─ Rachel acaba de llegar…

Gracias por la información Britt. ─ Dijo Quinn tomando rumbo hacia los casilleros

Espera Quinn─ La llamo Santana deteniendo su marcha─ ¿Seguiras con ésto? Ya solo faltan dos meses para salir de aquí…

Yo sé lo que hago San.

Santana López. O como la llaman sus amigos; San.

La mejor amiga de Quinn, su mayor confidente, la primera en enterarse de su condición y de apoyarla en todo lo que hacía. La conoció el primer día de su llegada a Lima, Ohio y muy a pesar de que todos le llamaban el bicho raro por ser lesbiana, la defendió, y permaneció junto a ella hasta ahora.

Los Fabray habían llegado desde New York para implementar una serie de cambios en todo el estado, siendo el padre de Quinn uno de los hombres mas ricos de todo el país nadie planeaba seguirle la contraria, absolutamente cada quien por su parte se enteró de la condición de su única hija-hijo, y… digamos que intentaron aceptarlo.

Incluso Quinn en la escuela era tratada con respeto por sus compañeros, y gracias a ella acabaron aquellas reglas de "popular- tortura a inadaptado" "inadaptado acepta su posición", ya que a partir de ese momento, aquel que era conocido por todos como el llamado "popular" no tenía porque pisotear a otros para llegar hasta donde se encontraba.

Quinn era popular… y por el contrario de las reglas era amiga de todos los alumnos de la escuela, para la rubia no había distinción, todos y cada uno de ellos se merecían un saludo o sonrisa de su parte. Era feliz haciendo lo que hacía, era una chica de excelentes calificaciones, le encantaban las matemáticas, así como toda clase de deportes, la mariscal de los Titanes.

Cuando pasaba por los pasillos de Mckinley era la envidia así como el delirio de muchos y muchas, el hecho de ser atractiva daba mucho de que hablar; sus ojos tan penetrantes y expresivos de un verde avellanado iluminaban todo su rostro con la marca de un Fabray, su cabello corto de un rubio genéticamente natural complementaban la elegancia y alegría con la que sonreía. Incluso su manía de apartarse el cabello recién lavado que cubría sus ojos con su mano derecha ampliaba la posibilidad de un desmayo.

Sumándole su cuerpo esbelto moldeado con duros entrenamientos, y aquella ropa que ajustaba a la perfección donde debía, parecía una diosa fuera del alcance de los tristes mortales. Estando desde hacia mucho tiempo enamorada de Rachel Berry.

Hola─ Saludo llegando a lado de una pequeña castaña que caminaba con los libros abrazados. ─Déjame ayudarte con eso.

Una pequeña castaña de ojos café, que cultivaron la atención de Quinn con aquel toque de inocencia y alegría. Desde que sus miradas se conectaron aquel primer día de clases por apenas unos míseros segundos, Quinn sintió que no importaría como, pero aquella pequeña seria "su" pequeña, sintió como una descarga de alegría inundaba todo su cuerpo dejándola sin habla. Y ya nadie mas que ella importaba.

No ti-tienes por que ha-hacerlo─ Tartamudeo Rachel─ yo pu-puedo sola.

¡Oh vamos pequeña! Yo sé que puedes sola, pero quiero ayudar…─ Sonrio─ Anda, dame esos libros. Te acompaño.

Está bien─ Susurro dejándola tomar sus cosas

¿Cómo estuvo tu fin de semana pequeña? ─ Pregunto alegre Quinn mirándola caminar junto a ella.

Rachel permanecía con la cabeza agachada, dejando a su cabello suelto cubrir su cara, sin querer hablar, mas entretenida en el piso que en mirar a la rubia.

Bien─ Contesto después de unos segundos en silencio. Mas por cortesía que por gusto─ ¿Y el tuyo?

Como siempre, pensando en ti. ─ Dijo Quinn sin perder en ningún momento su sonrisa ─Hemos llegado a su casillero señorita.

Rachel abrió su casillero y con ayuda de Quinn dejo varios libros mientras llenaba su mochila de lo necesario para la siguiente clase.

Vamos pequeña, te acompaño─ Hablo Quinn caminando con sus cosas a la siguiente clase de la morena.

El trayecto como cada lunes fue en silencio, Quinn dejo a Rachel en su clase de Quimica avanzada antes de maldecir por ser esta la única clase tonta que no compartía con su pequeña.

Y después de esperar el tan anhelado toque para su siguiente clase, fue la primera en salir corriendo del salón rumbo a su casillero y guardar lo mas rápido que podía sus cosas, para dirigirse junto a una castaña que caminaba acompañada.

Hola chicas ─ Saludo Quinn sonriente─ Buen día hoy ¿no?

Perfecto ─Dijo Tina. La acompañante de Rachel ─Bueno, creo que las dejo, tengo que llevar mis cosas al casillero. Con el permiso.

Es propio. ─Contesto Quinn sin perder de vista a Rachel

No… espera Tina─ Murmuro Rachel mientras miraba como su amiga la dejaba con Quinn.

Entonces…─Intento la rubia llamar su atención─ Compartimos la siguiente clase. Así que, ¿Puedo acompañarte?

No… lo creo.

Anda pequeña… déjame acompañarte. ─ Suplico ─ Mira que yo no muerdo.

Lo se…─ Susurro Rachel con una pequeña sonrisa.

¡Pero que tenemos aquí! ¿Acaso no es esa la sonrisa mas linda que he visto en mi vida? ─Pregunto más que alegre Quinn.─ Claro que sí, esa es la sonrisa que muero por ver todos los días.

Las sonrisas de Rachel, como todas y cada una de ellas, eran las mas hermosas e impactantes que Quinn quería y anhelaba ver en todo el día, esa sonrisa dibujada en sus labios causaba una mezcla de alegría y satisfacción en Quinn, aquellos labios delgados pero perfectos en tamaño, escondían unos hermosos dientes blancos que iluminaban su rostro. Era perfecta… más de lo que alguien podía creer.

Anda pequeña que esa sonrisa te queda bien─ Decía Quinn sonriente mientras caminaba junto a Rachel a su siguiente clase─ Pero Rachel… no me tengas miedo, por favor, no te are daño.

No… yo…

¿No…?─ Cuestiono confundida─ Es enserio pequeña, llevamos así casi tres años y volvemos a lo mismo siempre.

No entiendo.

Claro que entiendes pequeña ─Dijo seria obligándola a mirarla a los ojos ─Rachel, todos los lunes me tienes miedo, los martes te atreves a sonreírme, el miércoles respondes más abiertamente mis preguntas, los jueves incluso me preguntas cosas y los viernes…─ Suspiro─ los viernes dejas de lado tus miedos, me das esperanzas para seguir intentando… pero luego… todo tiene que volver a empezar

Yo no te pido que sigas intentando Quinn ─Contesto Rachel con el ceño fruncido ─Solo… dejémoslo así.

¡Vaya! ─Dijo sorprendida ─ Hablas con toda seguridad cuando estás enojada pequeña ─Se rió ─Pero yo no quiero dejar de intentar, te quiero a ti, ¿Es qué no lo entiendes?

No, no lo entiendo.

Mira Rachel ─Dijo Quinn enojada. Acercándose a la castaña ─ Mi paciencia se está agotando… ─Suspiro ─Y ya es tiempo de que esta relación avance ─ Sonrió─ No te enojes pequeña.

No estoy enojada─ Dijo Rachel frunciendo aún mas el ceño─ Ademas…tú y yo no compartimos ningún tipo de relación.

Claro que si pequeña, y yo planeo demostrártelo.

¿Cómo?

Ya lo veras…─ rió ─ ahora debemos entrar al salón

Por favor Quinn… solo déjame.

¡No Rachel! ─ Grito enojada tomándola de los brazos─ Tú no entiendes…─ La miro a los ojos─ Mi paciencia se ha agotado, ya no soporto tenerte junto a mí y no poder abrazarte, besarte… o tan siquiera tocarte. Las reglas de este juego han cambiado Rachel.

Quinn…─ Susurro─ Me lastimas.

Escucha bien Rachel. ─ Dijo sin expresión alguna─ Hoy a las siete pasare por ti, iremos a cenar juntas y nos divertiremos. Veras que sí.

¿Y qué pasa si yo no quiero? ─ Dijo Rachel apartándose de ella ─Tú no puedes obligarme a nada.

Está todo dicho pequeña. He intentado que me tomes en cuenta por casi tres años─ Contesto apretando la mandíbula ─Pero de ahora en adelante se hará lo que yo diga─ La tomo de nuevo pero con aún mas fuerza de los brazos─ ¿Entendiste?

S-si…─Susurro asustada─ Me duele Quinn.

Lo lamento pequeña…─Reacciono soltándola ─No quiero lastimarte.

Ambas fueron las primeras en llegar al salón, siempre eran las primeras. Así mismo Quinn tomo asiento a lado de Rachel y siguieron sus clases igual que siempre, incluso en el almuerzo por primera vez, la pequeña castaña tomo asiento a lado de Quinn, junto a los amigos de está. Y es que después de tanto tiempo al parecer la rubia se había cansado de tantos maltratos y evasiones de parte de Rachel, habiendo decidido actuar a como su padre le propuso. A la fuerza.

Terminadas las clases Quinn acompaño a la castaña hasta su auto, se despidió con un beso en la mejilla y le recordó su forzada "cita" de esa noche. Quinn lo tenía todo planeado.

Nos vemos a las siete pequeña.

Hasta luego Quinn─ Susurro Rachelantes de marcharse.

Serás mía. Aunque tenga que obligarte a ello.

Sonrio mas que contenta y camino de vuelta a la escuela, ya que le quedaba el entrenamiento con los Titanes. Después de un agotador y doloroso ejercicio tomo una ducha y esperó a Jorge.

Él chofer llego a la hora acordada, saludo a la señorita Fabray y la llevo sana y salva hasta su hogar. Donde está irrumpió efusiva.

¡Buenas tardes nana! ¿Cómo estuvo su día? ─ Pregunto al tiempo que le daba un abrazo y un sonoro beso en la mejilla─ ¿Y mi padre?

Pero que alegre ─ Rió ─ En su despacho

Gracias. Iré a verlo.

Quinn dejo sus cosas en la habitación y se cambió la ropa lo más rápido que pudo para dirigirse al despacho de su padre. Donde toco antes de entrar.

Pasa Quinn. ─Dijo Russel al tiempo que la rubia entraba al gran salón─ ¿Qué se te ofrece hija?

Ya he tomado una decisión padre. ─ Fue directo al punto─ Sobre la chica de la que te hable.

¿Rachel Berry?

Si…─ Lo miro decidida a los ojos ─Quiero que ella se case conmigo.

¿Segura que deseas casarte con ella? ¿No es muy pronto para que te cases? ─Pregunto sorprendido ─ ¿Lo has pensado bien Quinn?

Si padre─ suspiro─ Dentro de dos meses saldremos hacia la universidad. Y estoy haciendo lo que me propusiste para que ella sea mi novia… pero veo que la única forma es…

A la fuerza─ interrumpió su padre─ Siempre es de esa forma.

Así es─ continúo Quinn ─Y hare que ella una su vida a la mía, aunque sea de esa forma. La quiero para mí padre.

Veo que no tienes dudas de que ella es la indicada ─ Sonrio alegre ─Sera un placer unir nuestra familia con los Berry.

¿Entonces? ¿Lo harás?

Por supuesto que sí. Si no hago feliz a mi única hija, ¿A quién entonces?

Gracias. ─ Dijo al tiempo que salía de la habitación.

Russel Fabray sonrió más de lo que su viejo y arrugado rostro le permitía mirando con orgullo a su pequeña crecer. Tomo el teléfono y marco un número mas que conocido

Vladimir, ¿Recuerdas a los Berry?... si ellos… necesito que actúes. Y lo mas pronto que puedas.


Hola a todos!

Hoy decidí publicar esta historia… y será algo tensa y un poco pasada de tono pero no mucho, am, no se que decir, más que me agradaría saber si les gustaría que la continúe… tendrá pocos capítulos pero dependerá del publico .

La historia esta casi terminada y se subirán capítulos cada semana.

¿Qué dicen? ¿La continuo?