Capitulo 1: El secreto de las doncellas

Era un día normal en la Pensión EN, todo estaba tranquilo y los rayos del Sol estaban apareciendo por la ventana de un Joven Shaman que por ellos estaba tratando pesadamente de abrir sus ojos. Yoh no tardo mucho en despertar porque los rayos estaba realmente insoportables, pero notó algo distinto, pero no extraño, ya que en las últimas dos semanas había pasado lo mismo, Anna su querida prometida no estaba durmiendo a su lado, después de pasar una lindas, cálidas y muchas veces calientes noches con él . Pero esta vez Yoh, últimamente, a pesar de su sorpresa y su curiosidad por saber el motivo, trató de pensar que era porque Anna no era una chica muy extravertida, es mas era bastante tímida y más si se trataban de muestras de afecto, pero igual seguía muy preocupado.

- Otra vez se fue –pensó el castaño antes de levantarse-

Se entró al baño para darse una relajante ducha y bajó para ver si Tamao había preparado su ansiado desayuno. Pero otro suceso que, a pesar de ya no sorprenderle tanto, habían empezado a suceder en las últimas semanas: Tamao siempre se quedaba esperando a que todos lleguen para servirle su comida, pero últimamente había cocinado y dejado todo listo para que los chicos se lo calentaran y se lo sirvieran, esto era algo extraño, porque a pesar de que su relación con Horo-Horo había revolucionado sus horarios ella seguía fiel a sus dos superiores y a sus trabajos en la casa.

Viendo la cocina sòlo con la comida ya preparada, esperó unos instantes a que su amigos, Len y Horo-Horo, bajaran para, aunque sea, no comer solo. Estos minutos pasaron muy rápido y en menos de lo que canta un gallo los tres Shamanes comenzaron a comer. Mientras comían había un pequeño silencio, e Yoh veía a sus dos compañeros, a pesar de que ambos estaban concentrados en sus desayunos, también tenían la misma expresión de curiosidad y duda que él, entonces Yoh trató de cortar el silencio y ver si su hipótesis eran ciertas.

- Yoh: chicos –estaba jugando con sus manos, y mirando al piso- pupuedo preguntarles algo?

Ambos Shamanes afirmaron con la cabeza a lo que Yoh continuó

- Yoh: no creen que las chicas están un poco extrañas últimamente –dijo con una sonrisa nerviosa y rascando su larga cabellera-.

- Horo-Horo: vos también lo crees? – dijo con una expresión de tranquilidad, creía que era el único que lo pensaba, no se animaba a preguntarlo-

- Len: Yo también lo creo, estas dos últimas semanas, tanto Pillika como mi hermana han estado muy extrañas.

- Yoh: Ahh si!,, pues Anna también, no se despierta con migo, no me dice donde va, y eso que le pregunte. No se me preocupa. –Apoyando sus codos en la mesa y acomodando su cabeza en ellos.

- Horo-Horo: si Tamao tampoco se despierta con migo, y miren, estas semanas no nos ha esperado a que todos bajemos para poder servirnos la comida, esa no es su costumbre, esta rara.

- Len: Recién te das cuenta?..-dijo con un porte serio, y Horo-Hoto lo quedó mirando muy preocupado- Para mi esta extraña desde antes, osea, como puede enamorarse de vos, realmente a esa chica le falta un buen médico y un OCULIS….

Pero no pudo completar la frase porque el peliazul le había dado una buena golpiza

- Len: QUE TE PASAS?

- Horo-Horo: COMO QUE ,QUE ME PASA? ES UN TAMA SERIO Y VOS EMPEZAS CON TUS COMENTARIOS INECESARIOS! TE VOY A MAT….

- Yoh: chicos cálmense, este es un tema serio, tenemos que actuar

- Horo-Horo: pero cómo Yoh?

- Yoh: habrá que espiar a las chicas.

Luego otro silencio se produjo, aunque este no era tan tenso como el anterior, pero estando los tres juntos era muy pocas las veces que eso pasaba, pero fue interrumpido por un golpeteo constante de la puerta.

-Yoh: voy yo –mientras se levantaba- AHÍ VOY! –Dijo por los insistentes golpeteos-

Cuando abrió se llevo una pequeña y agradable sorpresa

-Yoh: Hola Manta! Pasa

-Manta: Hola Yoh! Hola Chicos! –los otros les respondieron con un gesto en sus manos mientras se le acercaban-

-Yoh: qué haces por aquí?

-Manta: Ah si! Vine para ver a Anna o algunas de las chicas!

-Yoh: no están que necesitas!

-Manta: -miró sorprendido e incrédulo y se puso a pensar, pasó unos instantes y se acordó- Ah! Es verdad siguen en clases no?

Los tres Shamanes lo miraron extrañados y con una clara expresión de que no habían entendido

-Yoh: cómo Manta? Qué clases? –dijo sonriendo nerviosamente-

- Manda: -frunció el seño y respondió- claro las clases que están dando, no me digan que no lo saben, pero si ellas me dijeron que si sabían.

Los chicos se miraron entre sí y, moviendo la cabeza al mismo tiempo dijeron, -No Manta!, -Pero –dijo Horo-Horo abrazándolo por los hombros- Vos podrías decirnos lo. Dicho esto los tres jóvenes arrastraron al pequeñín hasta la cocina y cerraron la puerta.

Contiuara...