Roses.

Notas de la autora: esto va gracias a una canción llamada "Iris" de Goo Goo Dolls. Ójala les guste.

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Roses

By Maki

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Era inevitable para él estornudar. Y cada vez que su cuerpo reaccionaba a las esporillas de los plátanos orientales hacia una mueca de disgusto notable para luego golpearse el pecho en signo de enojo.

- ¡Estúpidos árboles! ¿Por qué me tienen que hacer estornudar?

Ya mas relajado se sobó la nuca, moviendo su trenza de paso, respirando hondo, aun debía soportar un largo camino hasta el cuartel general de ciudad Central. En cierta forma se sentía solo ya que Alphonse se había quedado en Rizembool con Tía Pinako y Winry porque ésta última lo convenció con que quería probar nuevos materiales para automail y necesitaba su ayuda. Ed sintió correr una gotita de sudor al imaginarse a su amiga de la infancia experimentando con su hermano menor...

- Tan malo no puede ser, ¿o sí?

Suspiro resignado, Al de seguro había encontrado la forma de dominar a Winry cuando ésta cayese en algún estado neurótico... "es una mecánica loca..." pensó riendo para sus adentros.

El paisaje ya cambiaba a un paso más rápido y es que la temperatura subía a una velocidad increíble afectando al joven alquimista, acelerando asi el paso.

Los olores a tierra húmeda, canela y eucaliptus no pasaron desapercibidos a sus sentidos. "Raro" pensó, "por estás zonas no hay mucha vegetación" caminando hacia el lugar de donde provenía aquel olor a naturaleza.

Sin darse cuenta se adentro a una especie de bosque artificial y al ver tanta vegetación a su alrededor su corazón dio un vuelco y su mente le hizo escudriñar en sus más recónditos y profundos recuerdos.

Edward. Aun niño junto a su hermano en la isla donde Izumi los dejo. Miedo, ansiedad, soledad y frió... y luego, un paraíso para ambos. El frondoso arbolaje que se les presentaba, la variedad de flores, colores y olores embriagando sus sentidos al punto de llevarlo a un sitio donde el mundo no existía... solo existía el tacto, piel a piel.

Se acerco a paso lento pero decidido para explorar mejor, agachándose y tocando esporádicamente una que otra flor. Se sonrió y luego vino la sonrisa de su madre a la mente. Ella siempre tan hermosa, comprensiva y femenina. Ella oliendo las flores y riendo... ella, ella... su madre.

Se levanto algo abrumado pero firme a continuar con su pequeña aventura, avanzando sigilosamente como si quisiera evitar ser descubierto por alguien entonces, en el fondo vio lo que le llamo la atención...

Rosas...

Su flor preferida, de todos los colores desde las rojas, blancas, rosadas y amarillas... El olor característico de ella, el rocío que cubría los pétalos que se iban destiñendo desde el centro hasta la punta...

Se tentó a tomar una rosa pero pronto cayó en cuenta de que debía ir al cuartel lo más rápido posible, un vistazo rápido a su reloj de alquimista nacional le produjo una punzada en su estomago... si no llegaba ya, ¡Mustang lo mataría!

Prometiéndose mentalmente volver le dio la ultima mirada a ese lugar tan hermoso y nostálgico, echándose a correr a todo lo que sus piernas le permitían.

- No sabias que tenias esas debilidades... Hagane...

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- ¿Estas son horas de llegar Hagane? Pensé que los horarios no existían en vano- dijo contemplando el ventanal de su oficina, dándole la espalda al joven alquimista- ¿o sí? – volteándose al instante.

- Lo siento Coronel, tuve un percance – "quiero matarlo a golpes, ¡solo han sido 10 minutos de atraso!"

- Debió ser algo de seguro importante, ¿no? – dijo con sarcasmo- Porque para que un enano como tú se olvide de sus obligaciones como parte del ejercito y alquimista nacional... - sonriéndole con malicia.

- ¡¿A quien le dice enano que puede perderse por las calles?! – a punto de tirársele encima.

- Pues, aparte de ti, no veo a nadie más en esta habitación... - riendo disimuladamente- en fin, acá esta tu nueva misión – acercándole unos papeles.

Edward no disimuló su desagrado, pero aun asi se acerco a recibirle los papeles, pero no se fijo que en el suelo había un bolígrafo y sin darse cuenta lo piso ocasionándole un problemita.

-¡Ah! duele... –intentando levantarse – Coronel debería fijarse de no botas bolígrafos al sue...- dándose cuenta de la situación.

Ahí estaba, sobre el morocho, quien lo observaba profunda y silenciosamente. Esa mirada tan profunda lo dejo sin palabras sintiendo como poco a poco su corazón comenzaba a latir más fuerte, un notable rubor cubrió sus mejillas...

No sabia que le ocurría, solo sabia que rara vez en su vida había sentido emociones como las que ahora experimentaba. La sensación de que el tiempo se detenía, de que no existía el sonido ni el color más allá de los ojos del morocho le eran inevitables.

Su piel se erizo al sentir una mano acariciando su mejilla derecha, sus ojos nuevamente se situaron en los del morocho acelerándose aun más los latidos de su corazón. Otra vez esa sensación extraña expandiéndose por su cuerpo, produciéndole un escalofrió en la medula espinal.

-¿Por qué te has quedado callado? – dijo Mustang deteniendo su caricia-.

La mirada dorada se intensifico aun más, un fuerte sonrojo cubrio la cara del fullmetal Alchemist sacadole una suave sonrisa a Mustang. Sus pupilas se dilataron enfocando esa sonrisa y... y de pronto descubrió lo mucho que le gustaba verla al igual que ver sus ojos así de iluminados. Su brazo se flecto debido a la constante presion que mantenia sobre él, tambaleándose y cayendo de bruces sobre el pecho del morocho. Su nariz hizo un contacto obligado con la gruesa chaqueta azul del coronel.

Huele bien... como... a rosas...

- ¿Hasta cuando piensas moverte?

La voz de Mustang lo despertó de la pequeña ensoñación, levantando inmediatamente su cabeza.

- ¡Es tu culpa que este sobre ti!- fingiendo molestia- ¡Deberías recoger tus cosas!

- ¿Por qué finges estar molesto? –tomandolo de la barbilla – Recién tu cara decía todo lo contrario...

No tenía con qué rebatir eso, solo podía seguir callado mientras Mustang con cada palabra se le acercaba más y más. No supo como pero Roy estaba tan cerca que su nariz rozaba con la suya...

El estomago le dolía, se le revolvia y el corazon no esta mejor que eso.

La cara de Ed hizo reaccionar a Roy.

¿Qué estoy haciendo? Sólo quería molestarlo y ahora estoy a punto de besarlo!

Pero... esa idea no me molesta mucho...

Necesito a una mujer!

Pero Roy no pudo evitarlo, menos cuando se dio cuenta que Ed lo estaba besando...

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Notas de la autora: Hola!

Ha pasado tanto tiempo desde la última vez que escribí algo de esta parejita que quise cambiar algunas cosillas.

Roy es siempre el que toma la iniciativa, el arrebatado... y esas cosas, claro! Es un "típico seme". Pero... que pasa cuando ambos son arrebatados? Acaso no se pone más emocionante?

Ojala disfruten este fic

Se viene actualizacion de "El Precio de un Anhelo"

Saludos!

Maki