Nihao!!!!!
Ya estoy de nuevo dando lata con otro de mis fics( sí, lo se todavía no termino ninguno pero ya estoy haciendo otro!! *o*) , pero bueno que le puede hacer leí una novela y me gusto mucho así que me inspire en ella para hacer este fic (cállate!! Abey!!!),es un poco subidillo de tono ( no en los primeros capítulos!. Por eso ahorita le pongo "general"), pero va a contener unos cuantos "lemons" ( no piensen otra cosa NO SOY una hentai!! Pero lo requiere la trama, así que lo siento Y_Y, para las que no les gusta, ) pero eso si nada de vulgaridades (soy niña de mami, y eso no esta permitido en mi vocabulario *+*u),a si que pequeños saltamontes ¡¡aléjense de aquí, los que no sean mayores de edad ( o que no tengan un buen criterio como yo!!, ejm, ejem!!! Eso ni yo me la creí, ah! Pero ya no voy a hacer así por que me recuerda a la umbriged ¡maldita, como la odio!),bueno ya lo saben (por el cuarto capitulo o cinco empezara los lemons) así que lo dejo a su criterio si la quieren leer, así que los que quieran síganme a leer!!!
¡¡¡¡ESE HOMBRE WEASLEY!!!!
Capitulo 1.- Lidiando con el enemigo!
by:
NABIKY POTTER 8 ^-.-^!!
Miembro de la orden Siriusiana!!!!
Clan Marauders!!!
^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o -
^o - ^o - ^o -
De no haber sido al final de una larga jornada laboral de doce horas ese nombre, Ronald Weasley, habría hecho sonar la alarma en su cabeza. Sin embargo a las seis y cuarto de la tarde, Hermione apenas recordaba su propio nombre.
Por supuesto, si Luna, su secretaria, hubiera estado allí, el problema no se hubiera suscitado. Pero Luna tenia una memoria de Elefante, estaba en el dentista.
—Si quieres le digo que llame mañana por la mañana para arreglar una cita en otro momento—dijo la recepcionista dela compañía tras anunciar la llegada del hombre—Ha pasado la hora de recibir visitas.
Hermione miro su reloj y sacudió la cabeza.
—No te preocupes, Julie. Además, ya he perdido el autobús.....y puede que su cazo sea urgente.
—¿Quieres que me quede por si acaso? Todos los demás se han ido y ...
—¡No, nada de eso! Vamos dile que entre. No hay motivo para que nos quedemos aquí las dos, no es necesario que hagas de niñera aquí conmigo.
—¿Estás segura?
—Sí, completamente—respondió Hermione con firmeza.
El primer indicio de que se había precipitado en sus palabras lo tuvo enseguida. Antes de que Hermione tuviera tiempo de ordenar los papeles de su escritorio, él cruzó el umbral de la puerta; sólo su tamaño redujo el despacho a minúsculas proporciones.
"Este hombre invade mi territorio, solía lamentarse Julie refiriéndose a hombres que tenían la costumbre de agobiarla en el ascensor, y la frase estaba hecha la medida para el recién llegado; con excepción de que Ron Weasley no invadía, sino que dominaba como si acabara de tomar posesión del lugar.
El aspecto exterior de ambos era completamente lo opuesto: Hermione, distante, impecable con su traje gris; él , sorprendentemente varonil con su camiseta blanca y sus pantalones vaqueros. Era la clase de hombre que le aterrorizaba: alto, extraordinariamente guapo, toda fuerza física y todo lo contrario a sus trajeados compañeros de trabajo.
Tenia el cabello rojo, un poco rizado y bien cortado. Los ojos le cambiaban de gris a azul. Y la boca.....a pesar de no que no sonreía era simplemente preciosa.
—Gracias por recibirme, confieso que me ha sorprendido.
—¿Sí?—Hermione, nerviosa, trago saliva; esperaba que el hecho de no haber comido nada en seis horas no se le hubiera subido a la cabeza.
—Soy Ron Weasley—frunció el ceño ligeramente y esperó, como si eso explicara algo significativo.
—Y yo soy Hermione Granger—respondió ella con actitud neutral.
—Sé perfectamente quien es usted.
El tono agresivo de él puso a Hermione a la defensiva. A excepción del personal de la limpieza, estaba sola con ese hombre.
—Eso parece, señor Weasley, pero yo no se quien es usted.
—Soy el tío de Colin Creevey—contesto él.
Ella se lo quedó mirando; momentáneamente, incapaz de reaccionar.
Un brillo de satisfacción ilumino los ojos azules grisáceos de aquel hombre al verla perder la compostura.
—¿Sigue sin decirle nada mi nombre, señorita Granger?
Ahora que tenia algo tangible en lo que concentrase, aparte del físico de aquel hombre, Hermione recupero su compostura profesional.
—Me dice que no puedo hablar por usted. Por lo tanto, le ruego que se vaya.
Con las piernas separadas , Weasley plantó las manos encima del escritorio; todo él, desde su postura a su tono de voz era amenazante.
—No voy a marcharme hasta que diga lo que eh venido a decir.
—Se irá ahora mismo, señor Weasley—repitió ella con firmeza—; de lo contrario, voy a verme obligada a llamar a los de seguridad para que le echen.
La preciosa boca de él esbozó una sonrisa maliciosa, enseñando una dentadura impecable.
—No diga tonterías, señorita Granger. Silo hace, la esperare afuera y hablaremos en la calle.
—Esa es la cuestión, no tenemos nada de que hablar. Como estoy segura que sabe, represento a la señorita Griffiths ; por lo tanto, si su sobrino ha decidido que también el necesita un abogado, será mejor que se busque a otro.
—Espero que las cosas no lleguen tan lejos—dijo ron Weasley—Tengo muy poco respeto por una profesión cuya principal habilidad parece consistir en evadir la ley que nos gobierna al resto de los mortales.
—En ese caso, ¿ para que ha venido a verme?
—Me ha parecido justo venir a advertirle que su clienta no es la inocente victima que pretende ser. Si le preocupa su reputación profesional, será mejor que deje de representar a la señorita Evelyn Griffiths antes de que la deje en ridículo delante de todos los abogados de la ciudad.
—Presumo de saber juzgar a las personas, señor Weasley, y no tengo intención de abandonar ala señorita Griffiths —Hermione se puso de pie y se froto las manos con gesto decidido, esperando que eso le impresionara—Y ahora, como le he dicho hace unos momentos, esta conversación a terminado. Buenas tardes, señor Weasley.
Pero Weasley no solo se negó a marcharse sino que también se interpuso en el camino de Hermione hacia la puerta.
—¿Qué clase de abogado protege a una manipuladora como Evelyn Griffiths?—pregunto él.
—La clase de abogado que yo soy, señor Weasley—respondió Hermione con voz fría—La señorita Griffiths no dispone de mucho dinero y me eligió a mi entre la lista de abogados que la organización Ayuda Jurídica le proporcionó, una asociación dentro de la Sociedad Jurídica de la comunidad Británica que tiene como fin garantizar a la gente de escasos medios el derecho a ser representada en un juicio.
—Lo que, en un lenguaje sencillo, significa que Evelyn Griffiths es la beneficiaria de una obra de caridad. Dígame, ¿duerme mejor sabiendo que, por un mínimo salario que paga el contribuyente, esta representado a una mujer que no sabe lo que la palabra verdad significa?.
—En este país, todo mundo tiene derecho a un abogado, sea cual sea el delito—contesto Hermione tratando de aclara cualquier duda respecto a su integridad—Y debido a que, en este caso, estoy segura de que mi cliente es inocente, me siento doblemente justificada por haberla aceptado.
—¿ y si yo le dijera que la inocente es usted? ¿ Que es la victima de una mentirosa profesional y que va a hacer el ridículo en el juicio, si vamos a juicio? Piénselo.
—No. Usted tiene el derecho a pensar lo que quiera, pero eso no me afecta a mi. Señor Weasley, usted no es mi cliente, ni tampoco su sobrino. Y voy a decirle una cosa con toda franqueza: aunque la señorita Griffiths no fuese mi cliente me negaría a representar a su sobrino.
—No tendría esa oportunidad—le espeto el— Evelyn Griffiths debe haber elegido su nombre entre los que figuran en una lista, pero yo jamás permitiría que eso le ocurriera a Colin. En fin, haga un favor al contribuyente y dígale a su cliente que no siga adelante con la denuncia; de lo contrario.....
—De lo contrario qué, señor Weasley?
—De lo contrario, se va a encontrar con algunas sorpresas desagradables. De lo contrario, voy a contratar al mejor abogado de la ciudad para que defienda a mi sobrino de esos ridículos cargos que se le imputan. Y, cuando acabemos, habremos acabado también con su clienta y con usted.
Tras la amenaza, ron Weasley se dio media vuelta y se marchó. Hermione espero a oír las puertas del ascensor antes de moverse. Después, en vez de prepararse para seguir su ejemplo, se dejo caer en la silla. Cuando se miro las manos, vio que le temblaban.
Era la primera vez que le ocurría algo así en su trabajo, sentirse como si estuviera andando en arenas movedizas. Por muchos problemas que tuviera en su vida privada, jamás permitía que éstos afectasen a su competencia profesional y Hermione tuvo el presentimiento de que iba a seguir haciéndolo.
Ron Weasley le recordaba a Roger, ese era el problema. Alto, fuerte y con dominio. Un brillante en bruto dispuesto a cualquier cosa para establecer su superioridad.
Guapo, atractivo y con magnetismo.
Hermione se dio la vuelta en su silla giratoria hasta quedar cara a cara a la ventana; se apoyo en el dintel y miro a la calle, quince pisos mas abajo, justo a tiempo de verle salir del edificio. A pesar de la altura sobresalía entre la multitud con una mezclada de gracia natural y energía eléctrica.
Eran ya casi las siete de la tarde y las terrazas de los cafés comenzaban a llenarse. Cuando Ron Weasley pasó por entre un grupo de mesas con manteles rojos y cuadros blancos, dos mujeres jóvenes volvieron la cabeza para mirarlo por detrás y asintieron su aprobación. Hermione sintió un desagradable calor por todo el cuerpo....¡Como si estuviera celosa!!
Inmediatamente, tomo su portafolios, metió unos papeles en el y lo cerró. El calor de Julio se le debía haber subido por la cabeza.
Había aparcado la camioneta en una callejuela estrecha entres dos edificios de oficinas. A sus pies, el cemento despedía un calor insorpotable; por encima, el sol se reflejaba en los cientos de ventanas.
Cómo odia la ciudad, sus olores, la alegría frenética que no conseguía ocultar la desesperación de los individuos que se por sobrios callejones. Delante de él, un hombre de su misma edad empujaba un carrito con todas sus pertenencias en el mundo; a su lado, un perro con una cuerda a modo de collar le seguía.
Al ver al hombre, pensó en si mismo. Su determinación y su orgullo le había sacado del fondo del pozo. Se había liberado, y estaba decidido a que ni su hermana ni su sobrino se hundieran; y, por supuesto, no iba a permitir que una abogada de grandes ojos castaños y largas y bonitas piernas diera la vuelta al proceso. Colin no iba a ser inculpado de un delito sin merecerlo, y él no iba a permitir que los modales altivos de la abogada le intimidaran.
Llegó a su Ford en el momento en que el hombre y el perro llegaron al final del callejón y salieron a la calle. A pesar de que el automóvil estaba a la sombra, la cabina había absorbido una desagradable cantidad de calor. Cuando el aire acondicionado hizo que la temperatura del interior fuese soportable, Ron ya había recorrido la distancia del callejón y salo ala calle principal. Al llegar a la esquina, llego a tiempo de presentar un altercado.
El problema parecía haberlo ocasionado el perro, aterrorizado por el espeso trafico. Su dueño le tiraba de la cuerda con tal fuerza que paresia apunto de ahogarlo, y la impecable Hermione Granger, abogada de los pocos privilegiados, estaba preparándose para atacar al mendigo con el portafolios. Ron no sabia quien le daba mas pena, si el perro o el dueño.
En la curva Ron bajó el cristal de la ventanilla y asomó la cabeza.
—¿Necesitan un árbitro?
Hermione volvió la cabeza en dirección ala camioneta y el mendigo, aprovechando la momentánea distracción, le dio una patada al perro y éste gimió. Al momento, Hermione volvió a cargar.
—¡Suelte a ese animal!—ordenó con voz aristocrática.
—Métase en sus asuntos—respondió el mendigo, seguido de un chirrido de frenos de un coche que estuvo a punto de atropellar al trío.
—¡Creo que ya esta bien!—Ron decidido que había llegado el momento de intervenir y salió del vehículo.
El mendigo lo miro con los ojos enrojecidos, murmuro algo poco adecuado para los oídos de Hermione Granger, y decidió soltar al animal, abandonándolo en medio del tráfico.
Hermione se olvido de su compostura y, aferrándose a los brazos de Ron, oculto el rostro en sus hombros lanzando un grito de agonía al ver al animal meterse por entre los coches. Pero el perro tenia un canino instinto de supervivencia; con un rápido movimiento, corrió hacia la curva, se metió en la camioneta de Ron y se sentó en el asiento continuo del conductor.
Ron observo la escena con incrédulo silencio, cautivado, a pesar suyo, por el delicado perfume de Hermione.
—Ya puede mirar, ha pasado el peligro.
Hermione alzó la cabeza y le clavo sus enormes ojos castaños.
—Lo siento...me he asustado tanto que...
Entonces, al darse cuenta de que estaba encima de él prácticamente, enderezó los hombros, se aparto de él y se protegió el pecho con el portafolios.
—Deberían denunciar a ese hombre por abuso—anunció con cierto temblor en la voz.
Ron intento reprimir una maliciosa sonrisa, pero no lo logró.
—Creo que se podría decir lo mismo de usted si no hubiera dado la casualidad de que yo pasara por aquí.
—Todo lo contrario, ha sido culpa suya que ese animal haya estado a punto de ser atropellado. Si no hubiera aparecido usted, ese hombre no le habría soltado la cuerda.
—Y usted le habría abierto la cabeza con el portafolios, a juzgar por su gesto amenazante.
Las mejillas de Hermione enrojecieron.
—¿En serio?
—En serio—le aseguro él con voz seria—No tenia idea de que tuviera tendencia a la violencia.
Ella ladeo la barbilla y le ofreció sus perfil, simulado una actitud desdeñosa que se vino abajo en el momento que vio al perro sentado cómodamente en la camioneta de Ron.
—¡OH, precioso!—exclamo Hermione olvidándose de la existencia de Ron para ir a acariciar al perro—¡Oh, Que maravilla, estás a salvo!
Una de las cosas que más le gustaban a Ron de su Ford, aparte de su amplitud, era que la cabina se alzaba unos sesentas centímetros del suelo, lo que le permitía una buena perspectiva del trafico. Pero vio otra ventaja ahora, cuando Hermione se subió al asiento para recoger al perro.
Sin duda, no era correcto que se quedara admirando esas piernas, pero la vista era demasiado deliciosa para ignorarla.
—Perdone, señorita Granger.....
—¿Sí?—Hermione estaba demasiado interesada en el animal como para prestarle atención a un hombre como él y respondió sin volver la cabeza.
—¿Qué piensa hacer con el perro?
Por fin consiguió que se volviera.
—¿Hacer con él?—Hermione bajo de la camioneta y volvió la cara a Ron—La verdades que no se me había ocurrido pensar en ello.
—Ya. Bueno, si le parece, podríamos llevarlo a la perrera municipal.
Los ojos de ella marrón oscuro y enormes, le miraron con horror.
—No lo dirá enserio, ¿verdad? Sabe perfectamente que le pasara si lo llevamos a la perrera.
—No necesariamente. Una vez que lo laven, puede que le encuentren una casa.
—No, es demasiado grande. A la gente no le gustan los perros tan grandes.
Ron escogió los hombros filosóficamente.
—No creo que sea idea dejarlo otra vez en medio de la tierra; por lo tanto, supongo que tendrá que llevárselo a su casa.
Hermione empezó a decir algo; luego, se detuvo y se mordió el labio inferior.
—Yo vivo en White Rock—confesó finalmente, refiriendo se al elegante barrio al lado del mar pegado ala frontera de los Estado Unidos a unos cuarenta y cinco Kilómetros de los limites de la ciudad—y viajo en autobús. No creo que me dejen.....
—No tengo ningún inconveniente en llevarla a su casa.
¡Ningún inconveniente! Se encontraban en el corazón de Vancouver y, si Ron respetaba el limite de velocidad, cuarenta y cinco kilómetros se traducían en casi una hora de camino con ella cautiva. Los cargos a su sobrino no eran para tomárselos a broma.
Como si hubiera adivinado la línea del pensamiento de Ron, Hermione negó con la cabeza.
—No, nada de eso. Tomaré un taxi.
—Dudo que un taxi quiera llevar a su amigo también.
Hermione siguió mordiéndose el labio.
—Puede que tenga razón.....
—Entonces, arriba...a menos que se le ocurra algo mejor.
En el momento en que accedió ala sugerencia de Ron Weasley, Hermione sospechó que se arrepentiría.
De todos modos, tuvo que reconocer que Ron Weasley no intento entablar conversación mientras conducía por la ciudad. Se había puesto sus gafas Serengeti y toda su atención estaba centrada en el tráfico. Era un conductor muy prudente, lo que sorprendió a Hermione.
Se relajó un poco, abrió el portafolios y busco dentro sus gafas de sol, no solo para protegerse del sol, sino para poder mirarlo de vez en cuando sin que él se diera cuenta.
Se había equivocado al pensar que se parecía a Roger, un hombre bruto e insensible decidido a destruir todo lo que no comprendía o lo que no le gustaba. El perfil de ron Weasley era demasiado fuerte, su mandíbula mostraba determinación. Por muchos defectos que pudiera tener, no paresia la clase de hombre dispuesto a aprovecharse de una mujer para demostrar su virilidad.
La sorprendió observándolo cuando, inesperadamente, Ron volvió la cabeza.
—¿Le pasa algo?—pregunto él arqueando una ceja.
—No, no, estaba admirando...—¿qué? ¿Su nariz, la increíble boca?—Su vehículo. Es muy lujoso, al parece más un Mercedes que una camioneta; y, además, es muy cómodo.
—Sí, es una de las razones por la que la he comprando.
—¿Y la otra?
—Porque hay suficiente espacio para llevar cosas. Por ejemplo, ahora llevo el motor de mi barco ahí detrás.
Eso explicaba dos cosas: el olor a gasolina que Hermione había notado, y el comentario de Evelyn Griffiths respecto al trabajo de Ronald Weasley: Un chulito de playa que se gana la vida recogiendo la basura que tiran los demás.
Sin embargo, Hermione pensó que, si la camioneta era un indicador, el negocio no le iba nada mal.
—¿Qué clase de barco?
—Uno de veintiocho pies, nada especial.
La aotuvía noventa y nueve apareció delante de ellos; Ron escogió el carril de la derecha y condujo a una agradable velocidad de noventa kilómetros por hora.
—¿Sabe el camino de White Rock?
—Sí, Hermione. ¿Por qué lo preguntas?
Hermione se alarmo cuando la tuteó.
—Por que ala velocidad que esta conduciendo, señor Weasley, no llegaré a casa antes de las nueve.
Sin inmutarse, Ron se hecho a reír, mostrando sus inmaculados dientes de nuevo.
—No te preocupes, emplearemos el tiempo en otras cosas.
—¿Qué otras cosas?—preguntó ella alarmada.
—No te estoy haciendo proposiciones deshonestas, así que no te asustes. Lo único que quiero es una conversación honesta.
—¿Sobre qué?
—Sobre esto y lo otro..... y Colin
—¡No, de ninguna manera! Pare el coche ahora mismo y déjeme salir.
Ron piso el freno y llevo la camioneta a la cuneta.
—Como usted quiera, señora. Ya puede salir, y no se olvide del perro.
¡¡Hermione se había olvidado del perro!!!
—Pero.....¿cómo voy a...? ¿Quién va a pararse para llevarme a casa si estoy con el perro?
Ron Weasley encogió sus bonitos y elegantes hombros.
—A mí, que me registren. Yo, desde luego, si la viera haciendo dedo con ese perro, no la recogería.
—¡¡¡No puede abandonarnos aquí!!!
—Eh, que no he sido yo quien la ha echado. Y si piensa que soy lo suficientemente idiota como para insistir en que se quede y así poder presentar una denuncia contra mí, debo parecer más tonto de lo que me imaginaba.
Desde luego no tenía aspecto de tonto, sino de un hombre increíblemente atractivo; aunque, el detalle, era irrelevante en esa situación.
—He cambiado de idea; por favor, lléveme a casa. Pero me niego a hablar con usted.
Él esbozo una sonrisa victoriosa.
—No te preocupes, Hermione, yo hablaré. Lo único que tienes que hacer es escuchar.
Hermione había subestimado al enemigo. Como había prometido, Ron Weasley habló y ella, en contra de su voluntad, escuchó.
^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o - ^o -
ah!!! Les gusto!!!, bueno aquí tienen el primer capitulo de mi tercer fic, ¿les gusto?, si es haci no duden en dejar reviews eh!!! Se los agradeceré!!!! ^o - , y si no les gusto también, no importa hacen falta las criticas, bueno, nos vemos luego pequeñas!!!! Chao!!!!!!
Xoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxo
Nabiky Potter 8
Miembro de la Orden Siriusiana ^-.-^!
Clan Marauders!!!!
Ya estoy de nuevo dando lata con otro de mis fics( sí, lo se todavía no termino ninguno pero ya estoy haciendo otro!! *o*) , pero bueno que le puede hacer leí una novela y me gusto mucho así que me inspire en ella para hacer este fic (cállate!! Abey!!!),es un poco subidillo de tono ( no en los primeros capítulos!. Por eso ahorita le pongo "general"), pero va a contener unos cuantos "lemons" ( no piensen otra cosa NO SOY una hentai!! Pero lo requiere la trama, así que lo siento Y_Y, para las que no les gusta, ) pero eso si nada de vulgaridades (soy niña de mami, y eso no esta permitido en mi vocabulario *+*u),a si que pequeños saltamontes ¡¡aléjense de aquí, los que no sean mayores de edad ( o que no tengan un buen criterio como yo!!, ejm, ejem!!! Eso ni yo me la creí, ah! Pero ya no voy a hacer así por que me recuerda a la umbriged ¡maldita, como la odio!),bueno ya lo saben (por el cuarto capitulo o cinco empezara los lemons) así que lo dejo a su criterio si la quieren leer, así que los que quieran síganme a leer!!!
¡¡¡¡ESE HOMBRE WEASLEY!!!!
Capitulo 1.- Lidiando con el enemigo!
by:
NABIKY POTTER 8 ^-.-^!!
Miembro de la orden Siriusiana!!!!
Clan Marauders!!!
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De no haber sido al final de una larga jornada laboral de doce horas ese nombre, Ronald Weasley, habría hecho sonar la alarma en su cabeza. Sin embargo a las seis y cuarto de la tarde, Hermione apenas recordaba su propio nombre.
Por supuesto, si Luna, su secretaria, hubiera estado allí, el problema no se hubiera suscitado. Pero Luna tenia una memoria de Elefante, estaba en el dentista.
—Si quieres le digo que llame mañana por la mañana para arreglar una cita en otro momento—dijo la recepcionista dela compañía tras anunciar la llegada del hombre—Ha pasado la hora de recibir visitas.
Hermione miro su reloj y sacudió la cabeza.
—No te preocupes, Julie. Además, ya he perdido el autobús.....y puede que su cazo sea urgente.
—¿Quieres que me quede por si acaso? Todos los demás se han ido y ...
—¡No, nada de eso! Vamos dile que entre. No hay motivo para que nos quedemos aquí las dos, no es necesario que hagas de niñera aquí conmigo.
—¿Estás segura?
—Sí, completamente—respondió Hermione con firmeza.
El primer indicio de que se había precipitado en sus palabras lo tuvo enseguida. Antes de que Hermione tuviera tiempo de ordenar los papeles de su escritorio, él cruzó el umbral de la puerta; sólo su tamaño redujo el despacho a minúsculas proporciones.
"Este hombre invade mi territorio, solía lamentarse Julie refiriéndose a hombres que tenían la costumbre de agobiarla en el ascensor, y la frase estaba hecha la medida para el recién llegado; con excepción de que Ron Weasley no invadía, sino que dominaba como si acabara de tomar posesión del lugar.
El aspecto exterior de ambos era completamente lo opuesto: Hermione, distante, impecable con su traje gris; él , sorprendentemente varonil con su camiseta blanca y sus pantalones vaqueros. Era la clase de hombre que le aterrorizaba: alto, extraordinariamente guapo, toda fuerza física y todo lo contrario a sus trajeados compañeros de trabajo.
Tenia el cabello rojo, un poco rizado y bien cortado. Los ojos le cambiaban de gris a azul. Y la boca.....a pesar de no que no sonreía era simplemente preciosa.
—Gracias por recibirme, confieso que me ha sorprendido.
—¿Sí?—Hermione, nerviosa, trago saliva; esperaba que el hecho de no haber comido nada en seis horas no se le hubiera subido a la cabeza.
—Soy Ron Weasley—frunció el ceño ligeramente y esperó, como si eso explicara algo significativo.
—Y yo soy Hermione Granger—respondió ella con actitud neutral.
—Sé perfectamente quien es usted.
El tono agresivo de él puso a Hermione a la defensiva. A excepción del personal de la limpieza, estaba sola con ese hombre.
—Eso parece, señor Weasley, pero yo no se quien es usted.
—Soy el tío de Colin Creevey—contesto él.
Ella se lo quedó mirando; momentáneamente, incapaz de reaccionar.
Un brillo de satisfacción ilumino los ojos azules grisáceos de aquel hombre al verla perder la compostura.
—¿Sigue sin decirle nada mi nombre, señorita Granger?
Ahora que tenia algo tangible en lo que concentrase, aparte del físico de aquel hombre, Hermione recupero su compostura profesional.
—Me dice que no puedo hablar por usted. Por lo tanto, le ruego que se vaya.
Con las piernas separadas , Weasley plantó las manos encima del escritorio; todo él, desde su postura a su tono de voz era amenazante.
—No voy a marcharme hasta que diga lo que eh venido a decir.
—Se irá ahora mismo, señor Weasley—repitió ella con firmeza—; de lo contrario, voy a verme obligada a llamar a los de seguridad para que le echen.
La preciosa boca de él esbozó una sonrisa maliciosa, enseñando una dentadura impecable.
—No diga tonterías, señorita Granger. Silo hace, la esperare afuera y hablaremos en la calle.
—Esa es la cuestión, no tenemos nada de que hablar. Como estoy segura que sabe, represento a la señorita Griffiths ; por lo tanto, si su sobrino ha decidido que también el necesita un abogado, será mejor que se busque a otro.
—Espero que las cosas no lleguen tan lejos—dijo ron Weasley—Tengo muy poco respeto por una profesión cuya principal habilidad parece consistir en evadir la ley que nos gobierna al resto de los mortales.
—En ese caso, ¿ para que ha venido a verme?
—Me ha parecido justo venir a advertirle que su clienta no es la inocente victima que pretende ser. Si le preocupa su reputación profesional, será mejor que deje de representar a la señorita Evelyn Griffiths antes de que la deje en ridículo delante de todos los abogados de la ciudad.
—Presumo de saber juzgar a las personas, señor Weasley, y no tengo intención de abandonar ala señorita Griffiths —Hermione se puso de pie y se froto las manos con gesto decidido, esperando que eso le impresionara—Y ahora, como le he dicho hace unos momentos, esta conversación a terminado. Buenas tardes, señor Weasley.
Pero Weasley no solo se negó a marcharse sino que también se interpuso en el camino de Hermione hacia la puerta.
—¿Qué clase de abogado protege a una manipuladora como Evelyn Griffiths?—pregunto él.
—La clase de abogado que yo soy, señor Weasley—respondió Hermione con voz fría—La señorita Griffiths no dispone de mucho dinero y me eligió a mi entre la lista de abogados que la organización Ayuda Jurídica le proporcionó, una asociación dentro de la Sociedad Jurídica de la comunidad Británica que tiene como fin garantizar a la gente de escasos medios el derecho a ser representada en un juicio.
—Lo que, en un lenguaje sencillo, significa que Evelyn Griffiths es la beneficiaria de una obra de caridad. Dígame, ¿duerme mejor sabiendo que, por un mínimo salario que paga el contribuyente, esta representado a una mujer que no sabe lo que la palabra verdad significa?.
—En este país, todo mundo tiene derecho a un abogado, sea cual sea el delito—contesto Hermione tratando de aclara cualquier duda respecto a su integridad—Y debido a que, en este caso, estoy segura de que mi cliente es inocente, me siento doblemente justificada por haberla aceptado.
—¿ y si yo le dijera que la inocente es usted? ¿ Que es la victima de una mentirosa profesional y que va a hacer el ridículo en el juicio, si vamos a juicio? Piénselo.
—No. Usted tiene el derecho a pensar lo que quiera, pero eso no me afecta a mi. Señor Weasley, usted no es mi cliente, ni tampoco su sobrino. Y voy a decirle una cosa con toda franqueza: aunque la señorita Griffiths no fuese mi cliente me negaría a representar a su sobrino.
—No tendría esa oportunidad—le espeto el— Evelyn Griffiths debe haber elegido su nombre entre los que figuran en una lista, pero yo jamás permitiría que eso le ocurriera a Colin. En fin, haga un favor al contribuyente y dígale a su cliente que no siga adelante con la denuncia; de lo contrario.....
—De lo contrario qué, señor Weasley?
—De lo contrario, se va a encontrar con algunas sorpresas desagradables. De lo contrario, voy a contratar al mejor abogado de la ciudad para que defienda a mi sobrino de esos ridículos cargos que se le imputan. Y, cuando acabemos, habremos acabado también con su clienta y con usted.
Tras la amenaza, ron Weasley se dio media vuelta y se marchó. Hermione espero a oír las puertas del ascensor antes de moverse. Después, en vez de prepararse para seguir su ejemplo, se dejo caer en la silla. Cuando se miro las manos, vio que le temblaban.
Era la primera vez que le ocurría algo así en su trabajo, sentirse como si estuviera andando en arenas movedizas. Por muchos problemas que tuviera en su vida privada, jamás permitía que éstos afectasen a su competencia profesional y Hermione tuvo el presentimiento de que iba a seguir haciéndolo.
Ron Weasley le recordaba a Roger, ese era el problema. Alto, fuerte y con dominio. Un brillante en bruto dispuesto a cualquier cosa para establecer su superioridad.
Guapo, atractivo y con magnetismo.
Hermione se dio la vuelta en su silla giratoria hasta quedar cara a cara a la ventana; se apoyo en el dintel y miro a la calle, quince pisos mas abajo, justo a tiempo de verle salir del edificio. A pesar de la altura sobresalía entre la multitud con una mezclada de gracia natural y energía eléctrica.
Eran ya casi las siete de la tarde y las terrazas de los cafés comenzaban a llenarse. Cuando Ron Weasley pasó por entre un grupo de mesas con manteles rojos y cuadros blancos, dos mujeres jóvenes volvieron la cabeza para mirarlo por detrás y asintieron su aprobación. Hermione sintió un desagradable calor por todo el cuerpo....¡Como si estuviera celosa!!
Inmediatamente, tomo su portafolios, metió unos papeles en el y lo cerró. El calor de Julio se le debía haber subido por la cabeza.
Había aparcado la camioneta en una callejuela estrecha entres dos edificios de oficinas. A sus pies, el cemento despedía un calor insorpotable; por encima, el sol se reflejaba en los cientos de ventanas.
Cómo odia la ciudad, sus olores, la alegría frenética que no conseguía ocultar la desesperación de los individuos que se por sobrios callejones. Delante de él, un hombre de su misma edad empujaba un carrito con todas sus pertenencias en el mundo; a su lado, un perro con una cuerda a modo de collar le seguía.
Al ver al hombre, pensó en si mismo. Su determinación y su orgullo le había sacado del fondo del pozo. Se había liberado, y estaba decidido a que ni su hermana ni su sobrino se hundieran; y, por supuesto, no iba a permitir que una abogada de grandes ojos castaños y largas y bonitas piernas diera la vuelta al proceso. Colin no iba a ser inculpado de un delito sin merecerlo, y él no iba a permitir que los modales altivos de la abogada le intimidaran.
Llegó a su Ford en el momento en que el hombre y el perro llegaron al final del callejón y salieron a la calle. A pesar de que el automóvil estaba a la sombra, la cabina había absorbido una desagradable cantidad de calor. Cuando el aire acondicionado hizo que la temperatura del interior fuese soportable, Ron ya había recorrido la distancia del callejón y salo ala calle principal. Al llegar a la esquina, llego a tiempo de presentar un altercado.
El problema parecía haberlo ocasionado el perro, aterrorizado por el espeso trafico. Su dueño le tiraba de la cuerda con tal fuerza que paresia apunto de ahogarlo, y la impecable Hermione Granger, abogada de los pocos privilegiados, estaba preparándose para atacar al mendigo con el portafolios. Ron no sabia quien le daba mas pena, si el perro o el dueño.
En la curva Ron bajó el cristal de la ventanilla y asomó la cabeza.
—¿Necesitan un árbitro?
Hermione volvió la cabeza en dirección ala camioneta y el mendigo, aprovechando la momentánea distracción, le dio una patada al perro y éste gimió. Al momento, Hermione volvió a cargar.
—¡Suelte a ese animal!—ordenó con voz aristocrática.
—Métase en sus asuntos—respondió el mendigo, seguido de un chirrido de frenos de un coche que estuvo a punto de atropellar al trío.
—¡Creo que ya esta bien!—Ron decidido que había llegado el momento de intervenir y salió del vehículo.
El mendigo lo miro con los ojos enrojecidos, murmuro algo poco adecuado para los oídos de Hermione Granger, y decidió soltar al animal, abandonándolo en medio del tráfico.
Hermione se olvido de su compostura y, aferrándose a los brazos de Ron, oculto el rostro en sus hombros lanzando un grito de agonía al ver al animal meterse por entre los coches. Pero el perro tenia un canino instinto de supervivencia; con un rápido movimiento, corrió hacia la curva, se metió en la camioneta de Ron y se sentó en el asiento continuo del conductor.
Ron observo la escena con incrédulo silencio, cautivado, a pesar suyo, por el delicado perfume de Hermione.
—Ya puede mirar, ha pasado el peligro.
Hermione alzó la cabeza y le clavo sus enormes ojos castaños.
—Lo siento...me he asustado tanto que...
Entonces, al darse cuenta de que estaba encima de él prácticamente, enderezó los hombros, se aparto de él y se protegió el pecho con el portafolios.
—Deberían denunciar a ese hombre por abuso—anunció con cierto temblor en la voz.
Ron intento reprimir una maliciosa sonrisa, pero no lo logró.
—Creo que se podría decir lo mismo de usted si no hubiera dado la casualidad de que yo pasara por aquí.
—Todo lo contrario, ha sido culpa suya que ese animal haya estado a punto de ser atropellado. Si no hubiera aparecido usted, ese hombre no le habría soltado la cuerda.
—Y usted le habría abierto la cabeza con el portafolios, a juzgar por su gesto amenazante.
Las mejillas de Hermione enrojecieron.
—¿En serio?
—En serio—le aseguro él con voz seria—No tenia idea de que tuviera tendencia a la violencia.
Ella ladeo la barbilla y le ofreció sus perfil, simulado una actitud desdeñosa que se vino abajo en el momento que vio al perro sentado cómodamente en la camioneta de Ron.
—¡OH, precioso!—exclamo Hermione olvidándose de la existencia de Ron para ir a acariciar al perro—¡Oh, Que maravilla, estás a salvo!
Una de las cosas que más le gustaban a Ron de su Ford, aparte de su amplitud, era que la cabina se alzaba unos sesentas centímetros del suelo, lo que le permitía una buena perspectiva del trafico. Pero vio otra ventaja ahora, cuando Hermione se subió al asiento para recoger al perro.
Sin duda, no era correcto que se quedara admirando esas piernas, pero la vista era demasiado deliciosa para ignorarla.
—Perdone, señorita Granger.....
—¿Sí?—Hermione estaba demasiado interesada en el animal como para prestarle atención a un hombre como él y respondió sin volver la cabeza.
—¿Qué piensa hacer con el perro?
Por fin consiguió que se volviera.
—¿Hacer con él?—Hermione bajo de la camioneta y volvió la cara a Ron—La verdades que no se me había ocurrido pensar en ello.
—Ya. Bueno, si le parece, podríamos llevarlo a la perrera municipal.
Los ojos de ella marrón oscuro y enormes, le miraron con horror.
—No lo dirá enserio, ¿verdad? Sabe perfectamente que le pasara si lo llevamos a la perrera.
—No necesariamente. Una vez que lo laven, puede que le encuentren una casa.
—No, es demasiado grande. A la gente no le gustan los perros tan grandes.
Ron escogió los hombros filosóficamente.
—No creo que sea idea dejarlo otra vez en medio de la tierra; por lo tanto, supongo que tendrá que llevárselo a su casa.
Hermione empezó a decir algo; luego, se detuvo y se mordió el labio inferior.
—Yo vivo en White Rock—confesó finalmente, refiriendo se al elegante barrio al lado del mar pegado ala frontera de los Estado Unidos a unos cuarenta y cinco Kilómetros de los limites de la ciudad—y viajo en autobús. No creo que me dejen.....
—No tengo ningún inconveniente en llevarla a su casa.
¡Ningún inconveniente! Se encontraban en el corazón de Vancouver y, si Ron respetaba el limite de velocidad, cuarenta y cinco kilómetros se traducían en casi una hora de camino con ella cautiva. Los cargos a su sobrino no eran para tomárselos a broma.
Como si hubiera adivinado la línea del pensamiento de Ron, Hermione negó con la cabeza.
—No, nada de eso. Tomaré un taxi.
—Dudo que un taxi quiera llevar a su amigo también.
Hermione siguió mordiéndose el labio.
—Puede que tenga razón.....
—Entonces, arriba...a menos que se le ocurra algo mejor.
En el momento en que accedió ala sugerencia de Ron Weasley, Hermione sospechó que se arrepentiría.
De todos modos, tuvo que reconocer que Ron Weasley no intento entablar conversación mientras conducía por la ciudad. Se había puesto sus gafas Serengeti y toda su atención estaba centrada en el tráfico. Era un conductor muy prudente, lo que sorprendió a Hermione.
Se relajó un poco, abrió el portafolios y busco dentro sus gafas de sol, no solo para protegerse del sol, sino para poder mirarlo de vez en cuando sin que él se diera cuenta.
Se había equivocado al pensar que se parecía a Roger, un hombre bruto e insensible decidido a destruir todo lo que no comprendía o lo que no le gustaba. El perfil de ron Weasley era demasiado fuerte, su mandíbula mostraba determinación. Por muchos defectos que pudiera tener, no paresia la clase de hombre dispuesto a aprovecharse de una mujer para demostrar su virilidad.
La sorprendió observándolo cuando, inesperadamente, Ron volvió la cabeza.
—¿Le pasa algo?—pregunto él arqueando una ceja.
—No, no, estaba admirando...—¿qué? ¿Su nariz, la increíble boca?—Su vehículo. Es muy lujoso, al parece más un Mercedes que una camioneta; y, además, es muy cómodo.
—Sí, es una de las razones por la que la he comprando.
—¿Y la otra?
—Porque hay suficiente espacio para llevar cosas. Por ejemplo, ahora llevo el motor de mi barco ahí detrás.
Eso explicaba dos cosas: el olor a gasolina que Hermione había notado, y el comentario de Evelyn Griffiths respecto al trabajo de Ronald Weasley: Un chulito de playa que se gana la vida recogiendo la basura que tiran los demás.
Sin embargo, Hermione pensó que, si la camioneta era un indicador, el negocio no le iba nada mal.
—¿Qué clase de barco?
—Uno de veintiocho pies, nada especial.
La aotuvía noventa y nueve apareció delante de ellos; Ron escogió el carril de la derecha y condujo a una agradable velocidad de noventa kilómetros por hora.
—¿Sabe el camino de White Rock?
—Sí, Hermione. ¿Por qué lo preguntas?
Hermione se alarmo cuando la tuteó.
—Por que ala velocidad que esta conduciendo, señor Weasley, no llegaré a casa antes de las nueve.
Sin inmutarse, Ron se hecho a reír, mostrando sus inmaculados dientes de nuevo.
—No te preocupes, emplearemos el tiempo en otras cosas.
—¿Qué otras cosas?—preguntó ella alarmada.
—No te estoy haciendo proposiciones deshonestas, así que no te asustes. Lo único que quiero es una conversación honesta.
—¿Sobre qué?
—Sobre esto y lo otro..... y Colin
—¡No, de ninguna manera! Pare el coche ahora mismo y déjeme salir.
Ron piso el freno y llevo la camioneta a la cuneta.
—Como usted quiera, señora. Ya puede salir, y no se olvide del perro.
¡¡Hermione se había olvidado del perro!!!
—Pero.....¿cómo voy a...? ¿Quién va a pararse para llevarme a casa si estoy con el perro?
Ron Weasley encogió sus bonitos y elegantes hombros.
—A mí, que me registren. Yo, desde luego, si la viera haciendo dedo con ese perro, no la recogería.
—¡¡¡No puede abandonarnos aquí!!!
—Eh, que no he sido yo quien la ha echado. Y si piensa que soy lo suficientemente idiota como para insistir en que se quede y así poder presentar una denuncia contra mí, debo parecer más tonto de lo que me imaginaba.
Desde luego no tenía aspecto de tonto, sino de un hombre increíblemente atractivo; aunque, el detalle, era irrelevante en esa situación.
—He cambiado de idea; por favor, lléveme a casa. Pero me niego a hablar con usted.
Él esbozo una sonrisa victoriosa.
—No te preocupes, Hermione, yo hablaré. Lo único que tienes que hacer es escuchar.
Hermione había subestimado al enemigo. Como había prometido, Ron Weasley habló y ella, en contra de su voluntad, escuchó.
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ah!!! Les gusto!!!, bueno aquí tienen el primer capitulo de mi tercer fic, ¿les gusto?, si es haci no duden en dejar reviews eh!!! Se los agradeceré!!!! ^o - , y si no les gusto también, no importa hacen falta las criticas, bueno, nos vemos luego pequeñas!!!! Chao!!!!!!
Xoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxoxo
Nabiky Potter 8
Miembro de la Orden Siriusiana ^-.-^!
Clan Marauders!!!!
