By Annie-ly-chan
Hola nuevamente ^_^
Sí, yo sé que apenas subí un fic que aún está en progreso, pero esta idea me surgió casi a la par. La diferencia es que lo que llevo del otro fic está escrito a mano y habrá que transcribirlo; mientras que lo que llevo de este fic ya está en mi compu y sólo es cosa de checar detalles. ;)
Bueno, les dejo el primer capítulo, que lo disfruten.
***Nota: No me pertenece ninguno de los personajes de Saint Seiya. Lo cual es una verdadera lástima porque qué no haría yo con esos Santitos...ehem. Perdón. Decían que pertenecen al bueno de Don Kuru. No escribo esto con fines de lucro, sólo soy una amante del Universo de Saint Seiya con inumerables musas en la cabeza que piden a gritos que me ponga a escribir.***
Esta historia se sitúa en el Santuario, un año antes del nacimiento de la Diosa Atenea.
El Patriarca Shion consciente de que 9 de las Armaduras Doradas aún no eran ocupadas por sus Santos, aquellos que deberían luchar a lado de la Diosa, dada su tierna edad; se dio a la tarea de localizar a cada uno y llevarlo a concluir su entrenamiento en el Santuario para su protección.
Saga sabía que su día tranquilo había llegado a su fin cuando un apresurado Aioros llegó a su encuentro para avisarle que el Patriarca requería de su presencia.
—¿Sabes de qué se trata en esta ocasión? —Preguntó Saga mientras subían al templo principal.
—Al parecer, el maestro ha encontrado a un nuevo santo.
—Vaya…
—Sé lo que piensas, y también lo creo. El Santuario parecerá más una guardería que templo sagrado… además ahora me es imposible mantener la concentración de Aioria.
—Es por eso que no tengo pupilos.
—Pff es mi hermano, que otra opción tenía. —Bromeó el arquero.
Ambos entraron a la sala principal donde se encontraban los otros Santos de alto rango. Se arrodillaron ante el Gran Patriarca.
—Deseaba verme gran maestro.
—Así es Saga. Mis jóvenes Santos, quiero presentarles a Milo. Las estrellas me han revelado que él se convertirá en el Santo de Escorpión. Saga te encargarás de su entrenamiento.
—¿Qué?
—Sé que no habías aceptado algún discípulo hasta ahora; sin embargo creo que le serás de gran apoyo mientras Cedric regresa de su misión.
—Pe-pero… —Aioros apenas podía contener la risa.
—Milo podrá aprender mucho de ti, Saga; y tal vez tú puedas aprender también algo de él.
—S-sí Maestro. —Dijo resignado.
—Bien Milo, trabaja duro.
—Sí señor. —Dijo entusiasmado el pequeño.
—Pueden retirarse. —Los tres hicieron una reverencia y salieron de los aposentos del patriarca.
.c-o-c-o-c-o.
Más tarde en la casa de Sagitario…
—¡Hermano! ¿Quién es el nuevo chico? —Corrió el cachorro de león hacia su encuentro.
—Mi nombre es Milo y seré el santo de Escorpión —Dijo un tanto arrogante.
—¡Wow! Qué bien, yo soy Aioria futuro santo de Leo. ¿Cuántos años tienes?
—Cumpliré 6 en unos meses.
—¡Uf, qué bien! Por fin no soy el más pequeño del Santuario. ¿Desde dónde vienes?
—Soy de una Ciudad no muy lejos de Atenas.
—¡Un Griego! ¡Grandioso! Mi hermano, yo y Saga también lo somos.
—De verdad. —Sonrió el escorpioncito.
—Sí, ven te enseño el lugar, veamos si encontramos a Mu y Alde, te agradarán. Aunque deben de estar entrenando… bueno no importa, ven.
—¡Sí!
Los pequeños empezaron a correr escaleras abajo.
—¡Ehem!… MILO ¿no olvidas algo? —Lo llamó Saga. Milo lo miró perplejo. —Ahora que soy tu maestro, estas a mi cargo, por lo que si quieres andar por ahí, primero necesitas mi consentimiento.
—Lo siento, puedo…
—Ay Saga, no seas tan severo, no vamos a salir del santuario. Anda Milo
Lo jaló Aioria y los dos emprendieron el camino nuevamente.
—Ese hermano tuyo necesita disciplina, Aioros.
—Tal vez deba ser más estricto con él.
—¿Tal vez?
—Lo siento Saga, lo seré.
.c-o-c-o-c-o.
—Así que Saga será tú maestro, ¿eh? Buena suerte.
—¿Por qué lo dices?
—Una vez que mi hermano tuvo que salir a una misión me dejó a cargo de Saga, y es demasiado estricto, sobre todo no tolera las bromas… mi trasero nunca había estado tan adolorido.
—¡Oh no! ¿Ahora qué voy a hacer? El Gran Patriarca dijo que sería temporal, pero no se cuánto tiempo estaré con él.
—El encargado de la casa de Escorpión es ese viejo… Cedric. Mi hermano me contó que tenía una misión muy difícil y complicada… puede tardar meses.
—¡Oh! ¿Qué voy a hacer?
—Y si le preparamos una sorpresa a Saga. Mi hermano dice que las primeras impresiones son importantes.
—Sí, ¿pero qué podría hacer para sorprender a Saga?
Próximo Capítulo: "—Uy esto no se ve bien. Saga nos matará."
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