Este fanfic solo ha sido creado con fines de entretenimiento y no con fines de lucro o insulto al autor CS Lewis al que pertenece los cinco primeros párrafos de la historia. Lo demás a salido de mi invención y de mis horas de ocio. Gracias a todos los que leéis este fanfic y espero con ansia vuestros comentarios, aunque sean para comunicarme que no os gusta :)
-Señor -dijo Tirian, cuando los hubo saludado a todos-, si he leído bien las crónicas, debería haber otra persona. ¿No tiene dos hermanas su majestad? ¿Donde está la reina Susan?
-Mi hermana Susan -respondió Peter cortante y en tono severo-, ya no es amiga de Narnia.
-Sí -añadió Eustace-, y cada vez que has intentado conseguir que viniera y hablara de Narnia o hiciera algo referente a Narnia, se limitaba decir: ¡Qué memoria tan asombrosa tienes! Mira que pensar todavía en todos aquellos juegos divertidos a los que jugábamos cuando éramos niños...
-¡Susan! -intervino Jill-. Ahora solo le interesan las cosas relacionadas con medias, lápices de labios e invitaciones. Siempre deseaba ser adulta.
-¡Conque adulta! -dijo lady Polly-. Ojalá madurara de verdad. Malgastó todos sus años en la escuela deseando llegar a la edad que tiene ahora, y desperdiciará el resto de su vida intentando mantenerse en esa edad. Su idea es precipitarse a la época más tonta de la vida de uno lo más rápido posible y luego quedarse allí tanto tiempo como pueda.
_Fín del Flashback_
Desde que sus hermanos habían muerto estaba tríste y sus amigas alegaban de que solo sería una mala racha y que despues los olvidaría. Pero ella tenía muy buena memoria. Recordaba a su madre en el hospital cuando dió a luz a Lucy, como jugaba con Edmund al ajedrez y como discutían Peter y ella todo el rato. Quizas era que no quería olvidar. Pero eso no era escusa, no era que quisiese es que debía.
Susan se encontraba en uno de los locales mas glamurosos de toda Inglaterra, peinada y maquillada para triunfar en la pista de baile, pero ahora lo que menos deseaba era bailar. Sabía que desde que Gwen la había traido al baile, había sido un estorbo, así que sin despedirse y sin tomarse el gran baso de Ginebra que su "amiga" había pedido para ella, se fué por donde había venido.
Las calles de Inglaterras estaban frías y húmedas debido a que toda la tarde había estado lloviendo y que poco antes de que ella viniera, dejó de llover. Todo era oscuro y lleno de niebla en el ambiente, quizas fuera eso o que estaba rememorando viejos tiempos con sus hermanos que no se dió cuenta de que un conductor borracho y su recien estrenado mercedes benz la iban a atropellar. Las luces la cegaron y por un instante deseo estar en otro lugar. Sintió dolor durante mucho tiempo, incluso escuchó como el coche se detenía y los pasos del conductor se acercaban a ella con un telefono en la mano, tambien sintió la mano del conductor que se posaba en su cabeza y que cuando volvió a retirarlas estaban llenas de un líquido pegajoso y rojo oscuro, lo escuchó llorar y luego sus oídos comenzaron a pitarle de tal forma que no escuchaba nada más que eso y todo se volvió negro.
Cuando sus ojos se volvieron a abrir, la luz la cegó y solo vió una imagen borrosa. Tambien vió una figura, pero no consiguió verla definidamente.
- Despierta -,susurró una voz que le sonaba pero que ya la creía olvidada. Por un segundo creyó situarse; estaba en el hospital y el doctor era la figura que estaba ante ella. Cerró los ojos y apretó sus párpados con fuerza, para poder delinear la figura, pero al abrirlos descubrió que no tenía forma humana. Unas suaves melenas rubias caían de la cabeza del gran leon.- Susan, despierta.- Volvió a susurrar la voz. Al descubrir la entidad que la estaba hablando abrió los ojos y se abalanzó sobre él en un gran abrazo.
-¡Aslan! -Gritó ella mientras su cabeza se undía en el cuero cabelludo del animal.
-Sí, Susan soy yo -,respondió el gran leon con una gran sonrisa en los labios pero al verla a ella triste su sonrisa se borró. -¿Qué te pasa, mi niña? ¿No estas feliz de estar aquí?
-Por supuesto que lo estoy -,respondió ella segura de si misma- es solo que... no es lo mismo estar aquí sin mis hermanos.
-Tus hermanos llegaron antes que tú aquí.
-¿Mis hermanos estan aquí? -. Preguntó ella todavía sin creerselo.
-Sí, y no solo ellos, los castores, el Señor Tumnus y el Rey Caspian -. Al nombrar a este último se entristeció otra vez pero intentó disimularlo con otra pregunta.
-¿Cómo es eso posible, Aslan? Si mal no recuerdo el tiempo en mi mundo es distinto y corre mucho más lento que en este. Haciendo cuentas.., habrían pasado millones de años desde la edad de oro -. Aslan rió ante la no perdida inteligencia de la benévola.
- La edad de oro sucedió en un mundo distinto a este, a uno viejo y ya acabado. Ahora todo lo que ves es la nueva Narnia -,contó el leon mientras que la muchacha comprobaba de que era cierto y que se había despertado en un prado ya conocido por ella de cuando Edmund y ella salían a galopar -. En esta nueva Narnia, los antiguos reyes y reinas no envejecen ni tampoco mueren si ellos no lo desean.
Susan estaba emocionada por todo lo que el leon le contaba y quería oir más y seguir caminando por el prado al lado de Aslan.
-Cuantas cosas han ocurrido mientras yo estaba en Inglaterra...
El leon rió.
-¿Quieres que te las cuente mientras te llevo con tus hermanos? -. Preguntó Aslan. Ella asintió energicamente y al verla, el leon volvió a reir. -Esta bien, hace un par de siglos, el rey Caspian X decidió emprender un viaje en un barco conocido como el Viajero del Alba...
A su lado su hermando y ella contemplaban el paisaje del mar chocando contra las rocas. Le encantaba estar allí, desde aquella altura, casi en la torre más alta de Cair Paravel y acompañada de él, que en una fraccion de segundo la miró como si le hubiera leído el pensamiento y ella deseó que no lo hubiese echo.
- ¿En que piensas?- Preguntó Edmund. Ella se encogió de hombros y dandole gracias a Aslan de que su hermano fuese listo, pero no lo suficiente como para leer su mente.
- Solo que desde aquí, las orillas de Cair Paravel parecen más hermosas de lo que ya lo son. -Dijo sinceramente Lucy y dejó su vista pegada a los acantilados e incapaz de girarla por que sabía que su hermano la estaba mirando a la cara. De pronto sintió que se acercaba hasta el punto en que sus hombros llegaron a rozarse y Lucy no pudo evitar sonrojarse y sonreir. Él se sentó en la barandilla al lado de ella que se encontraba de pie. De pronto se miraron y él sonrió.
- ¿Qué tal si vamos mañana a la playa?- Preguntó Edmund cogiendo totalmente de sorpresa a su hermana.
- No se Ed, Peter no querrá, ni tampoco Caspian, ni Lilliandil...
- No -, le interrumpió él al ver que su hermana no captaba la idea, - tú y yo solos.- Dijo el justo, pero notó que lo que había dicho sonaba de todo menos caballeroso, así que intentó arreglarlo como pudo.- Digo, por que, Peter estará muy ocupado ocupandose de cosas de Sumo Monarca, y Caspian y Lilliandil querran estar solos.
- Esta bien Ed, no estaría mal una escapadita a la playa.- Dijo ella mirandolo de reojo divertida al ver que su hermano estaba rojo como un tomate. Él asintió energica y nerviosamente. Ella rió ante la actitud de su hermano mayor
- No creo que nos echen mucho en falta, total ahora hay miles y miles de reyes en Narnia.- Dijo él y miró a Lucy.- Aunque como tu solo hay una, Lu.- Pero cuando escuchó sus palabras se sonrojó como un tomate.- Quiero decir...
Lucy nego para si, divertida por la personalidad tan insegura de Edmund y le dió un beso en la mejilla, lo que provocó que él se sonrojara más y mirase a otro sitio, como si nada hubiese pasado. Miró hacia abajo para que no se le notara mucho que sus mejillas ardian y luego miró a los arboles y reconoció una figura conocida.
- Eh, Lucy -, la llamó él para que mirara hacia donde él, -¿Ese no es...
- ¡Aslan!- Grito ella entusiasmada, cortando a su hermanito que la miró con una mirada que le resultaba familiar. Era la mirada con la que le solía mirar cada vez que le proponía un reto. Ya sabía cuál era y comenzó a correr al mismo tiempo que él. A ver quien llegaba antes abajo.
0O0O0O0O0O0O0O0O0O0O0O0O0O0O0
-Aquí es donde te dejo sola, Susan.- Dijo Aslan y vió en ella una inseguridad que nunca había visto en ella desde que la conocía.
-Aslan.., no puedo entrar ahí por las buenas como si el tiempo no hubiera pasado y como si yo no hubiera intentado olvidar Narnia...
- Si es eso lo que te preocupa sabes que yo ya te he perdonado y espero que tus hermanos tambien lo hagan. Tenías tus razones para olvidar este mundo.- Dijo el leon dejando pensar a Susan y se dió la vuelta para irse.
-¡Espera! -,dijo Susan antes de que el gran leon diese un paso más-. No puedo aparecer en un palacio rodeada de reyes de todas las épocas con estas pintas. No es por ser orgullosa ni vanidosa pero esto no es apropidao, en Narnia nadie lleva falda por encima de las rodillas.
El león rió e inspiró aire y luego lo soltó dejando que ella inspirase todo el aire que quedaba. De pronto su vestido rojo de fiesta, antes con marcas de ruedas de coche, roto y con un trozo de tirante descosido era ahora un largo vestido verde sin muchos adornos y muy simplón, pero a Susan le encantaba por el simple echo de que Aslan lo había echo para ella. Sus pies seguían igual de descalzos que antes, pues se quitó los tacones en la playa. Se miró los pies, los prefería así, para notar cada suelo o terreno que pisaba. Al decirselo a Aslan este se rio y desapareció. La pevensie miraba el lugar donde se había ido el leon y asintió, para sí, tenía que ser valiente, se dijo, pero ella no era Lucy, ella era la persona más insegura del mundo, incluso más que su hermano Edmund.
Susan escuchó unos pasos tras ella bajando las escaleras del palacio de Cair Paravel y por un segundo tuvo miedo de darse la vuelta, pero decidió que tarde o temprano iban a verla, así que se giró y vió a su hermana pequeña, que era la persona en la que hasta hacía unos segundos, había estado pensando y que ahora, en ese preciso instante estaba delante de ella, eso le dio mucho miedo. Se calló esperando a que ella dijeran algo, pero Lucy la miraba con cara de extraña y Susan supo que despues de un millón ciento cincuenta y seis años ella no la recordaba, cosa que no esperaba que pasara.
-¡Lucy! ¡Eres una tramposa!- Dijo Edmund que ahora estaba bajando las escaleras y se dirigía hacia ellas. Lucy se giró hacia él y este al ver la cara de su hermana menor se preocupó y se acercó hacia donde estaba ella para ver que la otra persona con la que estaba Lucy no fuera un intruso. Pero cuando llegó se quedó petrificado ante la presencia que se encontraba ante él. Creía reconocerla, pero no estaba muy seguro de ir a abrazarla con miedo a que se equivocara y no fuera ella sino un cruel espejismo.- ¿Su-Susan? -Dijo Edmund con duda e inseguridad.
Ella asintió levemente y su hermano fue corriendo a abrazarla. Edmund era fuerte de por sí y el entrenamiento hizo que fuera el doble de fuerte, por lo que sostuvo a su hermana en el aire por unos segundos. Lucy corrió hacia ella y la abrazó con fuerza.
-Lo siento, Su, no te había reconocido.- Dijo ella arrepentida y le sonrió con lágrimas en los ojos y las dos empezaron a llorar de felicidad por estar otra vez juntas.
- Vamos Susan, Peter se va a alegrar de verte.- Gritó Edmund eufórico y la cogió de la mano llevandosela a palacio. Lucy les siguió intentando no quedarse atrás.
Todos estaban atentos y seguían con su mirada el dedo que se iba desplazando por el mapa. El dedo del Sumo Monarca iba marcando puntos y pasando lugares inóspitos, como la Ciudad de Tehishbaas, situada al este del desierto. Su dedo se desplazaba hacia arriba, en el desierto Occidental, más allá de la Gran Catarata, se movió y lo pasó por encima de Erial del Farol, en el Extremo Oriental por encima de la unión de los dos ríos. Y hubiera seguido puntuando sitios como si de un juego de azar fuera, si no hubiese sido por que Lucy entró con gran ímpetu y con una sonrisa en la cara, poniendo de los nervios a su hermano, que la miraba con un gesto de ira, interrogación y prisa.
- ¡Peter, tienes que ver esto!- Dijo Lucy tirando del brazo de su hermano, el cual la apartó como si de una mosca se tratase. Los años en Narnia sin envejecer le estaban subiendo el poder a la cabeza, pensó Lucy al observar el comportamiento del Sumo Monarca, y aún más sin pretendienta que lo redimire.
- ¿No ves que estoy ocupado, Lu? Ven ha avisarme de tus juegos cuando halla acabado.- Contestó él y puso la vista en el mapa.
- ¡Vamos, Peter!- Le regaño Lucy otra vez.
- Mi Lord, si no le importa, podemos posponer esta reunion para otro momento, -comentó Tirian interrumpiendo -, Sir Sobespian y Sir Rishda Tarkan no se encuentran presentes.
El Sumo Monarca le lanzó una mirada de odio reprimido al príncipe y miró a Lucy, a la que no se le había borrado la sonrisa. Caspian suspiró de alivio por que sabía que si hubiera sido él el que hubiera habierto la boca ahora estaría muerto. Con el odio que le tenia Peter, eso podía tenerlo por seguro, pero vió algo fuera de lo común en él, levantó las manos en señal de rendición y siguió a su hermana, la valiente. Todos los que quedaron en la sala se miraron unos a los otros y al final decidieron seguirles tambien para ver que era lo que tramaban.
Peter bajó en contra de su voluntad las escaleras que llevaban a la sala del trono, en la que estaban agrupados un monton de gente en un corro del que no se veía nada a simple vista. Peter se carraspeó la garganta, intentando hacerse sonar y tras eso la gente se disipó hasta hacerse solo un grupo aislado de personas. Peter al no ver nada interesante, se encogió de hombros y dió media vuelta dirigiendose escaleras arriba para continuar con la reunion.
- ¡Peter, espera!- Dijo una voz de entre el público y el suso dicho se volvio al ver quien lo llamaba.
La persona que lo nombró, se separó del público y se adelantó quedando a una gran distancia del Sumo Monarca, pero lo suficiente para que el la viese bien. Era una muchacha, sus ojos le sonaban, eran azules como el mar y los tenía levemente perfilados con un lápiz. Tenía el pelo castaño, que parecía haberse aclarado con los años, o eso creía él, algo alborotado y suelto, de tal manera que le llegaban por encima, a dos palmos o así, de la cintura. Su piel era pálida y manchada de pecas y sus labios gruesos y sensuales, dibujando una sonrisa en ese momento. Peter la miró pero no logró ubicarla ni identificarla.
- Perdone señorita, cuando se dirija al Sumo Monarca, debe referirse a él por mi Lord o sire.- Aclaró Rilian a la mujer, que parecía no tener modales.
- Por supuesto, sire.- Dijo ella y se inclinó levente.
- ¿Te he visto en algún otro lugar.., -Preguntó Peter, pero se paro en mitad de la frase al ver que Edmund se llevaba la mano a la frente y negaba para sí mismo y miró a la extraña a los ojos. Le dolía la cabeza de tanto pensar en que le sonaba esta chica.
Desde arriba se escuchó el murmullo de los reyes hablar y de ellos salió Caspian, que bajó las escaleras lentamente creyendo que lo que tenía ante sí era un fantasma que venía a torturarle aún más de lo que ya lo había echo. Se paró frente a ella y notó un rubor en ella y sonrió nervioso.
- Reina Susan.- Dijo él arrodillandose ante ella. Ella le indicó que se pusiera en pie, pero no reaccionó, nadie lo hizo, todos estaban asombrados y más aún Peter que la miraba como quien miraba a un fantasma del pasado.
