Bueno, ni yo misma me creo que por fin me haya decidido a escribir un long fic. Lo cierto es que siempre me pregunté que fue de Hermione después de la batalla. Bueno, me lo pregunté de todos, pero de Hermione me daba más curiosidad porque estaba el tema 'Ron', lo de sus padres... Era más lo que acarreaba ella y ya que no lo encontré me decidí a escribirlo. En resumen, esto no se centra sólo en el Romione ni en como Herms devuelve a sus padres la memoria. Es un poco de todo, y tampoco es sobre Hermione, ya que tocaré sobre más personajes, pero Hermione es la protagonista. En fin, no me enrollo más porque al final os cansareis de leer esto y no leereis el fic, que es lo importante. Espero que os guste.

Dedicado a Anna, que está siempre ahí conmigo animándome a escribir.

Aclaro: Todo lo que podáis reconocer es obra de la gran J.K. Rowling, nada de esto me pertenece.


Capítulo uno

Una de las razones por las que Hermione Granger deseaba que la guerra acabara era porque hacía ya tiempo que no soportaba el tener que acarrear con tanto sufrimiento, otra de ellas era que ya se había cansado de luchar, pero sin duda, Hermione quería que todo acabara para poder devolverle la memoria a sus padres, que se encontraban en Australia, pensando que sus verdaderos nombres eran Wendell y Monica Wilkins.

A pesar de todo, nada es para siempre, y la gran guerra mágica no iba a ser una excepción. Acabó, con muertes, heridos y dolor, pero acabó: Voldemort había sido derrotado de una vez por todas. Pero quedaba lo peor de todo: los entierros de toda la gente que habían perdido. A Hermione no le gustaban los cementerios, nunca. Es una de esas personas a las que les duele el dolor de la gente, así que ese es el motivo por el que nunca le han gustado los cementerios. Y ahora mismo, lo único que había a su alrededor era tristeza.

Esa mañana se levantó sin ánimos de nada, con grandes ojeras por culpa del insomnio que la acechaba cada noche. No dormía porque tenía miedo de sus pesadillas, en las que la guerra volvía a ella sin poder evitarlo. Pasaba las noches dando vueltas en la cama en la que dormía en la habitación de Ginny, justo la de al lado de la pelirroja. Se puso en pie, se vistió con unos tejanos y un jersey negro, algo adecuado para la situación. No se molestó mucho en su cabello, simplemente lo recogió en una coleta y salió de la habitación en la que se quedó Ginny durmiendo, ya que aún no había despertado y el entierro no era hasta las once, pero como Hermione se había pasado la noche desvelada, a las siete decidió salir de la cama en la que no paraba de dar vueltas y bajar a ayudar a la familia, que con los últimos acontecimientos no había recogido mucho la casa.

En el amplio salón de la Madriguera no había nadie, o eso le pareció a Hermione, que al darse cuenta de la presencia de la señora Weasley se sobresaltó.

-Hermione… -Su voz sonó triste.

-Señora Weasley, no esperaba que estuviera aquí... –Hermione lo dijo como disculpándose. No quería molestarla en absoluto, y más sabiendo por todo lo que estaba pasando.

-Ven, no te quedes ahí de pie y siéntate.

La chica sonrió: a pesar de todo, Molly Weasley seguía siendo la misma persona acogedora que había sido siempre. Se sentó en la silla que Molly le había ofrecido, justo a su lado.

-Yo no quería molestar, sólo que no podía dormir y… Bueno, decidí bajar por si podía ayudar en algo.

-¿Ayudar? –Parecía ofendida, pero Hermione comprendió en seguida de que se trataba del tono de voz cariñosos que solía usar cuando la gente quería hacer algo que ella consideraba que no tenían que hacer, como era en ese caso, ayudar en la casa.

-¡Eres mi invitada, Hermione! En absoluto vas a hacer las tareas que tengo que hacer yo.

Hermione recordó la vez en la que, junto al resto de la familia había limpiado y puesto orden en el número 12 de Grimmauld Place, y comprendió al instante que lo que la señora Weasley quería era sumergirse en otra cosa que no le hiciera pensar en Fred. Eso no estaba bien. Hermione sabía que le dolía, y la comprendía plenamente aunque ella no había perdido a ningún hijo, pero no podía encerrarse en su mundo. Había que salir adelante, había que llorar, desahogarse… Pero no encerrarse para siempre en un mundo en el que la gente no te puede ayudar.

-Molly, no puedes encerrarte aquí y consumirte en tu dolor. A todos nos duele, e imagino perfectamente que a ti te duele mucho más, ya que era tu hijo… Pero no está bien que te encierres, Fred no querría eso. Él quería mucho a su familia y estoy segura de que si estuviera aquí nos diría a todos que siguiéramos adelante.

Hermione no se había dado cuenta de que era la primera vez en toda su vida que llamaba 'Molly' a la señora Weasley, pero esta no pareció sorprendida.

-¿Cómo sabes que encerrarme en mi mundo es justo lo que quiero hacer?

-Porque eres igual que Ron… -Lo dijo con amargura.

Lo cierto era que no había hablado con Ron desde que volvieron a la Madriguera, cuando él se había encerrado en su habitación dispuesto a no salir, consumiéndose en su dolor, perdiéndose en su mundo de dolor. Y la verdad era que, de lo poco que habían hablado nada tenía que ver con el beso precipitado que se habían dado en mitad de la batalla. Un impulso, quizás… Pero ella sabía muy bien que no le besó por impulsó, le besó porque llevaba mucho tiempo queriendo hacerlo y, cuando el pelirrojo dijo eso de los elfos su corazón se enterneció hasta ese extremo, obligando a su cuerpo a moverse, actuando como si fuera el cerebro y le ordenara a sus piernas a que corriera hacia él y le besara, dándolo todo en ese beso que pudo no haber llegado nunca si uno de los dos hubiera muerto, o si hubiesen muerto los dos, o simplemente si él no hubiera dicho eso los elfos. Tal vez fue su primer y único beso, ya que no sabía exactamente lo que Ron sentía por ella. Y Hermione… Al carajo, ella le amaba.

-Le quieres mucho, ¿verdad?

Sonrojarse, eso es lo que hicieron sus mejillas. ¿Cómo podía la señora Weasley decirle eso, a pesar de todo lo que estaba pasando? Que vergüenza pasó la pobre Hermione.

-¿Acaso importa ya? No creo que seamos nunca algo más que amigos…

Y al decir eso, las lágrimas que no había querido derramar empezaron a brotar por sus mejillas, expresando su dolor por las vidas perdidas, que aun que no hubieran sido muy queridas le habían dolido igual, como era el caso de ver a Lavender Brown tendida en el suelo, sin vida alguna. Lloraba también por Harry, que no se atrevía ni a mirar a los Weasley a la cara, convencido completamente de que todas las muertes producidas por la guerra habían sido culpa suya, negándose a hablar con Ginny por miedo de hacerle más daño. Lloraba por el dolor que sentía la gente, porque como ya he dicho antes, a Hermione le dolía el sufrimiento ajeno. Y lloraba también, aun que le costaba reconocerlo, por Ron. Ese pelirrojo la había hecho sufrir en nombrosas ocasiones, siempre con sus tonterías y sus celos. Pero a pesar de todos, era amigos y ella sentía profundamente haberle besado porque, aun que por una vez en su vida hizo lo que su corazón quería, no podía dejar de darle vueltas al hecho de que tal vez fue un error y que Ron le devolvió el beso por que podían morir en cualquier momento.

La señora Weasley, que había observado en todo momento como Hermione se desahogaba llorando, la acarició para transmitirle su apoyo, haciéndole saber que fuera lo que fuese que le preocupaba, ella estaba ahí para todo, igual que lo estaba siempre.

-Hermione, ¿por qué lloras? –Ron irrumpió en la sala con cara de preocupación y de tristeza, los ojos rojos de haber pasado toda la noche llorando.

Hermione levantó la cabeza, mirando al pelirrojo directamente a los ojos. Era hora de hablar con él, tenía que enfrentar la verdad de una vez por todas.


¿Qué os ha parecido? La verdad es que es la primera vez que me decido a hacer un long fic, no confío mucho en mi misma. Pero bueno, me decidí a escribir lo que llevaba mucho tiempo pensando y este fue el resultado. Dejad reviews, aunque sean anónimas, me interesa mucho saber vuestra opinión en saber lo que puedo mejorar.

Por cierto, planeo empezar otro long fic en poco tiempo.