Notas de la autora:

Ohayou, minna! Mucho gusto, éste es el primer fanfic que hago; por eso me presentaré, soy Kitsune-Megamisama, amante de los fanfics. Antes que nada tengo que aclararles que esta historia esta EDITADA, pero sólo en cuestiones de redacción… la historia no ha cambiado.

En fin, a pesar de haber visto muy pocos capítulos de Naruto no pude resistirme a realizar uno utilizando como modelo a una pareja poco convencional y que muy pocos usan: Neji y Hinata.

Espero les guste, prometo esforzarme por realizar un fanfic decente y sobre todo coherente.

Dedicatoria

Quiero dedicar este fanfic a mi gran amiga Tanuki-chan, ya que fue ella quien me convenció y casi casi me lavó el cerebro de por qué Hinata y Neji deben estar juntos y no hacer parejas con Naruto o Ten Ten.

Inspirada totalmente en su deseo de ver a Hinata y Neji unidos más que como parientes.

¡Tanuki-chan, Kitsune-Megamisama hará de tu deseo una realidad, Ju, ju, ju! (Adriana dice: Eso fue muy Fumma de X, eres una seudo escritora chafa roba frases) ¡No me importa¡Ju, ju, ju! (Kitsune ríe sarcásticamente y con una gotita en su frente pues sabe que es verdad)

Disclaimers:

Todos los personajes no me pertenecen a mí (Adriana dice: Quisieras lo contrario...) sino a Kishimoto Masashi y son usados para mero entretenimiento, sin plena ganancia económica, comercial, etc.

Referencias:

-- Diálogos

"" Pensamientos

KRecuerdos

Traducciones y aclaraciones (se encuentran al final del capítulo)

Hansoku:

La forja de un nuevo futuro

Capítulo 1

Niwa: Entorno a la glicina del pasado

Era un hermoso día de verano, donde la suave brisa acompañada de finas nubes blancas tomaba a la mañana con repentina cautela, los árboles y flores vestían con radiantes rocíos creándoles una luz interior, despertando gratos deseos en los insectos cercanos por recorrer tal paisaje, una cándida luz visitaba cada rincón de aquel jardín y con ella una mujer caminaba delicadamente, cuidando cada paso con graciosos y finos movimientos, recorriendo el pasaje del maravilloso lugar, tocando y apreciando cada flor, arbusto y árbol que en ése jardín se encontrara.

Una mujer de aproximadamente 17 años, cabellera oscura con un corte tradicional, largo y con algunas hebras desbordando cerca de sus pequeñas orejas, de unos intensos pero cálidos ojos; tan transparentes como el agua, capaces de manifestar emociones sin siquiera percatarse, su piel era pálida como la misma nieve y una fina pero dulce sonrisa acompañaba tal rostro.

Eran casi las siete de la mañana y Hinata Hyûga, descendiente directa y miembro de la primera casa del Clan Hyûga había decidido dar un paseo por el jardín que durante muchos años había cuidado en la gran mansión de los Hyûga y como la ocasión lo ameritaba, sólo se vistió con una yukata fresca de color azul índigo con pequeños cerezos blancos, combinado con un obi azul celeste y un par de sandalias geta.

Dentro de este paisaje se encontraba toda una diversidad de colores; en la parte inferior, cerca de la entrada, podían apreciarse a las azaleas, peonías, crisantemos, campánulas, gladiolos y lilas; todas arregladas de manera que pudieran ser apreciadas con facilidad haciendo juego unas de otras con sus vistosos colores. Hacia las orillas y alrededores del lugar se topaban frondosos árboles de sugi, pícea, salces, vernos, álamos y hayas; creando sombras agradables para una afable siesta, disfrutando de la calmada vista, sintiendo las hojas caer desde lo alto para descender al fino pasto, en el lado sur-este había un pequeño estanque, cubierto sobre sus aguas por delicados lotos de color rojo, blancos y rosados, y a su alrededor adornado de pequeñas piedras.

Recorrió cada rincón verificando que todo lugar al que pasara estuviera en perfecto orden y belleza, de vez en cuando arrancando hiedras que comenzaban a brotar, recogiendo flores y hojas secas, deshaciéndose de ramas marchitas, procurando no dejar a algún insecto o bichito que pudiera dañar su precioso jardín y arrojándolos siempre a la canasta junto a la puerta. Para ella era como su refugio, siempre separado del mundo hostil y estricto del que ella misma vivía en su propia casa, al margen de un precepto, disciplina y responsabilidad del que había adquirido justo el día de su nacimiento.

Era agobiante y frustrante, siempre puliendo cuidadosamente la rutina de su vida.

Como miembro de la casa principal de la familia discernía a la perfección aquel rol que debía cumplir y aún así se preguntaba como era posible que su padre la considerara como heredera si su hermana era la más indicada para ese puesto con mucho mayor habilidad y destreza para el Ninjutsu.

- ¿Acaso Otou-San en verdad desea que me convierta en la sucesora de los Hyuga? – Hinata se encontraba justo en medio de aquel recóndito pasaje, quieta, pensando en aquella incógnita que siempre volvía a su cabeza desde que su pequeña hermana Hanabi la había vencido hace muchos años atrás sólo por mero entrenamiento, lo que después los llevó a un acontecimiento mayor.

Flash back

Hinata y Hanabi se encontraban sentadas en un gran salón, decorado con sencillos grabados del símbolo de la familia.

Frente a ellas su padre se encontraba serio y adusto mientras que a cada uno de sus lados dos y tres miembros de la familia se hallaban contemplando con fingida serenidad cualquier punto que se encontrara delante de ellos; a excepción de uno que parecía solo conformarse con mirar a las pequeñas dos niñas que se encontraban frente a él. Para Hinata y Hanabi está situación se tornaba cada vez más incomoda sin conocer el motivo de tal reunión.

Finalmente Hiashi pronunció un sonoro carraspeo adquiriendo toda la atención, dos de los que lo acompañaban enderezaron la espalda; el tercero a su derecha apretó sus puño; el cuarto sólo pudo dar un casi inaudible resoplido, y el último de ellos que se encontraba justo a la izquierda de Hiashi no hizo ningún solo movimiento, siguió observando, sólo que ésta vez concentró toda su atención detenidamente hacia Hinata.

- Hinata, Hanabi... - Por fin habló.

- Como ustedes saben la familia Hyûga es el clan que evoca mayor respeto a la aldea de Konoha, nuestras técnicas son consideradas las más fuertes del Tai-Jutsu y nuestras habilidades reconocidas como orgullosa forma de vida...

Hinata y Hanabi no sabían cual era el punto al cual quería llegar su padre.

- Generalmente, el Soke es quién recibe el deber de liderar a la familia... sin embargo, lo más importante es elegir al más apto para ejercer ese rol. El fin es sólo honrar a nuestra familia y ancestros...

Hinata se sobresaltó y comprendió perfectamente la razón de este encuentro, su padre por fin lo había decidido, ella dejaría de ser el Soke del clan para concederle el puesto a su hermana menor. No pudo evitar voltear la mirada hacia Hanabi, quien por la expresión de fogosa felicidad el cual trataba en vano de disimular, ya se había dado cuenta igualmente del porqué de todo este pequeño acto formal.

- Es por eso que he decidido que... - Hinata sintió una pequeña punzada en el estómago, pero al mismo tiempo se alegró de deshacerse de una obligación que la ataba a una constante presión. Tal vez al fin se podría al fin sentirse libre.

- Serás tú, Hinata.

Las dos hermanas se sorprendieron al mismo tiempo, no era ésa la respuesta que esperaban.

De nuevo caras de inconformidad por parte de los demás miembros sentados a cada extremo y uno de ellos; el que anteriormente había apretado sus puños, habló con voz ronca.

- Hiashi-Sama, me parece que lo que está haciendo no es lo más correcto, Hinata-San no debería...

- ¡Hinata es quien llevará tal responsabilidad, ya lo he decidido y es mi última palabra! ¿O acaso estas afirmando que estoy en estado alienado como para tomar tan importante disposición? ¡Contesta! - Hiashi observó con intimidantes ojos a aquél miembro de la familia que había osado recriminar su autoridad, éste sólo agacho la cabeza como muestra de disculpa, alcanzando a escucharse un bajo "Gomen nasai...".

- Finalmente para concluir, Hanabi seguirá perteneciendo como hasta ahora a la casa principal de nuestra familia, dirigiendo a la Soke como responsabilidad primaria hasta que ella misma asuma su deber en el Clan.- Hiashi continuó con su misma frialdad.- ¿Han comprendido cuáles son sus obligaciones y la importancia de su cumplimiento? - Preguntó con severa intensidad en sus palabras.

- Hai, Otou-San - Hinata y Hanabi respondieron al unísono haciendo una pequeña reverencia de respeto como una clara afirmación al mandato de su padre. Pero Hinata pudía notar la cara de insatisfacción y enfado de su hermana, al parecer ella pensaba igual que los demás miembros del clan.

Fin del Flash back

-Hanabi… - Fue lo único que pudo decir Hinata volviendo de su recuerdo.

Pero la suave brisa la despertó de su inactividad siendo el centro de toda atención su árbol favorito, la glicina, sus hojas y flores se movían unánimemente en compás soltando un sutil movimiento al esplendoroso árbol que se topaba frente a ella, a su alrededor se había colocado un techo de madera de los cuales sobresalían ramas llenas de hojas verdes y flores en cascada color violeta.

Fue entonces cuando volvió a sonreír, no podía evitarlo, ésa glicina era el único recuerdo que poseía de su madre, alguna vez su padre se lo comentó cuando sólo tenía seis años.

Flash back

- ¿Ves este árbol Hinata? - Hiashi preguntó a su pequeña hija que se encontraba a su lado.

- Hai Otou-San, es muy grande. - Respondió con una cara de sorpresa al comprender que no podía ver las ramas más altas de aquel árbol.

Hiashi suspiró de manera melancólica y a la vez soñadora, como si estuviera evocando viejos recuerdos ya olvidados.

- Este árbol es un árbol de glicina... la flor favorita de tu madre.

- ¿De Okâ-San…? - Su cara se llenó de asombro al descubrir que su padre le hablara de su madre, ya que cada vez que Hinata le había preguntado sobre ella, él sólo respondía con gruñidos y gestos de desaprobación como si de un tema prohibido se tratara.

Pero su padre seguía ahí, observando con detalle cada milímetro de la majestuosa glicina y por un momento perdió aquel rostro severo, que fue remplazado por uno más cálido, no tardo más que algunos segundos cuando sus cejas se encorvaron al voltear en dirección a su hija.

- Será mejor que sigamos entrenando y no perdamos más el tiempo, ya que todavía no eres capaz de usar el Byakugan.

Hinata sólo pudo bajar la cabeza como signo de lamentación, ocultando su rostro que ya poseía un gesto de frustración y tristeza.

Hiashi comenzó a caminar dirigiéndose directamente a la entrada que hace un momento había cruzado, sin siquiera mirar a su hija. Hinata sólo lo siguió con pasos apresurados.

Fin del Flash back

Hinata bajó su cabeza al recordar otro doloroso momento de su infancia. ¿Acaso no podía ella ser alguna vez el orgullo de su padre? ¿Llenar sus expectativas? ¿Recibir un grato reconocimiento por parte de él? Hinata apretó sus manos al saber que no había otra posibilidad sino el…

"No, él jamás lo haría... no a mí, no importa que siga siendo el Soke, él sigue pensando lo mismo de mí desde que tenía cinco años."

Desechó aquel pensamiento y se acercó a la glicina con descansados pasos, la hacía sentir tan bien cada vez que ella estaba ahí. Estiró sus manos para tomar entre ellas aquellas flores que de su cabeza caían; como siempre lo hacía, y las acercó a su rostro para respirar su dulce olor

"Seguramente... Okâ-San tenía éste mismo aroma."

Siguió allí durante algunos minutos, disfrutando las pocas cosas que le brindaban felicidad. Pero tuvo que soltar aquellas flores con desilusión, sabiendo que dentro de muy poco debía retomar sus rutinarios deberes, así que sin mas distracciones y arreglando los últimos toques para su jardín se dispuso a abandonar aquel sitio. Llegando a la entrada dejó junto a la puerta y en una urna de madera sus sandalias geta que no estaban hechas para el delicado piso de madera.

Justo en el instante que se incorporó al pasillo que recorría la mansión, una silueta se posó enfrente causando que sus ojos se abrieran, al mismo tiempo que de su boca soltaba un pequeño gemido.

Una figura alta y masculina se extrañó en la manera que reaccionó la mujer, pero como siempre, se mantuvo impasible esperando que se tranquilizara. Tenía el cabello largo y oscuro, sujetado con una sencilla cuerda casi al final de las puntas, vestía un shinobi shozoku de color marrón, sus ojos al igual que todos los miembros de aquella casa, tenían el mismo color marchito de la nada y en su frente se sujetaba la insignia de la hoja, el cual lo identificaba como ninja de la aldea de Konoha.

- Neji-Niisan... por un momento me asustaste. - Hinata dijo con una expresión más relajada, colocando su mano en su pecho como si el aire se le hubiera ido de sus pulmones, sonrojándose por no haberse dado cuenta de la presencia de su primo.

"¿Acaso no puedo hacer nada bien?"

- Hinata-Sama... - Neji respondió. – Hiashi-Sama nos espera en el salón principal.

- ¿Qué…? - Hinata de nuevo fue sorprendida, pero obedeció la disposición que su padre le había comunicado a su primo.

Juntos caminaron en silencio en dirección al salón, Hinata volteo a mirar a Neji tratando de descubrir si él sabía la razón de aquel extraño encuentro, pero por mas que trataba de descifrar algún manifiesto de conocimiento ante la situación, éste solo la miró de reojo dándose a entender que no le agradaba en lo más mínimo que lo mirara de esa manera.

- G...go...men nasai... - Hinata bajó su cabeza tratando de ocultar el fino rubor que había empezado a surgir de sus mejillas debido a su poca sutileza.

Pero fue poco el momento de vergüenza ya que habían llegado al final de su camino, Neji se quedó esperando en silencio y Hinata comprendió que era ella quien debía llamar a la puerta. Tocó y un sonido sordo retumbó el pasillo, Hinata abrió la puerta corrediza y junto con Neji entraron al enorme salón que delante de ellos se exhibía.

Fin del capítulo

Hansoku: Romper las reglas

Niwa: Jardín

Glicina: La glicina es un árbol muy popular en Japón debido a que sus ramas son trepadoras y son comúnmente usadas para cubrir muros y techos de madera, sus flores están en forma de cascada y son de color violeta y morado. El significado de su nombre es "Me aferro a ti"

Otou-San: Es una manera formal de llamar "Padre"

Soke: Heredero legítimo

Okâ-San: Es una manera formal de llamar "Madre"

Shinobi shozoku: Kimono de entrenamiento, también llamado Ninja gi

Notas finales de la autora:

¿Qué les pareció?

Creo que no estuvo tan mal. Bueno ya saben, pueden escribir reviews con comentarios, dudas, alabanzas y escupitajos.

¡Kitsune-Megamisama ha hablado!