Habían pasado demasiadas cosas, los demonios, su muerte, el infierno de Dean, los ángeles, el apocalipsis, todo, no podía evitarlo, la pelea entre Miguel y Lucifer, la guerra y la destrucción. Hasta que tuvo su oportunidad.
—Puedes evitar que todo suceda—dijo una voz detrás suya—Tu puedes evitarlo—
Sam se giró para ver a Chuck detrás suyo, estaban en la casa de Bobby, pero no había nadie más que ellos dos.
—¿Quién eres tú y dónde está mi hermano? —
Sabía que no era Chuck, aquel profeta tembloroso y tímido que habían conocido y había desaparecido en el pasado.
—Planeas decirle que sí a Lucifer y entonces arrojarte a la jaula, lo sé y también sé que sufrirás mucho al igual que tu hermano por perderte—Chuck dio un paso al frente—Sí soy el profeta que conociste, pero también soy dios—
Sam tardo unos momentos en reaccionar lo que le decían, pero después de todo lo que había visto no le sorprendía mucho.
—Estas soñando, Sam—
—¿A qué te refieres con que puedo evitarlo? —
Sam dio un paso adelante interesado en lo que había escuchado, había una posibilidad después de todo.
—Puedes volver en el tiempo, un año de descanso para que puedas prepararte para lo que vendrá—
—pero sí regreso en el tiempo ¿No podre cambiar lo que sucederá? —
—No, el futuro no se puede cambiar, pero podrás prepararte para vencer a Lucifer y entrar a la jaula ¿Quieres? —pregunto Chuck
—¿Qué condiciones tienes? —
Siempre había condiciones con algún beneficio y no creía que este fuera la excepción, un precio a pagar.
—Tienes que llevar gracia contigo, serás mitad ángel y mitad humano—
—y…—siguió Sam notando que Chuck dejaba un espacio para continuar.
Le había sorprendido, pero no había nada que no pudiera sobrellevar para asegurar la victoria.
—Deberás llevar una vida entre el cielo y la tierra, volverás a tener once años por lo cual serás tratado como un niño o como un novato en el cielo, desde ahora te digo que no será sencillo y cuando entres a la jaula, le deberás entregar esa gracia a Adam—
Casi había olvidado a Adam, pero no sabía que entraría a la jaula ¿Cómo? ¿No estaba muerto?
—No te daré detalles, pero si aceptas, entonces tendrás la oportunidad de ganar, cuando pase el año despertaras como si nada hubiera pasado, pero con la gracia de ángel, el tiempo que pasaste te ayudara a no volverte loco en la jaula y la gracia recompensara el tiempo que Adam perdió—
—Entonces ¿Solo debo aceptar? ¿Qué harás tú? —pregunto Sam—¿Qué pasara con Cas, Bobby y con Dean? —
—Yo estaré allí, el tiempo en el cielo será diferente al de la tierra, en el cielo podrás ver a Lucifer y Miguel antes de la guerra, para que te des cuenta de varias cosas, no he inventado a los humanos por lo que no tendrás que preocuparte de ellos, no digas nada del futuro, pues puedes afectar a las personas y Cas estará allí al igual que todos—
—pues si es eso, acepto—
—Muy bien—
—Antes que nada ¿Por qué haces esto? —pregunto Sam
—Porque tienes un alma muy buena, no quiero que te ensucies en el infierno—respondió Chuck—ahora, despierta—
Sam abrió los ojos para notar que estaba en un sitio extraño, había demasiada luz y tenía que usar una mano para cubrir sus ojos mientras intentaba ver claramente, escuchaba voces a su alrededor, voces extrañas hasta que logro distinguir.
—¿Otro novato? Creía que papá tendría suficiente con Cas pero parece que envió a uno último y parece haber sido humano—era la voz de Baltazar
Abrió los ojos notando a demasiados ángeles a su alrededor, entre ellos noto a Castiel, Gabriel, Baltazar, Raphael.
—Uh—soltó un gemido al sentirse tan rodeado e indefenso, todos eran mucho más altos de lo que recordaba.
Se apoyó en sus brazos levantándose de su posición recostada para observar mejor, todos le vieron y levantaron la vista detrás de él.
—Vamos, lo están asustando—dijo la voz detrás suya recogiéndole del suelo y cargándolo.
Sam se sujetó a las manos de quien le cargaba, era demasiado alto, no recordaba la última vez que alguien le cargo, no recordaba que fuera tan alto, podría lastimarse si caía, movió sus pies sujetándose de las manos grandes mientras soltaba un chillido de miedo.
—Papá dijo que puede estar confundido, no vayamos a hacer que llore en su primer día—reconoció la voz con horror, miro a su izquierda notando a un sujeto rubio de ojos claros.
—L-Lucifer—tartamudeo
—Mira, ya conoce a su hermano mayor ¿Qué tal eso Miguel? —dijo el mencionado mirando al que cargaba a Sam
—¿M-Miguel? —
No sabía porque se sentía atrapado, seguramente intentarían de convencerlo para decir que sí, quizás torturas o cualquier otro método, no estaba Dean en ningún lado aunque dios le había dicho que estaría, estaba solo a merced de esos sujetos y se sentía tan débil, sus ojos se llenaron de lágrimas en desesperación.
—O cariño, no llores, está bien—dijo Miguel de manera reconfortante
Maldita edad, no quería llorar pero las lágrimas salían de sus ojos por si solas, se lo froto con su antebrazo fingiendo que no estaba asustado.
—Vamos sonríe Samuel—
Miro sorprendido a Lucifer por el nombre, quizás sabían quién era y estaba todo perdido, esto hizo que llorara aún más, no quería, quería detenerse, pero solo lograba temblar aun con lágrimas cayendo.
Miguel lo acercó abrazándolo lentamente y acunándolo en sus brazos, Lucifer se acercó para acariciarle la cabeza, sus lágrimas se fueron deteniendo para abrir los ojos y mirar a los arcángeles.
—¿N-No me harán daño? —pregunto Sam con su mejor mirada de cachorro
—Claro que no Sammy, no somos monstruos, somos tus hermanos—dijo Lucifer acariciando la mejilla de Sam—así que no llores—
Sam miro atrás suyo, busco a Castiel y a Gabriel, era sorprendente verlos a todos, tenían diferentes formas pero igualmente casi iguales que las que conocía.
—Castiel—llamó, confiaba en él lo suficiente para saber si debería confiar en alguien más
Castiel se sorprendió de que el novato supiera su nombre, se acercó mirándole algo nervioso.
—Relájate Castiel, sé que es nuevo para ti ser hermano mayor pero no tienes que estar tan tenso—dijo Gabriel detrás de ellos suspirando
Castiel asintió mirando a Sam, aun parecía nervioso para Sam, pero sabía que debía preguntarle algo.
—¿Dónde está mi hermano? —omitió el nombre de Dean, porque sabía que no debía decir nada del futuro.
—¿Hermano? Todos somos tus hermanos—contesto Gabriel confuso
—Sam ¿Quieres comer o quieres dormir? —pregunto Miguel por fin
Sam no lo sabía, quería hablar con Cas a solas en lugar de entre tantos ángeles y arcángeles, pero tampoco sabía que debía hacer.
—¿Saben dónde está dios? —
—Quieres decir papá, a tu edad debes llamarle papá—corrigió Baltazar
Sam asintió en forma que comprendió.
—Está ocupado—contesto Raphael—por ahora es más importante pensar quien será el encargado del novato—
—Papá dijo que nosotros nos encargaríamos—contesto Miguel mirando a Lucifer y a Gabriel—Los arcángeles—
—No sabemos por qué, pero dijo que todos debemos encargarnos—
Todos asintieron antes de que regresaran a sus puestos, Sam miro a Castiel retirarse.
—¡Cas! —gritó moviéndose para soltarse de Miguel y correr junto a Castiel—¡No te vayas! —
—Sam, podrás verle después—dijo Gabriel—Yo soy su encargado así que lo veras muy constantemente—
—Pero…—
—Vamos Sam, seguramente tienes hambre y seguramente querrás dormir un poco—Miguel volvió a cargarlo para sujetarle contra su pecho de forma protectora.
Sam se retorció un poco intentando liberarse, tenía muy poco tiempo, necesitaba ir a con Dean para discutir algunas cosas antes que nada, no tenía tiempo para dormir o descansar y tampoco pensaba dejarse vencer por aquellos arcángeles, quizás podría ir a ver a Chuck para preguntarle un par de cosas más.
Antes de que se diera cuenta estaba en un tipo casa, había una sala grande, parecía haber un tipo cocina a un lado y un pasillo con varias habitaciones, después de observar el ambiente continúo luchando por soltarse.
—Parece que este novato no quiere que le carguen—dijo Miguel dejando a Sam en el suelo
Sam miro hacia la puerta, las ventanas y cualquier lugar para escapar.
—¿Dónde estamos? —
—En el cielo—rió Gabriel
