He vuelto con un nuevo fic que se me ocurrió mientras veía The Walking Dead, ji, ji, ji, ya sé qué raro, no se confundan no se trata de que Ranma se vuelva zombi o algo por el estilo, ya saben de terror… no estaría mal…quizá en un especial de Halloween con eso de que estamos en octubre, podría suceder… si les gusta la idea déjenme sus reviews… en fin, volviendo al tema espero que les guste, por el momento tengo pensado que sean al menos tres capítulos, pero solo el tiempo dirá que tan corto o largo se vuelva este fic.
Los personajes no me pertenecen son de Rumiko Sensei.
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Capítulo 1: Y todo gracias a los zombies.
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- Pues que te digo, no estas mal, pero la verdad no es como si me volvieras loca… No me mires así anda con Shampoo o Ukyo e incluso con la loca de Kodachi, si lo que quieres son cumplidos, porque de mí no vas a obtener lo que quieres, bobo vanidoso. –
- ¡¿Y a quién puede importarle lo que una marimacho poco femenina como tú pueda pensar?! ¡No me importa! Y mira quien lo dice, la gorda desgarbada…
- Mmm… sí, lo que tú digas – mirando el televisor y claramente dándole por su lado, - permíteme recordarte que fuiste tú quien me pregunto, no es culpa mía si no te gusta lo que te dije.
- Sólo dije que es obvio, que no puedas controlar tus celos cada que una de las lo… que diga de las chicas se me insinúa, no es mi culpa ser tan malditamente atractivo y varonil. – Con cara de suficiencia y orgullo.
- Sí, sí, lo que digas, y ahora por favor puedes guardar silencio, quiero ver si el zombie se la come o no. – Con su mirada fija en el televisor, cubierta con una manta y sujetándola con fuerza sin perder un solo detalle de la sangrienta serie.
Una idea maquiavélica cruzó por su mente cuando la vio tan absorta en el televisor e ignorándolo a él…quien se creía para además de prácticamente decirle feo ni siquiera dignarse a mirarlo cuando decía tan grande barbaridad y clara mentira…la marimacho pagaría, nadie trataría de esa manera al gran, varonil y asombrosamente guapo Ranma Saotome y quedar impune.
Demostraría que no le era indiferente como ella había declarado, que en realidad moría por él como cualquier chica en su sano juicio…la iba a seducir y luego se burlaría en su cara, boba pechoplano se tragaría sus palabras.
Se acercó lentamente a ella, deslizándose a su lado sin que ella lo notara, porque no le prestaba atención por estar viendo esa tonta serie de zombies, comenzó a estirar su brazo lentamente, pero por alguna extraña razón su brazo se negaba a obedecerle, le temblaba tanto que temió que en lugar de posarlo en la cintura de la chica como era su deseo, terminara dándole un zape y ahora sí que ardería Troya porque ella sin miramientos lo mandaría a volar de un mazazo o una patada, respiro hondo, cerro los ojos y tragó duro, tenía que hacerlo, tenía que darle una lección a la tonta de su prometida. De nuevo intento posar su brazo en la pequeña cintura.
- ¡Ah! – Grito espantada la peli-azul, mientras en un acto reflejo se acurrucaba en el fuerte pecho de su prometido, pues una escena especialmente macabra la había asustado en sobremanera.
Su corazón latía a mil por hora, se quedó petrificado, el pequeño y delicado cuerpo de su prometida se aferraba al de él, sus delgados brazos rodeaban su cuerpo en un férreo abrazo, el perfume de su cabello le embotaba los sentidos y el calor que ella proveía lo hacia sentir que su propio cuerpo estaba a punto de la ebullición. No supo en que momento sus brazos tomaron la iniciativa, pero de pronto ya la había abrazado y acercado aún más a él, podía sentir su corazón latir cada vez más fuerte y rápido… y así como se había aferrado a él en su segundo buscando protección, de la misma y veloz forma se alejó de él, se cubrió nuevamente con la frazada que en un momento había arrojado para acurrucarse en su prometido y volvió a fijar su vista en el aparato televisivo.
Un malestar empezó a inundar rápidamente a Ranma, no sabía porque, pero al sentir el vacío que la marimacho dejo al alejarse de él lo hizo enfurecer.
-Tonta marimacho – decía entre dientes.
- ¿Dijiste algo? – preguntó sin voltear a verlo.
-No, no dije nada pechoplano.
- Uff que carácter. – Y así sin más volvió a lo suyo ignorando olímpicamente al chico.
Recordó nuevamente su plan, y se puso en marcha nuevamente…hacer a la marimacho tragarse sus palabras…hacer que suspire por él y su atractivo…se decía tan fácil… pero como todo un Saotome no podía echarse para atrás, comenzó el acercamiento de nuevo.
- ¡Ah! – nuevamente gritaba la chica y de nuevo volvía a apretujarse contra el cuerpo de su prometido buscando protección.
Para Ranma fue la misma tortura de hacia unos minutos: el corazón galopando, los sentidos embotados, el calor inundando su ser, los deseos de no soltarla jamás… porque sí, sus brazos de nuevo habían actuado por voluntad propia y de nuevo sujetaban con fuerza el delicado cuerpo de Akane. ¡Demonios! ¿Por qué me pasa esto cada vez que ella…cada vez?… Su mente se distrajo de su monologo de nuevo, aspiraba profundamente el perfume de sus cabellos y el calor se dispersaba por toda su anatomía…y de nuevo ella lo castigaba con su lejanía, nuevamente fijaba su atención a la televisión, esto lo estaba volviendo loco, estaba en una montaña rusa de emociones y ella… ¡ella ni cuenta se daba de lo que estaba provocando en su cordura!… O eso pensaba él.
¿Qué rayos me pasa? no puedo contenerme, si sigo así, el engreído de Ranma… se va a dar cuenta que sólo veo esta serie que me aterra, para poderlo abrazar, ji, ji, ji … - suspiró profundamente – estúpido Ranma, ¿por qué tienes que ser tan guapo? Pero ni creas que te lo diré, antes muerta que aceptar que me tienes loca.
Mientras tanto en la mente de Ranma. ¡Obedéceme estúpido brazo! Abrázala… demonios… ¿por qué no puedo? – se preguntaba exasperado y un tanto decepcionado, de sí mismo.
Bien, aquí viene otra escena sangrienta… creo… estúpidos y horribles zombies… lista Akane prepárate, a la de tres gritas y lo abrazas fuerte… 1, 2, 3.
- ¡AH! - Nuevamente estaba apiñada en el pecho de Ranma, escuchando el frenético latir de su corazón, amaba escuchar ese latido, ¿será porque lo abrazo?... No creo, él no siente lo mismo que yo, pobrecito debe estar nervioso porque no sabe como alejarme sin herir mis sentimientos… bueno ya lo voy a soltar.
Intentó alejarse, pero unos fuertes brazos lo impedían ¡¿Qué pasa porque no me suelta?! – Pensaba entrando en pánico y confusión la chica.
Esto, había sido demasiado para su cordura, la tonta marimacho lo había abrazado por tercera vez, sabía que era por que ella era una miedosa, no porque quisiera realmente abrazarlo, pero esta vez no pudo dejarla ir.
Toda ella lo enloquecía y hacia que su cuerpo reaccionara por si solo, contradiciendo cada uno de los insultos y palabras fuera de lugar que le decía, para intentar negarse a sí mismo lo que su corazón le gritaba cada vez que la veía.
Que estaba total y completamente enamorado de Akane Tendo, su marimacho pechoplano…
- Vaya, vaya, pero ¿qué está pasando aquí par de tortolitos?
Preguntó Nabiki entrando a la sala, sólo con el afán de molestarlos, ya que en realidad no había nada sospechoso, Akane y Ranma veían una serie de zombies al parecer, y estaban bastante absortos a la trama, separados casi un metro de distancia.
Al oír pasos acercándose, al chico no le quedo más que soltar rápidamente a Akane y separase un poco de ella, ella también escucho e hizo lo mismo que su prometido, Nabiki había entrado como de costumbre, tirando comentarios y preguntas al aire con la esperanza de encontrar material para chantajearlos y sacarles algo de dinero, pero esta vez no le dieron ni el gusto de ver lo sonrojados que estaban, ni siquiera voltearon a verla, no fuera que descubriera lo que sucedía realmente.
- Pues nada Nabiki que estamos viendo un destripadero zombie, ¿quieres sentarte a ver tu también? – Contestó Ranma sin voltear a verla ya que estaba muy "atento" a la serie.
Sus corazones latían rápidamente, no sabían si por que Nabiki estuvo a nada de descubrirlos abrazados o precisamente por el abrazo.
-No gracias cuñadito, esas series no me van a mí, prefiero algo más sofisticado y menos sangriento, mejor me voy a descansar, tuve un día muy productivo, no vayan a hacer travesuras sin que yo este presente, que así no puedo sacar mi tajada en el asunto. – Dijo cerrándoles un ojo, pero los muy ingratos ni siquiera volearon a verla, va que aburrido, pensó, y se fue a su habitación a contar el dinero que había ganado hoy en sus chantajes que diga en sus negocios.
Cuando escucharon los pasos de Nabiki alejándose y una puerta cerrarse, por fin sacaron el aire que retenían en sus pulmones, los dos estaban en la misma situación y ni siquiera lo sabían, (par de ciegos).
¡¿Qué rayos fue eso?! Por un segundo… sólo por uno, pensé que quizás él… que quería…
Tonta Nabiki, a buena hora se le ocurre venir con sus impertinencias…tan bien que me la estaba pasando con la marimacho entre mis brazos… ¡¿pero qué demonios estoy pensando?! Se supone que era yo quien la volvería loca… y mira nada más… el que se está volviendo loco soy yo.
La miró de reojo, estaba sonrojada y ya ni atención le estaba poniendo al apocalipsis zombie del televisor, se veía tan bonita y tan malditamente arrebatadora, que deseo con todas sus fuerzas tener el valor para abrazarla por sí mismo, sin necesidad de que ella se asustase y buscara refugio en su pecho.
Ella por su parte no dejaba de cuestionarse que había sucedido, ¿porque el idiota no la había soltado? Incluso parecía que la había apretado con más fuerza cuando intento alejarse.
- ¿Ranma?
- ¿Akane?
Dijeron al unisonó enmudeciendo al instante, y mirándose el uno al otro, analizando lo que sus ojos veían, azul contra chocolate… las pupilas de Ranma se comenzaron a oscurecer, sus ojos de pronto se volvieron un mar oscuro y tormentoso, tan malditamente atrayente.
Su expresión se había vuelto de pronto más adulta, más... más… no sabía cómo explicarlo, sólo sabía que esa expresión en el rostro de su prometido la invitaba, no, le exigía que se acercara y lo besara… estaba sin aliento ¿Qué está sucediendo? – pensaba agitada – pues un calor en su interior comenzó un incendio por todo su cuerpo, acelerando los latidos de su corazón, entrecortado su respiración y mandándole una única orden que era casi imposible de acallar…
¡BESALO AHORA!
Eso le ordenaba todo su ser, pero no podía ceder, no podía, porque si lo hacía, su prometido la rechazaría ¿no es así? a él no le gustaba ella, se había encargado de decírselo una y mil veces, fea, boba, pechoplano, gorda, desgarbada… sí, esas habían sido sus palabras desde que se conocieron… pero esa maldita mirada de Ranma estaba por derrumbar todo su auto control.
Ranma no se quedaba atrás, Akane lo veía con las mejillas rojas, y los labios entreabiertos, respirando entrecortadamente, con las pupilas oscurecidas, lo que hacía que sus ojos se vieran casi negros, lo miraba como si lo deseara. ¡Para nada! Sí que me estoy volviendo loco, ¿ella, desearme a mí? Pero sin embargo pareciera como si ella estuviera teniendo una lucha interna ¿será que en verdad…?
No pudo continuar con la línea de pensamientos que corrían a la velocidad de la luz por su mente, ella lo vio como si fuera su presa, se quito lentamente la frazada que la cubría y se puso a cuatro patas, y comenzó a acercarse lentamente a su prometido, quien la veía con los ojos desorbitados, los cuales se oscurecían cada vez más, se aproximó sensualmente sin darse cuenta de lo que hacía, solo estaba dejándose llevar por su instinto, lo que su cuerpo y su mente le pedían a gritos.
¡BESALO!
Su propio cuerpo respondió a la actitud de su prometida, se acercó a ella, y de una manera casi violenta la tomo por la nuca con una mano, y con la otra la tomo de la cintura levantándola de la posición en la que estaba, acercándola a él, pegándola a su pecho, sus narices casi se rozaban, sus alientos se entremezclaban agitados.
Ella por su parte no se sorprendió de la veloz y un poco agresiva maniobra, posó sus manos en los pectorales de su prometido, esa dureza sólo hacía que un agradable escalofrió la recorriera de pies a cabeza, sus caras estaban tan cerca que podía observar cada una de las pestañas de los ojos de su prometido, las muchas tonalidades azules de sus profundos ojos, su nariz recta, sus quijadas tan masculinas, esas tupidas cejas que se fruncían solo un poco, esos labios entreabiertos que soltaban agitados el aire que había en sus pulmones…¡era tan malditamente atractivo el muy imbécil!…
No podía dejar de verla, era tan hermosa, esos grandes y expresivos ojos achocolatados, con sus tupidas y largas pestañas, sus delicadas cejas, su pequeña nariz respingada, esos labios pequeños y apetitosos, no pudo soportarlo, hizo un poco más de presión en la mano que tenia sobre su nuca acercándola a él y la besó con fiereza. Porqué la delicadeza no era parte de él, sólo podía actuar como su instinto se lo demandaba y eso era con ferocidad y pasión.
La besó de una manera inexperta era cierto, pero no por eso menos pasional, le estaba demostrando con ese beso cuanto la amaba, cuan loco lo volvía, le estaba declarando sus sentimientos en ese contacto.
La razón ya no tubo cabida en esos dos, con gritos y zombies en la pantalla como fondo, se fundían en un apasionado beso…
Sin saber cómo, Akane termino a horcajadas sobre las piernas de su prometido, quien la besaba con locura y acariciaba su espalda con una mano mientras la otra no se separaba de su nuca. No fuera que ella se alejara de sus labios.
Ella por su parte había colocado sus manos alrededor de su cuello, y enredaba sus dedos en su negro cabello deshaciendo con ellos un poco la trenza de su prometido, sus cuerpos se movían por si solos, por instinto, sus caderas se movían sincronizadas en un vaivén que los enloquecía, Akane podía sentirlo en su centro, sentir lo que le estaba provocando a Ranma. Él cambio la posición de sus manos enloquecido y las posiciono en el trasero de su prometida acercándola más a él, haciendo que sus intimidades entraran en un contacto más profundo, gemidos ahogados salían de sus gargantas pues sus movimientos habían hecho que perdiera la razón, la necesitaba, de una manera en que jamás había necesitado a ninguna mujer, sólo ella podía hacer que sintiera aquello.
Se sentía desfallecer Ranma la estaba volviendo loca con sus deliciosos besos y movimientos, sabía que estaba mal, que los podían descubrir en cualquier momento… ¡por todos los cielos estaban en la sala de la casa! Y cualquiera podría entrar en un momento y verlos así, de esa forma tan comprometedora.
Siguieron así por unos minutos interminables, besándose y tocándose, cuando unos pasos se escucharon en las escaleras, alguien estaba bajando, y ellos… ellos no podían separarse, Ranma no quería, Akane lo intentaba, intentaba deberás alejarse. Los iban a ver, pero Ranma estaba obstinado a seguir besándola.
Susurrando sobre sus labios ella le decía que alguien venia, pero Ranma no la escuchaba, incluso la acercaba más a él acariciándola de forma sensual.
- Ranma, alguien viene…nos van a ver…Ranma – Decía con el volumen de voz bajo y con urgencia.
Al fin Ranma pareció escucharla, y rápidamente tomo la frazada que antes Akane tenía y cubrió sus piernas, viéndola con cara de circunstancias, sumamente apenado, ella sonrió, comprendiendo lo que él intentaba ocultar, se colocó frente al televisor otra vez y en ese preciso instante alguien entró.
- Muchachos ya casi es hora de la cena, ¿podrían por favor ir a la tienda a comprar unas cosas?
Preguntó Kasumi dulcemente, obviamente no podían negarse.
- Por supuesto Kasumi, has una lista e iremos.
Ranma solo atino a asentir con la cabeza, no confiaba en su voz, ni siquiera pudo girarse a ver a su cuñada, sentía que su cara ardía.
- Esta bien, ya tengo la lista, ten – extendiéndosela a Akane y dándoles la espalda, salió unos cuantos segundos después.
Akane se levantó y se giró a ver a Ranma, pero este estaba cada vez más rojo y apretaba la frazada que descansaba en sus piernas, Akane le miraba interrogante hasta que la situación le recordó lo que le ocurría a su prometido.
- Espera sólo un poco por favor, – dijo levantándose y dejando a la vista la razón de su vergüenza. Akane se sonrojo, Ranma sin pensarlo mucho saltó hacia el estanque y se convirtió en chica – ya voy, sólo me cambio de ropa y de sexo, ja, ja, ja, - dijo rehuyendo la mirada de su prometida.
- Esta bien te espero.
Ranma entro rápido a su habitación, tomó algo de ropa, y corrió a darse el baño más veloz de la historia, se encaminó a la entrada en menos de 5 minutos, Akane ya le esperaba ahí, llevaba puesto un pantalón de mezclilla azul marino, que le quedaba como guante, el cual resaltaba su perfecta anatomía, podía verse su perfecto y redondeado trasero. Se estaba poniendo en ese preciso instante, una corta chamarra de cuero negra, pocas veces se ponía ese tipo de ropa. El trenzado supuso que ahora lo había hecho porque el clima estaba bastante fresco, pero demonios debería ponerse esa clase de atuendos más seguido, su cara reflejaba claramente, las perversiones que ahora paseaban libres por su mente.
- ¿Nos vamos?
Akane preguntó un poco nerviosa por la mirada que su prometido le estaba regalando, temía que alguien lo viera, era tan transparente el muy tarado, se notaba a leguas que sus pensamientos no eran nada puros en esos momentos, se sintió alagada, pero más que nada nerviosa, pues no sabía qué demonios acababa de pasar hacia unos minutos en la sala.
¿Ranma iba en serio o solo se le habían alborotado las hormonas? Al fin de cuentas era un chico y uno muy pervertido según creía ella, estaba segura de no gustarle, entonces, sí, eso era, las hormonas habían hecho efecto en él y ella estúpidamente había dejado que él la tocara y besara de aquella manera, un sonrojo cubrió su rostro, pero esta vez no era de pena si no de molestia, seguro que el muy imbécil hacia lo mismo con sus otras prometidas, con eso de que las otras siempre estaban tan dispuestas.
Se dio la vuelta y salió de la casa caminando muy molesta.
- ¡Grandísimo idiota! – Decía entre dientes – pero yo soy la más estúpida, fui yo, la que no pudo controlarse.
Ranma se quedó confundido, viendo como la expresión de su marimacho cambiaba en unos segundos de la pena a la ira, ¿y ahora que te pasa marimacho? – pensó confundido – vio como se dio la vuelta y molesta salió de la casa murmurando quien sabe que cosas.
La siguió rápido preguntándose qué hacer, su prometida era impredecible y con un carácter de los mil demonios, no sabia que es lo que le había molestado… probablemente es porque la besé, pensaba triste, eso es, tú no me quieres marimacho tonta, pensaba cada vez más deprimido mientras un aura oscura lo cubría.
Akane sintió que él la seguía demasiado callado, ¡claro el idiota no sabe que decirme! Seguro se estará burlando de mí, pensó mientras volteaba a verlo, pero algo llamo su atención, Ranma se veía como si estuviera muriendo en vida, caminando sobre la valla como un autómata, arrastraba los pies, y sus ojos se veían casi como si quisiera llorar.
¿Qué le sucede? ¿Acaso quiere llorar? ¿Ranma? No, imposible.
Pero verlo así borro toda molestia que sentía minutos atrás, y comenzó a preocuparse en serio por su prometido.
- ¿Qué sucede Ranma? – preguntó casi suplicante - ¿puedo ayudarte en algo? – pensó quizás que él estaba triste porque sentía que había traicionado a alguna de sus prometidas al besarla a ella.
- Hagamos como si nada hubiera pasado Ranma, no te preocupes, no lo volveré a mencionar y ninguna de las chicas se enterará de lo que paso… te lo prometo – dijo con la voz a punto de quebrársele. Se sintió morir.
- ¡¿Qué?! – Un pensamiento terrible paso por su mente, ¿qué estaba diciendo la marimacho? ¿Qué quería olvidar lo que había sucedido?, ahora estaba claro, ella se arrepentía de aquello, no lo quería… ella… no lo quería.
Él carácter explosivo de Ranma hizo acto de presencia y sin miramientos le grito:
- ¡Claro! pero sí es qué para ti, sólo he sido una imposición de nuestros padres ¡¿verdad?! ¡No me quieres! ¿Soy demasiado poco para ti acaso? Me provocas ¿y ahora me acusas por no poder controlarme? ¡Me tienes loco! Y ahora dices que hagamos como si nada hubiera pasado ¡ESTAS LOCA! Yo no puedo olvidarme de lo que pasó… - dijo al final casi en un susurro, pero todo, absolutamente todo fue escuchado por Akane, quien estaba en shock.
- ¿Qué es lo que estas tratando de decirme Ranma? – preguntó con la voz temblorosa.
- ¡Que te quiero tonta eso es lo que estoy diciendo! Pero ahora se que para ti no significo nada, tonta marimacho, pero ni creas que te vas a zafar de mi tan fácilmente, – se acerco a ella amenazante - yo obtengo siempre lo que quiero… y te quiero a ti – dijo terminantemente.
- Ranma…
Lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos como ríos, y se apresuró a abrazarlo, casi tropezando con sus propios pies.
- Idiota yo también te quiero.
La abrazó con fuerza.
Que tontos eran, se querían, pero por tantos malentendidos nunca lo habían aclarado, habían perdido tanto tiempo por ser tan idiotas.
Ranma tomó su mano y sin decir palabra fueron a cumplir con el mandado de Kasumi.
Llegaron al dojo y sin decir palabra nuevamente, se soltaron con una pequeña sonrisa surcando sus labios, acordando en silencio que lo mantendrían en secreto.
Continuara…
Hasta aquí lo dejo por hoy, nos leemos a la próxima, bye, bye.
