Aquí esta historia que se me ocurrió viendo el 7x06 "Slash fiction", es cortita, se compondrá solo de dos capítulos que yo espero que les guste :D
Besos iPaanda.
-Dean...- Caminó detrás de su compañero entrando en la habitación.
-No Sam, ya hablamos suficiente de eso- soltó su mochila en el sofá de la enorme sala de aquella inmensa suite.
Sam hizo lo mismo y se quedó observando la estancia, las paredes tenían un color crema impecable que combinaba a la perfección con los muebles que la adornaban en tonos blancos y negros, caminó mas allá de la sala y se encontró con la habitación principal, se quedó boquiabierto, dentro había otra pequeña sala que él suponía era para tomar té, justo como en esa película que no hace mucho vio sobre una familia de la realeza, colgando del techo estaba un enorme candelabro con cristales que reflejaban la luz por toda la alcoba y hacían al piso de mármol blanco brillar aun mas, bajo él estaba la cama, era de un tamaño descomunal y la cubrían edredones de seda satinados en colores blanco, crema y café, y con tantas almohadas que Sam cree es exagerado, siempre se hospedaban en las suites de los hoteles más lujosos pero esta vez había sobrepasado a las demás.
Dean no pasó por alto la expresión de asombro en el semblante del castaño y sonrió de medio lado, orgulloso.
-¿Te gusta? Ritz-Carlton, solo lo mejor para ti, hermanito-
-No me cambies el tema, que me guste no cambia el como la conseguimos- atravesó la habitación mientras se iba desvistiendo. El rubio se quitó las botas y se dejó caer boca arriba sobre la cama.
-No te entiendo Sam ¿Que es lo que te disgusta de nuestra vida?- se desabrochó los pantalones -tenemos todo lo que queremos cuando lo queremos, vivimos llenos de lujos, viajamos alrededor del mundo y nunca tenemos que preocuparnos de nada-
-La riqueza no lo es todo Dean...- se detuvo en bóxers en el marco de la puerta del baño.
-También nos tenemos a nosotros- contraatacó el rubio.
-No me refiero a eso...-
-¿Entonces?-
-Lo que hacemos...no es honrado- dijo por fin con la mirada en el suelo.
-¿Y quien quiere ser honrado?- Sam suspiró sonoramente, en ocasiones su hermano simplemente no entendía.
-Es solo que a veces, no lo sé, me gustaría tener una vida normal- lo último lo dijo casi en un susurro,
-¿Una vida normal?- Dean soltó una risa ante las palabras de su hermano -¿Trabajar sin parar en una estúpida oficina solo para recibir un sueldo miserable y sufrir por infinitas deudas?- se incorporó hasta quedar sentado sobre la cama -¿Regresar del trabajo agotados a dormir y tener sexo una vez a la semana si tenemos suerte? Vamos Sam, tu no quieres eso-
-Pues si, quiero eso, quiero no tener que vivir lleno de culpa y remordimiento por todas las vidas que hemos cobrado- subió el tono hasta casi gritar -quiero una estúpida cabaña en medio del bosque y salir a donde sea sin miedo a que algún día descubran quienes somos-.
El castaño entró al baño cerrando la puerta con un fuerte golpe y poniéndole el pestillo.
-¡No hemos terminado de hablar Sam!- Dean se levantó de la cama para dirigirse al baño.
-¡Ahora soy yo el que no quiere hablar mas del tema!- gritó abriendo las llaves del agua.
-¡Sam!- golpeó la puerta.
-...-
-¡Sam!-
El ojiverde a punto estuvo de gritar pero se contuvo e inhaló y exhaló para tranquilizarse, cuando lo hubo logrado una idea atravesó su mente así que sacó la ganzúa de la mochila de su hermano y con todo el sigilo que lo caracterizaba abrió la puerta del cuarto de baño, entró asegurándose de no ser descubierto y se desvistió por completo.
Sam lavaba su largo cabello cuando se sobresaltó al sentir unos fuertes brazos rodear su cintura.
-¿Estás seguro de que quieres una vida normal?- escuchó la voz de Dean susurrarle al oído de manera tan sensual que una corriente eléctrica cruzó por todo su cuerpo enchinándole la piel.
-Dean...- quería que sonara a advertencia, pero resultó más bien como jadeo.
-Los tíos normales no acarician a sus hermanos- abrió sus palmas y las hizo viajar por todo el pecho y torso del moreno -no así-.
El moreno no pudo más que suspirar al sentir las manos de su hermano recorrerle con ímpetu.
-Tampoco besan cada parte de su piel- para afianzar sus palabras comenzó a dejar besos por toda la espalda y nuca del menor cortando por segundos el rastro de agua que surcaba la tostada piel.
El mayor bajó en el trayecto de sus dedos hasta el ya erecto miembro de Sam, lo tomó entre ambas manos y comenzó a masajear con lentitud tortuosa.
-Dean- jadeó el castaño apoyando sus antebrazos y su frente en los finos azulejos de la pared.
-Y mucho menos follan tan deliciosamente como lo hacemos tu y yo- abandonó una de las manos del pene del menor y la llevó a sus glúteos que acarició antes de adentrarse entre ellos y presionar un dedo contra su entrada.
Sam no pudo evitar gemir con fuerza cuando el dedo de Dean entró en su cuerpo y comenzó a moverse, trató de ahogar los siguientes gemidos en sus antebrazos al sentir el segundo dedo entrar pero todos sus esfuerzos se vieron aplastados cuando el rubio encontró aquel punto dentro de su cuerpo que lo pondría a su total merced.
-¡Dean!- gritó de placer cuando su hermano golpeó con particular fuerza su próstata.
-¿Estás seguro de que quieres una vida normal Sammy?- preguntó con voz lasciva.
-N..no, te quiero a tí- logró decir entre jadeos pues el rubio no le daba tregua con los movimientos de su mano -vamos Dean, fóllame ya-
-Lo ves Sam, nuestra vida es mejor que ninguna otra-
Sacó los dedos del cuerpo de su hermano con un erótico sonido y lo tomó de las caderas con una mano, con la otra jaló el rostro del castaño todo lo que pudo para fundirse con él en un beso al tiempo que atravesaba los anillos que le darían entrada al interior del cuerpo de Sam.
Ambos gimieron en el beso cuando el ojiverde se enfundó por completo y dio inicio a sus movimientos de cadera para entrar y salir del menor, apretó las caderas de Sam con fuerza y aceleró los movimientos acomodándose para llegar mas profundo y seguir golpeando la próstata de su amante en el trayecto de su pene.
-Sam...Sammy- jadeaba directo al oído del castaño hundiéndolo aun mas en su nube de placer completamente derretido en los musculosos brazos de su hermano.
El rubio sintió que pronto llegaría al climax así que se dedicó a masturbar al pequeño haciendo énfasis en el glande. Sam sentía que no podía mas, eran demasiadas sensaciones placenteras juntas y por consecuente se dejo perder en un arrasador orgasmo gimiendo con fuerza el nombre del culpable de todo su placer y estrechando aun mas sus paredes internas aprisionando entre ellas el miembro de su hermano.
Dean ahogó su propio gemido mordiendo la nuca de su hermano vaciando todo el resultado de su orgasmo en el interior de Sam sin dejar de acariciarle, ambos se quedaron quietos un momento tratando de regular sus respiraciones y con una sonrisa de satisfacción en el rostro, el rubio salió con delicadeza del menor arrancando un suspiro de ambos y dejando un rastro en las piernas tostadas.
-Me gusta nuestra vida anormal- dijo Sam rompiendo el silencio.
-Yo lo sé Sammy- lo giró para apoderarse de sus labios con vehemencia -vamos a limpiarte este desastre- sin vergüenza alguna metió sus dedos entre los glúteos de Sam y recogió un poco de semen que el agua aun no se habia llevado.
-¡Dean!-
-¿Que, no te gusta?- preguntó con una sonrisa socarrona.
-Por supuesto que me gusta- bajó una de sus manos al miembro de su hermano que se encontraba semierecto, a veces se preguntaba como era que Dean nunca estaba indispuesto cuando de sexo se trataba -pero es mi turno de hacer que disfrutes del mismo placer- le dijo al oído para despúes pasar su lengua desde éste hasta su hombro.
-Enséñame que tan bien has aprendido enano- tomó una de las manos de su hermano y la subió hasta su boca, se metió el dedo corazón del castaño y lo chupó y lamió con obscenidad clavando sus ojos color jade en los contrarios. El menor gruñó excitado ante la escena, le encantaba lo sucio que podía llegar a ser el rubio.
Se quedaron disfrutándose sin importarles que el agua siguiera cayendo sobre sus cuerpos, hicieron el amor en la cama, en el sofá e incluso en el suelo, por alguna razón necesitaban sentirse de todas las maneras posibles.
